Mi primito de 18 años, su cola y yo la mayor
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Yo soy Karen, no es mi nombre verdadero, pero lo que voy a contarles es real, sucedió cuando yo tenia 20 años, esa tarde salí temprano del trabajo, era Viernes y me sentía cachonda tal vez por la proximidad del fin de semana o porque mis padres habían salido esa misma mañana fuera de la ciudad con mis tíos para cerrar una operación de bienes raíces, aunque solo se ausentaban hasta el Sábado a la tarde, estar sola en casa me excitaba… pero de repente recordé que no estaría sola, mi primito de 18 años seguramente ya estaría en casa esperándome, se suponía que yo, la prima “mayor” lo cuidaría mientras mis tíos y mis padres estaban fuera.
Aprovechando que salí 2 horas antes del trabajo, entré sigilosa y silenciosamente a casa para asustar a mi primito, que seguramente todavía no estaba aclimatado a nuestra casa. Logré abrir la puerta de la calle sin hacer el menor ruido, y atravesé la sala agazapada, me dirigí a la sala donde esta la televisión, pero mi primo no estaba ahí, en silencio fui hacia la cocina pero tampoco lo encontré allí, entonces me imagine que estaría en la planta alta, recostado en algún cuarto, subí en el mayor de los silencios y vi luz en el baño que se encuentra justo frente a mi cuarto (ya estaba anocheciendo), entonces me acerqué lo más posible al baño, la puerta estaba abierta, me imaginé que estaría mirando si su rostro tenia agné, logré acercarme al baño casi a un metro, de ahí podría darle un buen susto. Cuando iba a tomar impulso, vaya sorpresa que me llevé!!!!! Ahí estaba mi primito mirándose al espejo, semidesnudo, solo llevaba puesto ¡Mi ropa interior!
Me quedé paralizada unos segundos, en un primer momento pensé en irme tan silenciosamente como habia llegado y hacer de cuenta que no había visto nada, pero me quede observándole un rato más. Paul, mi primo es hermoso, alto, delgado, fino, me quedé maravillada con su cola; redondita, paradita, mis pequeñas bragas se le metían profundamente en su divina cola, eso me excitó muchísimo. Repentinamente sentí que estaba frente a la oportunidad de realizar mi más intima fantasía sexual, pero dentro de mi se debatía toda la carga familiar y cultural… ¡es mi primito! ¡no corresponde! pensaba, pero todo mi cuerpo temblaba de deseo, no pude contenerme más y de un salto trabé con mi pie la puerta del baño para que siguiera abierta, mientras tomaba a mi primo del brazo…
-¡Con que esas tenemos!. Exclamé.
– Llego dos horas antes del trabajo y encuentro a mi primo probándose mi ropa interior.
Paul empalideció, trataba de taparse pero no tenía con que, quedo expuesto completamente a mis ojos vestido de mujercita.
– Asi que tenemos aquí una maricona, le dije con tono inquisidor.
– ”No!” exclamó, – ”Solo me puse tu ropa intima, porque quería imaginarme lo sensual que te verías tu con ella”.
– ”A mi no me engañas”, le dije.
– ”Tu te pones cachonda probándote ropa de mujer, te observé como te mirabas al espejo”.
– ”No por favor debes creerme, olvidemos esto, discúlpame por tomar tu ropa sin permiso” imploraba Paul.
– ”Nada de eso!!! grité, “si te gusta la ropa intima femenina te pondré lo mejor que tengo”.
– ”No, no!! terminemos con este tema”, suplicó Paul.
– ”Te pintaré y maquillaré como a una señorita” seguía hablando yo, haciendo de cuenta que no escuchaba lo que él decía.
– ”No basta! me voy” exclamó Paul intentando salir del baño.
Entonces lo tomé de las caderas ( como se toma a una mujer) y lo empujé hacia mi diciéndole al oído;
– “Calma jovencita, no querrás que toda la familia se entere de como te encontré vestida en el baño, verdad?. El bajó la cabeza y yo le di unos besitos en su hermoso y largo cuello.
– “Muy bien, dije, “Ahora sé una buena chica, que tu prima te vestirá y pintará como es debido”. Yo no podía creer lo que estaba haciendo, pero una fiebre de lujuria se apoderó de mi.
