Mi nueva secretaria ¿Me dará un aumento de sueldo?

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Había vivido mi vida demasiado rápido, apurado, visto en retrospectiva, de poder hacerlo lo haría diferente, no me quejo de lo que me tocó en suerte, en definitiva, lo viví a mi manera.

Pero ciertamente, recién pasados los cuarenta estaba parado en una época que hubiera correspondido a mis sesenta, en vías de ser abuelo, habiendo quemado con mucha rapidez todas esas etapas en las cuales debí haberme tomado más tiempo

Y es que a aun no tenía veinte cuando me enteré que una hija venía en camino, producto de esas relaciones casuales en las que uno no busca ser padre, y solo se da.

Camila era mi noviecita de esos días, una chica del barrio con la que éramos amigos de la infancia, nos asustamos mucho ante lo desconocido y todo lo que implicaba ser padres de repente, ser adultos, y fue gracias al apoyo de nuestros familiares directos que pudimos salir adelante.

Y si bien todo había arrancado bien en los primeros días, lo cierto era que ni Camila ni yo, estábamos preparados, éramos inmaduros, estábamos verdes, y no éramos lo suficientemente responsables para avanzar.

Cinco años después, de común acuerdo, rompimos la relación, ella volvió a casa de sus padres, yo a la de los míos.

La separación no me impidió ser un buen padre, amo a Rocío, mi hija con toda el alma y con Camila, la madre, aun hoy en día nos une una relación de amistad por así llamarla, aunque ella rehiciera su vida y yo la mía, pero siempre fui un padre presente y tengo una inmejorable relación con mi pequeña hija, que hoy en día ya se hizo grande y cursa su primer embarazo

Carla sería mi segunda esposa, cuando creí estar maduro para afrontar una relación de pareja, cuando creí que todo estaría bajo control, pero las cosas cambiaron cuando llegó Amparo, mi segunda hija, empezaron las discusiones por todo, por nada y la relación se volvió tóxica, llegaron los engaños, y después de un tiempo ella encontró un tipo con plata y se fue a vivir con él a Australia

Lamentablemente también supuso el final de mi relación con Amparo, soy hombre, y muchas veces la justicia no es justa, Carla terminó tocando cada vericueto legal hasta salirse con la suya y lograr dejar el país.

Aun sigo con temas legales, de juzgado en juzgado, pero ya bajé los brazos, ya perdí las esperanzas con mi segunda pequeña que hoy en día ya debe ser toda una señorita

Y así este presente me toma por sorpresa, viviendo solo, me acostumbré a vivir solo, ya no quiero relaciones, sentimientos, amores.

Todo el amor para Rocío, mi razón de vivir, y para Amparo, mi razón de seguir intentando

Así que todo mi interés se centraba en mi otra pasión, mi empleo

Contador exitoso, podía estar todo el día en mi estudio, siempre me gustó ser independiente, jamás atado a ser empleado de nadie, dueño de mis éxitos, esclavo de mis fracasos, me gusta ser el ejemplo, inspirar al puñado de empleados que tengo, veinteañeros en estudios facultativos que venían más por experiencia que por dinero, siempre soy el primero en llegar, siempre el último en irme, siempre antes que salga el sol, siempre después que se ocultara en el horizonte.

Mi profesión cubría la otra mitad de mi vida, papeleos, despachos gubernamentales, clientes, pequeños negocios, grandes empresas.

Además de los chicos y chicas que hacían sus primeras armas, estaba Olga, la secretaria administrativa que se encargaba básicamente de manejar mi agenda y acordar las reuniones y ataba todos los cabos sueltos, pero un día, solo se cansó del trabajo y decidió dedicarse a disfrutar la vida, así como así, y a pesar de que le diera la oportunidad a que se tomara un tiempo, su decisión estaba tomada.

Y tuve que ponerme en la tarea de conseguir una nueva secretaria, alguien que pudiera llevar las tareas que Olga llevaba adelante y que cubriera mis expectativas.

