Le avisé que entraría en su cama

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Estaba de visita en una ciudad costera, cercana a Santiago, donde vivía, era la casa de una muy querida amiga, viuda de un amigo, mayor, y que hace años a quien cuando la conocí, era una bellísima mujer, con una figura muy bonita, menuda, pero de cuerpo perfecto quien al enviudar se fue a vivir a Costa Brava la llamaré Carla.

Un día la encontré de casualidad mientras visitaba a su hija acá en Santiago, y muy cariñosa me invito a pasar a visitarla a su casa, ahora aunque ya pasaba los 70 años, aun conservaba muy bien gran parte de la belleza que había sido, y aunque algo caídos, mantenía una figura de la cual adivinabanse sus senos bien cuidados, su contextura delgada no mostraba signos de su edad, y unas pocas arrugas que no lograban disminuir su antigua belleza.

En mi caso soy un hombre maduro 18 años menor que ella viudo también, pero he cuidado mi físico el cual se ha engrosado poco, y con el pelo mas gris mi cara ha adquirido mejor aspecto, Estas mas guapo Jorge, me dijo con dulce voz… haciendo que me sintiese muy halagado. Convinimos en que aprovecharía para hacerle una visita mientras iba a una localidad más al Sur que Costa Brava, en fecha próxima. Para comunicarnos intercambiamos teléfonos y direcciones. Paso un tiempo y llamé a su hija Gloria, un poco menor que yo, avisándole que iría a visitar a su madre y si querría enviarle algo, además pensando en avisarle también a Carla mi llegada, la sorpresa fue que Carla estaba casualmente visitando a Gloria, así que me ofrecí llevarla a Costa Brava, junto con algunas cosas que había comprado.

El viaje fue amenísimo, recordando viejos tiempos y generándose una suerte de mayor confianza entre nosotros, expresándonos alegría por este reencuentro. Demás está contarles que aloje en su casa solo un día pero esa noche al calor de su chimenea, conversamos temas ya mas íntimos, que involucraban nuestra vida tanto afectiva como sexual, contándome que desde que murió German, su marido, se había guardado y nadie la había tocado ya hace 27 años. No se porque al oírla me dio un morbo grande, y me imaginaba entrando en su cama y haciéndole el amor.

Pasado un tiempo empezamos a intercambiar llamadas telefónicas, las cuales nos hicieron intimar mas aún, y en ellas me expresaba bastante cariño, pero claramente indicando que era de amistad dada la diferencia de años que me llevaba. Un día que justamente precisaba hacer un alto en mis actividades, por estar cansado ,me llamó invitándome, además me contó que estarían dos sobrinas suyas algo menores que yo, una viuda y la otra divorciada, y que si me interesaría visitarla.

Estuve con ella 3 días, alojando en una de las múltiples habitaciones de esa enorme casa, pero divertido al ver a dos damas interesadas en mi, al preguntarme que opinaba, le dije a Carla que claramente ella era la mas atractiva, haciéndola desviar el tema, pero cuando me despedía, traté de besarla lo mas cerca de la comisura de sus labios, solo consiguiendo “un piquito”, mas por empeño mió que por ganas de ella.

Posteriormente seguimos llamándonos y un día que me sentía algo solo, le pedí que cuando fuera a visitarla nuevamente me dejara tenderme en el sofá de su casa mientras, ella teniendo mi cabeza en su regazo me regalonearía, o en su defecto tenerla yo así, estando tendida, (hago notar que el “regaloneo” solo son caricias del mismo tipo que se le dan a los infantes). Cuando me contesto que era eso imposible ya que no tenía sofá ni algo similar, solo sillones, me atreví a sugerirle que lo hiciese en su cama mientras ella viese TV, solo consiguiendo una risa nerviosa, y una reiteración de que solo sentía amistad por mi. Mas ya llevaba el “bichito” adentro, así que me decidí a visitarla en mitad de una semana, sabiendo que estaría sola con una mucama “puertas afuera ” quien se iba temprano y llegaba algo tarde.

Cuando ella me mostró la habitación, donde alojaría la más retirada, pero con su propio baño, le solicité que me diera la que había ocupado por primera vez muy cercana a su habitación y sin baño, así que ocuparía el que estaba inmediato a su lado., a lo que accedió de buena gana. El primer día la saque a pasear, fuimos de compras tratando de mostrarme lo mas ingenioso posible, alegrándose bastante de mi venida. Ya en la noche le reiteré mi deseo de estar con ella en su pieza mientras veía TV. Armándome de valor, no fuese que lamentara esta audacia mas tarde,.llegue a su cama pero en pijamas, me coloque arriba sobre las frazadas y relajándome me hacía el adormilado, en una de esas, le indiqué que tenía algo de frío y los pies helados y que me metería adentro de la cama, ella protesto sin mucha energía, pero haciéndome prometerle que después de un rato corto, me iría a mi habitación. Allí aproveché lentamente de tocarle sus pies con el pretexto de calentar los míos cosa que inició una alegre “pelea” ,por encontrármelos demasiado fríos, pelea que terminó en medio de alegres cojinazos.

