Mi hermano me atrapó viendo porno

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Ya había publicado un relato que mi hermano escribió. Esta vez volvió a pasar algo inesperado y lo he querido compartir.

Fue un viernes por la tarde. No tenía muchas cosas que hacer. Ya había hecho mi tarea, mamá aún no salía de trabajar y papá igual. Mi hermano Jorge por lo general llegaba hasta en la noche. Aprovechaba los viernes con sus amigos. Al no tener nada bueno que hacer, me encerré en mi cuarto a platicar un poco con mis amigas. Pasó una hora. Dentro de las páginas que visitaba aparecían publicaciones de chicas pidiendo sexo en línea. Aunque no soy lesbiana o al menos no me considero, la chicas eran bonitas. Dejé de platicar y entré a una de esas páginas. Al hacerlo me pedían mi información y tarjeta de edito o débito para poder platicar, lo cual no me generó mucha confianza y me salí. Tenía curiosidad por saber que es lo que hacían chicas frente a una webcam, así que busqué videos y empecé a verlos. Encontré uno de una chica como de 20 años muy bonita, piel clara, delgada, era bonita la chica pero no entendía el porqué no se daba a respetar. ¿acaso no le importa su dignidad?, en fin. El video empezó a correr y la chica al parecer complacía al tipo con el que estaba platicando, o sea el que la grabó más bien. Poco a poco fue quitandose cada prenda hasta quedarse totalmente encuerada. Me empecé a excitar cuando la vi tocándose sus partes. Sus manos viajaban por todo su lindo cuerpo. No se porque me estaba gustando pero estaba descubriendo algo en mí que jamás imaginé explorar. Quizás mi etapa de chica de 15 años me incitaba a vivir esta experiencia. Me quité la blusa dejando al aire mis lindos pechos que apenas se comenzaban a formar. Desabroché mis jeans azules y metí mi mano derecha poniéndola sobre mi lindo calzoncito rosa. Me sentía extraña, aunque mi hermano ya había hecho ciertas cosas con mi cuerpo, el tocarme no era nada nuevo que digamos. La chica comenzó a frotarse sus pliegues. Estaba excitada, podía ver como su vagina se abría. Metía y sacaba su índice. Ver a una chica masturbándose no era algo de lo que estaba interesada al principio pero al saber que nunca había visto a alguien seguí viéndola. Me quité el pantalón y el calzón quedando totalmente desnuda. Me estaba gustando esto. Al estar ella sentada en una cama, acercó su lap y se volteo dando la espalda a la pantalla. Se hincó sobre sus talones exponiendo su colita ante la pantalla. No se que quería hacer. Acercó su mano y empezó a acariciarse el ano con su índice. Aunque no se muy bien el ingles, le preguntó a la persona:

– ¿you like it?

Que significa: ¿te gusta?

La chica lo disfrutaba. Y la persona también respondiéndole con caritas y corazones.

Me había cansado de estar sentada, así que me subí a mi cama y me recosté. Acomodé mis almohadas y me recargué sobre ellas. Jalé mi computadora y la puse aún lado de mí.

Continúe viendo a la chica, y en ese momento, se metió su índice dentro de su ano. Verla me generaba asco pero a la vez excitación. Mi hermano me había lamido esa parte la vez que me cogió. Que más podía decir. Retiró su dedo y lo resbalo sobre su lengua.

– que asquerosa, dije haciendo un gesto de desagrado.

No se que ganas de hacer eso. Que pensará. ¿Acaso no le da asco probar su culo?. ¿Como sabe que no comerá excremento?

Por una parte quizás sea excitante hacer eso pero era algo que no todos se atreverían a hacer. La chica se penetraba con el dedo. Mientras la miraba me quede pensando:

No se todavía sobre esto, no lo he explorado del todo. Estoy sola. Ok nadie me ve.

Seguí viéndola y al mismo momento comencé a frotarme la vagina en círculos. Abrí mis piernas blancas. Me miré, estoy linda y rica. Así que lo hice. Fui bajando mis dados hasta cubrir mi ano con ellos. Me froté un poco y me los acerqué a la nariz para oler. No olían mal. Al contrario, me gustó. Los volví a plantar y me metí mi dedo de en medio. Sentí caliente y húmedo.

Lo saqué y lo miré. Lentamente lo fui acercando a mi boca hasta probarlo. Sabía un poco acido. Tenía un sabor raro. No podía creerlo. ¿que estaba haciendo?

