Mi dulce Ana y su vestido negro
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Estábamos en esa aburrida fiesta de casamiento, donde el anfitrión era el jefe de mi esposa y por supuesto, no habíamos podido zafar.
Mi dulce Ana había elegido un vestido negro muy corto y bastante sexy; zapatos de taco aguja y unas medias de nylon color natural. No llevaba tanga y yo sabía que sus delicados labios vaginales eran visibles a través de esa delgada y sedosa tela?
Mientras servían el plato principal; Ana me susurró al oído que un tipo joven sentado en una mesa cercana no dejaba de mirarle las piernas y para peor, le hacía unos gestos que ella no alcanzaba a entender?
Sonreí y le propuse que abriera un poco los muslos, para que yo pudiera acariciarle la vulva y así provocar un poco al tipo.
A mi perversa mujercita le encantó la idea y enseguida, muy excitada, me pidió que la tocara, ya que el flaco la estaba mirando.
Estiré mi mano discretamente entre sus piernas bien abiertas de manera muy descarada, le acaricié los pliegues de su suave labia hasta sentir que comenzaba a humedecerse.
Anita comenzó a reírse y suspirar muy bajo; mirando de reojo que el pibe enfrente no perdía de vista esa apertura de muslos. Me imaginé que el tipo ahora podría incluso apreciar la mancha húmeda tratando de traspasar la tela de nylon?
Mi mujer lo provocaba mientras le devolvía la mirada cada tanto.
Después de la cena Ana y yo salimos a bailar y efectivamente el tipo no le quitaba de encima la mirada, especialmente al culo de mi mujer y sus torneadas piernas que, con esa luz en el ambiente, brillaban de una forma casi al extremo de la lujuria.
En un momento Ana me dijo que iría al tocador.
Tardó bastante y, al regresar, me dijo que ese flaco había estado esperándola afuera y quería conversar con ella por allá?
Le dije que por mi parte no había problema, pero después debía contarme cada detalle de lo que sucediera?
Esta vez tardó casi media hora en volver. La vi llegar desde lejos y la encontré un poco alterada, o mejor dicho, algo excitada y con su bello rostro un poco colorado y perlado de sudor?
Pero lo que más me llamó la atención, fue ver que ahora ya no llevaba sus sensuales piernas enfundadas en las medias de nylon.
Ana se sentó a mi lado y comenzó a contarme todo lo sucedido.
Miré sus hermosas piernas y comprobé que había algunas manchas extrañas sobre ellas. Las toqué y luego me llevé los dedos a mi nariz. Era el inconfundible olor a semen?
Me contó que el tipo se le había acercado de manera amigable; diciéndole que esas piernas lo estaban volviendo loco. Sin pedirle permiso a Ana, había estirado sus dedos para acariciarle los muslos.
Mi mujercita se sintió complacida y lo dejó hacer, mientras comenzaba a suspirar muy suavemente. El flaco la tocaba pero no le quitaba la mirada de los ojos de mi esposa; por eso Ana se abandonó al placer y decidió cerrar sus ojos para evitar los de él?
De repente, sintió que el tipo había retirado sus dedos y entonces abrió los ojos para ver qué estaba haciendo. Se encontró con la sorpresa de ver una enorme verga dura frente a ella y, antes de que tuviera tiempo para moverse, el flaco se la puso entre las piernas, haciendo que le quedara apretada entre los firmes muslos de mi mujercita?
Ana ni siquiera abrió la boca para protestar, al darse cuenta de que, con las medias todavía bien calzadas en sus piernas, el tipo no iba a poder penetrarla por ninguno de sus orificios?
Pero de pronto se asustó, cuando el flaco la hizo levantar y la giró de espaldas a él. Luego le levantó su breve vestido y la hizo doblar por la cintura, haciendo que apoyara sus delicadas manos contra la pared.
Ana se quedó inmóvil, esperando oír el ruido al desgarrarse la tela de nylon; pero eso nunca sucedió.
Ella de pronto sintió el peso del flaco contra su cuerpo y esa verga endurecida pasó entre sus muslos, cerca de su húmeda vulva?
El flaco le pidió que cerrara los muslos y entonces esa verga erecta volvió a quedar firmemente atrapada entre ellos. El tipo se balanceó un poco atrás y adelante. En pocos segundos, casi de manera precoz, finalmente acabó entre las medias de nylon?
Vació toda su carga de semen sobre ellas y se disculpó con Ana por haber terminado tan rápido. Ella le sonrió, diciéndole que estaba todo bien?
Antes de permitirle abandonar el baño, le pidió a Ana que le regalara las medias de nylon. Ella se las quitó y amablemente se las dejó como obsequio, mientras sentía el escalofrío de un orgasmo.
Apenas el flaco salió de esa cabina, ella cayó de rodillas sobre el inodoro, sintiendo que ese potente orgasmo recorría todo su cuerpo y la dejaba totalmente relajada.
Ana me confesó que jamás había sentido un orgasmo tan intenso, mientras apenas la tocaban?
El flaco ya no regresó a su mesa, ni siquiera tampoco volvimos a verlo en la fiesta.
Esa noche ya en nuestra cama, Ana abrió sus hermosas piernas para mí; sin preocuparse por las medias de nylon y sin tener que cerrar sus muslos sobre mi palpitante y hambrienta verga.
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