Lo hablé con Camila, mi hija que ya cursaba se sexto mes de embarazo, ella me aconsejó que hablara con alguna agencia de empleos, que ellos se encargaran de mis necesidades, pero yo era increíblemente puntilloso, y me gustaba tener siempre todo bajo control. Entonces, ella me organizó una búsqueda de candidatas, hizo los primeros contactos, los primeros filtros telefónicos y al final, reservó una sala en un hotel para las entrevistas personalizadas.

Ella me había pasado un listado de la preselección, hasta ahí llegaba mi pedido, me había dejado una carpeta con varias hojas para que yo hurgara, pero había estado demasiado ocupado con otras cosas y esa mañana, fui a esas entrevistas casi sin tener idea de lo que me encontraría.

Llegué temprano como lo hacía siempre, intenté enterarme de todo lo que tenía esa carpeta en media hora, pero al rato solo había acumulado confusión.

Al pasar a la sala, donde menos de una decena de chicas esperaban su turno a ser entrevistadas, tendría mi primer contacto con Bianca, quién me llamaría la atención entre todas, ella resaltaba entre por su diferencia de tamaño, parecía una super mujer, se veía de gran contextura, se buenas proporciones, era la segunda desde la derecha. Y no sería solo eso en lo que repararía, mientras el resto de las chicas me clavaban sus miradas llenas de incógnitas al verme llegar, ella parecía retraída, hasta tímida, y solo miraba sus manos, sus uñas que las hacía sonar insistentemente.

Fui llamando una por una, a la antigua, no era tipo de las charlas virtuales, ni de las interminables y tediosas entrevistas acostumbradas hoy en día, era más de llevarme por mi instinto, nunca me había fallado y no me fallaría al decidirme por Bianca

Hice pasar de una en una a las chicas, quienes a su manera trataron de apabullarme con sus conocimientos, cada una quería sobresalir, quería hacerse merecedora del puesto, más de una mostraba capacidades de sobra a lo requerido, y por alguna extraña razón había dejado a esa chica de contextura llamativa para el final, nuevamente por instinto, premonición

Cuando todas ya habían pasado, y se habían retirado con alguna escueta promesa de un posible nuevo encuentro, fue el turno de ella, que hasta ahí era una desconocida que se me hacía intrigante

Bianca era muy bonita, se mostraba llamativamente atractiva y femenina, pero ella, al contrario que las otras, parecía un tanto sumisa, contrariada, me esquivaba la mirada, nerviosa y dubitativa

Repasé su perfil lentamente, tras mis lentes de aumento, no tenía nada que envidiarle a las demás, incluso dominaba el inglés a la perfección, entonces empezamos a charlar, le comenté sobre el puesto y quise escuchar sobre sus expectativas, sus ambiciones

Pero Bianca me sorprendería con una confesión, con algo que la atormentaba, tragó saliva y con la voz un tanto quebrada, me confesó que en verdad era hombre, era una chica trans y que todo se le hacía doblemente difícil en la vida, a pesar de sus estudios, a pesar de tratar de no llamar la atención, a pesar de aplicarse en sus cosas, todo el mundo veía en ella ‘una travesti, y la vida de la travesti es prostitución’, y ciertamente, si no conseguía la manera de ganarse la vida pronto acabaría caminando desnuda por la calle

Honestamente, me recliné hacia atrás en el sillón, y sentí esa repulsión y ese rechazo a lo desconocido, porque ella me había entrado por los ojos, pero ahora hasta había sentido asco

Me hice tronar los dedos en forma reflexiva, apoyé el pulgar en mi mejilla al tiempo que con el dedo índice me acariciaba insistentemente los labios, hablamos un poco más, y al igual que todas les dije que la llamaría, pero en mi mente era la primera que estaba descartada

Pasaron un par de días, y meditaba sobre todo lo sucedido, sin tomar decisión, ahora con más distancia, miraba desde mi despacho a mis jóvenes empleados, imaginaba como reaccionarían al tener de compañera a una chica trans si es que ella fuera la elegida.