– ¿te gusta lo que haces? Preguntó mi hermano asomándose con la puerta entreabierta.

¡¡Dios!! Me había encontrado Jorge haciendo cosas que ni yo misma creía que las estaba haciendo.

Di un salto y cerré de golpe la lap y me tapé los pechos y cerré mis piernas.

– ¡¡vete!! Largo!!! Le grité.

– no lo haré!! Contestó, cerrando la puerta con seguro.

– ¿que estás haciendo? Le pregunté seriamente.

– quiero verte.

– claro que no, estás pendejo.

– jaja te daré dos opciones.

– ¿que?

– una: o me dejas verte. O dos, te cojo a mi manera.

Sus palabras me intimidaban. Su mirada, su voz, su forma de ser. Me ponía estúpida. No lo voy a negar, me gustó lo que hizo conmigo aquella noche, pero el encontrarme así me había sorprendido mucho.

Lo miraba, se había acercado mucho de tal forma que su rostro quedara a 30 centímetros del mío. Quería que lo repitiera. Que hiciera conmigo lo que le diera su gana. Destape mis tetas y abrí de nuevo mis piernas dejándole ver mi vagina.

– estás exquisita, me alagaba vulgarmente comiéndome con la mirada.

– ¿que harás ahora?

– verte. Disfrutar tu cuerpo.

Se acercó y besó mi cuello. Que ricos besos me daba. Hice aún lado mi cabeza para darle más espacio y cerré mis ojos para disfrutar.

Abrí un poco los ojos y vi como su mano fue acercándose a mi linda y húmeda vagina. Sentí tan rico al sentir sus dedos, su mano sobre mis pliegues. Los resbaló por todo mi sexo, expandiendo mis fluidos por toda mi zona, humedeciendo la entrada de mi colita. Metió lentamente su índice. Inhalé profundamente al sentir como su rico dedo me penetraba el ano.

– ¿que sientes? Me pregunta en voz baja.

– rico, me gusta.

– se siente bien tocarte, hermanita.

– si, hazlo.

Lo fue retirando hasta sacarlo por completo. Sentí muy rico. Suave.

Mordí mis labios demostrando como lo disfrutaba. Acaricie sus brazos. Su rostro. Lo miré y vi como metía su dedo a la boca.

– sabes riquísima. Acida.

– ¿te gusta hacer eso?

– me encanta. Aún sigues siendo mi preferida.

– ¿porqué lo dices? Le pregunté mientras lamía mi cuello.

– porqué he tocado a otras chicas y tu eres incomparable. Me gusta como eres.

– ¿y como soy?

– linda, sexy, pervertida, sucia, romántica, tranquila, estás riquísima. Tengo mucha suerte de que seas mi hermana.

– y yo de tener un hermano tan provocativo.

– ven, preciosa.

Se cambió de lugar. Me jaló hacia él y se acostó.

– ven, siéntate sobre mi cara.

No imaginé hacer eso con él, pero estaba algo excitada como para no obedecerlo.

Al verlo acostado, me hinqué y fui acercándome. Puse mis rodillas a un lado de su cabeza, y flexioné mis piernas de modo que planté mi culo en su cara. Puso sus manos sobre mis muslos y empezó a acariciarlos. Justo cuando le di mi trasero, sentí su lengua recorrer mis pliegues, los chupaba muy rico. Disfrutaba como succionaba mi vagina. ¡Dios! Lo hacía tan rico que no podía parar de mover mi cadera en círculos. Su lengua lengüeteaba mi clítoris.

– así!!! Chúpala!! Cómetela, que rico!!

– sabes rica, hermana.

– …ajá. Vamos, lamela es toda tuya. Aaahhh!!

Jadeaba, y me tocaba el cabello para distraerme con algo. Tocaba mis tetas, las presionaba, me pellizcaba los pezones. No podía, sentía que iba a explotar.

– ¡¡Aaahhh!! Lo haces tan rico.

– que rica vagina tienes.

– déjame mamártela, Jorge.

– claro, hazlo preciosa.

Giré mi cuerpo poniendo frente a su cara la entrada de mi culito.

– mírate que sabrosa estás.

Tomó mis nalgas y de la nada me dió una rica lamida en el ano.

– ¡¡Aaahhh!! ¡¡Hazlo otra vez!!

