Por culpa de mi marido estéril le fui infiel
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Me llamo Martha, tengo 33 años, me mantengo en forma gracias a que me ejercito diariamente.
Llevo 10 años de casada con Antonio aún no tenemos hijos porque así lo decidimos ambos para poder crecer laboralmente, mi esposo es ingeniero de sistemas y yo soy maestra de escuela, había llegado el momento de tener un hijo.
Ambos lo deseábamos y deje de cuidarme con métodos anticonceptivos, pero pasaban los meses y no quedaba embarazada, pensé que era porque lleve mucho tiempo cuidándome y seguíamos intentando, ya había pasado un año y sentíamos impotencia al no poder quedar preñada, por lo que decidimos ir al médico.
Nos mandó pruebas para ver a que se debía y saber si alguno de los dos era estéril.
Siendo sincera pensé que era yo la del problema porque tantos años de usar anticonceptivos, llevamos nuestras muestras al laboratorio y a esperar la respuesta, mi esposo era optimista me decía que esté tranquila que seguramente era porque nos cuidamos por mucho tiempo.
Llego el día de recoger los resultados y decidí ir sola, al abrir y ver los resultados me quede helada, yo estaba completamente apta para ser madre, pero mi esposo no, él era estéril, me sentí y no pude evitar llorar al saber que nunca podría ser madre y sentir que una vida crecía en mi vientre, en ese momento sonó el celular, era mi esposo para preguntarme por los resultados.
Me calme y le respondí serena y le dije que todo había salido bien, que yo no me embarazada por el tiempo que nos cuidamos y era solo cuestión de tiempo quedar embarazada, mi esposo se puso feliz y me dijo que me amaba y que no me preocupe que pronto quedaría embarazada, luego de colgar la llamada me reproche el haberle mentido.
Mientras iba a mi trabajo en la escuela pensaba que podía hacer para quedar embarazada y pensé en la inseminación artificial, pero no sabía mucho del tema, en un rato libre que tuve en la escuela, entre a la sala de cómputo para buscar información y modificar los resultados para enseñárselos a mi esposo.
Estaba tan concentrada leyendo sobre la inseminación artificial que no me di cuenta que un compañero de trabajo llamado Miguel que era amigo mío estaba a mi lado viendo el monitor de la computadora, Miguel era un joven de 23 años que era maestro de deportes y siempre me había caído bien porque a pesar de su juventud era una persona muy madura y por su forma atenta de ser con todos sobre todo conmigo.
Me pregunto qué hacía buscando sobre ese tema y le conté la verdad porque necesitaba decírselo a alguien y desahogarme, al contárselo volví a llorar y me abrazo y seco las lágrimas diciéndome que no llore que en la actualidad habían muchos métodos para poder quedar embarazada que la ciencia había avanzado mucho y me ayudo a seguir buscando información de lugares donde hacían inseminación artificial.
Encontramos una dirección y la apuntamos y él dijo que me acompañaría y yo acepte porque en verdad necesitaba apoyo en esos momentos.
Llegamos al lugar y entramos a consulta para evaluarme el especialista me explico el procedimiento y los costos, al escuchar el costo casi me desmayo el precio era elevadísimo y me era prácticamente imposible pagarlo porque estamos pagando aun nuestra casa.
Salí desanimada del consultorio, Miguel me vio y me abrazo, mientras conversábamos le conté que el precio era muy elevado, pero yo iba a buscar la manera de conseguir el dinero no me importaba vender mi carro, o endeudarme con un préstamo bancario pero mi sueño era ser madre y darle esa alegría a mi esposo que es el amor de mi vida.
Miguel me dijo que había una forma de quedar embarazada sin gastar el dineral que cuesta una inseminación, primero sorprendida le pregunte que cual era la forma, un poco inocente de mi parte no darme cuenta a lo que se refería en realidad.
Ahí fue que Miguel fue directo, me dijo que podía acostarme con otro hombre para quedar embarazada ya que mi esposo no podía fecundarme.
Me quedé sorprendida y le dije que amaba demasiado a mi esposo y no sería capaz de ser infiel, dejamos ahí el tema y me invito a comer mientras conversábamos de temas de trabajo.
Debo reconocer que la idea que me dio Miguel de acostarme con otro hombre para quedar embarazada pasaba por mi mente, pero inmediatamente me decía a mí misma que amaba a mi esposo y no podía serle infiel.
Seguíamos intentando quedar embarazada con mi esposo pero yo sabía que era en vano, el sexo con mi esposo era normal, conservador, no innovábamos, ni experimentábamos nuevas cosas, era algo monótono.
Con Miguel había un poco más de confianza debido a los recientes sucesos, casi todos los días almorzábamos juntos después del trabajo, volvimos a tocar el tema del embarazo y volvió a tocar el tema de ser infiel, le dije que no podía hacerlo.
Pero parece que el vio dudas en mi respuesta así que decidió mandarse y decirme que siempre le gusté, que soy una mujer súper atractiva y que si le daba la oportunidad él estaría dispuesto a embarazarme, y desentenderse del bebe y decir que era hijo mío y de mi esposo, le dije que no, que estaba loco que no haría eso y me fui casi corriendo del lugar.