Lo consulté con algunos abogados conocidos, de tanto pelear en tribunales por mis derechos sobre Amparo, mi hija menor, me había hecho de varios contactos que podrían ayudarme en la decisión.

Resultó que tendría muchas ventajas, un cupo trans, implicaba en la actualidad que el estado me ayudara con su sueldo, menores cargas impositivas y era subirme a la ola de la moda de estos tiempos

Lo insinué con los que serían sus futuros compañeros, quería ver como reaccionaban y para mi sorpresa, los veinteañeros ya venían con sus neuronas moldeadas sin los prejuicios de mi generación, incluso, después al pedirle opinión a mi hija, me dijo que si era buena empleada no lo dudara, al fin y al cabo, era eso lo que buscaba, alguien eficiente, sin importar lo que hiciera con su vida.

Y no fue fácil, para mi no fue fácil, incluso había llamado a otras de las chicas para una prueba, trabajó una semana y no dio la talla, y luego otra, quien estuvo dos meses antes de dejarnos por un empleo mejor remunerado

Casi tres meses después, la llamé con demasiadas dudas, le pregunté si aún estaba interesada, podría darle una oportunidad, no era nada seguro, todo dependería de ella, aunque admito que la vara para ella estaría más alta de lo normal, incluso dependía de lo que observara en el entorno laboral

Habíamos quedado para el lunes a la mañana, a las ocho de la mañana, como todos los demás

Esa mañana hacía frío, demasiado, incluso nevaba, apenas un poco más de las siete de la mañana llegaba al estudio, siempre llegaba primero, pero para mi sorpresa, Bianca esperaba parada a la puerta, como una estatua, con un grueso abrigo, cruzada de brazos, con un gorro y una bufanda por la cual solo se asomaban sus ojos inquietos, sería una grata sorpresa, en mi vida, era la primera vez que un empleado llegaba antes que yo lo hiciera.

Pasamos, nos saludamos, encendimos los calefactores, le mostré el lugar, cual era mi escritorio, cuál sería el suyo, sus tareas, le conté del resto de los chicos, y mientras tomábamos una infusión caliente el resto de la banda empezó a caer, como cada mañana

Pasó la jornada, a las cinco en punto, los chicos se despidieron, pero ella seguía trabajando, le dije que estaba bien, que era suficiente, pero ella me dijo que no tenía inconvenientes, no tenía nada mejor que hacer, era lunes, tal vez si martes y jueves cuando iba al gimnasio, pero no el lunes, así que se quedó acomodando cosas mientras yo la miraba a la distancia, desde mi escritorio

Poco a poco ella se hizo parte del equipo, y le puse muchas piedras en el camino para que tropezara, más que nadie, inconscientemente me saboteaba a mí mismo, es que no quería que mi nombre se asociara a una mujer trans y buscaba cualquier excusa para molestarla, pero Bianca era muy buena en lo suyo, excelente, detallista, puntillosa siempre llegaba primera, siempre se iba última, se respiraba paz en su presencia, siempre alegre, y los chicos y las chicas la mimaban por igual, y poco a poco mis prejuicios fueron cediendo

Y llegué al punto de darme cuenta de que muchos de mis rechazos eran por mi propia inseguridad, mis miedos, mis temores a que ella me gustara, porque me había hipnotizado esa mañana de la entrevista, me había enamorado con solo verla, y había puesto un hielo cuando me enteré por su boca lo que tenía entre las piernas.

