La inocente amiga de mi bella sobrina
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Desde que tengo una relación con esta problemática mujer mi vida parece ser nuevamente un fiasco, pues llevo casi nueve años con ella y los últimos dos se han vuelto impredecibles, debe ser por la menopausia, pues mi mujer ya tiene 50 años y es un año mayor que yo.
Ambos tenemos un hijo, cada uno de matrimonios anteriores y ambos trabajamos para cumplir con ellos, a pesar que ningunos de nuestros hijos viven con nosotros, nos la ingeniamos para estar con ellos y al menos disfrutar una que otra tarde juntos.
Esa mañana sucedieron muchas cosas, fue un sábado; y a diferencia de mí , ella trabaja solo de lunes a viernes, habíamos discutido un día antes, la verdad fue muy fuerte a tal punto que se marchó al día siguiente yéndose nuevamente a la casa de su mama, y no era la primera vez que lo hacía.
Ese sábado llegue a mi casa a la hora habitual, un poco más de las dos de la tarde y allí me entere de que se había largado, me importo un carajo, traje un six pack, cigarros y me plante en el televisor viendo la bundesliga.
A las siete de la noche el teléfono de la casa empezó a resonar mi tranquilidad, no quise contestar pero al pensar que podía ser mi madre me fui hasta el comedor a responder esa llamada; pero lo que más bien oí era la voz altisonante de esa mocosa fiestera, sobrina de mi mujer; me dijo que quería hablar un momentito con su tía, yo le respondí con evasivas y le mentí que ella no estaba y que se quedaría en su oficina a trabajar hasta tarde, fue ahí que me dijo que iría a una fiesta y que quería venir junto con una amiga a mi casa; su intención era cambiarse aquí y después de ahí irse al evento.
En ese momento pensé que la mentira me había salido por la culata, pues si la dejaba venir y entrar a mi casa yo asumiría la responsabilidad si algo le sucede, le pregunte si sus padres lo sabían pero lo que entendí de sus palabras fue que ella solo les había pedido permiso para ir a la casa de su amiga.
Mi humor no estaba para oír esas majaderías, además no era la primera vez que venía con ese cuento a mi casa y le negué mi consentimiento, pero ella se mostró reacia e insistente con su pedido – tio pero esta vez solo va hacer hasta las dos de la mañana, por favor no seas malo – me suplico, pero como yo conocía el lugar que está a unas cuadras de mi casa, le advertí, si no vienes a esa hora, salgo te busco, te saco de allí y llamo a tus padres, le amenace; a ella no le quedó otra cosa más que aceptar mis condiciones y colgó asegurándome que vendría a mi casa entre las ocho y nueve de la noche.
Su amiga: una tímida jovencita
Cuando se apareció, me saludo y me presentó a su amiga, una tímida muchacha con nariz aguileña que apenas me extendió su mano, y ya casi eran las diez de la noche, todavía no se me había entrado el demonio, es decir la tentación, los deseos terrenales, alguna conspiración para pillarla calata, o otras de esas cosas perversas que le salen a uno cuando esta empinado.
Cuando vi esa carita de esa chiquilla, veinte añera entrando a mi casa, la cosa cambio, era una mocosa de tez blanca, flaquita y con unos hermosos y voluptuosos senos, tuve que disimular mi erección, en cambio mi sobrina es mucho más agarrada, esbelta, tenía sus curvas ciertamente, pero su pecho era plano y nunca la vi ni siquiera de reojo, a mí no me llama la atención las mujeres que no tienen tetas.
No hay nada más bonito y hermoso ver una mujer con sus pechos bien proporcionados, su figura cambia; se les ve más resaltante, así tenga su carita fea, pero si encima es bonita y tiene una carita de ángel, mejor muérete por no poder tocarla.
Cuando me volvió a preguntar por su tía, le mentí, le dije que estaba en su cama con una fuerte gripe, y que estaba medicada descansando, obviamente le mentí para que no sepan que estoy solo, y así se sigan sintiendo en confianza, sobre todo al saber que hay una mujer mayor aquí adentro de mi casa.
No tenía planes, así que tuve que improvisar, les alcance toallas, jabones, les acomode el cuarto de donde descasaban nuestros hijos, mientras se bañaban les afloje las manecillas de la chapa para que no puedan asegurar por dentro.
Todo estaba tan improvisado y desorganizado que no tome en cuenta algo, sus cosas sus ropas interiores, sus sostenes, y lo peor es que lo dejaron a un lado de la ducha metida una en una bolsa y la otra dentro de una mochila. La de la bolsa blanca era la que más me interesaba.
Alli estaba el tesoro guardado, allí estaba lo que cualquier hombre honesto trabajador y de los más responsables se vuelve pervertido, pero quien no se vuelve pervertido, quien no al ver a ese angelito, nooo, yo no lo quise dejar pasar.
Lleve los trofeos a mi cuarto, tome la bolsa blanca y los desparrame todo lo que había dentro, entre sus cosas estaba ese bonito polo mostaza con letras en inglés, un pantalón jean muy delgado y algo desteñido típico de la moda, y un sostén blanco con unas enormes copas tipo B, era impactante para mi imaginarme todas esas tetas cabiendo allí dentro, tenían algo de olor corporal pero no lo suficiente para mi morbo, su pequeña ropa interior blanco con algunas líneas horizontales verdes, es donde estaba todo el veneno, todo el sudor concentrado, ese olorcito algo abombado me enloqueció, hacerle sexo oral con ese vientre oliendo a orine seco, mataría a cualquiera que quiera llamarse hombre en esta tierra, tuve que regresar a mis puñeteras manos de adolescente para de una vez dar rienda suelta a mis instintos más bajos.
Cuando llegaron en la madrugada, estaban algo tomadas pero no tanto como para hacerme el vivo, más bien las estaba esperando pícaro, y para que entren en confianza me hacia el loco que estaba hablando con mi mujer desde el cuarto, y las mande a descansar, Espere, cual lobo, cuando esta de cacería. Pero no parecía que dormían, yo oía que hablaban con sus celulares y me quede dormido en mi cama.
El domingo es decir al día siguiente cerca de las seis de la mañana, oí que mi sobrina vomitaba, me alarme le traje un tazón y limpie el piso con periódicos, cuando ella nuevamente se quedó dormida, intente despertar a su amiga, pero no me contesto, ella aún tenía puesto ese short jean con lo que se fue a la fiesta, tenía unas pequeñas medias negras y una blusa del mismo color también negra, y en sus brazos aún tenía sus alhajas, sus ojos estaban muy cerrados, era la señal de que estaba profundamente dormida.
En ese momento me dio muchos deseos y una fantasía rondo por mi cabeza – “La manosee, toque sus bubis, las presione, metí de a pocos mis manos dentro de su sostén que para variar también eran negros, quise sacarle el pezón y chupármelos pero no me atreví a desabrocharlos, tuve un repentino miedo, más bien me entretuve con su cara, la bese y manosee su rostro de ángel, su naricita aguileña, después toque sus piernas, se sentía tan suavecitas y tiernas que tuve mucho morbo y deseos, olí su trasero pero para mi sorpresa no olía a nada, mi sobrina que si estaba con una falda jean, ni siquiera se me ocurrió tocarle el poto, nooo para nada”
Guauu por algunos segundos fue una fantasía casi real; pero las deja que sigan durmiendo.
Cuando se despertaron se despidieron sin mas.
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