Mi primo y yo cogiendo como siempre
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Una de mis primas se casaba en una ciudad de la costa, lejos de la que vivimos casi toda la familia. La mañana anterior a la boda uno de mis primos (Juan) y yo decidimos irnos a esta ciudad para ayudar a mi prima con los últimos preparativos y ya que disponíamos de tiempo, disfrutar del día allí, mientras que nuestras respectivas parejas llegarían el mismo día de la boda.
Llegamos a la ciudad, nos registramos en el hotel, cogiendo cada uno una habitación y nos fuimos con mi prima a hacer algunas compras. Por la tarde, ya quedándonos solos decidimos irnos a la playa a pasar la tarde. Yo no había ido nunca a esta ciudad pero Juan sí lo había hecho y me propuso ir a una pequeña cala que había en la punta de la playa, me dijo que era muy bonita y que merecía la pena aunque quedara lejos, yo acepté, pero cual fue mi sorpresa cuando ví que era nudista. Él vio mi cara de sorpresa y me dijo, retándome, que si no me atrevía a desnudarme delante de él que muchas veces de jovencitos lo había hecho, puesto que pasábamos mucho tiempo juntos y no ocurría nada. Yo me negué diciéndole que ahora no éramos pequeños, que ahora teníamos 21 y 25 años, él me decía que por eso, ya que éramos mayores podíamos tener ese tipo de experiencias, la idea me excitaba, pero no quería demostrárselo, al final acepté con la condición de que nadie se enterara y mucho menos mi novio porque se pondría celoso.
Entramos a la playa y mientras me desnudaba, notaba como él me miraba, fijaba sus ojos en mí, yo hacía como que no me daba cuenta. Aunque no tuve otro remedio que fijarme en la enorme erección que se le había puesto mientras yo me quitaba la ropa, le miré y sonreí, invitándole a irnos al agua. Una vez en el agua, me agarraba de la cintura jugando, en un principio sin intención aparente, aunque nos íbamos calentando poco a poco, cuando me rozaba con ese enorme pene por detrás, estando un poco alejados de la orilla comenzó a tocarme descaradamente las tetas, estaba colocado detrás de mi y me apretaba su polla mientras me amasaba las tetas y me acariciaba la cintura deslizando la mano hacia abajo, me estaba derritiendo en sus brazos, pero le dije que no podía ser, le di un beso en la mejilla y me salí del agua. Le pedí que nos fuéramos al hotel, que quería darme una ducha y alistarme para salir a cenar.
Así lo hicimos, nos fuimos al hotel y me puse un vestido muy sugerente, no quería que ocurriera nada, pero no podía evitar intentar seducirle me había dejado muy caliente y siempre había imaginado “algo” con él, así que elegí un vestido negro con un gran escote, largo por la rodilla, pero con una gran raja que enseñaba mi pierna hasta casi donde no se puede enseñar, me recogí el pelo y decidí que lo de por la tarde no podía quedarse a medias. Cenamos en un lugar tranquilo, hablando de todo, bebimos bastante y poco a poco la conversación fue caldeándose, comenzamos a hablar de nuestras preferencias en la cama y me dijo que siempre me había deseado y que nunca se había atrevido porque me consideraba como a una hermana, pero que le gustaba y le encantaba imaginarme haciendo el amor con él.
Su mano comenzó a deslizarse por debajo de la mesa a través de la raja de mi vestido, empezó a meterme mano descaradamente y yo notaba como me iba humedeciendo, llegado a tal punto decidimos subir al hotel y terminar allí lo que llevábamos varias horas madurando.
Entramos en mi habitación besándonos con pasión, con una pasión contenida desde hace mucho tiempo, yo no podía creer que estaba haciendo eso, mi primo, casi mi hermano, me estaba manoseando, me estaba excitando, me estaba haciendo sentir su bulto en la entrepierna, me agarró del culo y me apretón contra la pared, rodeé su cintura con mis piernas y, apartando mi tanga ya muy mojado, me metió su pene empezando a bombearme con fuerza, follándome con desesperación. Estando así me llevó hacia la cama, y, ¿cual fue nuestra sorpresa? Mi novio estaba allí, quería darme una sorpresa y había llegado una noche antes para estar conmigo. No sabíamos que hacer en esa situación, ni como iba a reaccionar ante lo evidente, pero fue sorpresa mayor cuando mi novio dijo “Sabía que esto iba a ocurrir y me encanta, siempre he querido ver como te folla otro y mucho más el, sabía que te deseaba”, comenzó a desnudarse, nos pidió que mi primo y yo también nos quitáramos la ropa que nos quedaba, me tumbé en la cama y los dos se pusieron a lamerme por todo el cuerpo, me decía que querían hacerme gozar, mi novio se dedicaba a mis tetas y mi primo a mi coño, lo comía de maravilla, tanto que me hizo tener un orgasmo bestial, tras este mi novio se apartó a un sillón y me pidió que se la mamara a mi primo, quería verme comiéndosela a otro, mientras él se masturbaba desde el lugar donde estaba viendo la escena, los dos se corrieron casi a la vez, uno en mi boca y otro desde donde estaba, yo chupé a ambos hasta que quedaron limpios y volvieron a estar en disposición de ataque.
En ese momento mi primo se tumbó y yo me subí encima, lo empecé a cabalgar, cuando sentí a mi novio por detrás, quería romperme el culito, nunca lo había hecho por ahí, pero no podía negarme, aparte que estaba excitadísima, estaba con los dos hombres que más me ponían del mundo. Me folló por el culo, me gustó mucho más de lo que pensaba, llegué a tener tres orgasmos con los dos metidos en mi, cuando ellos se corrieron me sentí llena de leche por todos sitios, me gustaba la sensación y no podía creer lo que había ocurrido.
Nos quedamos dormidos los tres entrelazados, por la mañana llegó el resto de la familia y la novia de mi primo, nadie se enteró de nada, pero a partir de ese momento, mi vida sexual cambió por completo, era el primero trío que hacía, pero no fue el último, igual que no fue la última vez que me acosté con mi querido primo.
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