Quien no se ha cogido una enfermera no sabe lo que es coger
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Aquí en México hay un dicho que dice. a quien no se ha cogido una enfermera no sabe lo que es coger, bueno así empieza la historia.
Mi nombre es Enrique, trabajo en un hospital de seguridad social en el distrito federal, soy enfermero, pero además soy el delegado sindical del turno nocturno, una guardia de tantas me encontraba en la oficina sindical revisando los pendientes laborales cuando llegaron dos buenas amigas que conocía desde hace tiempo, Margarita y Flor, trabajábamos desde hace unos años juntos y la relación de amistad era muy buena, ellas eran amigas de mi ex, que por cierto también es enfermera, bueno esa noche Margarita vino por unos documentos que tenia que entregarle después del obligado cafecito Flor tenia que subir a su piso a continuar sus labores, pero Margarita se quedo a platicar, recordamos cuanto me dolió dejar a mi ex y me ayudo a sentirme mejor con su animo y sentido del humor, me contó de su matrimonio y como su esposo (conocido mió también) últimamente había sido mas abierto en su mentalidad a lo cual me sorprendió mucho ya que ella era muy seria, mide cerca de 1.50, de complexión media y cabello corto castaño, nunca me había fijado en su cuerpo pero aun después de tener hijos conservaba una figura agradable pero que en el uniforme no se notaba, la curiosidad pudo mas y me intereso saber mucho mas del tema y me contó como ahora sus relaciones habían mejorado, me relato como después del baile del día de la enfermera se fueron a un hotel y que al ir arreglada muy sexy el taxista la confundo con una prostituta de lujo, ella no se apeno, al contrario la idea le éxito mas, la verdad a esa hora los relatos de ese tipo son peligrosos, a partir de ese momento me fije en lo poco que dejaba ver el uniforme, unos senos grandes y a mi parecer muy firmes, por mi parte le conté cuantas veces en esa oficina mi ex y yo habíamos hecho el amor, creo que la historia también le gusto y me dijo algo que me pareció una locura, me dijo: â??mi marido quiere que hagamos un trío, me excita la idea pero no se con quienâ?. Oye que abierto le respondí, ella mas seria me contesto: nunca lo he hecho con otro hombre pero hoy me siento loca, ¿me harías el amor?, Maguie no se que decir eres mi amiga y te conozco pero nunca te he visto de otra manera, ella me dijo: solo esta noche quiero ser diferente a lo que he sido siempre, me levante de mi escritorio y me dirigí a cerrar la puerta de la oficina como si me encontrara descansando, cerrada la puerta la tome y le di un beso, ella me abrazo del cuello y se puso de puntitas para alcanzarme, poco al poco el beso fue mas candente y su lengua se me hacia mas deliciosa cada momento, la voltee de espaldas y olí su pelo, y baje el cierre de su filipina y la acomode en el escritorio, le toque por primera vez sus senos y me sentí muy caliente, vi su piel blanca y suave, después le desabroche el pantalón del uniforme, dejándolo caer a sus pies, guauu para mi sorpresa su pantaleta blanca guardaba un trasero enorme y rico, me arrodille detrás y le baje la pantaleta y olí sus nalgas, después de 4 horas de trabajo olían a una mezcla de perfume y sudor, jamás pensé oler algo tan delicioso, las bese como un niño y después respire en medio de esa linda división de las nalgas, bese su culito y después al recargar su abdomen en el escritorio vi su linda panocha la bese y comí, ella solo suspiraba, de pronto se dio la vuelta me pidió abrir el cierre del pantalón, ella saco mi verga ya mojada y se la metió en la boca, solo pude decir Maguieeeâ??.. mamaba como una maestra bajo mi prepucio y limpio mi corona, metía su lengua en mi meato y me hacia gritar, de pronto me dijo: estaba muy lubricado, nunca había probado tanta lubricación, después de unas mamadas de verga y huevos la volví a poner en la misma posición de inicio y la penetre por detrás, no pensaba mas que en sus nalgas y en como se sentirían abiertas por mi verga, Maguie cojeme le dije, ella contesto dame mas, pero duro como si fuera una puta, eso me puso a 1000 y le dije: dulce putita muévete, ella se movía como una autentica perra, eso me hacia volverme mas loco y le jale su pelo diciéndole: vamos ramera muévete sácame los mocos, a lo que respondía con movimientos de cadera únicos, cada minuto se mojaba como si se orinara era una mezcla de mi saliva y sus jugos, pequeña puta dame mas de tu culito, mas sácame los mocos, de pronto se voltea y me dice no me llenes adentro ni en la boca, mastúrbate y báñame, me encanto la idea y lo hice, nunca había eyaculado tanta leche ella me ayudo con su mano y me limpio los restos, después tomo una toalla desechable y se limpio mis mocos, se vistió y me dijo: esta noche fui las mas puta de las enfermeras, gracias, me encanto me dio un beso y continuo su turno, esa fue la única vez que la tuve, pero ha sido la mejor de todas.
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