Tremenda culeada me dio el chico de la farmacia
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Transcurria la mañana cerca de las 8:30, yo estaba aun acostada con mi bluson y un comodo y pequeño biker de encaje, de pronto mi madre me llamó, m*****a por lo temprano y exagerado del llamado me levante y camine hasta su recamara, ahí me pidio fuera a la farmacia contigua por unas pastillas pues le dolía el cuerpo y temía que fuera a enfermar de gripe, proteste que no estaba vestida para salir y que mandará a mi hermano pero ella argumentó que él había salido muy temprano, así que tuve otra opción, me dijo que cuando regresara le subiera un vaso con agua.
Malhumorada salí de su habitación y me dirigía a la mia a vestirme, de pronto me dije por que no salir así la farmacia esta al lado y Don Gerardo nos conoce desde pequeños, así que cepille mi cabello con mis dedos, tome el nombre del medicamento y salí unicamente en mi blusón que cubria hasta la mitad de mis piernas. Miré a ambos lados de la calle desde el portón, no había nadie en la calle y la farmacia estaba abierta como de costumbre, dí el primer paso fuera de mi casa, sentia nervios y algo de excitación debo admitir, al caminar en la acera me percate que con cada paso se me subía un poco el blusón, por lo que caminé más lento.
Entré a la pequeña farmacia de Don Gerardo y golpee el cristal como siempre, pero el anciano no salía, toqué más fuerte y aun nada, me recargue en el mostrador y grité su nombre, de pronto escuche unos pasos detrás de mí, ¡había olvidado que traía el blusón! rápidamente me incorpore, aun que sabia que ya era muy tarde, completamente avergonzada volteé y lo vi, un chavo de unos 25 años, de aproximadamente 1.79 de alto, aletico, con una pequeña barba que aumentaba los razgos fuertes de su rostro, tenía unos fantásticos ojos color miel clavados en mi, pelo un poco largo peinado hacia un lado sin nada de gel, llevaba puesta una bata sobre una playera negra en cuello V pegada a su torneada figura, me quería morir de la vergüenza.
Se acerco y me preguntó ¿qué necesitaba? yo no podía contestar estaba perdida en sus ojos profundos y seductores, alcancé a balbucear Don Ger, cuando me ahogué con mi propia saliva, parecía una niña de 15 años, que jamás había hablado con un chico guapo, el hizó un gesto de risa y yo quería que me tragase la tierra.
Una vez terminado mi ataque de tos, le dije que buscaba a Don Gerardo, él se presentó como Julián su sobrino y que estaba encargado por ese fin de semana de la farmacia, pues su tío había salido de la ciudad, mientras lo decía no dejaba de cambiar su mirada a mis piernas, al inicio me sentía cohibida pero después de unos momentos comenzó a gustarme ese jugueteo, así que le cotinué la platica por unos momentos, finalmente le pedí el medicamento y me di cuenta que no había sacado dinero, así que le dije que en seguida le traía el dinero, él sonrió y me dijo que podía pagarle con un beso, mi corazón se acelero de nuevo, me sentía algo excitada, a mis 23 años no me sorprendían ese tipo de comentarios pero había algo en ese chico que me convertía en una pequeña inocente.
Sonreí y salí del local, ví que el también se salió detras, recorde como el blusón se levantaba al caminar y decidí provocar un poco más al tipo por lo que caminé contorneando la cadera ligera y sensualmente, sentía su mirada fija en mi, no me atrevía a voltear, el viento pasaba por mi entrepierna, sabía que el blusón estaba a punto de llegar a mis gluteos, cuando llegué al portón, giré y lo vi recargado en la pared mirandome fijamente.
Entre y me recargué en la puerta, estaba muy excitada, mi corazón estaba latiendo a tope y mis pezones se sentían algo rigidos, corrí a la cocina y serví el vaso con agua derramandola mojandome un poco, subí corriendo tratando de tenr fresco en mi mente su mirada, entre a la recamara de mi madre y le di las pastillas, ella me dijo que ya que solo estabamos nosotras dos no se levantaría hasta la comida, le dije que estaba bien y salí de su cuarto, tome algo de dinero y decicí no cambiarme para irle a pagar como él lo deseara.
Al llegar a la puerta la cerré y entre a la farmacia, le dije -Ya ves, si volví para te cobres.