Pero la convivencia del día a día había derretido ese hielo, y empecé a mirarla con deseos de hombre, y ella no solo era receptiva, sino que respondía en consecuencia, miradas, gestos, palabras, y cuando nos quedábamos a solas después de las cinco de la tarde, ya no hablábamos de trabajo, hablábamos de nuestras vidas personales, y muchas veces nos reíamos, es que sabíamos que estábamos jugando con fuego

Era una tarde como cualquiera, habíamos programado una cita por call con un tal Velázquez, uno de los tantos clientes, que ya me quería sacar de encima, un tipo avaro, de esos que nunca pagan y que se la pasan quejando por todo, objetando todo, desconfiando de todo, era a las seis de la tarde, y le pedí a Bianca que ella se encargara, realmente no quería ni hablar con ese tipo y mi secretaria, ya era por mucho lo mejor que tenía.

Yo no podía dejar de mirarla, estaba con una falda elastizada, ajustada a media pierna, que al sentarse solo dejaba ver sus hermosos muslos y sus largas piernas desnudas.

Después de las cinco, cuando todos se habían ido, hablamos un poco, y me dijo que necesitaba pasar unos minutos al baño

Casualidad o no, ella tenía un nuevo salva pantallas en su notebook, ya no eran fotos de paisajes como le gustaba tener, no, ahora eran todas fotos suyas, muy sexis, muy provocativas, esas que caminan por una delicada línea entre lo erótico y lo porno, esas que calientan, esas que no muestran, pero invitan a hacerlo

Y cuando ella regresó me sorprendió como a un pequeño, y la trampa se había cerrado

La perseguí en un rodeo por los escritorios, le dije que quería cogerla, que la deseaba, pero ella era más rápida, más joven y solo se escapó de mi alcance, recordándome que en minutos tendría la call con Velazquez

Así que solo se paró a un lado del escritorio, se desentendió de mí, se puso sus auriculares con micrófono e inició la llamada

El tema es que yo ardía por esa rubia de ojos claros, así que mientras ella hablaba yo me paré tras de sí, aspiré el perfume de sus cabellos, y besé su cuello, ella no dijo nada, entonces acaricié sus ricas nalgas por sobre la pollera, y ella no dijo nada, entonces levanté su pollera a la cintura dejando a mi vista sus glúteos marcados con una tanga diminuta color roja, y ella no dijo nada, entonces saqué mi verga y la refregué contra su piel, y ella no dijo nada, entonces hice la tanga a un lado, lo suficiente para acariciar su esfínter desbocado, y ella no dijo nada, entonces, solo me acomodé y con llamativa facilidad se la enterré por completo y empecé a bombearla.

Bianca se mostraba inconexa en la conversación que mantenía con Velázquez, era muy sexi, muy caliente, ella trataba de responder con naturalidad, pero sonaba entrecortada, y me causaba gracia, sus jadeos contenidos, sus intentos de no quedar en evidencia.

Pasé una mano por delante y la colé bajo su camisa y su sostén, para llegar a sus ricos pechos y sus afiebrados pezones, con la otra también le hice un rodeo, pero por delante, donde naturalmente habría una concha, pero un enorme paquete estaba contenido bajo el frente de la tanga, me gustó, me excitó, recargué el peso de mi cuerpo sobre ella y eyaculé en su interior.

Me retiré, y mientras ella terminaba de hablar con ese ya perdido cliente – porque Velázquez se molestaría con la poca atención que ella le había dado – Bianca se acomodaba las prendas como si nada hubiera ocurrido, se acomodó la tanga, se bajó la pollera, cerró su camisa, pero vino a mi encuentro y me besó en la boca con mucha dulzura, con mucha ternura, pero después me dijo

Esto estuvo mal, lo sabes, eres mi jefe, yo tu secretaria, y, además, no soy una chica normal, nunca lo seré.

Le dije que no me importaba lo que fuera, me había encantado, y a ella también, era el principio de algo entre los dos, pero ella, alejándose me dijo que no, que sería un error avanzar y que ya no habría una segunda vez.

