Mi esposa me hizo cornudo y me saco de la casa

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Me llamo Hugo, mi esposa Camila y me hizo cornudo.

Ella muy explosiva de carácter y vengativa. Cogíamos seguido, pero siempre peleábamos mucho por dinero ella quería más y más casi siempre estábamos enojados.

Ella trataba de ponerme celoso mostrándose con los hombres vestida como puta, usaba putivestidos, una noche vimos una película donde una lesbiana le quitó la esposa a un hombre y platicando le dije que eso sería lo más humillante para un hombre.

Me quedé sin trabajo y eso provocó o una pelea muy fuerte que hasta me corrió de la casa, le rogué me dejara quedar y me dijo si quería, seria en el patio, atrás de su cuarto había una bodeguita ahí sería mi cuarto sin acceso a la casa, nuestra casa es de madera y láminas, pues acepte quedarme ahí no tenía donde ir.

Como al tercer día eran las dos a.m. desperté por el calor y escuché su cama sonando y unos gemidos suaves, pues resulta que se estaba dedeando, se me puso dura la verga y estaba nervioso, se me hizo vicio espiarla y escucharla diario se dedeaba la muy cerda a sus anchas en nuestra cama.

Un día le confesé que escuchaba sus quejidos y ella se puso roja, desde esa día se puso más intensa en casa solo usaba minilicras ajustadas y a ras del culo se le marcaba la concha abultada y sus nalgotas, me antojaba de sus carnes y eso le fue gustando y lo hacía a propósito para tenerme desesperado a veces hacía ejercicios desnudota y dejaba abierta la ventana del patio y yo espiando con la verga tiesa jejejeje le rogaba que me dejara regresar al cuarto y no quería me hacía hincarme y pedírselo pero se reía de verme así y me decía que no.

Una noche me habló y me dijo que recibiría una inquilina en la casa porque necesitaba más dinero, acepte con tal de que no peleará más, al otro día llegó la inquilina al verla sentí celos e inseguridad, era chaparrita 1.55 morena cara áspera trabajaba en un rastro cargando carne te imaginarás que potencia tenia, era como un torito ancho y maciza.

Camila se vestía más puta cada día y cambio conmigo era muy grosera no me esperaba que me insultara por todo más enfrente de la machorra, atendía a la inquilina como a mi antes, le lavaba su ropa y le servía su comida y muy coqueta como si fuera un hombre, eso la verdad me ponía muy celoso y Camila se daba cuenta y más adrede lo hacía.

Una noche me provocó hasta pelear y casi la golpeo en eso se mete la inquilina a defenderla y me empuja y casi caigo, me intimidó y mejor me fui a mi cuarto y Camila feliz riéndose de ver cómo una mujer me humillo, desde esa vez Camila se descaro y salía al patio con la inquilina y ahí se agasajaban y le metían mano en sus pechos y conchita y yo viendo desde mi cuarto impotente, pues la inquilina era lesbiana y claro solas se comportaban como pareja.

Por las noches Camila gemía fuerte y la machorra destrozándola, su cama chocaba contra la pared y hacia un escándalo con sus gemidos y la cama uuuuufff que morbo sentía, cogían diario sin piedad, una noche Camila me pidió favor le llevará unos papeles y entre a la casa y ya ahí me dio curiosidad y empezar a revisar su cuarto, en la cama había un arnés con una vergota de 25 centímetros y grueso, con razón gritaba mi mujer, como ya no la p3n3traba yo, se entregó a la lesbiana y se quedaron juntas en la casa disfrutando a sus anchas.

Esa noche las espié y cuando llego la lesbiana se besaron muy rico las condenadas, se desnudaron y le acariciaba muy rico su pan0chita depilada y sabrosa uuuuuffff le daba dedo muy rico despacio y gemían las dos muy despacio, se chupaban las tetas y se volvían a besar mientras no dejaba de darle dedo, cuando ya estaban bien cachondas la lesbiana se puso el arnés y empezó a meterle esa verga a Camila.

Uuuuff me la jale muy rico viendo eso se lo fue metiendo suave y cuando ya lo tenía todo adentro se retorcía del placer sisisisis dame duro mi amor le decía y la lesbiana le daba durísimo por eso los gemidos y los ruidos de la cama, así duraron un buen rato.

Camila tuvo como tres orgasmos seguidos yo también me vine y deje de mirar ellas continuaron otro ratico y después solo silencio.

Al día siguiente me dijo Camila que, si quería yo, se iría con ella si me sentía incómodo, pero no podía dejarla ir y perderme todo ese morbo así que le dije que se quedará en la casa con ella, nos reconciliamos y somos esposos felices ante la sociedad, pero de noche solo puedo masturbarme oyendo como gozan a mi esposa, trato de espiarlas con frecuencia.

Esa es mi historia, mi esposa me hizo cornudo y me saco de la casa y vive ahora con una lesbiana.

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Carlos Huertas
Carlos Huertas
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