Tirándome a la fotógrafa que estaba muy rica
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Era un jueves, plan 4 o 5 de la tarde, y yo me encontraba en mi casa rascándome las pelotas sin nada mejor que hacer que ver la televisión cuando recibí una llamada sorpresa, era mi compadre Luis, un viejo amigo de la universidad. Él se encontraba filmando un cortometraje para presentarlo a un concurso y me dijo: ?chato, estoy aquí en Miraflores y justo me ha fallado un pata, así que ven a ayudarme y luego nos metemos unas chelas, yo invito?. En menos de media hora yo ya me encontraba en Miraflores.
La filmación del dichoso cortometraje nos tomo cerca de un par de horas y casi al finalizar la grabación apareció una flaquita, ella era la encargada de tomar las fotos y la dirección de arte pero había llegado tarde. Ella me llamo la atención a primera vista, su belleza era extraña, era bien delgada, tenía el cabello negro y la piel canela, sus pechos eran pequeñitos y casi inadvertibles a la vista, una cinturita de avispa que resaltaba sus caderas bien formadas y un culito redondito y formadito que me llamaba mucho la atención, además poseía una coquetería natural al hablar y en especial al caminar. Ella se disculpo por la tardanza y se ofreció a invitarnos un vino que traía en su maleta. Aceptamos sin dudarlo.
Nos dirigimos hacia el malecón frente al mar para beber el vino, la chica resultó ser todo un caso, se llamaba Laura y era aficionada a los excesos, apenas llegamos al malecón sacó uno de esos cigarros que dan risa y lo prendió, yo hace tiempo no consumía esos ricos cigarros así que le pregunte si me podía invitar una pitada, ella accedió gustosamente y me mando una sonrisa. Conversamos de todo un poco mientras bebíamos el vino, una vez que se acabó decidimos ir a un bar en la calle Porta, un hueco conocido como ?El pollos Piers? ahí pedimos de arranque 4 chelas y nos fuimos poniendo en onda. Ya serían las 11 de la noche y mi amigo Luis recibió una llamada y al poco rato nos dijo se tenía que ir, aun quedaban chelas en la mesa así que con Laura decidimos quedarnos.
Conversando con la flaquita le conté que en un momento de mi vida me había desempeñado como investigador privado en la agencia de seguridad de mi tío, eso creo que le excito de sobremanera porque casi sin darme cuenta me encontraba con ella chapando en uno de los pasillos oscuros de ese antro. Ella besaba bien, sus labios eran suaves y emitía unos pequeños gemidos que hacían que me excite mucho, no dude en acariciar su culito hasta que de improviso apareció la obesa mesera que nos atendía y regresamos a la mesa, pedí un par de ?margaros? y ya nos encontrábamos borrachos, aprovechábamos cualquier distracción de la mesera para besarnos y toquetearnos, ella se sentaba encima mio y se frotaba mientras yo lamia sus pequeños pezones. Tanta acción provocó que la silla se rompa, fue una escena graciosa y el indicador de que ya estábamos de más, le dije: ?vámonos? y ella cogió sus cosas y salió tras de mi. Pare un taxi y le indique me lleve a un hotel en la Av. Arequipa. Llegamos a un telo que me cobro 35 soles por una habitación decente.
Una vez dentro, ella volvió a prender ese cigarro y empezó a tomarme fotos, yo la desnude y le quite su cámara, le empecé a tomar fotos, ella se excitaba y se arrodillo, me bajó el pantalón y me la empezó a chupar despacito, yo le tomaba fotos mientras ella lo succionaba cada vez más fuerte. Yo se la metía todita en la boca y ella se atoraba un poco, luego se paro y se bajo el pantalón, yo estaba al palo pero primero decidí hacerle una sopita, empecé a lamer su papita que estaba totalmente depilada, ella gemía y gritaba sin parar y yo sentía como se humedecía. La puse en cuatro y la clave fuerte ella meneaba sus caderas y se apretaba contra mi, le gustaba sentir mi pinga hasta el fondo, yo la jalaba de los cabellos mientras la clavaba. Luego ella se puso encima mio y me empezó a cabalgar, sus nalgas chocaban una y otra vez con mi muñeco y que sea delgada me excitaba más, parecía que se iba a romper de tanta pinga y eso me arrechaba mas. Sentí que ya me iba a venir y la saque y me vine en sus tetas pequeñitas. Nos quedamos recostados en la cama un rato y me quede dormido, al despertar ella ya no estaba. Fue muy raro, mis cosas estaban completas así que todo me pareció más raro aún. Al día siguiente le pregunté por ella a mi compadre y me contó que era casada, ahí entendí todo, nunca mas supe de ella pero me regalo un gran polvo.
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