Mi apertura sexual con un macho maduro

📋 Lecturas: ️7262
⏰ Tiempo estimado de lectura: 10 min.

Era un día sábado post carrete (fiesta o junta con amigos en Chile). Despertaba con un tremendo dolor de cabeza por el trago, en la pieza de uno de mis mejores amigos, el dueño de la casa que frecuentaba durante esos años. Esta historia es 100% real, así que pueden tocarse tranquilos.

Yo tenía para ese entonces 21 añitos. Vivo en La Serena, una provincia de Chile. Soy de piel muy pálida, delgado y bajito. No soy exactamente un “twink” como tal, siempre me sentí inseguro con mi cintura ancha, es muy masculina para poder serlo. Desde pequeño que soy muy abierto y que he asumido mi bisexualidad. Sólo faltaba la “confirmación” por decirlo así… siempre soñé con la oportunidad de probar un buen trozo de carne. Por motivos que desconozco, siempre soñé con uno bien peludo, grueso y moreno. Nunca pensé que un fin de semana común y corriente como ese, tendría la oportunidad de por fin cumplir ese rico deseo.

Desperté con una tremenda erección. Suele sucederme que después de una noche de tragos, despierto con una calentura insoportable. Esto también me había pasado las juntas anteriores, y cada vez se volvía más  y más difícil de calmar. Tenía descargada la famosa app amarilla, ya que se me había hecho costumbre calentar machos chateando, al menos hasta que llegaba a mi casa y podía masturbarme tranquilo y apaciguar mi lívido de una vez.

Ese día no llegué a mi casa a la hora acostumbrada, tomé un pequeño desvío. Durante mi camino a casa, cerca de las 7AM, curioseando por la app me llega un mensaje de un perfil con el que nunca había chateado antes. Tenía una foto de un grueso torso desnudo, moreno y grande, se me paró fuertemente de sólo verlo.

  • hola, q tal, q buscas?

No era un mensaje que saliera de lo común la verdad, pero me excitaba muchísimo la foto. Se notaba que era un maduro, así que, pensé en hacer algo más que sólo pedir fotos para tocarme después. Avanzaría un poquito, pero me retiraría rápidamente cuando tocara concretar… o al menos, eso creía en un principio jejej.

  • holaaa aquí, curioseando, viendo si sale algo…
  • yo act con lugar, te gusta mamar?
  • siii me encanta jjsjj
  • a mi me encantaria q me la lamieras… cmo eres?
  • flaquito y blanquito jsj cmo mi descripción pues
  • q rico ya te imagino tragándotelo todo

Me envió una foto de su pene. Aún no puedo olvidar ese rico trozo de carne tal y como quería que fuera. Más grueso que grande, bastante moreno, con mucho pelito, con una cabeza semi rosada y recto, excitado… se me hizo agua la boca, lo encontré perfecto para mi experimentar mi primera mamada. Obviamente nunca lo había hecho, pero no quería que supiera que era completamente virgen de boca y culito, por eso le dí esa respuesta… Aún así, estaba muy cerca de casa, por lo que creí que llegaría a tocarme como siempre.

Y aquí es donde la historia de todos los días da un giro en 180 grados. Después de enviar la foto, me envió rápidamente su ubicación. ¡¡Para mi sorpresa, estaba más cerca de su casa que de la mía!! Sólo tenía que tomar un pequeño desvío… al ver la cómoda ubicación, de la cual podría devolverme fácilmente, me empezaron a temblar las piernas. Sentí que el calor de mi pene aumentaba y se expandía también hacia mi culito. Me sentí toda una perra cuando empecé a caminar en dirección a su casa… en ese tiempo, tenía una relación con una chica de casi 1 año… pero ella nunca pudo darme lo que necesitaba sentir ese día.

Parado frente a la casa, le escribí para que me abriera la puerta… no podía creer hasta donde había llegado, pero devolverse sí que habría sido un desperdicio de tiempo y esfuerzo. Tenía que enfrentar lo que viniera, aunque saliera mal, aunque me doliese… estaba inseguro, me aterraba pensar en ser rechazado, no le había enviado ni siquiera un foto de mi cara y además andaba con gorro, no me quería dejar ver. Todo eso dejó de tener importancia cuando vi la puerta abrirse.
Con una sonrisa, abrió la puerta hombre moreno de aproximadamente unos 45 años. Era mucho más alto que yo, fornido, con una chaleca verde y un pantalón de pijama azul que exponía la excitación de verme llegar.