Entonces llevé a Paul a mi cuarto, el temblaba y yo también. Le quite todo lo que llevaba puesto, no podía creerlo, tenia a mi primito toda la noche para mi sola y él estaba ya entregado. Abrí mi guardarropas y le dije a Paul;
– “Ve eligiendo algo, yo bajaré a buscar una botella de champagne, eso nos pondrá más cachondas”.
Cuando volví con la botella y un par de copas, Paul no había elegido nada, todavía estaba avergonzado, le serví champagne y se tomo casi media copa de un sorbo.
– ”Bueno veremos que tenemos aquí para vestir a esta señorita tan bonita” dije.
Tomé las braguitas más pequeñas y sexys que tengo y comencé a vestirle, las bragas subían por sus largas piernas, hasta internarse profundamente en su cálida cola, era maravilloso ver su perfecto culito con unas braguitas tan pequeñas, coloqué su pene hacia abajo y hacia atrás, y volví a empujar nuevamente las bragas hacia arriba para lograr un calce muy profundo, su polla quedo escondida dentro de la ropa interior, parecía una nenita coñuda!!, después le puse un corpiño con suplemento de silicona, estoy segura que con el movimiento, le daría la sensación de tener un par de insolentes tetas. Paul respiraba agitado, yo estaba viviendo un sueño. Luego le puse pantymedias, portaligas, un collar y un par de aros en sus orejas. Seguíamos bebiendo, yo no permitía que la copa de Paul quedara vacía, lo quería todo desinhibido para mi esa noche.
– ”Que guapa estáis quedando” le susurré al oído.
Con mi mejor perfume (el más femenino) le humedecí todas las partes que una chica debe perfumar, incluso las mas intimas. Finalmente le puse una falda cortisima y una blusa muy escotada.
– ”Ahora solo falta el maquillaje” le dije.
– ”No Karen ya es suficiente! estáis yendo demasiado lejos”, protestó Paul.
– ”Aquí mando yo jovencita y harás lo yo os diga” le repliqué tomando el rostro de Paul firmemente con mi mano.
– “Bebe un poco más y estaréis más tranquila”.
Me encantaba tratarle de “ella” era una forma muy sutil de condicionarle. Comencé a pintar sus labios con un color rojo pasión, mis pezones se ponían tiesos al recorrer sus labios con el lápiz, su sexy boca entreabierta entregándose a mis deseos más lujuriosos, de repente noté que el pene de Paul se había escapado de las braguitas y ahora levantaba la pequeña falda, Paul tenia una hermosa erección.
– ”Veis que te gusta lo que hago, asi me gusta que seáis muy putita, hoy serás mi putita” le susurré mientras terminaba de maquillarle.
Le pinté las uñas y una vez transformada en una deliciosa chica, Paul se contempló al espejo durante un largo rato por sugerencia mía, le hice posar en las formas más sugerentes y sexys, le enseñé a caminar femeninamente con tacos altos, la llevé al baño y le hice orinar sentada como toda chica, le enseñe a limpiarse el coñito después de orinar. La llevé nuevamente al espejo para que se mire, yo me puse detrás de ella y le dije;
– ”Mírate eres toda una puta deliciosa e irresistible.
Me acerqué más le abracé cruzando los brazos por encima de su vientre, le di 3 besitos en su cuello y le susurré al oído;
– “Quiero hacerte el amor, quiero tenerte toda la noche para mi, quiero que hoy seáis mi puta”.
Le introduje la lengua en su oreja, la faldita de Paul parecía una carpa debido a su erección. Entonces comencé a besarle la boca con mucha pasión, Paul, como una chica que es besada, cruzó sus brazos por detrás de mi cuello, creo que él comenzaba a entender el juego, yo le tomé de la cintura con una mano y con la otra le cogí firmemente la nuca, empujando su cabeza hacia mi boca. Mis pezones explotaban y ya estaba toda húmeda. Le abrí la blusa, le retire el corpiño y comencé a chupar los pezones de Paul, mi putita, que se ponían turgentes como los de una adolescente virgen.
– “Asi, muy bien, abandónate Paul, verás como te hago gozar esta noche, sé una buena chica” murmuré.
