Mi hijo fue mi amante una noche

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No siempre una aventura debe ser con un amigo, con alguien que conoces o con el mejor amigo de tu esposo o tuyo. Hacerlo con alguien más cercano fue la experiencia más excitante y placentera que a cualquier mujer le fascinaría. Todo empezó cuando menos lo esperaba. Mi día había sido tan agotador que decidí dormir temprano. Mi esposo llegaba esa noche y había ordenado la casa para que se sintiera a gusto cuando llegara. Eran las 12 am. La puerta se escuchaba. Mis ojos apenas y podían abrirse. Estaba cansadísima, pero al escuchar que había llegado me tranquilizó un poco. Al tener la puerta emparejada, la luz entraba a la recamara. Vi una sombra pasar. Veía borroso.

– ¿amor?, pregunté.

No me contestó.

Vi que alguien entró.

– qué bueno que llegas, dije sentándome.

Vi que se me acercaba alguien desde mis pies.

– ¿Daniel?, pregunté intentando ver, pero la oscuridad no me lo permitía.

– soy yo mamá, dijo Jorge.

– ¿eres tu?, ¿que haces aquí?

– apenas llegué, todavía es temprano.

– pensé que era tú papá.

– no. Me llamó y dijo que llega mañana al medio día.

– ¿y porque no me lo dijo?

– quizás quiere darte una sorpresa.

– lo dudo, pero bueno. Ya hay que dormir, dije volviéndome a acostar.

– ¿puedo dormir contigo?

– ¿conmigo?

– ajá, contestó.

-…Pues si…pero no prendas la tele, estoy muy cansada.

Me envolví e intente dormir de nuevo.

De repente abrí los ojos al sentir las manos de Jorge abrazarme. Había dormido unos minutos.

– Jorge, dije.

– mmmmhhh?, contestó medio dormido.

– nada, duérmete.

Abrazarme no me había incomodado, es mi hijo. ¿que puede pasar?

Volví a cerrar los ojos. Y en unos pocos minutos desperté sintiendo como Jorge se pegó a mi cuerpo de modo que su paquete pegara en mi trasero. No sabía qué hacer. De repente me presionó su cadera a mi cintura e hizo que mis glúteos sintieran su miembro semiherecto. Tenía tiempo de no sentir una. Me había gustado pero no estaba bien que sintiera eso. Era mi hijo con quien estaba acostada. Intente despegarme de él pero no pude. No me soltaba. Es más, se pegó más a mí. Ya no era un niño. Tiene 20 años y sabe lo que hace. De repente su miembro se había endurecido un poco. Lo sentía. Me empezó a excitar un poco. ¿Qué me pasaba?, me pregunté a mi misma. Pegué mi trasero a su verga. Me gustó que no me importó más y decidí aprovechar el momento. Mordí mis labios al hacerlo.

Sus manos empezaron a vagar por mi cintura. Me tomó con sus largas manos. Las tomé y crucé mis dedos con los suyos. Empezó un movimiento como si me estuviera cogiendo. Solo tenía puerto un calzón y una blusa de tirantes muy pegada a mi cuerpo. No me quejo de mi figura. Hacer yoga me ha ayudado a tener un cuerpo en forma con un lindo trasero paradito.

– quiero cogerte, mamá, dijo con un tono de voz suave.

– ¿que dijiste?, pregunté algo sorprendida. – no te hagas tonta, si bien que te gustó lo que hice.

No sabía como reaccionar, que decir.

Justo en ese momento, bajó su mano izquierda por mi ombligo, por mi pelvis hasta llegar a su vagina. Aunque sólo me acariciaba por arriba de mi prenda, sus dedos me generaban un cosquilleo muy rico.

– abre tus piernas, dijo con un tono excitado.

– esto no está bien, Jorge.

– vamos, deja que te toque. Se que tienes ganas que alguien más lo haga por tí.

– espera, corazón, para, esto no está bien.

– vamos mami, tienes un hermoso cuerpo. Haces que se me ponga bien dura cuando te veo el culo.

Dios, lo que me decía me excitó más logrando dejar que siguiera tocándome.

