Reclamé mi derecho para coger a mamá

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*Soy quien debe comerse ese rico bomboncito con sus hermosos senos y su depilado coñito.

Después de pasar varios días en la playa, donde descubrí que mi tío Alberto, hermano de mi papá se cogía a mi madre, regresé caliente como una locomotora y consideré que no era posible que a espaldas de mi padre otro disfrutara de ese hermoso bombón, porque el beneficiado debería de ser yo, por ser el hijo de ambos o como fuera, pero esa belleza tenía que ser solo mía.

Llegué a la conclusión que tengo más derechos que mi tío para comerme a esa bella mujer con sus hermosos senos y su depilado coñito.

Empecé a urdir un plan, no para desenmascararlos, sino para coger a mi madre que está bien sabrosa y con las hormonas aceleradas por mi edad, estaba harto de las pajas, deseaba comerle el coño, mamarle el culo y cogerla cuantas veces pudiera.

Comencé por pajearme en sus calzones para que se diera cuenta, al inicio no se si no se fijó o consideró prudente callar. Algunas veces me traje sus interiores y los dejaba llenos de semen en mi cuarto y ella cuando recogía la ropa sucia los encontraba, porque cuando buscaba en su cajón ahí estaban limpios.

No me decía nada, solamente la notaba nerviosa, me evitaba mirar a los ojos. Una mañana lluviosa decidí masturbarme en otro de sus calzones, aproveché que ella y papá dormían, entré a su cuarto a dejárselos sobre la bata que se pondría. Una vez que desayunamos y papá se fue a trabajar me retiré a mi cuarto, estaba tan caliente por lo que pensé en pajearme nuevamente.

Me desnudé y comencé a ver un video porno cuando de pronto se abre la puerta de mi cuarto cuando estaba sacando los primeros chorros de mi lechada. Mi madre quedó estupefacta de ver mi verga, más grande que la de papá y la de mi tío, eyaculando, se había acercado tanto que los primeros chorros le cayeron en las piernas, ya que iba con short. Se quedó muda y apenas alcanzó a decir “quiero hablar con…”. Estaba paralizada de la sorpresa a pesar que ya había visto infinidad de vergas, porque a mi padre le ponía los cachos como cambiarse de calzones, aunque a decir de ella, comenzó a “vengarse” cuando descubrió una infidelidad.

Una vez que se repuso de la sorpresa, volvió a decir que quería hablar conmigo. Le respondí que la escuchaba. Comenzó su discurso: desde hace varios días he encontrado mi ropa interior con restos de semen, de tu padre no es, entonces es tuyo. Hoy uno de mis calzones estaba sobre mi bata lleno de lefa. Quiero saber qué es lo que pretendes con esta actitud, antes de hablar con tu padre.

Mi respuesta fue: Madre, a tu edad eres un mujerón que cualquiera quisiera tener entre sus brazos, me consta que eres bastante activa sexualmente, igual a mi edad estoy que me sale leche por los poros. No te estoy haciendo ningún reclamo, no soy quién para hacerlo, pero de este pastel quiero mi parte y de ser posible preferiría comérmelo todo yo solo. Sé que has tenido muchos amantes desde hace tiempo y el último es mi tío Alberto. Los he pillado teniendo relaciones sexuales en la playa, no han tenido el cuidado, aunque pareciese que deseaban o tu deseabas que yo los observara.

Mi actitud de las últimas semanas de echarte mi leche en tus calzones es precisamente para que me voltearas a ver y poder decirte que quiero que seamos amantes, quiero ser yo quien disfrute a cualquier hora de tu cuerpo. A pesar de conocer tu secreto, si dices no, nada va a cambiar, tampoco se lo diré a papá, pero si dices que sí, me harás el hombre más feliz de la tierra.

Su respuesta fue darme un beso en la boca, ponerse de rodillas y empezar a darme una mamada de verga, viéndome a los ojos, también le fui quitando la blusa y el sostén, se carga unos senos hermosos con unos pezones de infarto, bien parados y de color café que inmediatamente comencé a disfrutar, mientras que ella gemía, también empecé a quitarle la falda y el hilo dental, porque mis dedos recorrían sus labios mayores y menores en busca de su clítoris que localicé erecto, las yemas de mis dedos lo masajeaban y obviamente mamá tuvo su primer orgasmo en mi mano.

Me levanté, la puse de perrito y le dejé ir mi verga hasta el fondo, solo dio un fuerte gemido y me pidió que no parara, quería sentir mi leche dentro de su vagina, era lo que más deseaba desde hace varios años y por temor a que la rechazara por ser mi madre nunca me lo había pedido.

Después de que me vine en su panochita hicimos el 69, me dio una mamada de culo y hasta masajeó mi ano con sus dedos, lo sentí bastante rico. Inmediatamente tuve otra erección, me daba una rica mamada mientras que yo le metía la lengua en la vagina, disfrutando de su ano y de su clítoris, lo que provocó que mi madrecita tuviera otro orgasmo que saboreé.

Me cabalgo, volví a venirme en su vagina, así nos la pasamos todo el día, juntos, disfrutando, recuperando el tiempo perdido, nos bañamos juntos, después me dio un masaje bien rico que me provocó otra buena erección, nuevamente se volvió a poner en actividad, en esta ocasión me cabalgo, la muy zorrita tuvo otros orgasmos.

Dentro de dos días mi padre saldrá de viaje por una semana, por lo que mamá me ha invitado a que pasemos un fin de semana en la montaña para seguir amándonos, mientras planeamos hemos comenzado a besarnos en la boca y terminamos desnudos, por lo que una vez más llegué a esa rica vagina para tragar el néctar que saca cuando mi madre está caliente. Se vino varias veces en mi boca, mientras que yo penetré su rico ano, que estaba bien apretadito a pesar que ya se había devorado muchos penes.

Seguiremos disfrutando mi madre y yo de nuestra vida de amantes, porque es lo más rico que nos ha pasado, mientras la tenia de perrito me ha dicho que ha terminado con mi tío Alberto, quiere ser solamente mía y de nadie más, solo debo aceptar que papá la siga haciendo suya de vez en cuando.

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