Yolanda y el borracho termina follando rico
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Su nombre era Yolanda, una hermosa joven de 18 años, estudiante, con una cintura que causaba delirios, unos muslos perfectos, macizos, pero suaves; Unos senos de tamaño ideal, no pequeños, no son grandes, duritos, lo mejor era su culito, un precioso par de nalgas paraditas todo esto acompañado de una cara angelical y con un cabello negro, en fin una chica deliciosa.
Todos sus compañeros de clase esperaban un día: los miércoles de educación deportiva, ella notaba como todos, incluso el maestro se le quedaban viendo disimuladamente, y es que con la ropa deportiva entallada que usaba era difícil intentar ver hacia otro lado, ese día en especial, ella llevaba un pantalón de licra y un top súper ajustado y bien escotado, por lo que traía a todo mundo babeando. Las clases de Educación Deportiva tenían un procedimiento sencillo, el maestro los llevaba de la escuela a una unidad deportiva cercana, donde había canchas, pistas y zonas estilo bosque, que la gente usaba para correr, aunque rara vez rondaban borrachos o uno que otro drogadicto que pasaban las noches ahí, casi siempre se encontraba desértico.
El día transcurría normal, ella había jugado fútbol con sus compañeros, notando como de repente alguno se le acercaba mas de lo debido arrimando su miembro hacia su traserito, u otros aun más atrevidos quienes le rozaban las manos en su culito, solo uno se animo a ponerle la mano en una teta simulando que se había caído, ella no le dio importancia y continuo jugando.
Al terminar la clase todos los alumnos se fueron caminando a la escuela, ella no, porque tenia auto, al ver su reloj se dio cuenta de que faltaba como media hora para que la siguiente clase empezara, así que decidió ir a su casa a tomarse un baño rápido y así ir fresca a al a escuela le aviso de esto a sus amigas y se dirigió al estacionamiento que se encontraba cruzando el bosquecillo. Después de dar unos cuantos pasos sintió que la seguían volteo la cabeza y no vio nada, así que siguió su camino pero sentía miradas sobre ella se concentro y escucho unos pasos al voltear la cara sintió que alguien la abrazaba por la espalda tapándole la boca e inmovilizando sus brazos haciendo que sus nervios se pusieran al máximo y empezó a sudar por todo el cuerpo, en parte por el miedo además del ejercicio pasado, intento gritar pero la mano del hombre era fuerte de pronto escucho:
– Mira chiquita si te estas quietecita y cooperas conmigo no te va a pasar nada malo. ¿Entendiste?.
A lo que ella respondió moviendo la cabeza como un si entre sus sollozos.
– Estas muy buena mamacita apuesto a que eres virgen… Pues eso ya no será así, ahorita vas a ver todo lo que te voy a hacer y te va a gustar.
A ella el miedo la tenia paralizada, pero aun así distinguió el olor a alcohol proveniente de la boca del tipo, mas eso no era lo que más le preocupaba, sino lo que sentía en su trasero, como si una vara se fuera endureciendo
– Entonces, te puedo soltar la boquita?- A lo que ella asintió.
Entonces el tipo le soltó la boca pero bajo su mano hacia su entrepierna, en eso ella se logro soltar alejándose unos dos metros del tipo viéndolo de frente y así descubrió que era un señor de mas de 60 años con una fachada de todo un vagabundo y una cara horrible su flaco cuerpo era totalmente oscuro cubierto por la mugre de varios días.
– Déjeme viejo asqueroso – dijo ella gritando.
– Oye cálmate y ven – Le contesto el viejo, mientras estiro su cuerpo hacia ella y con un rápido movimiento la tomo de un brazo, sorprendiéndola totalmente.
– ¿Creíste que el viejo era estúpido no? ese fue tu error y a hora lo pagaras.
Diciendo esto la volvió a tomar de espaldas a el apretando su cuerpo contra el suyo haciendo que sintiera su verga parada.
– Ahora si, prepárate para ser mi putita, te voy a soltar la boca y más te vale quedarte callada y no intentar escapar. ¿Estamos?.
Entonces le soltó la boca y le empezó a sobar la entrepierna por encima del pantalón y con su mano libre le empezó a manosear una teta haciendo esto acerco su boca al oído de la chica, jadeando, y empezó a lamer su carita, mientras su mano derecha ya había entrado al pantalón y ahora le tentaba las braguitas, mientras la otra mano se encontraba sobre su hombro, jugando con el tirante del top.
– Te gusta verdad – dijo el viejo mientras movía su mano izquierda bajando el tirante de la blusa.
– Si eres la putita más sabrosa que he visto, vamos a ver que tienes aquí – Y jalo el tirante rompiendo una parte de la blusa dejando ver el inicio de un sujetador negro con encaje.
– Mmm… ropa muy provocativa para hacer deporte no crees mamita, mejor te lo quito todo.
En eso con sus dos manos tiro del top, dejándola solo con su brassier y un pedazo de tela colgando de su hombro, el hombre lo quito y continuo:
– Así esta mejor, apuesto a que tus braguitas tambien están lindas?.
– No, por favor
– Ja ja, si si – Dijo el borracho.
Mientras con sus manos bajaba el pantalón de la chica hasta sus tobillos, por lo que tuvo que incarse quedando el trasero de Yolanda justo enfrente de su cara, descubriendo así una tanga de hilo dental, aprovechando esto dio un mordisco a su nalga y empezó a levantarse mientras con sus manos iba sobando las piernas de la joven, deteniendo sus manos en la parte interior del muslo a solo 5 cm. de su braguita
– Que rica estas mamasita, dame un beso – Diciendo esto acerco su boca a la de ella, pero esta lo vio y giro ala cabeza.