– ven, dame tu mano, tócamela, siente lo dura que la tengo, dijo tomando mi mano poniéndola encima de su bóxer.

Tocársela no fue lo que me sorprendió, sino lo dura que la tenía, estaba muy excitado. Aunque no se la estaba tocando bien, sentía su verga algo dura.

Presioné mi mano en el bóxer consiguiendo sentir su miembro erecto.

– eso bonita, siéntela. Sácamela y jálamela. Haz que me venga.

No lo creía. No pensé hacer semejante cosa.

Sus dedos me frotaban circularmente mi sexo. Sus palabras y sus caricias habían logrado calentarme mucho. Nunca imaginé que mi hijo me excitara tanto.

Abrí mis piernas.

– eso, preciosa. La tienes caliente y húmeda. Me gustaría chupártela y lengüeteártela.

– Aaahhh!!! Solté un leve jadeo.

– ¿te excito?, hermosa.

– heeee??…

– ¿que si te gusta?, preguntó.

– …un poco

Metí mi mano a su boxer y agarré su verga. Woow, la tenía caliente, dura, larga. Tocársela me encantó. Juraría que estaba más larga que la de mi esposo.

– está muy dura, dije.

– que rico, ¿verdad?. Preguntó.

No le contesté.

Acercó su cara a mi cuello y me dió un suave beso.

– me gustas mamá. Estás muy buena. Tienes un rico culo. Tu piel blanca te hace lucir muy atractiva y fina.

Acaricié su rostro. Estábamos tan pegados como si fuéramos una linda pareja. Mi esposo era algo inexistente para mí en ese momento. Solo éramos Jorge y yo.

– ¿porque yo, Jorge?, pregunté.

– ya te dije porqué. Quiero que te pongas boca abajo.

– ¿para que?

– sólo hazlo, y no preguntes, me ordenó.

Sin cuestionarlo de nuevo, lo hice. Saqué mi mano de su bóxer, y giré mi cuerpo de modo que quedara yo boca abajo.

Recosté mi oreja izquierda sobre la almohada y extendí mis manos.

– ¿te parece así?, pregunté.

Encendió mi lámpara que está en la pared.

– tienes un cuerpo que excitaría a cualquier hombre, mamá. Me encanta tu culo tan paradito y tonificado.

– lo sé, a mi también, dije.

Se sentó en mis muslos y tomó mis glúteos y los apretó. Me los frotó. Me empezó a dar unos suaves y lentos masajes.

– ¿te gusta mamá?

– ajá…sigue, le pedí.

Me dio un golpe en mi trasero, haciéndolo temblar.

– tengo unas ricas ganas de cogerte el culo, mamá. Meterte mi verga bien hasta adentro.

Decime eso, me generó una reacción agradable en mi entrepierna.

– quitate la blusa, mamita, quiero verte toda desnuda.

Tomé la parte de abajo de mi blusa y me la levanté, resbalándola por mis costillas, mis pechos.

– tienes una hermosa espalda. Tu piel tan lisa, suave.

Me ayudó a quitármela, sacándomela por mi cabeza. Estaba casi desnuda. Reí.

– ¿que pasa?, preguntó.

– no, nada, contesté.

– vamos, dime.

– es que…no puedo creer lo que estamos haciendo.

– cuando te esté cogiendo ya no pensarás en eso, me dijo inclinándose a mi espalda, empezando a darme besos en toda mi espina dorsal. Llegó a mis hombros. Se detuvo y me dio un beso en la mejilla. Se apartó y lo miré. Sin decir una palabra llevé mis labios a los suyos.

Nos despegamos y ambos reímos. Lo besé de nuevo y al apartarme, mordí mi labio inferior y le pregunté mirando su boca:

– ¿quieres cogerme?.

No lo dudaba por nada. Sus manos, sus besos, sus caricias y sus palabras, habían encendido algo dentro de mí que me hizo ceder por completo.

– claro que quiero cogerte, mamita. Siente como la tengo, me dijo untándome su verga muy parada en mis nalgas.

Cuando lo hizo, levanté mi culo, logrando sentirla más.

– que rica la tienes, mi amor.

– si, quiero cogerte ya. Meterte bien rico mi verga. Te tengo una ganas, que no imaginas.