Pasaron varios días en el que él no me hablaba en el trabajo, se sentía avergonzado trataba de evitarme.
Pasadas unas semanas hubo una reunión en un local por el aniversario de la escuela donde trabajamos.
Todos los maestros estábamos invitados, estábamos en la reunión y yo seguía con los ánimos por los suelos aislada de los demás colegas que bailaban y tomaban algunas copas.
Miguel se me acerco y me dijo si seguía enfadada con él y le dije que no, que se quede conmigo que necesitaba un amigo para conversar, en ese momento tome una decisión importante, quizá la más importante de mi vida, y le dije que si estaba dispuesta a tener sexo con él, que mi deseo de ser madre era superior a todo, pero le hice prometer que él no tendría ningún derecho sobre mi hijo, que sería solo mío y de mi esposo y el acepto.
Pregunto cuando lo haríamos y le dije que hoy mismo, que le iba a decir a mi esposo que iría donde una amiga a quedarme a dormir porque ya era tarde, el acepto al instante y procedí a llamar a mi esposo para decirle que saldríamos tarde de la reunión que iría con una amiga del trabajo a su casa a dormir ya que vivía cerca y podíamos irnos juntas.
Mi esposo tan compresivo como siempre me dijo que está bien que es mejor no exponerme que me cuide que soy lo más valioso que tiene y que me ama demasiado, en ese momento me sentí mal por lo que iba a hacer pero me mentalice en que era por ambos, para cumplir nuestro sueño de tener un hijo.
Mi idea era que solo sería sexo común para que él me embarace sin sentir placer, yo creía que si no sentía placer y solo lo hacía por embarazarme eso haría menos cruel mi traición.
Con Miguel decidimos ir a un hotel, fuimos en su auto, yo iba muy nerviosa mientras a él se le notaba feliz, entramos por la cochera, yo me quede dentro del auto mientras él se registraba
Subimos a la habitación yo estaba completamente rígida, me mire por el espejo del ascensor y me veía asustada por lo que iba a pasar.
Miguel lo noto y me tomo por la cintura y me dio un beso en el cuello, ahí sentí como una corriente que paso por todo mi cuerpo.
Entramos a la habitación miguel se acercó a mí, me tomo por el rostro y me beso en la boca, era la primera vez que nos besábamos, yo respondí al beso con un poco de timidez, el noto que estaba muy rígida y me pidió relajarme nos sentamos sobre la cama y me comenzó a hacer unos masajes muy ricos.
Mientras me masajeaba me besaba el cuello y las orejas y eso me estaba haciendo entrar en calor y dejar la timidez, note que mi zona íntima ya estaba mojada.
En ese momento sentí que Miguel me froto la zona de la vagina por encima de la tela de la ropa, pero al sentirlo mi excitación aumento increíblemente, la idea que tenia de no disfrutar se iba desvaneciendo.
Miguel comenzó a desabotonarme la blusa quitándomela y dejándome solo en brasiere, había elegido un conjunto de lencería color rojo que quedaba muy bien con el tono claro de mi piel.
Él se retiró la polera, al verle el cuerpo me gusto ya que estaba bien trabajado.
Miguel continuo con su trabajo de calentarme, me desabrocho el brasiere dejándolo caer y quedando mis senos libres.
Al ver mis pechos se dirigió inmediatamente a ellos chupándolos y lamiéndolos, se intercambiaba de seno me chupaba uno y luego el otro.
Yo en ese momento ya estaba entregada al placer que sentía y soltaba gemidos en señal del enorme gozo que sentía.
Continuó quitándome el pantalón vaquero que llevaba puesto quedando solo en tanga, que no duró mucho en mi cuerpo ya que me la quito casi inmediatamente quedando completamente desnuda frente a Miguel.
Primero me contemplo por unos segundos y me dijo que siempre me había deseado que era una diosa y al ver mi vagina completamente mojada me dio un lengüetazo para probar mis fluidos vaginales.
Siguió con el oral y ahí estuve en la gloria al sentir como su boca y su lengua hurgaban en mí y se hundían dentro de mí ser.
Mis gemidos en ese instante eran tremendos, puedo decir que hasta había olvidado que la misión de estar ahí con Miguel era solo para quedar embarazada, en ese momento era una mujer gozando de un sexo exquisito con un hombre lleno de vitalidad propia de su juventud.
Luego de agasajarme con esa esa mamada a mi vagina me dio la vuelta contemplando mi trasero, llenando de besos mis nalgas y diciéndome halagos, que tenía el mejor trasero que había visto.
Continuo besándome las nalgas y chupándome el ano pasando por toda la línea hasta llegar a mi vagina y luego volver a mi ano, ese placer era infinito.
– Aaaah aaaah? siii
– Uuummf aaaah siii ?eran mis gemidos.
Yo estaba fascinada con lo que estaba viviendo, en ese momento no pensé en mi esposo, ni en su infertilidad, ni en mi deseo de ser madre, solo disfrutaba el enorme placer que sentía con Miguel.
