Mi experiencia frente al ordenador
📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.
Aún recuerdo la ilusión que me hizo conectarme a Internet y poder por fin explorar ese gran mundo prometido y soñado. Entré cómo no, en los chats y conocí gente interesante y no tanto. Un día, sola en casa (pues aún vivo con mis padres), me atreví a teclear “sexo” en un buscador. De inmediato surgió un listado larguísimo de sugerencias a cual menos erótica, pero me daba igual, yo quería ver y saber.
El primer click me llevó a una página de oferta de fotos gratuita. La verdad es que a mis 19 añitos estaba yo todavía bastante verde en el tema. Había ido a una escuela de monjas y eso te deja sus secuelas… sólo una vez en mi vida me había atrevido a hojear una revista porno y fue porque estando en casa de mi novio encontramos una debajo de la cama de su hermano mayor. Mi novio me dijo que me la llevara, a ver qué me parecía. Fue una bonita experiencia.
En la pantalla aparecieron banners de publicidad con fotos de tías en pelotas, mostrando las tetas o el coño, en posiciones a cuál más lasciva y la verdad, aquello tan nuevo para mí… me llegó… al coñito. Empecé a notar como se me humedecía, y yo seguía atónita esa evolución, jamás podría haber creído una reacción tan inmediata. Seguí bajando la pantalla y aparecieron una serie de fotos de mujeres con pollas en la boca, pollas enormes como yo no conocía, pollas blancas y pollas negras y solo de verlas y de imaginarme lo fácil que podía ser si me lo propusiera, salir yo también allí… mmmm… no podía seguir así. Me levanté y me fui a buscar un vaso de agua, aunque una vez estuve en la cocina cambié de idea y me puse una copa de vino.
De vuelta frente a la pantalla maravillosa, cambié de página y me encontré con un listado de fotos de gente amateur. Me picó la curiosidad, no pude resistirme y estuve un buen rato mirando esas fotos de personas desconocidas, pero mucho más cercanas a mi, pues eran gente de la calle, como yo. Me preguntaba qué podía convencer a una chica para consentir en hacerse una foto y luego publicarla en Internet, desnuda. Empecé a imaginarme a mi misma, posando para un fotógrafo amante improvisado, solo con un poquito de ropa, la justa y notaba mis braguitas mojadas, y me tuve que confesar a mi misma que estaba excitadísima. Jamás lo hubiera esperado, yo una chica modosita y húmeda en 5 minutos, con solo visitar 2 páginas web eróticas, o más bien, diría porno.
Sentada en la silla frente la ordenador, notaba como me mojaba más y más y hasta me introduje un dedo por dentro de los pantalones para calibrar cómo de mojadas estaban las bragas y después curiosa, me metí el dedo por dentro, y exploré y me encontré con que estaba inundada, todo el coñito mojado y enseguida al contacto de mi mano con el coño, empecé a sentir un agradable picor, y pequeños estremecimientos recorrieron mi cuerpo. Mis ojos no podían dejar de recorrer todos los detalles de cada foto que salía y poco a poco y sin darme casi cuenta moví la mano, para entonces ya metida del todo en el interior de mis bragas, arriba y abajo, muy suave, casi resbalando y veía pasar la foto de una chica rubia desnuda, sentada en la cama con las piernas abiertas, ofreciendo el chocho a una polla rosada y tiesa, con cara de vicio y deseo, una amateur que no debía tener más de 20 años y después vi a una chica que le metía mano a una amiga y la amiga disfrutaba y después otra vez una chica ofrecía su coño, pero esta vez a dos hombres, y después me fijé en una pareja que follaban de pie, él se la metía por detrás y tenía a la chica cogida por detrás, en la foto se apreciaba que tenía más de la mitad dentro, y a mí me gustaba mirar y acariciarme al mismo tiempo y deseaba que las fotos pasaran solas, sin necesidad de tener que hacer click con el mouse y así tener la otra mano libre para poder tocarme las tetas, para poder tocarme los pezones y ver lo duros que los tenía, para poder pellizcarlos y sentir como me erizaba toda yo.
Seguí dándole al ratón, las fotos se iban sucediendo y yo notaba lo acelerado que tenía el corazón, podía oír los latidos y me gustaba, me gustaba, así que seguí masajeándome con la mano, por encima del clítoris, y luego fui deslizando la mano más abajo hasta llegar a la ranura, estaba húmeda y tensa, ansiosa, y no pudiendo resistir más la espera me metí un dedo, y todo mi cuerpo respondió al estímulo obligándome a suspirar y estremecerme de gusto y entonces me metí otro y empujé arriba y abajo arriba y abajo, mmmm… y miraba a la chica rubia a la que se disponían a follar sentada en una mesa y luego una morena ofrecía su culo, y después otra morena se la chupaba a alguien y me entraron ganas de chupar a mí también y sacándome los dedos con gran esfuerzo, me obligué a arrastrar la mano por mi tripa y me detuve en los pechos y me los cogí y me los apreté y luego empecé a chupar mi propio dedo índice, estaba rico, me gustaba y pasé a una serie de fotos de chicas con aspecto de putas profesionales, que prometían mamarla, que prometían hacer todo lo que uno quisiera y quise ser una de ellas y estar ahí a disposición de quien me quisiera, toda para quien estuviera dispuesto a pagar por mi y comprarme… y entonces volví a meterme la mano abajo, pero me lo pensé mejor y decidí quitarme los pantalones, y también las braguitas, de modo que me quede desnuda frente al ordenador, sólo con una camisetita corta (los sujetadores también fuera), me miré, sentada, con las piernas apretadas y después entreabiertas, moviéndome, anhelando una polla, y volvía la pantalla y seguí, esta vez con fotos de tíos desnudos, enseñando la polla, prometiéndome un placer indescriptible.
Empecé a frotarme en el clítoris mas fuerte y más deprisa, al tiempo que intentaba llegar con algún dedo al coño y metía la punta y toda yo temblaba de deseo, seguí acariciándome y tocándome, gimiendo y moviéndome y pasando fotos hasta que sentí que algo subía algo salvaje, incontrolable, y justo cuando ante mi apareció la foto de una chica morena (como yo) con la boca llena de semen y la boca salpicada y las tetas también, me sentí explotar y me corrí, soltando un gemido de desahogo, y quedándome sin aliento.
Cuando pude recuperarme, cerré el navegador y apagué el ordenador y recogiendo la ropa me dirigí a mi habitación, a mi cama y allí cogí la revista porno que me había dado mi novio y empecé a hojearla mientras me acariciaba distraídamente el coño.
Tendencia ahora