Mientras seguía lamiendo sus pezones, comencé a acariciar su culito, primero por encima de la falda, luego introduje la mano debajo de ésta y lo acaricié hasta que la falda se desprendió y cayó, la cola de Paul ardía, metí mi mano por debajo de la braguita y acaricié su suave y virgen orificio anal. ¡Que delicia! Un culito de 18 años, inexplorado, calentito, aterciopelado, redondito, firme. Mi cuerpo estaba en llamas, no podía creer estar tocándole el culito a mi primito. El hermoso pene de Paul se salió nuevamente de las bragas y se mostraba en todo su esplendor. Yo también me fui desvistiendo.
Puse a Paul boca abajo en la cama, y fui besando su cuello, bajando hasta su espalda, mis besos cada vez eran mas abiertos y húmedos, mis pezones erectos tambien recorrían su espalda, fui besando hasta llegar a su maravilloso trasero… besé suavemente sus glúteos, luego di varios mordisquillos, Paul suspiraba, con mi lengua dibujé círculos en su cola. Le retiré la braguita suavemente, ésta quedo trabada por la profundidad y la firmeza de los glúteos de mi primo, lo que hizo aún más excitante la tarea. Separé sus glúteos, y comencé a lamer su espléndido culo, mi lengua se enamoró de su delicioso orificio, besándolo cada vez más húmeda y profundamente, Paul se estremecía, él, (o a esta altura “ella”) estaba cachonda y alegre por el alcohol. ”Este es el momento” me dije. Fui hasta el guardarropas y retiré mi consolador con correas (un strap-on dildo) amarré las correas a mi cintura y me vi en el espejo, fue maravilloso; Allí estaba yo ostentando un gran pene plástico amarrado a mi pubis, y detrás mío se observaba a Paul recostado boca abajo. Acercándome a él, le acaricié su cabello y le dije;
– ”Oye preciosa quiero que me la chupes”.
Paul se sorprendió al ver el inquietante falo, pero le apoyé la punta en su boca entreabierta y él me siguió el juego, recorrió longitudinalmente con su lengua mi polla plástica sin quitarme la mirada de mis ojos, creo que me estaba provocando, luego cerro sus ojos y engulló deliciosamente todo mi pene en su sensual boca.
– “Así muy bien, eres una muy buena chupaverga, chúpatela toda, esta noche es toda para ti”.
Sorprendida de mis propias palabras, embriagada del poder que da tener un pene y un hombre donde usarlo. Ver a mi primito chupándome la polla me hizo perder la cabeza, todo mi instinto animal se apoderó de mi; tomé firmemente el rostro de Paul y le dije;
– “Muy bien jovencita sigue chupando, deja aflorar completamente tu lado femenino, goza, ponte cachonda porque ahora voy a penetrarte”. Paul saltó de la cama.
– ” Basta, hasta aquí he llegado yo, me voy” exclamó, entonces.
Le tomé del brazo bruscamente y le coloque con mucho rigor boca abajo sobre mis faldas y comencé a aporrear su firme culo mientras le decía;
– “Ya basta jovencita de tantos caprichos, estuvisteis provocándome toda la noche y ahora no me dejareis con las ganas”.
La cola de Paul quedó toda colorada, en mis piernas empecé a notar la erección incipiente que Paul estaba experimentando, observé la mano con que abofeteé su trasero, ésta descansaba sobre los redondeados glúteos, pero el dedo mayor estaba apoyado justo sobre su virgen ano, entonces suavemente pero sin detenerme fui haciendo presión hacia adentro, hasta que vencí la resistencia de su esfínter, mi dedo entró fácilmente, Paul gimió deliciosamente, su culito estaba húmedo y caliente como el coñito de una colegiala. La erección de mi primo aumentó.
– “Veis que te gusta?, veis lo putita que eres, Paul? ” dije dulcemente, sin dejar de meter y sacar el dedo de su cola.
Paul abrió más sus piernas, ofreciéndose al placer. Ahora sí! “Ella” estaba entregada, cuando consideré que su colita estaba lo suficientemente dilatada, llevé a Paul a la cama, le puse boca abajo con su cabeza apoyada en el cojín y su trasero levantado, todo expuesto, indefenso y abierto para mí, ajusté mi pene femenino para que me frotara el clítoris, posicioné la bulbosa cabeza de mi pene plástico justo frente de su orificio anal, coloqué lubricante, tomé a Paul de sus caderas y dije;
– ”Disfrútalo Paul”.
Empujé muy suavemente mi pene hasta que entró la cabecita, Paul lanzó una mezcla de gritito y gemido, sus piernas temblaban yo estaba en la gloria, le propiné una bofeteada en su húmeda cola y le ordené:
– ”Vamos Paul ábrete toda para mí”, su ano se aflojó y el resto del pene entró con mucha facilidad.