– Así que no quieres – dijo Mientras empezó a apretar sus muslos con las manos
Ella reacciono abriendo la boca para gritar, pero el tipo aprovecho para meter la lengua en la boca de Yolanda obligándola con una mano a que acercara su cara a la de el, simulando un beso, mientras la otra mano del tipo bajo lentamente por el cuerpo de la chica hasta llegar a sentir sus braguitas, y así meter la mano para sobarle su conchita. Yolanda estaba destrozada, solo veía como un tipo horrible y mal oliente la manoseaba con unas manos asquerosas, llenas de callos y mugre, pero lo peor era que le estaba metiendo la lengua a su boca, mordiéndole los labios y jadeando de placer, pero en eso ella sintió un leve cosquilleo en su puchita, haciendo que se le mojara y sus pezones se erectaran.
El tipo al sentir el liquido en sus dedos, solo se rio y acelero su ritmo penetrando a Yolanda con sus dedos, mientras le soltó la cabeza para masajearle un pecho, por encima del brassier, ella no separo su boca de la de el viejo y continuo con el beso, juntando las lenguas y labios. Yolanda no era la misma, su mano solo atino a buscar el pito del viejo y a apretarlo sobre el pantalón, el tipo le soltó su tetita y se bajo el pantalón saliendo así una verga tremenda, apestosa pero grande que Yolanda empezó a tocar incómodamente, ya que se encontraba de espaldas a ella, el viejo decidió quitarle el brassier de una vez por todas, y de un tirón le arranco las bragas quedando ella completamente desnuda, de espaldas, besando a un viejo caliente, con una verga parada.
El borracho coloco su verga entre las nalgas de la chica, y dejo de besarla, para empezar a chupar su cuello, una mano tocaba le teta derecha de Yolanda, jugando con su pezón, y la otra metiendo sus dedos a su virgen vagina, inundándolos con los fluidos de la joven. Desesperado, el viejo la acomodo frente a el, quedando cara a cara y comenzó a mamarle los pechos tremendamente con fuerza y violencia, sin dejar de masturbarla con los dedos y apretándole una nalga con la otra mano causando que Yolanda empezara a gemir despacio al principio, pero mas fuerte después. En un movimiento el borracho tomando de los muslos a Yolanda con ambas manos, le acomodo las piernas alrededor de su cintura, quedando la verga del tipo frente a la conchita de ella, dejo de chuparle el pezón y le dijo:
– Mas te vale que estés lista porque te la voy a meter toda.
– No. no – dijo ella entre dientes, provocando solo que el viejo se excitara mas y empezara a apuntar con su verga hacia la vagina de Yolanda.
De pronto la chica solo sintió como algo duro y caliente entraba a sus entrañas, el viejo presiono con mas fuerza aun los muslos de la joven mientras su boca jadeaba enfrente de la cara de Yolanda, quien cerro los ojos y solo gemía de placer entre quejidos de dolor, mientras sus brazos se habían aferrado de la espalda del viejo para mantenerse en esa posición donde el viejo la cargaba prácticamente. El bombeo del maloliente iba cada vez mas aprisa metiendo de un golpe la verga en la estrecha vagina y sacándola lento, cada vez salía la verga mas mojada, el viejo ahora había vuelto a besar a Yolanda, metiéndole la lengua con furia y placer en unos apasionados embistes, lo que hacia que la chica se le mojara la puchita mas y mas. La joven ya no podía más, prácticamente estaba gritando mientras su cuerpo se movía al mismo ritmo que el de su asqueroso tipo, las lagrimas le empezaron a rodar por su mejilla y sus manos se aferraron a la espalda del viejo, en eso sintió espasmos y se vino mientras el viejo seguia bombeando, al sentir los fluidos de Yolanda el viejo le dijo:
– Ya te venistes putita, pero yo todavía aguanto.
Yolanda estaba en shock, el tipo ya había sacado la verga del cuerpo ahora flácido de la joven, y se sentó en el pasto, con las rodillas un poco flexionadas y tomo de la mano a la chica, sentándola enfrente de el, arriba de su miembro.
– Ahora me vas a cabalgar. ¿Entendiste preciosa?.
Ella solo se negó entre susurros, pero el viejo la tomo de la cintura velozmente y le metió la verga de una vez provocando un gemido ahogado en los labios que se mordía la joven, el viejo le movía la cadera con las manos para que se levantara y se sentara continuamente, lo que Yolanda entendió rápidamente y procedió a cooperar, se sacaba la verga casi totalmente y la volvía a meter hasta el fondo, mientras el viejo le lamía las tetas, que por estar en esa posición le quedaban enfrente de su cara, y con sus manos le manoseaba el trasero, las tetas violentamente y la cintura. El viejo estuvo así como 10 minutos mas, cuando el cuerpo de Yolanda ya no pudo resistir y se volvió a correr, esta vez sobre el pene del tipo y cayo desparramada y sudorosa por el cansancio sobre el pecho del viejo, quien le movió sus caderas hacia arriba y abajo penetrándola hasta vaciarse adentro de ella, quedando tirado en el pasto con la joven sobre el.
El viejo solo la estuvo tocando con agresión mientras le lamía el sudor por todo el agotado cuerpo. Primero los pechos, después el cuello y al llegar a su cara se la lamió toda, deteniéndose en su boca dándole un asqueroso beso, mientras le decía:
– Tu vas a ser mi putita, vendrás a mi siempre que te lo ordene.
Yolanda asintió y cayo dormida desnuda en el bosquecillo, mientras el viejo se iba de la escena.
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