Mi profesora de 45 años para mi una vieja pero bien puta

📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.

Esto me sucedió hace justo un año, y para festejar el cumpleaños decidí contárselo a Uds. Para estas fechas del 2013 tomaba clases de física para mi ingreso a la universidad lo hacia con una profesora, de cerca de casa, conocida de mi madre, de aproximadamente 45 años (para mi una vieja) realmente sabia mucho y se hacia entender muy bien.

Cuando llevaba mas de un mes de mis clases particulares, y nos teníamos mas confianza, me comenzó a contar cosas de su vida; por ejemplo que se había separado hacia mas de 20 años, que la causa había sido que no pudieron tener hijos, que hasta hacia poco había vivido con su madre, la que falleció, hacia como 6 meses, así que quedo sola.

Yo contaba mis cosas que deseaba para mi futuro y eso, mis anécdotas escolares, eso producía gracia en ella, todo sucedía sin descuidar mi aprendizaje, comencé a notar que cada vez que debía explicarme, o controlar lo que hacia, se sentaba muy junto a mí, no desaprovechaba la ocasión de tocarme en mi cara, en mis brazos o piernas, siempre con un comentario sobre mi estado físico, o lo simpático.

Una de las tardes, exactamente el 17-12-03, no podré olvidarme ese día, salió a atenderme vestida como lo hacia habitualmente, pase me dio el trabajo, hizo un comentario sobre el calor reinante, me aviso que iría a ponerse una ropa más liviana, cuando regreso estuve seguro; sin entender de ropa de mujer que no existía ropa más liviana; tenia puesta una bata hasta medio muslos transparente total, que por supuesto dejaba ver claramente su breve cola-less roja, como única prenda interior. Quede sin aliento; cosa que ella percibió; a mi estupor, se sonrió con complicidad. Recién me di cuenta de la armonía de su cuerpo, porque sin ser abundante en nada era todo de una medida justa para tener un físico que muchas chicas jóvenes desearían tener.

Se sentó junto a mi, controlo mi trabajo, mientras yo no podía apartar mi mirada de sus piernas con su bata que se abría hasta casi su entrepierna, cuando escribía en mi trabajo sus senos se apoyaban en mi hombro, sintiéndolos como si estuviesen sin nada que nos separase, dado el próximo trabajo, se levanto, cosa que agradecí, porque no deseaba que viese mi erección, fue a su dormitorio, no paso casi nada cuando regreso, dos cosas percibí en el acto, una de sus manos estaba cerrada con algo en ella, juro que esa fue la segunda cosa que me di cuenta, porque la primera es que se había despojado de su cola-less. Dio vuelta al escritorio quedando a mis espaldas, me tomo de mi remera y haciéndola hacia arriba me la saco con el comentario, te debe hacer calor a ti?, me la deje sacar sin resistencia, se inclino sobre mí poniéndome sus senos en mi espalda, casi nuca, casi me abrazo para hacerme notar un error por no observar bien las cosas, en física debes ser muy observador me recomendó, se paro a un costado mío y me pregunto si me daba cuenta de algún cambio en ella?, con vergüenza le pregunte en que sentido?, en mi vestimenta respondió:

– Si – se saco su cola-les.

– Muy bien, pensaba que no te darías cuenta, por eso tenia mi cola-less en la mano. Yo, también me di cuenta de algo.

– Que? – pregunte.

– De que tu pantalón, se comenzó a levantar.

Como si nada, se sentó a mi lado, su bata estaba casi suelta, tanto de arriba como de abajo, dejando ver casi la totalidad de sus senos, chicos pero rellenos y con una punta dura y oscura, de abajo creo que eran solo milímetros lo que faltaba para ver su vello pubico. Por supuesto que para ese entonces, no me interesaba la física de la profesora, sino el físico de la profesora. Mi delgado pantalón parecía que no aguantaría el empuje de adentro hacia afuera de mi pene (como verán mi terminología es acorde a la física).

Dejo de escribir, me puso un brazo por mis hombros mientras su otra mano comenzó a subir por mi muslo hasta llegar al bulto mencionado, casi como una orden dijo sácate el pantalón para que estés cómodo, con mi calentura y el calor me costaba trabajo sacármelo, ella ayudo, cuando bajo de mis caderas, mi pene asomaba por el costado de mi slip, como si no existiese me termino de sacar el pantalón, al pararse a sacármelo se le soltó el cinto de su bata abriéndosele totalmente, quedando enfrente de mí con sus senos y su sexo sin nada que impidiese mi visión, por supuesto que mi “visión” agradecida.

Yo sentado y ella de pie, se acerco entro entre mis piernas, siempre de pie, quedando mi boca a la altura de su ombligo, la abrace por la cintura y comencé a besar su ombligo, a meterle mi lengua, ella a gemir y arquear su torso hacia atrás, mis manos se deslizaban por sus nalgas (sin atreverme a pasárselas por ese meridiano que separa sus continentes), la o ella sola giro hasta quedar con su trasero en el escritorio, con una pequeña fuerza le hice saber que deseaba que se sentase lo hizo, puso sus pies en el apoya brazo de mi silla quedando con su vagina a mi voluntad, comencé a besársela a pasarle mi lengua, a introducírsela, mientras ella entre gemidos y suspiros me alentaba a mas, cuando su clítoris se oponía a mi lengua, sentí que sus jugos estaban en mi boca, así estuve por lo menos en tres de sus orgasmos.

Se levanto y cambiamos posición mi verga era una extensión desconocida por su dureza y hambre sexual, me la comenzó a besar y darle pequeños succiones y lentamente introducírsela en su boca, en mi deseo me acosté en el escritorio, ella tomándome de una mano me hizo sentar de nuevo y sacándosela de su boca me dijo que deseaba que yo viese como se tomaría mi semen, con una mano mía en su cabeza deseaba que se la metiese hasta el tronco, no era posible por su largo, cuando ye explotaba, dándose cuenta, la encerró con los labios y se dejo cojer por la boca, yo no podía creer la cantidad de semen que largaba, por los movimientos de sus maxilares deducía que se lo estaba tragando a todo (cosa que era así) luego de tenerla un buen rato hasta que fue pasando esa primera acabada la tuvo en la boca y cuando se la saco estaba limpisima.

Luego de un rato de besos, caricias, y contacto entre nuestros cuerpos, comenzamos a experimentar un nuevo deseo sexual, nos dejamos caer al suelo nos acomodamos en un 70, porque era mejor que el 69, estando ella arriba mío, disponía de sus dos orificios, cosa que los aproveche a ambos, y de que forma… para no cansarlos, creo que seria mejor contárselo otro día.

Compartir en tus redes!!