Sesión de video porno con mi cuñada

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Mi nombre es Sandra, tengo 19 años y lo que les voy a contar es real. Me sucedió hace un par de meses; resulta que mi novio me propuso pasar la noche en su casa aprovechando que sus padres estarían fuera de la ciudad todo el fin de semana. Lo acepté muy complacida, pues en el año que llevamos de novios, no desaprovechamos ninguna oportunidad para hacer el amor, pues de verdad que me encanta.

Estuvimos paseando desde temprano y ya como a las 8 de la noche decidimos irnos a la casa, alquilamos como cuatro películas para ver el fin de semana, dos de ellas de sexo. Cuando llegamos a la casa preparamos todo para una linda noche romántica: crispetas, almohadas y cobijas en la alfombra, vino y un extraordinario vibrador que David me tenía de regalo, era magnífico, como de 20 cms de largo y bien grueso, él sabe muy bien que a mí me encantan los penes grandes, y vaya que ese lo era.

Nos pusimos a molestar un rato con el vibrador, él quería que yo lo chupara mientras me rastrillaba con su pene, que ya estaba parado. Lo pusimos a vibrar dentro de mi boca, cosa que me dio muchas cosquillas. David comenzó a acariciarme los senos por encima de la blusa, nos besamos, todo indicaba que sería una noche exquisita. Como teníamos toda la noche para estar solitos, nos calmamos y pusimos una película de terror, cuando ésta se estaba terminando, sentimos que abrían la puerta, era Laura, mi cuñada que no había ido al paseo que tenía programado, nos saludamos y se sentó con nosotros a ver el final de la película, me desilusione un poquito pues no sería lo mismo con ella en casa.

Laura es una linda chica de 22 años, con la que siempre me he llevado muy bien, salimos muy de seguido a hacer compras, a veces vamos a cine o a reuniones bien sea con sus amigas o con las mías, vamos a paseos, he incluso cuando me quedo en casa de David y están sus papás, duermo con ella, de verdad que hemos congeniado muy bien, mas sin embargo me daba vaina encerrarme con David, y pensar que ella podría escucharnos hacer el amor, o mas bien es que yo quería poder hacerlo por toda la casa en total libertad, y ella estaba arruinando esos planes.

Una vez terminada la película, Laura cogió otra y con un gesto picarón dijo: “¡Veámonos esta!”, y le pasó a David una de las de sexo; él sin ningún problema la colocó y comenzamos a verla. Laura se sentó en la poltrona grande, mientras mi novio y yo estábamos en la alfombra, nos acobijamos y cuando empezaron las escenas de sexo sentí cómo se le paraba el pene a él y lo colocó contra mis nalgas, subió mi corto vestido y empezó a acariciarme el trasero, yo estaba excitadísima pero sentía temor de solo pensar que Laura nos viera en esas.

Yo tenía mis ojos puestos en las escenas calientes del televisor y los demás sentidos en las caricias y movimientos que David me estaba dando, muy lentamente hizo para un lado la tanga, él comenzó a acariciar mi chochito y con la otra mano mis senos, en ese momento ya estaba completamente mojada, sus dedos penetraron mi vagina y comenzó a masturbarme deliciosamente, de repente sentí su grande y caliente pene sobando mis nalgas, eso me excitó mucho más, y comencé a moverme muy sugestivamente. David con mucha destreza abrió la cremallera de mi vestido y bajó las tiras del mismo, en un instante mi strapless quedó fuera del terreno y se dedicó a masajear mis dos senos.

Cuando recordé que mi cuñada estaba con nosotros dirigí la mirada hacia ella, y ¡Oh sorpresa!, Laura se había subido totalmente la falda y por un lado de su tanga estaba acariciando su clítoris e introduciendo sus dedos en la vagina, era la primera vez que yo veía en vivo y en directo a otra mujer masturbándose. De repente su mirada y la mía se cruzaron, yo me sentí mal, pero ella con un gesto despreocupado me dijo: “Yo también tengo derecho, si ustedes se divierten, yo también”, David la volteó a ver, y se sonrió, justo en ese instante sentí como su pene atravesaba mi vagina, comenzó a moverse maravillosamente, pero unos cinco minutos después se acabó la diversión, sonó el celular de David, era del hospital, lo necesitaban urgentemente ya que uno de sus pacientes se había puesto muy mal; él nos dio las explicaciones del caso y se fue, dejándome con la calentura más grande que halla tenido.

