Me cogí a la mejor amiga de mi sobrina Andrea el día de su cumpleaños
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Buenas, les traigo un nuevo relato. Me llamo Arturo, tengo 46 años. Este trata sobre cómo me estoy cogiendo a la amiguita de mi sobrina Andrea. Ya vamos para 1 año que me la estoy cogiendo. Se llama Marisol, tiene piel morena y 1. Mide 1,59 m, tiene un buen trasero y unas buenas tetas para tener 18 años. Bueno, empecemos con el relato.
Ese día, le dije a la madre de Marisol si le daba permiso para que fuera conmigo y ella escogiera el regalo que yo le iba a dar. Ella dijo que sí. Marisol, con una carita pícaramente coqueta, sabía lo que yo quería, así que se fue a bañar. En eso sonó mi celular: un mensaje con una foto y un video de Marisol desnuda. Me dijo que eso era para mí.
Prendí el carro y nos fuimos. Su madre me dijo que tuviera mucho cuidado al conducir.
Durante el trayecto, empecé a manosear a Marisol. Ella solo apretaba sus labios mientras yo la masturbaba.
Llegamos a mi departamento, donde cuido a un compadre que… Está en estado, ya no aguantaba más, así que la empecé a besar, le quité la falda y le metí la mano en el culito. Ella me dijo que me quería hacer una mamada, así que me quité los pantalones y los bóxer, y mi verga salió como un resorte. En eso empezó a hacerme una buena mamada. Ya hacía tiempo haciéndolo, cuando le dije que me venía y ella me chupó la verga más rápido hasta que se la metí toda en la boca. Ella se tragó toda mi lechita. En eso la tiré en la cama.
Le quito la falda y le arranco unas tangas de color rosa, y empiezo a hacerle sexo oral. Ella solo gemía.
—Como siempre lo haces, amor, hazme venir —le dije.
Arturo, mi vida, ya no aguanto más.
En eso se tuvo su orgasmo.
—Arturo, métemelo. Te amo. Cógeme.
En eso le puse una pose, le saqué la saliva a mi pene y comencé a frotar la entrada de su vagina con él.
—Ay, ya no aguanto más, métemelo, cógeme, dame tu. En eso, Marisol me agarró de la mano y se la metí toda. Ella se dio la vuelta y me miró con esos ojos tan lindos.
—Dame más fuerte —me dijo.
Estaba tan excitado que la puse en cuatro y le di más fuerte. Le daba a su bonito trasero con fuerza, hasta ponérselo rojo de tanto pegarle.
—Amor, quiero montarme en ti —le dije.
Ella se subió y colocó mi pene entre sus piernas. Sus labios vaginales y empieza a frotarse. Qué rico se siente, mi cielo. En eso, agarra mi pene y se lo mete, y empieza a cabalgar mi verga. Yo la besaba, le mordía sus lindos pezones. Ya no aguantaba más, casi me venía en eso. La volví a poner en posición misionera y empezó a darme más fuerte hasta que le dije:
—Marisol, me vengo, amor, lo voy a sacar.
Ella me dijo:
—No, amor, quiero. Sentir tu leche dentro de mí. Solo me acabaste dentro cuando me desvirgaste y eso ya va a hacer un año. Del resto no volviste a acabar dentro de mí. En eso le doy con más fuerza hasta que le llevo su culito de leche.
—Amor, ¿te gusto? ¿Te gusta mi regalo de cumpleaños?
—Sí, mi cielo.
—Bañémonos y vayamos a comprar tu regalo y una píldora para que no salgas embarazada.
—De acuerdo.
Hasta aquí este relato
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