Me hizo pasar, tocándose el miembro a través del pijama. Me advirtió que no usaríamos su pieza, por que tenía visitas que “estaban durmiendo”. Por dios, que excitación lo prohibido y secreto. Me llevó a un cuarto totalmente vacío, con un ventanal que daba hacia la calle, apuntando al mismo sitio en el que estaba parado hace unos minutos atrás. Me dijo que no hiciéramos mucho ruido… y en seguida me tomó la mano llevándola hacia su pene. Que situación exquisita, siempre me gustó ver “handjobs” ya que me excitaban muchísimo, sólo que esta vez, era mi propia mano delgada la que masajeaba ese grueso pedazo de carne por encima de su pijama.

Al parecer él no aguantaba más, y me llevó la cabeza hacia abajo, yo agachándome instintivamente, quedé frente a frente al paquete que ansiosamente abrí y enseguida metí en mi boca virgen. Tenía un sabor extraño, sentía que estaba recién lavado, pero portaba un olor exquisito, un aroma a hombre que nunca antes había olido.

Comencé a chupar totalmente inexperimentado, pero tremendamente excitado y con mucho empeño y ganas de hacerlo sentir bien. Su gruesa verga apenas cabía en mi boca, no pasó mucho tiempo para que mi mandíbula empezara a cansarse, la inexistente experiencia se hacía de notar. Amaba lo que me decía mientras lo lamía, me repetía constantemente “que rico”, “que lindo que eres”, “te ves muy rico”; lo que me hacía sentir una perrita, y eso que apenas lo conocía.

Me empujaba la cabeza hacia su pene y me atragantaba fuertemente, tosí y lloré tantas veces, pero lo hacía en completo éxtasis, aceptando sumisamente. Me imaginaba desde su perspectiva como veía, me calentaba imaginarme como una toda una putita, totalmente loca y disfrutando de mi merecido trozo. El sabor se puso rico, tenerlo en mi paladar y lengua comenzaba a desbloquear en mí el gusto por chuparla. Pasó así un tiempo hasta que mi mandíbula definitivamente no dio para más, apenado me saqué su pene de la boca, y con una sonrisa exculpatoria le dije “me cansé”.

  • ¿Y si la puedo frotar con tu culito?. Sólo frotar, sólo frotar…

Jamás pensé que me diría algo así. La idea me encantó apenas salió de sus labios. Lo habré pensado apenas unos 2 segundos y caliente le dije que sí, pero que no lo metiera, que no estaba “preparado” por que estaba sucio, además de que ninguno tenía preservativos. El accedió encantado, y rápidamente me tomó por la cintura y me dio la vuelta, bajándome los pantalones y dejando mi blancas nalgas a su disposición… como estábamos parados ambos, me tuve que agachar un poco, lo que resultó en una posición muy incómoda. Pero él resolvió pidiéndome que me apoyara en el ventanal, sí, el mismo que daba a la calle…

De un momento a otro y aún confundido por la situación, me vi con mi culito paradito para él, mi primer macho, mirando por la cortina pensando en lo puta que debí verme ahí parado, esperando por que me dieran pene. La carne por la que esperaba ya estaba abriéndome las nalgas, abriendo ante mí la entrada al mismísimo cielo, sobándome intensamente el ano con ese cálido fierro, de arriba hacia abajo… y de abajo hacia arriba… Estaba fascinado, nadie me había tocado ahí, nadie me había tomado con sus manos, fue una sensación maravillosa, indescriptible, y eso que ni siquiera me la estaba metiendo. Me lo hacía lento y rico, me transmitía su calor y me excitaba aún más oír su respiración agitada detrás de mí.