Yo me dispuse a apagar el VHS pero Laura me dijo que la dejara, que estaba buena, y eso hice. Ella no paraba de acariciar sus genitales, aún cuando no estaban dando escenas de sexo, yo me sentía algo incómoda, pero de vez en cuando la volteaba a ver, cuando hubo otra escena de sexo, en la que era un hombre con dos mujeres, volvió a masturbarse, y esta vez se quitó la blusa y el brasier, se acariciaba muy tiernamente los senos y con la punta de su lengua lamía sus pezones. A esa altura yo no aguanté más y empecé a acariciar también mis genitales, aunque con la cobija encima de manera que ella no me veía.

Me concentré en la película y me imaginaba que estaba con David, poco a poco fui introduciendo mis dedos en mi vagina, abrí bien las piernas y acaricie mis senos, tuve por lo menos tres orgasmos; cuando voltee a ver a Laura, estaba totalmente desnuda con tres dedos dentro de su sexo, gemía y se movía como una loca, de su vagina salían chorros de líquido que se escurrían por sus muslos. Al igual que yo, Laura se rasura totalmente el pubis, no era la primer vez que la veía desnuda, pues cuando me quedo en su casa, nos bañamos sin cerrar la puerta y nos vestimos sin cubrirnos, pero al verla así, masturbándose y enseñándome totalmente sus genitales, hizo que me mojara aún más.

Ella se acercó a mi y sin decirme una palabra, quitó la cobija que me cubría y se acostó a mi lado, mirando cómo yo me masturbaba. Me ayudó a quitar del todo el vestido, quedé solo en las diminutas tangas que estaban totalmente mojadas, soltó los broches laterales y me dejó completamente desnuda, se sentó frente a mí y abrió sus piernas y volvió a masturbarse, tocando todo su cuerpo. Debo confesar que el hecho de verla así me excitaba mucho más, estábamos ahora sentadas una enfrente de la otra, muy cerca, con las piernas de ella encima de las mías. Laura cogió el vibrador que estaba a su lado, y que aún no había utilizado yo, comenzó a chuparlo y a sobarlo por todo su cuerpo, con la punta de éste se empezó a acariciar el clítoris, el cual de inmediato se hincho y adquirió un tamaño bastante pronunciado, en ese momento sentí como un gran orgasmo recorría todo mi cuerpo, mi vagina totalmente hinchada emanaba grandes cantidades de líquido. Cuando me volví a sentir en la tierra, Laura estaba entre mis piernas, metiendo y sacando el vibrador y acariciando mi zona púbica y mi clítoris, ni siquiera pensé en decirle que se retirara, pues la verdad ella me estaba masturbando como nadie lo había hecho jamás, me acosté y deje que mi cuñada hiciera lo que quisiera, nunca he sentido atracción por las mujeres, es más, me daba asco ver esas escenas de lesbianismo en las películas, pero en ese instante me sentía en el cielo. No recuerdo cuantas veces me vine, pero era sensacional cada orgasmo.

Laura abrió mucho más mis piernas y se agachó a brindarme la mejor sesión de sexo oral de mi vida, chupaba y acariciaba cada parte de mis genitales, como solo una sabe qué la hace sentir en la gloria, fue formidable. Me vine en su boca unas cuantas veces, pues fue largo el concierto de boca, lengua y dedo que me dió.