– acercate más a mi, quiero sentirte.

Se apartó de mí quedando sentado otra vez en mi muslos. Me bajó lentamente mi calzón, desnudando mi culo ante sus ojos.

– que rica estás. Tienes un culo hermoso y muy sabroso.

Dejó mi prenda hasta mis rodillas. Besó mis dos glúteos, los mordió ligeramente.

Me dio una nalgada haciendo temblar mi traserito.

– mmmm..que rico.., dije.

Resbalaba sus dedos en mi culo. Me generaba un cosquilleo. De repente resbalo su pulgar entre mis dos nalgas. Sentir la yema de su dedo acariciar la entrada de mi culo, fue una sensación extraña pero agradable.

– levanta tu culo mamá, o ponte una almohada en tu pelvis, quiero verte el culo bien abierto.

Tomé la almohada más cercana y la coloqué debajo de mi.

– ¿así, o más abierta me quieres?, le pregunté.

– así estás bien, dijo.

Cubrió mi culo con sus manos y separó mis glúteos haciendo que mi ano se abriera un poco.

– estás bien buena, mamá. Te comería el culo como no te imaginas.

– shhhh…no digas eso, que me da cosa escucharlo.

– al contrario, debería de excitarte. Tienes un cuerpo hermoso, una piel suave y un trasero que enamora.

Mordí mi labio inferior al escuchar sus palabras. De verdad que me excitaban.

Justo en ese instante, sentí su lengua humedecer mi ano.

– dios! Jorge! Espera!, dije.

– que rico sabe tu culo, mamita. Me dan ganas de meterte toda mi lengua.

– no digas eso. Que perverso eres.

– seguro que si no te hicieron, yo haré que te guste.

Me agraba como lengüeteaba mi culo. Sentir su suave lengua me calentaba muchísimo.

– Jorge! ¿que estamos haciendo?

– tranquila, shhhh!…relájate

Separó más mis nalgas y me daba suaves golpes en mi ano.

Podía sentir como se dilataba cada vez más mi orificio, como su lengua entraba más en mí.

Se aparto de mi trasero y se recostó sobre mi, poniendo su peo sobr emi espalda, diciendome:

– no puedo creer lo que acabo de hacerte

– mucho menos yo, dije y le di un beso.

Darnos un beso, fortaleció más el vinculo entre nosotros. Invadirme la boca con su lengua era sensacional.

– Aaahhh!!! Solté un jadeo cuando me metió lentamente uno de sus largos dedos en el culo.

– ¿que pasa?, preguntó como si fuera estúpido y no supiera lo que hacía.

Solo lo miraba. Me metió todo, llegando hasta el fondo.

– Dios, te mancharas de mierda, sácamelo.

– no, mamita, tienes un rico culo. Ahorita lo sacaré y te lo meteré más hasta adentro.

Y lo hizo. Retiró su dedo y me penetró descaradamente, haciendo que soltara un desgarrador jadeo.

– Aaahhh!!! Ay!!! Noo!!!

– callate maldita, despertara mi hermana.

– mejor méteme tu verga. Quiero que me cojas.

– ¿por tu culo?

– ajá…por dónde tu quieras.

Retiró de nuevo su dedo y rubricó la cabeza de su miembro con el líquido de mi culo. Colocó su punta en mi ano y lo fue empujando poco a poco.

– así…métela…no te preocupes si grito, seguro me gustará.

En sólo un segundo entró su verga en mi culo, agrandando mi hoyo.

– Aaahhh!!! Que rico!!!, dije.

– ¿te gusta, mamita?

– me encanta, mi amor! Sigue, métemela toda.

Me tomó de la cintura y me la metió de un golpe.

– que rico me llenas, mi vida! Vamos, cogete a tu mamita, llename de tu rico semen!

– si, mamita. Que rico se siente cogerte! Me gusta mucho!

– Aaahhh!!! Siii!!! Sigue!!! Me arde el culo de lo abierto que lo tengo!

– si, que rico. Ten, chupa, dijo metiendome su dedo a la boca.