El sonrió y me dijo -Pues tu diras- En un tono muy seductor, me había regresado la jugada, se acercó a mi al otro lado del mostrador y coloqué el dinero sobre la vitrina, estaba muy excitada y decidí que esta oportunidad no se me iba a escapar, asi que me recargué sobre el cristal y mis pechos colgaban dentro de mi blusón, al tomar el dinero él los vió y después me miró fijamente, no se necesitaron más palabras, se dió la vuelta del mostrador y bajo la cortina, se me acercó, olía riquisimo, y me tomó de la cintura con sus manos, se inclinó un poco y me comenzó a besar, su lengua se enredaba con la mía muy eróticamente sus manos recorrían mis caderas levantando el blusón, hasta que las sentí rozando mi piel, le quite la bata y toqué sus duros brazos, delgados y torneados hasta llegar a su amplia espalda, él tomó mi blusón y lo sacó de mi, enseguida volvió a colocar sus labios en mi boca, mis piernas perdian fuerza mientras sus manos llegaban a mi espalda baja y separaban el resorte del biker de mi piel, y comenzó a besarme el cuello bajando lentamente, sientiendo su barba recorrerme hasta llegar a mis pechos, besandolos y pasando una de sus manos dentro de mi biker, separando con sus dedos mis nalgas, mis manos se pasaban entre su cabello, y mi boca no dejaba de salivar, lo mismo con mi vulva, me sentía muy calientebaje mis manos y tomé su playera y la deslice hasta dejar al descubierto sus pectorales marcados, él abrazo y nos dirijimos detràs del mostrador, lo senté en una silla y comence a chupar su cuello, asegurandome que mis pechos rozaran su cuerpo puse sus manos a los cosatados detenidas con las mias y continúe mi camino lamiendo su abdomen y su vientre tome el cinturon y lo desabroche al igual que sus jeans, tome el resorte de sus boxer con mis dientes y lo deslice un poco hacía abajo mientras mi mano buscaba su pene, al encontrarlo duro y grande lo sujete con mi mano entera y él se levanto un poco para quitar la ropa.
Besé su entrepierna y la base de su miembro, pase mi lengua húmeda y caliente por todo su tronco duro y con varias venas marcadas, hastas que llegue a la punta, deslice mi mano hacía abajo para descubrir su glande y comence a besarlo, luego a lamerlo hasta que lo introducí en mi boca, lo empece recorrer con mi lengua de un lado a otro por debajo sintiendo su frenillo y los bordes de su corona, él se estremecia y tomaba mi cabello, para hundir sus ojos en los mios, empece a chuparlo y succionar su lubricante, moviendome de atrás a adelante sintiendolo en mi paladar, de pronto el tomo mi cara y me levantó hasta su boca y me besó tan pasionalmente que sentí que me humedecia como nunca antes.
Me tomo con sus brazos de la cintura y me sento sobre el mostrador, quitó mi biker y me besó cada centímetro de mis piernas hasta llegar a mi concha, al acercarse senti su aliento y me estremecí mucho, mi piel se puso chinita y mis pezones se endurecieron como si les pasasen un hielo, puso su lengua entre mis labio y comenzó a lamer mi clítoris, a jugar con él como si fuera una envoltura de duvalin, estaba toda mojada, sus dedos entraban y salian de mi vagina, abriendola más y mas profundo con cada entrada.
Se incorporó y me preguntó si tomaba pastillas, yo contesté que no y tomo unos condones de atrás de él, lo coloco sobre su rigida verga y me penetró, era muy lindo todo, me besaba y se movia lentamente, a ritmo muy erótico y sensual una vez que entró completo aceleró un poco, mis piernas abrazaron su cuerpo y con sus manos levantó las mias deteniendolas mientras chupaba mis pechos, era delicioso el momento, cada vez iba más rápido, sentia su pelvis golpear mis piernas y sus testiculos rebotar en mi, sentía estimulada del ano sólo con el roce de ellos en mis nalgas. De pronto se detuvo, se agacho y me dijo -No puedo más- tomó una caja de pastillas y una de emergencia, las puso junto a mi y me dijo -Van por cuenta de la casa-, se arrancó el condón y me penetro mas fuerte que antes, me sentía en el extasis, depues me levantó cun sus brazos fuertes, se sento en el silla y me puso sobre él, me dijo -Quiero que me montes, hasta que me hagas venirme.
Me acomode su pene en mi vulva y me deje caer lentamente sieniendolo mas duro que antes, y comence a montarlo, primero lento y suave con mis manos sobre mi cabeza y sientiendo sus manos acariciar mis tetas, mientras sentia más su estremecimiento me movía más rapido de atras a adelante, de pronto perdí el control completo y mi cuerpo me dictaba que fuera aun mas rápido, me apoye sobre su pecho y comencé a saltar en él, gritando de placer mientras el tomaba fuermente mi cintura apretando cuando se acercaba al orgasmo, mis piernas se empezaban a sentir temblorosas, y en mi cabeza todo se nublaba, mis manos se comenzaban a mover sin control y en mi interior sentia un placer indescriptible, de pronto me vine sobre él, y unos instantes después sentí su pene estallar dentro de mi, llenandome completamente y Julián tomando de nuevo el aliento abrazandome sobre su pecho.
Nos quedamos un momento así, recobrando la respiración y sintiendo nuestros fluidos escurriendo, fue algo muy rico, después cada uno tomamos nuestra ropa y nos vestimos, nos besamos y tome mis pastillas gratis, salí de la farmacia no sin antes tomar una paleta de hielo que, por supuesto, le quede a deber.
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