Le cumplí su deseo a mi hija

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Cuando apagó las velas del pastel de cumpleaños, mi hija pidió un deseo. En ese momento no lo dijo, me enteré 3 años después de que se trataba.

El tiempo transcurrió con normalidad, mientras mi hija iba bien en la escuela, mi esposa había escalado algunos puestos en su trabajo y eso nos permitía vivir sin preocupaciones, porque igual me iba bien en la empresa donde laboraba, por ello habíamos programado unas vacaciones para celebrar nuestro aniversario de bodas y que nuestra hija cumplía la mayoría de edad: sus 18 años.

A una semana del viaje, a mi esposa la promovieron para un ascenso como gerente regional y ello implicaba que tuviera que retrasar sus vacaciones. Decidimos posponer nuestro viaje, pero decidí que era una buena oportunidad para visitar a mis padres, a quienes no veía desde los 15 años. A mi hija, que se llama Laura, le anuncié de los cambios que se daban y al inicio me dijo que era probable que no me acompañara porque quería hacer algunos pendientes con su novio.

Solo le avisé que salía en cuatro días hacía la ciudad donde vivían mis padres por si se decidía a acompañarme. Pensé que esas cuatro noches la iba a pasar haciendo el amor con mi esposa, pero fue todo lo contrario, ya que no quiso ni masturbarme. Esto se sumaba a más de dos semanas que teníamos sin hacer nada, ya que ella estaba tensa por su nueva encomienda, pero me afectaba al no dejar que la penetrara.

Dos días antes de partir, mi hija me avisó que viajaría conmigo. No me lo dijo, pero era para hacer realidad el deseo que pidió el día de la fiesta de 15 años. La travesía sería de varios días por carretera, porque la idea era visitar lugares turísticos en la camioneta que desde hacía tiempo había equipado, antes de llegar a casa de mis padres.

Hicimos nuestra primera parada en una zona de playa donde comimos y nos bañamos en el mar, el único inconveniente es que no había hoteles, por lo que dormiríamos en la camioneta, equipada con baño, cocina, una cama.

En la playa vi que mi hija estaba convertida en una hermosa mujer. Se puso un traje de baño que apenas le cubría los senos. En la parte baja, el calzón era minúsculo, apenas cubría la rajita de su vagina que estaba depilada. Cuando me di cuenta tenía una erección que amenazaba con romper mi bañador, decidí meterme al agua para tratar que se me bajara. Mi hija se dio cuenta, pero no me dijo nada.

Llegó la noche, nos disponíamos a dormir. Sabía que mi hija acostumbra dormir en calzones, con una playera y sin sostén, creí que su atuendo sería diferente ante mi presencia, pero para mi sorpresa ese fue su vestuario. Nos dimos las buenas noches y nos dispusimos a dormir, en la madrugada mi hija se despertó asustada, había tenido una pesadilla, se subió sobre mí para abrazarme, estaba llorando. Al ponerse sobre mí, su vagina quedó exactamente sobre mi pene y como estaba llorando, en cada movimiento que hacía, se restregaba en mi erecta verga que parecía un clavo de acero. Para dormir me puse un short corto y flojo, sin bóxer, para mayor comodidad.

La situación es que con los movimientos desesperados de mi hija que había estado llorando inconsolable porque había soñado que mi esposa y yo habíamos muerto en un accidente de coche, mi verga al estar erecta se salió por la entrepierna y la punta estaba rozando su zona vaginal. Eran tantos los movimientos de mi hija que cuando sentí mi verga ya estaba dentro, ella también lo notó y me quedó viendo con sus enormes ojos. Como por instinto, mi hija comenzó a mover las caderas y mi pene terminó hasta el fondo, no sin antes romperle el himen, dio un gritito de dolor y comenzó a gemir. Si bien es cierto que desde la mañana la había visto con otros ojos, al ver que es un enorme mujerón, no me esperaba esto.