Lengueteé, succioné. Sabía que era el que me había metido al culo, pero no me importó. Estaba tan excitada que lo disfruté. Disfruté del sabor de mi culo.

– ¿te gusta, maldita puta?

Giré la cara para sacarme el dedo y dije:

– no me hables así, ¿entendiste?

– yo te hablo como quiero, maldita, contestó enterrandome su verga.

– Aaahhh!!! Puta madre!!!

– dime que te gusta, mama.

– ajá…me gusta…sigue, metela.

– claro que te la meteré, quiero agrandarte el culo.

– coges mejor que tu papá. Me gusta como lo haces.

– ven, cambiemos, dijo sacandome su verga. Se recostó sobre la cabecera de la cama. Me tomó de la cintura y dijo:

– metetela.

– ¿por dónde?, pregunté

– por dónde tú quieras.

Me acerqué a él hincada. Tomé su verga y resbalé su punta sobre mis pliegues.

– anda, metela, mamita. Quiero cogerte ya. Quiero tenerla bien dentro.

Lubrique su verga. Acairicarme los pliegues con su pene era muy excitante.

– tranquilo, solo quiero…

Su desesperación lo dominaba. Tomó mi cintura y me penetró sin dejar que terminara.

– Aaahhh!!! Dios!!!!, dije excitadamente.

– si, mamá. Que sabroso te cojo

Lo abracé y me pegué a él.

– que rico!! Sigue!! Metela!! Hace muho que no hago esto!!

– sigue, mamá. Brinca, salta, metetela, me incitaba.

Se sentía de maravilla tener su verga bien adentro.

– tocame las nalgas. Acariciame, chupame las tetas. Lamelas, mi amor.

Levantó mi blusa desnudando mis pechos, y lamió suavemente mis puntas, logrando que se endurecieran.

– si, así, bebé. Chupalas! lamelas!

Brincar en su miembro, dejar que me chupara los pechos y sentir sus manos en mi culo, era algo que nunca me imaginé hacer.

Con sus dedos acariciaba mi ano, metiendome uno por uno. Me penetraba con uno y luego con otro. Se sentía muy rico.

– que rico, mi vida, que rico me metes tus dedos.

– siempre quise hacerte eso. Tienes un hermoso culo.

– Aaahhh!!! Sii!!! Sigue, por favor!!! Metemela toda!!! Quiero tener un orgasmo contigo!!

– sii!!! Yo quiero venirme dentor de tí!!! Quiero que sientas mi semen!!! Que veas como escurre por tu vagina!!!

– sii!!! Que rico!!! Llename de tu semen!!!

– Aaahhh!! Mamá!!! Creo que me vendré!!! Sii!!!

– si, mi vida!!! Vente!!! Hazlo!!! Sueltame tu lechita!!! Vamos!!! No tengas miedo!!!

– Aaahhh!!! Siii!!! Aquí voy!!! Dios!!! Ya casi!!!

– sigue, bebé!!! Le dije brincando más rapido!!! Masturbaba deseperadamente su verga. Queria que me soltara su semen.

– siii!!! Rayos!!! Mamá!!! Que rico!!!! Ya!!!me vengo!!! me vengo!!! No puedo mas!!!! Aaahhh!!!! Puta madre!!!! Que sabroso!!! Siiii!!!! Me abrazó fuertemente y me penetraba suavemente. Sentía como me expulsaba su lechita espesa dentro de mí.

– ssshhhh….tranquilo, tranquilo!!! Sigue!!! Llename bien!!! Expulsalo todo, mi amor!!! Se siente rico!! Calientito, espeso!!

Mientras me llenaba de su rico semen, me metía mis dedos en mi sucio culo. La sensación de hacer eso me volvia loca.

Junté dos dedos y me los metí rascandome el ano por dentro.

– ¿que haces?

– me toco el culo. Se siente muy rico, dije.

Se inclinó a mí, y me dio un beso. Se aparto y dijo: no sabía que fueras tan sucia, mamá.

– ni yo, pero que más da, lo importante es que ambos lo disfrutamos, dije

– si.

– quiero que esto quede aquí. Ni una palabra, le advertí.

– descuida, no diré nada.

Lo besé y lo abracé.

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