Reencuentro con mi vecina

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Desde que mi vecina se casó y se mudó de mi bloque, no he vuelto a verla.

Un día, estaba con unos amigos en una cervecería, la vi entrar con unas amigas. Cuando pasó por mi lado, nos saludamos efusivamente, ante la sorpresa de mis amigos y sus amigas. A pesar de tener 62 años, se conserva casi tan bien como cuando era mi vecina, aunque un poco más rellenita, sin llegar a ser gorda, por lo que su culo se notaba más terso y sus tetas firmes, a pesar de la edad. La gente comenzó a irse, pues serían las 1:00 de la madrugada.

Poco a poco, mis amigos y sus amigas se iban marchando, y en una de esas veces que nuestras miradas se cruzaron, le hice un gesto de que se quedara conmigo. Al principio no creí que se diera cuenta o que aceptara, pero cuando ya sus amigas se iban les dijo se quedaba un rato más, y que yo la llevaría a su casa. Me quedé un poco sorprendido y contento a la vez. Sus amigas se despidieron con una sonrisita picarona. Yo me despedí de mis amigos y me fui con ella a otro bar.

Entre copa y copa, hablamos de nuestra situación sentimental y los dos estábamos divorciados. Su hija se había casado con un medico y vive en Italia y su hijo también vivía fuera de España, con su esposa. Tomamos la última copa y nos dirigimos al coche para llevarla a su casa. Por el camino íbamos hablando de todo, hasta que la conversación se torno más íntima y caliente. Yo cada vez que cambiaba de marcha intentaba rozar suavemente, como sin querer, su pierna. llevaba una falda negra, corta, un poco por encima de las rodillas y una blusa verde entallada que resaltaba sus tetas, las cuales botaban cuando pasaba por un badén o paso de cebra elevado.

Cuando llegamos a la puerta de su casa, nos quedamos mirando. Sin pensarlo, comenzamos a besarnos. Yo no lo dudé y comencé a acariciarla por todo el cuerpo mientras nuestras lenguas se entrelazaban. Volví a acariciar esas tetas que de pequeño me traían loco cuando salía al balcón a tender la ropa solo con el tanga. Busqué donde aparcar y subimos a su piso. En el ascensor seguíamos besándonos y acariciándonos, incluso metí mi mano bajo su falda, tocando su coño mojado, a través de las braguitas.

El ascensor llegó a la planta y entramos cogidos de la mano en su casa. Nada más entrar se quitó la falda y dándole un puntapié, alejándola. Mi reacción fue meter mi mano entre sus bragas y jugar con su coño empapado, metiéndole un dedo, mientras la besaba en el cuello. Ella echaba la cabeza hacia atrás y gemía con mis caricias en su coño.

Le quité del todo la ropa y fuimos a su habitación mientras yo me desnudaba por el camino. Tal como entramos, se sentó en la cama y cogiendo mi polla, comenzó a besarla y lamerla por toda su longitud, hasta que se la metió en la boca, recordando la primera mamada que me hizo. Después de un rato disfrutando de sus labios, la incorporé, la coloqué de perrito en la cama y de una sola vez se la inserté en el coño, haciéndola soltar un gritito de placer y un gemido.

Mientras le agarraba las nalgas, yo empecé a bombear de forma lenta, aumentando el ritmo poco a poco, hasta que le empecé a dar duro. Yo agarraba sus tetas, pellizcaba sus pezones, mientras ella gemía con mis embestidas, hasta que noté como su cuerpo se convulsionaba con un orgasmo. Yo aun no me había corrido, por lo que la saqué de su coño y apunté a su culo. Cuando notó como empujaba, me dijo que fuera despacio, que hacía tiempo que no le abrían el culo. Poco a poco comencé a empujar y penetrar su culo, hasta que mis huevos chocaron con su piel.

Ella lanzó un gritito de dolor, pero aguantó. Yo empecé a bombear suavemente, para que se acostumbrara y poco a poco aumenté el ritmo, pero siempre con cuidado, hasta que le inundé el culo con mi lechada. Ella se estiró en la cama, aun con mi polla dentro de su culo, la cual salió sola cuando empezó a ponerse fláccida.

Nos quedamos un rato en la cama, nos abrazamos y besamos. Desnudos fuimos a la cocina a tomar unas cervezas. Esa noche la pasamos juntos, y ni que decir tiene que volvimos a follar, después de un delicioso 69.

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Sevilla1972
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