Me vi en el espejo, no podía creerlo tenía a mi primo tomado de sus caderas, con mi pene dentro de su culo y lo estaba desvirgando!. Me sentí muy poderosa, follándole, piloteando la situación, muy segura de mi misma. Apoyé mis excitados pezones en la espalda de Paul y le susurré al oído;
– “Veis Paul ya estoy toda dentro de ti, siente como mi pene te desvirga, gózalo, sé que te gustará”.
Y empecé a menear mi cadera haciendo entrar y salir el dildo del inocente culito de Paul. El gemía como una mujercita, yo me sentía súper poderosa. Cogí a mi putita suavemente del pelo, le levanté la cabeza para que mire el espejo que tenía frente a su rostro y le ordené;
– “Paul mírame a los ojos mientras te penetro, quiero que te sientas penetrada también por mi mirada, quiero que además de sentirte penetrada, te observes siendo penetrada, mírate perder la virginidad, será un maravilloso recuerdo para nosotras dos”.
Nunca olvidaré la expresión de placer en la boca de Paul. Seguí culeándome a mi primito cada vez con movimientos más rápidos, Paul ardía de placer e intentó tocar su pene para eyacular, yo le quité su mano bruscamente y le dije;
– “Quieta jovencita, te haré tener un orgasmo como lo tienen todas las chicas, ya veras será mucho más intenso de los que estáis acostumbrado como hombre”.
Los gemidos de Paul se convirtieron en suplica.
– ”Oh Karen, hazme venir, por favor”.
Entonces posicioné el dildo un poco mas abajo y más profundo en la cola de Paul, intentando encontrar el punto “G” masculino, según leí en los libros. Creo que lo hallé!!!. Ahora Paul se retorcía de placer, sus manos arañaban las sábanas, su boca entreabierta dejaba un charco de saliva en la cama, gemía y llorisqueaba y empujaba todo su desvirgado culo hacia mí.
– ”Ooohhh, no pares Karen!!! No te detengas por favor!!! sollozaba mi puta.
La fricción de la base del dildo contra mi turgente clítoris y el éxtasis de Paul me provocaron el orgasmo más intenso y maravilloso de mi vida. En ese mismo instante sentí las contracciones del ano de mi primo envolviendo mi pene femenino y vi tener a Paul un intenso orgasmo con todo su cuerpo, dejando un inmenso charco de semen sobre mi cama, ahora si, tomé su pene y lo empuje hacia adelante y atrás varias veces para que descargue toda su leche.
– ”Muy bien mi putita, asi, goza, goza, habéis visto, os hice tener un orgasmo con todo el cuerpo, un orgasmo femenino”.
Recogí con mi mano el semen y lo vertí sobre mi pene, que ahora entraba y salía lentamente del culo de Paul.
– ”Siente preciosa, te estoy llenando el culito de leche, estoy eyaculandome tu culo”, le murmuré a Paul.
Que suspiró, mientras le embadurnaba sus glúteos con el resto de semen y también le eché algunas gotas en su espalda simulando otra eyaculación. Retiré mi dildo del culito de Paul, le abracé, le besé, apoyé su cabeza en mi pecho y lo acaricié con todo mi amor.
– ”Este será nuestro maravilloso secreto, Paul, no debes preocuparte, todos los hombres tienen su costado femenino, quieran o no reprimirlo” le consolé.
Le pedí perdón si en algún momento me excedí, le ofrecí mi cola si él quería reivindicarse como hombre, pero me dijo que estaba exhausto y que me amaba. Esa noche dormimos juntitos y abrazaditos toda la noche, cada tanto yo acariciaba la cola de Paul, como cuidándola. Ese fue el día más feliz de mi vida sexual. Hoy Paul tiene una hermosa novia y yo estoy casada, pero nunca podré olvidar el día en que Paul descubrió su lado femenino y yo mi lado masculino. Ardo de deseos de volver a penetrar a Paul. Cuando hay una reunión familiar yo procuro acariciar el culito de Paul cuando nadie nos ve, enseguida me humedezco toda y mis pezones estallan, y me parece que Paul también se excita. Que me perdone mi marido, que me perdone la novia de Paul… pero yo no pierdo las esperanzas.
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