Un estudiante viviendo fuera de casa
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Los jueves por la noche era el día en que los universitarios salíamos de marcha por la ciudad. Como casi siempre se hicieron cerca de las tres, todo se estaba cerrando y aparte de alcohol nada más habíamos conseguido pillar.
De vuelta a casa, una vez me separé de los amigos, decidí parar en un local que tenia fama de ser un lugar de ligue de maduros con jovencitos. Habá estado varias veces y siempre era lo mismo, mucho tio maduro y estudiantes con ganas de tomarse la última copa. El local estaba semi-vacio, me acerque a la barra, me pedí una cerveza y busque un lugar desde donde observar. Entre la penumbra del local y el alcohol tampoco es que viera mucho, parecía una noche como todas las demás. De repente oi una voz a mi lado, me gire, vi a una mujer madura, de edad indeterminada (despues supe que tenia 51), comento lo vacio y aburrido que estaba el local, supongo que fue la cerveza lo que me hizo hablar, le conteste que con dos personas habia suficiente, y nosotros eramos dos. A partir de ahi tuvimos una conversación típica y tópica, que si yo decía eso porque era muy joven, que podría ser mi madre, que no coquetease con ella, y yo diciendo que de mi madre nada, que era muy atractiva, que decia la verdad. Mientras hablabamos me fui fijando bien, era regordeta, no muy alta, con unos grandes pechos que pugnaban por no escapar de su blusa, llevaba una falda por la rodilla y unas medias negras que encerraban unas piernas muy bonitas.
Al poco salimos del local, riendo y cogidos de la mano, me invito a ir a su casa, tomamos un taxi, dio la dirección y ahi nos besamos, fue un beso casi inocente, como sin querer. Llegamos a su casa y en el ascensor nos besamos de forma más salvaje. Entramos en el piso y ella puso pausa. “Vamos a ir despacio cariño, dejate llevar. Ahora desnudate, quiero verte bien”. Me desnude rapidamente mientras ella preparaba unas copas. Se sento junto a mi, hizo un comentario positivo sobre mi cuerpo y empezamos a besarnos. Mis manos recorrían su cuerpo mientras nuestras bocas se saboreaban.
Se separó y se quito la blusa y la falda mostrando un conjunto de lenceria blanca, sin bragas, tremendamente sexy ( o al menos así me lo pareció). Se sento sobre mi y comenzamos a sobarnos y besarnos. Bese y lamí sus pechos que apretaba contra mi cara, mi polla estaba dura ( a pesar del alcohol) y mojada por sus jugos. Se levanto se puso a cuatro patas en el sofa y me ordeno que la follase. Con mi inexperiencia no acertaba hasta que ella la cogió y la guió a su coño. Comence a follarla con suavidad, poco a poco fui subiendo el ritmo ante sus gritos y exigencias hasta que me corrí en su interior.
No recuerdo bien lo que sucedió después, nos lavamos, seguiamos tocandonos, besandonos, el hecho es que me quede dormido, no se si me invitó a quedarme o simplemente me dormí.
La cuestión es que tuve un maravilloso despertar, preludio de la aparición de su nueva personalidad.
Desperte con mi polla en su boca, poco a poco se fue girando y puso su coño sobre mi cara mientras decia: ” Cometelo todo”, y eso hice. Soltó mi polla, se incorporó y comenzó a refregarse sobre mi rostro, sus manos pellizcaban mis pezones, y hubiese gritado como un loco de haber podido, su coño en mi boca me lo impedía. La sensación de ahogo era grande, también mi placer, se corrió varias veces, corridas que trague con fruición y también, porqué no decirlo, porqué no tuve otra opción. Cuando se canso, se levanto y muy seria me dijo: “Ahora vas a saber lo que es disfrutar… con una autentica mujer. Te voy a convertir en mi juguete”. Sus palabras me excitaron. Me hizo levantar y ponerme de rodillas, acerco su culo y me ordeno que lo lamiera, cuando cogi sus piernas se giró y me abofeteó, no me toques sin permiso, chilló. Nos quedamos mirando, y ahí supo ella que había acertado, bajé la mirada y seguí lamiendo su culo.
Después me ordenó que me pusiese a cuatro patas, con el culo en alto, primero con un dedo, después con dos, poco a poco fue abriendo mi ano hasta que, precedido de un gran dolor, me introdujo un consolador, me follaba con el y me retorcia los pezones, yo gritaba de dolor y placer y eso la enloquecía aún más. Cuando su excitación llegó al máximo, me giró y se sentó sobre mi polla, me cabalgó como una posesa, saltando sobre mi polla hasta que descargue todo mi semen y ella cayó sobre mi, besándome con suavidad.
“Te ha gustado” pregunto. “Mucho” admití. Se rió y continuo diciendo ” Cuando te vi anoche pensé que eras un perfecto candidato, y no me he equivocado”.
Al despedirnos me dio su teléfono y me dijo “Llamame pronto”. Salí de allí deseando que llegase esa segunda cita.
Si alguna mujer o pareja madura desea jugar conmigo, estoy a vuestra disposición en [email protected]
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