Apenas alcancé a decirle: Laurita, esto no está bien, eres mi hija. Ya no pude seguir hablando porque tuvo su primer orgasmo de la noche, que seguramente fue escuchado por otras personas que acampaban a nuestro alrededor. Joder papá, que rico, esto es el cielo, al tiempo que se sacó su mini blusa y me puso las tetas en la cara, chúpame el pezón papi, chúpalo por favor, joder que rico, que rico me coges papito lindo. Se siguió moviendo bien rico, ya no pude contenerme más y empecé a venirme dentro de la vagina de mi hija que volvió a tener otro orgasmo.

Una vez que nos repusimos le dije que eso no estaba bien, que era mi hija. Cuando escuché lo que me dijo por respuesta, tuve otra erección que no pasó desapercibido para Laurita. ¿Te acuerdas del deseo que pedí cuando apagué las velas de mi pastel de 15 años? Era esto. Pedí que un día me hicieras el amor y mira que se me ha cumplido, gracias papito lindo y comenzó a besarme hasta llegar a mi pene que era como un fierro de tan duro que lo tenía. Me dio una mamada que me hizo ver estrellitas, mientras ella se tragó todo mi semen.

Gracias papi, disfruté, era lo que más deseaba, no te sientas mal, en la mañana noté que tú también me deseabas porque tu amiguito estuvo parado durante mucho tiempo. Tú me hiciste mujer, ese era mi deseo, que tú te llevaras mi virginidad. Pensé que esto no sucedería, ya había hecho planes con mi novio para estar con él, pero gracias a que se suspendió el viaje de vacaciones, vi en esta salida la oportunidad para entregarme a ti y disfrutar como disfruta mamá en las noches contigo.

¿Nos escuchas hija?, claro papá, nos sabes cómo la envidio -es solamente un decir, porque la amo- que mi mamá gime de tanto placer que le das, de cómo le llenas el coño y el culo de semen, escucho cuando ella te pide que le des por todos sus agujeros. Me he hecho muchas pajas mientras ustedes hacen el amor.

Volvimos a coger, casi nos amaneció, disfrutamos de nuestra relación. Por la mañana nos bañamos juntos, ya estábamos vestidos cuando mi esposa nos llamó para saber cómo habíamos amanecido. Obviamente omitimos nuestra noche de placer. Continuamos nuestro viaje e hicimos otras tres paradas antes de llegar a nuestro destino. Disfrutábamos al máximo de nuestra sexualidad.

Igual en casa de mis padres aprovechamos para coger bien rico, seguimos disfrutando. Después de dos semanas de visita con mis padres retornamos a casa, durante el trayecto también hicimos el amor muchas veces y ahora la pregunta era: ¿cómo manejaríamos nuestra relación en casa?, aunque llegamos a la conclusión que se lo haríamos saber a mi esposa para involucrarla y que ella también disfrutara, además, mi hija me pidió que incluyéramos a su novio que, en muchas ocasiones, sorprendí viéndole el trasero a mi mujer.

También quiero comentarles que un día antes de viajar de regreso a casa, mi papá me dijo: “Varias noches escuché gemir a Laurita, al principio me preocupé que podría estar enferma, en la mañana amanecía radiante y muy feliz, entonces puse mayor atención y descubrí que esos gemidos eran del placer que tú le estabas dando cada noche, no me lo temes a mal, peor la niña es una belleza y me gustaría disfrutar de ella, por lo que te pido que para las vacaciones de fin de año vengan y ella sea mi regalo de Navidad, como lo vez hijo”.

Me dejó sorprendido, pero acerté a decir que estaba de acuerdo, pero tendría que platicarlo con la niña. Cuando a la niña se lo dije mientras manejaba, me respondió, sin pensarlo, sí, si deseo estar con el abuelo, casualmente un día entré al baño y estaba con una erección, tiene un pene bastante grande y hermoso, que me gustaría disfrutar.

Cuando pasamos a recargar combustible, aproveché para darle la buena noticia a mi padre, que se puso feliz. La niña acertó a decirle que sí le gustaría ser su regalo.

Ya les contaré con detalles esta nueva etapa de nuestras vidas.

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