Había llegado el momento del plato de fondo, Miguel se desnudó por completo, al sacarse la ropa interior su verga salto como un resorte, estaba completamente húmeda chorreando líquidos, me encanto al verla porque era de una buena contextura, tamaño y grosor, firme y dura, lo primero que hice fue actuar por instinto y tomarla con la mano y llevarla a mi boca.
Ni yo podía creer lo que estaba haciendo, entre a esa habitación muerta de miedo, y ahora estaba mamándole la verga sin ningún remordimiento.
Ya había practicado sexo oral a mi esposo en algunas ocasiones pero no se comparaba a lo que estaba viviendo en ese momento.
Me cogía de la cabeza empujándome hacia él mientras le mamaba la verga, luego nos dimos un beso en la boca esta vez ya no fue como el primero, esta vez fue un beso muy húmedo, profundo, intercambiando nuestros fluidos que teníamos en las bocas por la mamada que nos dimos.
Había llegado el momento, me acomode en posición de misionero que era la que más practicaba, me separo las piernas y de golpe me clavo su verga que entro sin mucho esfuerzo debido a lo lubricado que estábamos por nuestros fluidos, en ese momento sentí como si una estaca entrara en mi interior y solté un alarido del placer.
-aaah
Comenzó a bombearme aumentando la intensidad, el sonido de nuestros cuerpos chocando era riquísimo, estábamos ya empapados en fluidos y sudor.
Pero esto aún recién estaba comenzando me subió las piernas a su hombro mientras me seguía bombeando deliciosamente, yo gemía y gemía.
– Aaah siii, aaah siii. Que rico.
Cambiamos de posición, me puso en posición de perrito a cuatro patas, me tomo por las cadenas y comenzó a bombearme.
Se sentía tan rico, me jalaba del cabello, me acariciaba los senos, me daba nalgadas, iba acelerando y aumentado la intensidad de sus embestidas, mientras yo gozaba como nunca, ya me había venido un par de veces sintiendo por primera vez unos orgasmos brutales.
Miguel comenzó a acelerar sus embestidas soltando gruñidos, estaba a punto de eyacular, en ese momento le recordé que necesitaba su semen dentro mío, entonces él me tomo más fuerte aferrándose a mí y empujando su verga lo más profundo posible en ese momento sentía otro orgasmo aproximarse, por lo que le pedía que siga acelerando.
– Miguel me voy a correr, aaah
Miguel comenzó a acelerar sus movimientos, en un alarde de masculinidad y maestría, incrementando mis ganas de correrme, pero al mismo tiempo él también estaba a punto hacerlo.
– Siiii, me cooorro aaaah lléname, siii te siento dentro -le decía entre gemidos mientras ambos nos corrimos.
No sé cuánto tiempo llevaba Miguel sin tener sexo, pero podía sentir claramente una cantidad de líquido caliente que entraba dentro mío de manera desmesurada y descomunal, incluso con su verga dentro podía sentir como mis ingles chorreaban parte de su semen.
Después de tantos jadeos, gemidos gritos nos quedamos un rato en esa posición con su verga aún dentro de mí.
Luego de disfrutar nuestros orgasmos y recuperar el aliento nos dejamos caer recostados sobre la cama yo sobre su pecho y el acariciándome el rostro, aun jadeantes y agitados después de la cogida que tuvimos, sentía como su semen escurría fuera de mi vagina.
Luego de unos minutos vi que su verga nuevamente iba cogiendo dureza y me dijo lista para una segunda dosis, a lo que entre risas le respondí que sí, que tenemos que asegurarnos que sea efectivo.
Le tome la verga que estaba a media erección y me la lleve a la boca nuevamente, saboreando los resto de semen y mis fluidos que le quedaban, se la mame por unos minutos hasta que se iba poniendo más dura, en ese momento él me coloco en posición de que yo siguiera mamándosela y el tuviera mi vagina a su disposición en la posición 69.
Seguimos dándonos placer mutuo en esa posición, hasta que su verga ya estaba completamente erecta, por lo que procedí a montarme encima de él para cabalgarlo.
Daba saltones donde salía completamente de su verga y me dejaba caer para hundirme nuevamente, él se levantaba y me comía las tetas, nos besábamos, nos lamiamos, en ese momento era otra mujer, no pensaba en nada ni en nadie, solo en el placer que sentía en ese momento.
Me di la vuelta y lo cabalgue de espaldas mientras él me amasaba las nalgas y me daba nalgadas, aun seguíamos con mucha calentura.
Me coloco boca abajo sobre la cama, poniendo una almohada debajo de mi vientre para levantar mi trasero y penetrarme, me bombeo deliciosamente en esa posición hasta que sentí una segunda descarga de semen en mi interior.
Quedamos ahora si rendidos sobre la cama empapados de sudor, al darnos cuenta, la estaba entrando la luz por la ventana, estaba amaneciendo, vimos el reloj y eran las 6 de la mañana, deje a Miguel recostado sobre la cama y me fui a bañar con cuidado de no mojarme el cabello para no levantar sospechas y a vestirme, termine de arreglarme, al salir vi a Miguel dormido, me acerque le di un beso en los labios y me fui.
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