Me dirigía con sus manos en mi cintura, hincándome y levantándome según lo necesitaba. Me recorría tan rico ese pene caliente, que estoy seguro que sin quererlo, se me dilató el hoyito, por que entre tanto sube y baja, de vez en cuando el maduro comenzaba a presionar hacia adelante, logrando después de insistir varias veces contra lo acordado, meterme esa rica cabeza lubricada por mi propia saliva.

Mi pene estaba completamente erecto, y sentía que si lo llegaba a tocar, por cualquier motivo, acabaría ahí mismo. El maduro sabía lo que hacía y cómo manejarme, si lo metía completo habría problemas, así que entraba sólo con su glande y luego la sacaba, dejándome totalmente extasiado, nunca pensé enloquecer así por un pene… sabía que la experiencia me gustaría pero esa era la total confirmación de que me encantaba la verga, tanto o incluso más que la vagina de mi pareja. No lo podía creer, con el sabor y el olor de su miembro aún en la boca y con sus grandes manos apretando mis caderas tenía que asumir que de ahí en adelante las cosas ya no serían como antes, que eventualmente volvería a enloquecer y que más temprano que tarde encontraría a alguien que me daría el placer de metérmelo entero.

Así como lo rico que me estaba haciendo sentir mi macho, pero por fin sin restricciones.
La dinámica duro bastante, y sinceramente no quería que parase. Perdí la noción del tiempo, estaba tan entumecido por el placer que brotaba de mi culo y su miembro que no me atrevía a acabar, terminaría apenas me tocase. Tenía muchísimo calor, el gorro me hacía sudar mucho, simplemente no tenía espacio en mi cabeza para que se me ocurriese quitármelo. Sin embargo, mi hombre se cansó de no poder entrar en mí, cosa que habría concedido de haber tenido la oportunidad de lavarme, en serio se los digo. Estaba tan caliente que para ese punto ya no pensaba ni en que usáramos protección, lo quería dentro mío, quería que me hiciera suyo. Pero bueno, la cosa terminó ahí, me pidió que se la chupara una vez más así que di mi mejor esfuerzo, comenzaba a dolerme la garganta por sus embestidas, de hecho eso se mantuvo así varios días. Botó muchísimo líquido pre-seminal en mi boquita, pero no acabó en ella, supongo que fue por lo mal que la chupé, probablemente habrá adivinado que yo era un novato…

Me levanté cansado, y le pedí perdón por no poder tener sexo, que para la otra vez me prepararía allí abajo.  Me dijo amablemente que no me preocupara, que estuvo rico de igual manera, y me ofreció pasar a su baño, cosa que accedí. Fue muy lindo y tierno conmigo, lo recuerdo con mucho amor. Salí del baño y llevándome a la puerta de su casa, me dijo que ya conocía donde vivía, que podía volver cuando quisiera, “sólo toca la puerta” lo cuál agradecí y tras un rico beso que me dio en la boca, me despedí. No saben lo caliente que estoy mientras escribo esto, fue una primera experiencia tan deliciosa que lo recuerdo muy vívidamente y hasta el día de hoy le dedico a ese maduro varias pajas. De hecho, al llegar a mi casa después de mi apertura a este rico mundo, no podía dejar de masturbarme, eyaculaba y eyaculaba como nunca, jamás había sentido tantas ganas que me estremecía en la cama y minutos tras terminar volvía a erectarme enseguida para continuar masturbándome. Los siguientes días sentí demasiada culpa por haber sido infiel, así que borré mi cuenta en la app amarilla y ahí acabó el contacto con mi rica verga madurita. Me arrepiento mucho, no de haber engañado a mi pareja de ese entonces, sino de no encontrar su contacto de nuevo. Cada vez que paso cerca de su casa abro la aplicación, esperando encontrar esa rica foto de nuevo 🙁 .

Gracias por leer mi relato, creo que con esta publicación le doy un cierre a este “secreto” de mi primera vez con un hombre, absolutamente nadie de mi familia o amigos saben, ni siquiera mi actual pareja (y por supuesto, mi ex novia no lo supo jamás). Ahora, a seguir buscando maduritos por la bendita app amarilla.

¡Besitos en la verga!

Compartir en tu redes !!
Pablito1999
Pablito1999
Artículos: 1