Sigo obsesionado con mi hermana
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Como siempre, cuando mi hermana me llama para que le haga un favor, no lo dudo y voy enseguida para complacerla, y no solo por el favor, jejeje.
En esta ocasión me llamó para ver si podía arreglar un enchufe de la cocina, pues no funcionaba el frigorífico. Como he estudiado electricidad, fui a ver que le pasaba al enchufe. llegué por la mañana, a eso de las 10:00. Mi hermana me recibió con unos leggins ajustados, que se le notaban los labios del coño y al volverse, se le notaba su delicioso culo, y una camiseta de sport, también ajustada que sus pezones parecían querer atravesarla., pues no lleva ropa interior cuando está en casa.
Nos saludamos con un pico en los labios, después de cerrar la puerta de su casa, para evitar miradas indiscretas. Me llevó a la cocina para indicarme el enchufe en cuestión. Cuando se agachó para enseñármelo, tuve que contenerme y no follarle el culo allí mismo, pues cuando se puso en pompa, los leggins, se ajustaron tanto que casi se transparentaban sus nalgas. Mi hermana es gordita pero sexi, al menos para mi.
Después de una hora, más o menos, pude dar con la avería y la reparé.
.- Gracias, niño… Me agradeció mi hermana… Ya no sabía que hacer con el frigo.
Lo de niño, es cariñosamente, pues a mis 50 años, soy el menor de los tres hermanos, ya que mi hermana es mayor que yo 9 años y la otra 8 años.
.- Aquí me tienes para lo que pueda ayudar… Contesté… Peroooo.
.- Peroooo ¿Qué?… Preguntó mi hermana.
.- ¿Me dejas arreglarte otro enchufe?… Pregunté riendo picaronamente, mientras le tocaba el coño… Ya que estoy aquí, remato la faena.
.- Podría ser… Comentó mi hermana… Ven
Me llevó al salón y se sentó en el sofá. Con el dedo índice me indicaba que me acercara. Cuando estuve delante de ella, me empezó a desabrochar el cinturón, el botón y bajar la cremallera, me bajó los pantalones y los boxes y mi polla salió como un resorte apuntando a su cara. Me la agarró con una de sus manos y comenzó a lamer el glande, para luego subir y bajar con la lengua desde el glande hasta mis huevos y viceversa. Acto seguido, abrió la boca y engulló mi polla. Sentía sus labios subir y bajar por toda mi polla.
Alargué mis manos y le subí la camiseta para dejar sus tetas al aire y jugar con sus pezones, pellizcándolos, notando como se endurecían. Acto seguido, saqué mi polla de su boca e incorporándola, le quité los leggins dejándola desnuda de cintura para abajo, le coloqué de bruces contra el sofá, y después de acariciarle el coño con mis dedos, apunté a su entrada y le inserté mi polla, poco a poco, hasta el fondo, chocando mis huevos con su piel. Ella soltó un gemido y mientras bombeaba jugaba con sus tetas. Después de un rato la cambié de postura y colocándola boca arriba en el sofá, coloqué sus piernas en mi hombros y volví a insertarla, mientras jugaba con mi lengua en sus pezones. Ella bajó las piernas, rodeando mi cintura y atrayéndome hacia ella, por lo que mi polla la penetró hasta el fondo. Movía sus caderas al ritmo de mis embestidas, hasta que los dos llegamos a corrernos a la par, inundando su coño con mi lefa.
Nos tumbamos en el sofá, hasta que mi polla salí por si sola de su coño, seguida de un chorrito de lefa. Acerté a coger una servilleta de la mesa y colocarla en su coño, antes de que callera el semen en el sofá. Ella se terminó de limpiar, suavemente y esa imagen de mi hermana tocándose el coño me puso a cien de nuevo. Me abalancé sobre ella y seguí jugando con mi lengua en sus tetas, haciendo círculos en sus aureolas y notando como sus pezones se endurecían por segundos mientras con una de mis manos, jugaba en su coño, separando los labios vaginales y buscando el clítoris, para pellizcarlo suavemente y jugar con él, hasta hacerle arrancar unos gemidos de su boca. Después de un rato sentí como mi hermana se estremecía y mis dedos se mojaban con los jugos de su coño al llegar al orgasmo. Ella bajó su mano, de nuevo hasta mi polla, y notó que estaba de nuevo dura.
Volvió a colocarse de bruces sobre el sofá, pero esta vez no le inserté el coño. Escupí en su ojete, recogí jugos de su coño y los pasé por el ojete y apuntando con mi polla, poco a poco fui entrando en su culo, notando como se ensanchaba y a la vez apretaba mi polla. Soltó un pequeño quejido.
.- Despacio… Comentó mi hermana… Desde nuestra ultima vez, no recibo polla en mi culo.
.- No te preocupes… La consolé… Iré despacio.
Comencé el mete y saca. Metía cuatro centímetros y sacaba dos, volvía a meter cuatro y sacaba de nuevo dos, hasta que su culo se acostumbró y la metí hasta el fondo, dando mis huevos en su coño. Esperé unos segundos para que su culo se acostumbrara a mi polla, y comencé el bombeo, despacio y sin prisas, hasta que al cabo de unos minutos inundé su culo con mi lefa. Se estiró a todo lo largo en el sofá y yo igual con mi polla aun dentro de su culo. Salió sola debido a la flaccidez, después de la corrida. La volví a limpiar y nos quedamos un rato abrazados en el sofá.
Cuando nos recompusimos, nos vestimos y tomamos unas cervezas mientras fumábamos un cigarrillo. Recogí mis herramientas y después nos despedirnos con un beso en los labios.
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