Me cogí a mi enemiga
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Karen y yo trabajamos juntos hace más de seis años. Ella es una mujer guapa, algo más alta que el promedio, un poquito robusta y con tetas chicas y un trasero no muy grande.
Karen es una mujer muy inteligente, sin embargo, nunca nos caímos bien. A Karen y a mi nos tocó viajar juntos en varias ocasiones por trabajo, pero como no había química entre nosotros nunca tuvimos una relación de amistad. Al contrario, ambos nos odiábamos y sólo convivíamos para terminar el trabajo.
Nuestra relación laboral duró sólo un año, pues Karen consiguió trabajo en una planta en Monterrey.
Perdimos contacto por completo, hasta mediados de este año en el que me tocó ir a trabajar a la planta donde ella se encuentra.
Por pura casualidad me tocó trabajar en el área en la que ella es supervisora, por lo que en cuanto nos vimos ambos nos sorprendimos pero todo quedó en un saludo de cortesía.
Durante el proyecto sentía que Karen me hacía la vida imposible, como si se estuviera vengando de nuestro pasado. Pero bueno, yo siempre aguanté hasta terminar el proyecto.
Debido al éxito del proyecto, la planta hizo un convivio al cual fuimos invitados. Claro, en ese convivio también estaba Karen.
La noche transcurría y el alcohol se apoderaba de nosotros cada vez más. La gente fue abandonando poco a poco la reunión y de repente ya sólo quedábamos 6 personas, entre ellas estaba Karen.
De repente sentí que mi pene se empezó a endurecer, la verdad después de semanas estresantes sentía que necesitaba sexo y en ese momento se me ocurrió que quería tenerlo con Karen.
Yo traía carro de renta, así es que aproveché y le pedí a Karen si me acompañaba por unas cosas al carro. Como ya casi no había nadie en la reunión, y los que estaban cada quien estaba en su rollo, Karen aceptó.
Le pedí que se subiera al carro y ya ahí no lo dudé, el alcohol me dio ánimos y le planté un beso. Para mi sorpresa Karen no hizo nada para detenerme, al contrario, me siguió besando. El momento fue subiendo rápidamente de tono, ya mi cabeza sólo pensaba en penetrar la vagina de Karen, por lo que no dudé en decirle que me la quería coger. Karen me dijo que sí pero que con condón, el cual no traía.
Inmediatamente encendí el carro y manejé 15 minutos a mi cuarto de hotel. Al llegar tenía miedo de que Karen ya no estuviera caliente y me rechazara, pero al entrar al cuarto se reavivó la llama.
No habían pasado ni 2 minutos cuando ya tenía a Karen completamente desnuda y en cuatro. Inmediatamente me puse el condón y se la metí hasta el fondo.
Los dos estábamos muy calientes, Karen gemía cada vez más fuerte. De repente se sacó mi verga y me pidió montarme.
No podía creer que me estaba cogiendo a la mujer que más mal me caía, pero eso lo hacía aún más excitante.
Verla arriba de mi, sudando y gritando de placer, con sus pezones oscuros en esas tetas que rebotaban de tanto que Karen se movía.
De pronto no pude más y me vine. Fue demasiada la leche que salió de mí, lástima que quedó atrapada en el condón. Pero lo más increíble es que Karen no había terminado y se tiró en la cama para dedearse unos 2 minutos más y así poder terminar.
Ya acostados, Karen me confesó que su novio tenía más de un mes fuera y que ella necesitaba sexo al menos 3 veces a la semana si no se volvía loca
Esa noche nos quedamos dormidos juntos y desnudos.
A la mañana siguiente sintió mi pene erecto por lo que nos aventamos un mañanero riquísimo. Karen se chorreó dos veces, por lo que la cama estaba empapada de sus jugos.
Karen y yo todavía tuvimos unos encuentros más, pero no quiero hacer esta historia más larga.
Si te interesa saber qué más pasó entre nosotros envíame mensaje y lo escribo.
Así es que si tienen alguna persona que les caiga mal, tal vez no sería mala idea coger con ella.
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