Y cumplió con sus palabras, con el correr de los días solo mantuvo su perfil de empleada, alejando cualquier intento de mi parte, ella me decía que no podríamos enamorarnos, que no sería una relación normal, y la primera evidencia de sus palabras, las que no podía desmentir, es que yo solo la buscaba cuando estábamos a solas, fuera de horario, pero cuando había más gente a mi hubiera avergonzado decir que estaba en algo con un puto, así de duras y reales eran sus palabras

Pero yo estaba obsesionado con ella, quería más, aunque fuera clandestino, aunque fuera secreto, no teníamos por qué contárselo a nadie, cuál era el problema?

La invité muchas veces a cenar a mi departamento, pero nunca pude arrancarle un ‘si’ y su negativa se transformó en una obsesión

La llamé un sábado, le dije que iría a su departamento, en una hora estaría por ahí, me respondió que no lo hiciera, le dije que sí, que iría de todas formas, me preguntó si estaba dispuesta a aceptarla como era, le dije que sí, me dijo que dudaba que así fuera, le dije que me diera una oportunidad.

Llegué, subí los dos pisos por escalera, salteando escalón de por medio, toqué timbre, y ella apenas entreabrió la puerta para que no viera más que su rostro, estaba maquillada, con sus largos cabellos rubios cayendo en forma asimétrica por su lado izquierdo, luciendo un enorme y brillante pendiente en su desnuda oreja derecha.

Bianca aun no parecía convencida de flanquearme el paso, y tuve que discutir con ella, hasta que al final, permitió que lo hiciera

Estaba espectacular, con lencería negra, calada, traslúcida, con medias de nylon, sugerentes, la vi alejarse y su trasero era uno de los mejores que había visto en mi vida, se sentó en un sillón a la distancia, abrió sus piernas hacia donde yo estaba y no pudo evitar que su verga erecta escapara por un lado de la tanga, con su mano izquierda terminó de correr el frente diminuto de tela, desnudando también sus bolas, su pija era sencillamente enorme y me dijo

Así soy yo, esta soy yo, lo tomas, o lo dejas…

Solo fui a su lado, me arrodillé en el piso y empecé a besarla en la boca, muy rico, mientras sentía una erección punzante entre mis piernas, ella me acariciaba los cabellos y yo besaba su cuello, ella rasgaba mi espalda y yo les comía las tetas a besos, me encantaba lo que sucedía, su perfume, su sexualidad, su respirar, sus besos, su lengua en mi boca, y sus deseos contenidos

Bianca tomó una de mis manos y la llevó sobre su pija, fue raro para mi, como no iba a serlo, pero empecé a sobársela mientras seguía prendido a sus ricas tetas, pero entonces ella, puso su mano ahora en mi nuca, y me llevó hacia abajo

Cerré los ojos, abrí la boca y solo dejé que su sexo entrara, le acaricié las bolas mientras se la chupaba y dejaba que su glande llegara a mi garganta, y sus gemidos de placer llegaban a mis oídos como cantos de sirena

Sentía mi corazón querer escapar de mi pecho, me invitó a su dormitorio y en el camino fui dejando mis prendas, y nos enredamos en besos eternos con nuestros cuerpos entrelazados y desnudos, nuestras vergas calientes se apretaron entre si y sentí sus ricas tetas contenidas contra mi pecho, mientras mis manos se llenaban con su cintura de avispa y su culo de princesa

Su sexo estuvo en mi boca, el mío en la suya, le lamí con locura su esfínter y ella hizo lo propio con el mío, solo que ella agregó sus dedos, preparándome para una penetración

No, no, no puedo – le dije por la obviedad de lo que pasaría –

Pero dijiste que me aceptarías como eras, completa, y esto es parte de mi esencia – respondió segura de si misma

Discutimos un poco al respecto, pero al final me había puesto en cuatro y receptivo para ella, que solo untaba su verga y trataba de penetrarme, mientras yo escapaba por el dolor que me producía

Pero Bianca estaba decidida a romperme el culo y no cejaba en su intento, un par de veces me escapé y un par de veces me llevó con fuerzas a su lado y recordé en ese momento las veces que se la había dado por el culo a mis ex y a otras tantas, y ahora, las cosas estaban de cabeza

Me mordí lo labios, lo sentí entrar y ella dijo

Listo bebé, ya no te preocupes, la tenes toda adentro!