Obviamente que en esa briga, aproveche de tocarle su estomago y luego acariciarle un poco mas arriba y un poco mas abajo pero sin alcanzarle los senos o el pubis. Ella percibió mis caricias y protestó sin mayor energía mis aprovechamientos, a lo que le respondí que aun la encontraba deseable, todo alegremente, como sin darle mayor importancia., pero me avisó pronto, que debía irme de allí.

Transcurría el día siguiente, y nuevamente le avise esta vez que repetiría la visita pero desde un principio entrando en su cama, aunque se negó, al final se quedo callada lo que me decidió. Esa noche me preparé mejor aún cuidando bien mi apariencia, bien rasurado y peinado.

Ya dentro de su cama, comencé a acercarme retomando lo del día anterior, mientras no paraba de hablarle desde cosas innecesarias, hasta lo bonita que se veía en camisa de dormir, y le pedí se sacara un pequeño chal con que dormía con el pretexto de que la lana “me picaba”, y pese al frío de esa noche ( Costa Brava queda bien al Sur de Chile), y así me pegué bien a ella , esta vez sintiendo su calido cuerpo muy junto a mi e inicié un recorrido mas audaz sobre su cuerpo verificando el buen estado de él, pronto alcancé su pubis y ella dándose cuenta me retiró la mano pero sin molestarse, después subiendo mi mano alcancé uno de sus senos, allí dio un respingo y me pidió que me fuera, con un poco de decisión, a lo cual respondí que me iría dentro de poco pero que la había encontrado muy deseable, claramente me aprovechaba de la amistad que me tenía, y ella me lo dijo pero sin enojos.

Comenzaba así el ultimo día de mi estadía allá y ya antes me había dicho que la llevara a Santiago, donde su hija, para salir luego con ella en un viaje de placer al Norte. De mas está decirles que los escarceos nocturnos día a día me dejaban mas y mas cachondo, debiendo pasar a lavarme después de levantarme de su cama. Así que esa noche, la ultima debía jugármela, así que le avisé que me metería directamente en su cama y antes que ella se acostara , derechamente, me volví a arreglar para ella, y además lleve una pequeña toallita, que siempre uso después de “aquello” indicándole mis pretensiones de hacerle el amor, que ella protestó, mas sin mucha energía, allí yo inicié las caricias desde el punto donde el día anterior las había dejado, acariciándole primero los senos con muchísima delicadeza, luego dirigiendo mi mano hacia su sexo e iniciando una enervante caricia sobre su vagina y luego sobre su clítoris, encontrándolo mojado, ella gemía suavemente, hablando entrecortado enrostrándome mi aprovechamiento, y reclamando el que ya ni pensaba hacerlo, habiéndolo decidido desde el comienzo de su viudez.

La callé diciéndole que la iba a besar de “arriba a abajo”, comenzando con apoderarme de su boca, a todo esto ya estaba excitadísimo y obviamente con ello sacándome los pantalones del pijama con mi empalmado miembro también le acariciaba su pierna, ella continuó protestando, gimiendo bajito, seguía negándose pero cada vez menos, mientras inicié el recorrido descendente por su cuerpo, me detuve a mordisquearle suavemente sus senos, notándole una fuerte erección de sus ricos pezones, luego continué por su estómago, mientras me colocaba arriba de ella, y seguía bajando… tenia escasos pelos allí así que me sumergí en ellos sin dejar de decirle lo bonita y excitante que estaba, y lo que me gustaba la situación. El hecho de tocarla ahora abiertamente, me calentaba mas y mas, notando que el efecto sobre ella, era similar, hasta que le alcancé la vagina con mi boca, chupándole sus jugos ( estaban deliciosos) que ya le chorreaban, comencé a acariciarle su clítoris ora con mis labios, ora con mi lengua, y en eso me considero bastante hábil, ya mis manos habían bajado así que iniciando una sinfonía de toques, le acariciaba con mis manos tanto su trasero como las piernas al lado de su vagina, allí me pidió que parase, mas por pudor que ganas y arrecié en mis caricias, empezando suavemente a acariciarle su culo directamente, besándolo de vez en cuando, ya que la levanté apoyándole el trasero sobre mi antebrazo izquierdo.