Luego subió por todo mi cuerpo, y nos fundimos en un largo y amoroso beso, yo no sabía que hacer con mis manos, la abrazaba con mucha fuerza, luego acariciaba sus nalgas, sus senos, introducía mis dedos en su vagina, para mí esto era totalmente nuevo, y quería hacerle de todo. Le dije que yo quería chupársela, ella se acostó y poco a poco fui bajando por su cuerpo, besé y lamí por largo rato sus senos, ¡es riquísimo!, pasé mi lengua por todo su lindo cuerpo hasta llegar a esos grandes labios vaginales. Le chupe todo su sexo, me entretuve un buen rato con ese clítoris que parecía apunto de reventar, introduje mis dedos y lengua en su vagina, y probé el saladito de sus líquidos vaginales. Me subí en ella y comencé a sobar mi vulva contra la de ella, hacíamos movimientos copulatorios, lo cual me excitó bastante, ya no había nada mejor que estar haciendo el amor con esa formidable mujer.

Parece mentira pero en todo este tiempo no habíamos pronunciado palabra alguna, nos habíamos dedicado al sexo puro, a estimularnos y complacernos mutuamente; luego de un gran beso, mi cuñada me preguntó:

– Te gusta?

– Mucho, es riquísimo. Le contesté yo.

En ese momento la película se terminó y Laura fue a apagar el equipo; me dijo que la esperara un momento, que no tardaba y entró en su cuarto. Me quedé viendo ese hermoso trasero grande y firme de mi cuñada, mientras con el vibrador me continuaba masturbando.

Ella regresó trayendo un par de “jugueticos”, me los mostró con cara de picardía y me preguntó que si me gustaría que los usáramos. Yo solamente había vistos esos artefactos en las películas, pero le dije que me encantaría. Era un gran consolador doble, de esos que usan las lesbianas para penetrarse mutuamente, el cual ella movía con mucha gracia, el otro era un gran pene con correas para amarrarse de las caderas, Laura se lo colocó y se acercó a mi, me arrodillé ante ella y tomando mi cabeza con sus manos hizo que empezara a chupar “su pene”, lo hice con muchas ganas, mientras acariciaba sus muslos y sus nalgas, de vez en cuando lamía también su mojadísima vulva, mientras chupaba su consolador, introduje el mío en su vagina, ella empezó a gemir fuertemente, al poco rato sentí cómo sus líquidos vaginales bañaban mi rostro, seguí en lo mío y fueron chorros de fluido los que recibí de regalo.

Laura me hizo poner en cuatro patas, me tomó por las caderas y me penetró fuertemente, yo sentí aquel aparato en lo profundo de mi vagina, ella embestía con mucha fuerza mientras que apretaba fuertemente mis nalgas y me daba nalgadas, cosa que me fascina. Luego me acosté bocarriba y Laura se subió en mí, me penetro mientras nos abrazábamos y nos besábamos con mucha pasión; nunca pensé que hacer el amor con otra mujer fuera tan rico.

Mi cuñada, ahora mi amante, se quitó el aparato de la cintura y me metió el de dos cabezas, por mucho rato se dedicó a masturbarme mientras me besaba y lamía mis senos, yo me concentré en todas esas sensaciones que estaba sintiendo y en acariciarme el clítoris, que nuevamente fue presa de los labios de Laura.

Nos sentamos frente a frente y volvió a hundir la gran polla de dos cabezas en mi vagina, y el otro extremo lo hundió en la suya, juntas empezamos a movernos y a tocar nuestros senos, nalgas… todo lo que estaba a nuestro alcance, nos vinimos no sé cuántas veces, pero al cabo de un rato, estábamos exhaustas, llenas de sudor y fluidos vaginales por todo el cuerpo, nos fundimos en un largo beso. Laura me propuso que nos diéramos una ducha, así lo hicimos, fue muy gratificante. Arreglamos la sala y nos fuimos a dormir.

Estando acostadas me preguntó que si me había gustado, le contesté que sí, que mucho, que ella me hacía lo que a mí me gustaba sentir, ella me confesó que era bisexual, pero que tenía preferencias hacia las mujeres, que con casi todas las novias de David había tenido relaciones, pero él no lo sabía. Le prometí que si ella no quería, nunca se lo contaría a mi novio. Desde ese día, cada que hay oportunidad, nos rendimos al amor. No sé si David lo sepa, pero muy seguido nos deja solitas.

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