Y empezó a moverse, lento primero, rápido después, la maldita tenía terrible pija y la sensación era indescriptible, me tomaba con fuerzas por las caderas y en cada empellón me hacía gritar, aunque no lo quisiera hacer, desde las entrañas, y a pesar de lo gruesa y larga que era me la hacía comer toda, sentía sus bolas pegar una y otra vez en mi retaguardia y mi pija dura parecía querer explotar

Le gusta jefe? le gusta lo que le hace su secretaria? me dará un aumento de sueldo?

Ella jugaba con las palabras, y me gustaba que lo hiciera

Bianca me cambio de posición, hizo que me recostara y levantara mis piernas, ella vino al medio y después de golpear un par de veces su verga contra la mía, volvió a hacer centro y me la enterró para seguir taladrándome el culo, ella iba y venía, miraba desde mi posición su rostro de mujer, sus largos cabellos rubios, sus pechos bamboleándose, sus uñas esculpidas y solo no podía creer lo que estaba experimentando

Después de un rato, sacó su verga de mi culo y la puso sobre la mía y con su mano derecha masturbó a ambas al mismo tiempo, era riquísimo, sentía latir su sexo sobre el mío, y sin dejar de hacerlo se inclinó sobre mi rostro, cerró sus ojos y solo empezó a besarme.

También cerré los míos, sentía el sabor de sus labios, y nuestros jadeos se mezclaban en uno solo, bramó, y sentí su leche caliente saltar sobre mi vientre, la apreté con fuerzas entre mis brazos y yo también me vine

Seguimos jugando por algunas horas, probando todas las cosas que siempre había imaginado probar con ella

La tierra siguió girando, y nuestros encuentros clandestinos se hicieron más y más frecuentes, la amaba como era, sus facciones de mujer, su intimidad de hombre y me sentía bien con ella en cualquier rol, activo o pasivo.

Pero después de un tiempo, pasadas las energías de lo desconocido, las cosas empezaron a cambiar.

Bianca me reclamaba que lo nuestro no podía seguir en las sombras, ella no era un juguete para usarlo a mi antojo, no era placer para la noche y vergüenza para el día, es que ella solo se estaba enamorando de mi, y una y otra vez me repetía

Nunca vas a asumirlo en público, le dirás a tus empleados? y a tu hija?

Y yo solo andaba con rodeos, porque no podía asumir que jamás podría hacerlo, pero tampoco quería perderla y era un maldito bastardo conmigo mismo

Y el punto de quiebre se daría por casualidad, caería como cae de un árbol un fruto maduro

Ese viernes ya era hora de cenar, habíamos tenido sexo en la oficina y la llevaba de regreso a su domicilio cuando se nos ocurrió pasar por una estación de servicios, a comprar algunas porquerías para engañar el estómago

Lo que no estaba en mis planes, que mi yerno y mi hija justo pararan a cargar combustible y el encuentro se me hizo por demás de embarazoso, Rocío y Bianca ya se conocían, y mi hija sabía quien era en verdad, y como explicar esa situación?, pero ella, era audaz, y su valentía tapaba mi cobardía, solo dijo algo como

El lunes tenemos que presentar varios vencimientos y tuvimos que quedarnos a terminar todo, que fastidio, por suerte tu padre es un caballero y se ofreció a alcanzarme a casa

Y nunca sabré si mi hija y mi yerno se tragaron la píldora, tampoco quiero averiguarlo, pero mi silencio fue lo último que Bianca esperaba de mi, o no, solo necesitaba confirmar que jamas abriría mi boca

Su renuncia y su partida no se haría esperar, no podía seguir adelante con esa historia, y tuve que resignarme a un final de una historia que estaba escrito antes de comenzar

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dulces.placeres
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