Después me paseaba con la mano libre desde su culo hasta el interior de la vagina, notando que ella gemía y gemía de placer, mientras mantenía capturado su clítoris con mis labios acariciándolo sin cesar, subiendo y bajando mi lengua en un alucinante viaje dentro de ella, chupando sus jugos o llevándolos a su ano, con el cual me acariciaba involuntariamente o no la punta de mi lengua. En esto paso un rato donde ella forcejeando al principio, continuó con un dejarse llevar hasta acompañarme aceptando mis caricias con su pelvis. La noté calientísima , yo estaba “a mil”, y pronto con leves estremecimientos al principio estaba por acabar, acercándose al orgasmo, ello me decidió finalmente a penetrarla con mi pene ya todo chorreado, estaba mojadísimo, así que fácilmente se lo clavé a fondo, ella gimió por ultima vez, ahora diciéndome lo que yo le gustaba, que la había excitado tanto que no se imaginaba, que estaba supercaliente y otras cosas mas, notando que le iba a llegar un orgasmo gigantesco, y explotando con lujuria en una acabada fenomenal, su cuerpo se arqueaba, mientras gritaba , y se retorcía de placer, a todo esto sentía como me apretaba y me daba sobre mi pene, que cabalgata mas rica tuve esa noche, alcance casi de inmediato mi propia acabada, eyaculando chorros y chorros, demostrando el grado de mi enorme calentura y el placer que ella me daba. Allí ella ya había cambiado y mostrándose como una real hembra en celo, y tomando una leve iniciativa, luego de un pequeño descanso, empezó a acordarse de antiguas experiencias, y ahora sin remilgos aumentó sus caricias, eran hábiles sus manos recorriendo mi sexo deteniéndose a chupar mis pezones que llegaban a dolerme de lo parados que me los iba dejando, pasó de tomarme agarrando mi pene ya vuelto a empalmarse, a bajar su cara, pidiéndolo con su boca, e iniciando una experta chupada, mientras ahora ella encima mió me devolvía punto a punto las caricias dadas.

De mas esta decirlo que estaba en la gloria, calentándome y recalentándome. Dándola vuelta ahora ella boca abajo, comencé a mordisquearle suavemente su espalda recorriéndola hacia abajo sin cesar, hasta alcanzarle sus nalgas y luego detenerme sobre su culo, lamiéndolo a pleno gusto y metiéndole la punta de mi lengua, hasta conseguir que me la persiguiera con su rico trasero, luego poniéndola en pompa, continué hacia su vagina la que sin problema capturé nuevamente, mientras le acariciaba ese rico culo a dos manos.

Vuelta a lo mismo , ella giró exigiendo con sus caderas sin hablarme, penetrarla nuevamente, mientras ella me pajeaba para parármelo mas y mas, iniciando un polvo apretado, caliente , ella hábil recordaba su fogosidad, mientras yo ” aperrado” la penetraba hasta tocarla con mis huevos, que se hundían en ese rico cuerpo. La corrida ahora sin inhibición alguna fue mayor aún, una explosión de ganas de follar quien sabe cuanto tiempo deseadas, mientras que yo alegre, me iba en una corrida también tremenda, mejor dicho… tremendísima. Para que les digo lo rellena de jugos, de líquidos que le quedo su vagina, a la cual tuvo estremeciéndose largo, un rico y largo rato, conmigo dentro, sacándole hasta la ultima gota. Posteriormente al ver la toallita y secarla con ella, me miro y sonrió, confesándome todo lo que le había gustado. ¡Y como!. Debido a que ya era tardísimo, nos quedamos abrazados, durmiendo luego placidamente, teniendo ” un descanso del guerrero”, obviamente yo alegre me sonreía de oreja a oreja.

Al otro día , mas tarde que nunca nos levantamos casi a la hora de la llegada de la mucama, y como no quería que ella se enterase, me fui a mi habitación de donde aparecí , como si nada hubiese pasado; por último luego de almorzar inicié mi vuelta hacia la capital acompañado de ella, que iba a visitar a su hija, pero en realidad era un pretexto para darse un festín con mi pene durante el viaje, ya que no dejó de acariciarlo hasta que lo sacó y chupándomelo bastante rato, extrayéndole solo jugos, sin acabar, obviamente después de los polvos de esa noche ya estaba seco de semen, pero diciéndome que estaría siempre invitado, y que ojala repitiéramos mas a menudo esos tan riquísimos encuentros. Los cuales ya he tenido el placer de repetir y… a pleno gusto.

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