– claro que si, mi amor.

Su lengua había recorrido toda esa zona de mi cuerpo.

No pude ver bien su cara porqué mi culo la tapaba pero disfrute como me penetraba el ano con su linda lengua. Nunca imaginé que mi hermano tuviera tantas ganas de hacerme esas cosas.

Desabroche su pantalón y al ver su calzón, vi como le apretaba su larga y gruesa verga. Estaba tan excitado que la tenía dura y de buen tamaño. Doblé su calzón y saqué su tremenda vergota de un brinco.

– ¡¡mírala!! Está larga, hermanito.

Me excitó demasiado vérsela toda parada. Me incliné y me la metí la mitad a la boca.

– así hermanita!!! Si!!!

Lamí su glande. Le succioné la punta como si quisiera absorberle lo que saliera.

– sabe rica, dije.

Junté saliva en mi boca y la expulsé en todo su miembro hasta cubrirlo de ella.

Brillaba, le escurría. Lamí su tronco.

– cómetela, chúpala, has que te expulse todo mi semen.

– si, hazlo. Expúlsalo dentro de mi boca.

Me sorprendía un poco al decir esas cosas. No me conocía.

Escupió mi ano y metió nuevamente su dedo hasta llenarme de él.

– Aaahhh!!! Sentí duro. Su dedo me llegaba muy a dentro. Lo tenía largo. Lo retiró y lo volvió a introducir. Repitió ese proceso cinco veces. Me gustaba todo lo que me hacía. Frote lentamente su verga. Lo masturbaba y chupaba su punta al mismo tiempo.

– ¿ya quieres cogerme?, le pregunté.

– si!!! Ya!!, contestaba jadeando al mismo tiempo. Parecía como si se fuera a venir en mis manos.

– hazlo, ya quiero que me la metas.

– ¿por dónde quieres?

– por dónde tu quieras. Solo házmelo. Soy tuya de nuevo. Anda, aprovéchate de tú hermanita.

– ven, entonces.

Me tomó de la cintura y me volvió a girar quedando frente a él. Me senté en sus piernas y empecé a rosar mi vagina sobre su verga.

– mmmm…¿te gusta?, le preguntaba con tono suave.

– Métetela, bonita.

Tomé su duro miembro y coloqué su glande en la entrada de mi vagina.

De repente se inclinó hacia mí, pegando su pecho al mío y me bajó la cintura logrando insertar descaradamente su larga verga dentro de mí.

– Aaahhh!!!! ¡¡Dios!!!, grité y mordí mi labio inferior.

– que rico se siente, Majo.

– …ajá…¿te gusta verdad?…¡Aaahhh!.preguntaba y gemía.

– me encantas, estás más buena que nada. Lastima que cuando llego ya estás dormidita.

– …¡Aaahhh! ¿Y…porque no me hablas?

– porque te ves linda.

Sus halagos me hacían sentir especial.

– para la próxima despiértame aun que sean las 3 de la mañana.

– lo tomaré en cuenta.

– si!! Que bien se siente tu verga.

Me la sacaba y me la metía. Era un hermoso momento. Mientras me cogía decidí frotarme el clítoris.

– así!!! Sigue, tócate. Te vez bellísima.

– si, me gusta tocarme. Tócame el culo. Le pedía.

Puso sus manos detrás de mi y empezó a manosearme el trasero. Sentía su mano vagando por todo mi culito. Sus dedos rosaban mi ano.

– brinca, me decía.

Flexioné mis piernas, lentamente. Me subía y me vagaba. Que rico. Su verga rosaba por mis mojados pliegues.

– házmelo más rápido. Cógeme con ganas. Métemela toda.

Me abrazó fuerte y me la hundió hasta el fondo.

– Aaahhh!!! Así!!!

Woow! Su miembro había entrado bien. La tenía toda adentro.

– cógeme así!!

No podía aguantar. Estaba muy caliente. Quería gritar de placer.

– ven, cambiemos.

Me hice aún lado liberándome de él.

– siéntate en la silla, de modo que el respaldo quede frente a tí.

Me senté al revés como me lo pidió.

– ¿así?

– si. Ahora saca un poco mas el culo.

– te vez sabrosísima.

– jaja ¿y ahora que?

Se agachó detrás de mí y me comenzó a lamerme el culo. Puse mi mano sobre su cabeza para evitar que se retirara.

– me encanta tu culo, hermana.

– si, ya vi. Comételo, anda. Chúpamelo bien.

Sentí como su lengua lengüeteaba muy rico mi orificio.

Se levantó y presionó su punta en mi lindo ano, consiguiendo meterla.

– ¡¡rayos!! ¡¡Aaahhh!! Cerré mis ojos y levante la cara, mirando el techo.

– me gusta metértela, Majo. Sabe muy rico tu culo.

– no sabría decirte. ¡¡Aaahhh!! ¡¡si!!

– quiero venirme.

– hazlo!! Lléname de tu rica leche.

– si, eso quiero. Quiero bañarte toda por dentro.

– sácamela y métela en mi vagina!!

– ¿porqué quieres eso?, Preguntó.

– anda hazlo, se siente muy rico como me coges por ahí.

– ¿que pensaría mamá si te escuchara?

– no lo sé, y si supiera me valdría madres.

No dijo nada más y retiró lentamente su rica verga. Dios, sentía muy rico. Mi ano estaba dilatado, lo tenía bien abierto.

– levanta un poco tu colita, me ordenó.

Al hacerlo, pasó la palma de su mano sobre mi vagina, acariciando mi mojada zona.

Me excitaban tanto sus caricias.

Se acercó a mí resbalando su dura verga sobre mis pliegues abiertos y mojados.

– se siente caliente, me decía.

– cógeme. Cógeme antes de que llegue mamá y papá.

Sus manos viajaban por todo mi cuerpo. Mi culo, mi cintura, mis pequeños senos, por mi ombligo.

Besó mi hombro, mi cuello. Giré mi cabeza hacia la derecha y me dio un lindo beso. Hubo dos segundos de silencia hasta que lo rompí con un riquísimo jadeo cuando me metió su miembro hasta adentro.

– así!!! Siii!!! Aaahhh!!!

Separé mi boca de la suya para gemír.

– me gusta como lo disfrutas.

La retiro un poco sin sacármela y de un empujón me llenó por completo.

– Aaahhh!!! Rayos!!! Coges muy rico!!!

– tu también, hermosa.

– si, házmelo!! Vamos!!! Cógeme hasta venirte!!

– si!! Eso necesito!!!

– Aaahhh!!! Siii!!! Que rica tu verga!!! Aaahhh!!!

– vamos!!! Siéntela!!! Apuesto a que nadie te había cogido así!!!

– nooo!!! Nadie!!! Solo tu!!!

– y así seguirá!!!

Me cogía como loco. Quería venirse en mí.

– Aauu!!! Sii!! Hazlo otra vez!!. Me dió una rica nalgada.

– las que quieras, mi amor.

– si!!! Aaahhh!!!

Me fascinaba como me trataba. A pesar de ser inexperta lo disfrutaba al máximo.

Plantó sus manos en mis tetas y pellizcó mis puntas.

– Aaahhh!!! Vamos!!! Siii!!!

– las tienes duritas.

– chúpalas!!! Aaahhh!!!

La sensación de ser penetrada por mi sexo era muy placentera e indescriptible. Se apartó de mi tomándome del brazo y me paró de la silla.

– súbete al escritorio, dándome la espalda.

El escritorio era resistente. Aunque era de madera, el grosor del mueble garantizaba que me aguantaría.

Subí. Apoyé mis dos rodillas sobre el escritorio y dejé mi culo en la orilla, quedando de espaldas.

– ¿así está bien? Le pregunté.

– si, así. Te vez bien buenota. Lista para meterte toda mi verga hasta adentro.

– pues hazlo. Todo esto es tuyo, le decía mientras rosaba mi mano derecha sobre mi vagina y mi ano.

Me gustaba ver como se excitaba. Se frotaba su largo miembro.

Se acercó poniendo nuevamente su pene en la entrada de mi sexo. Empujó hasta lograr penetrarme.

– Aaahhh!!! Mmmm que rico!!!

– si preciosa, se siente bien rico!!!

– cógeme!!! Cógeme bien fuerte!!! Le pedí.

Empezó a empujarlo hasta llenarme. Lo sentía todo hasta adentro.

– quiero venirme en ti, me decía con un tono cortado.

– si hazlo, bañame de tu sabrosa leche, hermanito.

– ¿si? ¿eso te gustaría?

– si!! Aaahhh!!! Soy tuya!! Vamos!!

Empezó a acelerar el ritmo. Me cogía desesperadamente. Lo hacía de maravilla.

– eso!!! Ya quiero llenarte de semen!!

– Aaahhh!!! Siii!!! Eso!!! Cógeme!! Que sabroso me lo haces!! Métemela hasta el fondo!! Lo quiero todo!!!

– siii!!! Lo tendrás!!! Ahhhh!!! Ya!!!

– acaba!!! Sii!!! Jadeaba con locura.

– sii!!! Coges bien rico, hermanita!! No pensé que fueras así!!!

– no lo soy!! Solo que tu me coges muy bien!!

– ¿si? Me preguntaba.

– si, mi vida. Haces cosas que me gustan.

– tu me provocas. Tu haces que te las hagas, me decía.

– ¿si? ¿como que?

– como esto.

Al responderme metió con delicadeza su largo dedo en mi culo.

– Aaahhh!! Gemí y cerré mis ojos.

– ¿te excita esto?

– demasiado. Respondí.

Lo retiró y colocó sus manos sobre mi cintura y me penetro rápido.

– debemos terminar antes de que lleguen.

– si!! Ya!! Solo acaba dentro de mí!!!

– si!! Eso tenlo por seguro!!

– aaahhh!!! Sigue!!! Siii!!! Que rico!!!

Tomé su mano y lamí el dedo que había estado dentro de mi culo.

– chúpalo, prueba.

Probé mi rico sabor. Estaba tan excitada que no me generaba asco de probarme. Al contrario, lo disfrutaba mucho.

– Aaahhh!!! Vamos!!! Expulsa tu leche!!!

– siii!!! Yaaa!!! Ya estoy a punto!!!

Me agarró con fuerza de la cintura otra vez y me penetró con rapidez. Me encantaba como lo hacía. Me volvía loca.

– siiii!!! Así papito!!! Aaahhh!!! Vamos!!! Ya no puedo!!! Me vendré!!!

– espera, ya casi!! Ya casi!!!

– hazlo!!! Vamos!!! Por favor!!

– siii!!! Siii!!! Aaahhh!!! Rayos!!! Eso, que rico!!!

– siii!!! Así!!! Yaaa!!! Siento caliente!!!

– Aaahhh!!!! Siiii!!!! Me estoy viniendo!!!

– si mi amor, lo siento!!! Sigue!!! Le pedía acariciándole la cara.

Estaba invadiendo mi interior de su liquido espeso. Sentía las pulsiones de su verga de como expulsaba su semen dentro de mi.

– Aaahhh!!! Que rico hermana!!! Te estoy llenando de mi leche!!!

– si, mi vida!!! Lo haces bien!!! Expúlsalo todo!!!

Se notaba cansado. Me lo sacó y me abrazo la espalda besando mi hombro derecho.

– quiero chupártelo.

– ¿quieres limpiarme la verga, hermosa?

– si. Déjame limpiártela con mi lengua.

– hazlo, entonces.

Me bajé del escritorio y me hinqué.

Lo tome con mi mano, cubriéndolo todo. Lo froté llenándome la mano de semen.

– aún la tienes dura, bebé.

Solté su verga y probé la palma de mi mano rosando toda mi lengua completa.

Estaba espeso, viscoso pero muy rico.

De repente sonó una puerta

– chicos!!! Ya llegué!!!.

¡Dios! Mamá. Mire a Jorge esperando que dijera algo. Me paré enseguida agarré mi ropa y la metí en un closet.

– vístete o escóndete. Le decía a mi hermano en voz baja.

– ¿y a donde?

– ven, acá. Lo jalé del brazo y lo empujé al closet.

Saqué mi pijama y me la puse sin calzones. Tomé la playera de mi hermano y la metí debajo de la cama.

-hija, tocaba la puerta mi mamá.

Me aventé a la cama y cerré la página de los videos que estaba viendo.

– pasa!!!

– hola!! ¿te pasa algo? ¿que haces?

– noo, nada.

– te veo agitada…¿y tu hermano?

– mmm no se…seguro está en su cuarto.

– no. Pasé pero no lo vi.

– seguro aún no llega.

– su mochila está en la sala.

– salió, ya sabes que traga a cada rato.

– tal vez, jaja bueno iré a mi recamara.

– si, mamá.

Salió. Jorge abrió una puerta del closet.

Salió y se fue a su cuarto cuidadosamente.

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