La ex mujer de mi amigo Luis, es una zorra
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Me llamo Paco y soy el típico follador vividor, no me complico la vida ni quiero ataduras de ningún tipo.
Tengo 38 años y soy médico, vivo en una gran ciudad de España y como todos los años me disponía un fin de semana a ir a uno de esos congresos médicos que se celebra en alguna ciudad de España.
Este año se celebraba en Zaragoza y así que me preparé el viernes al mediodía para salir por la tarde noche y estar preparado el fin de semana, mitad ocio mitad trabajo. Cuando salí de casa para tomar el avión que me llevaría a Zaragoza, había pensado zumbarme a un par de médicas antes de volver a casa.
Pero mi felicidad se tornó en sorpresa cuando en el hall del hotel vi a lo lejos a la ex de mi amigo Luis, Marta, que también era médico. Me hice el loco pero al acercarme a recepción ella me vio y se acerco por detrás para saludarme.
¡Hola Paco!
¡Hombre Marta que sorpresa, tu por aquí también!
¡Sí me han obligado en el hospital a que venga!
¡Yo vengo todos los años!
Nos registramos y tomamos un café en recepción y nos pusimos algo al día de nuestras vidas porque hacía tiempo que no nos veíamos. Después de charlar un rato subimos a la habitación y nos duchamos y arreglamos ya que habíamos quedado para cenar, no podía dejarla tirada para una vez que nos veíamos después de tanto tiempo y así de paso le contaría a mi amigo Luis cosas de su ex-mujer.
Me pegué una ducha rápida y me vestí muy elegantemente perfumándome de arriba a abajo. Bajé a recepción donde habíamos quedado Marta y yo para cenar.
Las ex mujeres peligrosas…
Ella iba en su línea un vestido ajustado de noche de terciopelo, con el que marcaba un escote prominente y un culazo de armas tomar, la verdad es que es una mujer que siempre me había atraído desde que salía con mi amigo.
¡Qué guapa Marta!
¡Gracias Paco!
Marta cogiéndome del brazo, me llevó hasta uno de los dos restaurantes que había en ese hotel, un asiático de mucho renombre en la ciudad. Pedimos unos platos típicos asiáticos y una botella de vino tinto de rioja.
Nos soltamos el pelo entre copa y copa, sincerándonos de manera sobrenatural. Llegó un momento que me preguntó si sabía la razón por lo que lo había dejado con Luis a lo que yo respondí:
-No lo sé- respondí sin más.
Fue entonces cuando Marta indignada respondió:
-Luis se quejaba que era una estrecha!
Me quedé estupefacto y seguimos con la interesante conversación, hasta tal punto que después de tomar el café, pedí unas copas al camarero. Marta mientras seguía dándome explicaciones del motivo de su ruptura con mi amigo…
Sexo furtivo…
-Hacíamos el amor todos los sábados. Nunca me negué a disfrutar de él y aparte no me negaba a hacerlo cualquier otro día si le apetecía.
Marta no es sólo de frecuencia si no de pasión, morbo, ilusión, novedad….
Mi afirmación la dejó un poco estupefacta y de repente me soltó:
-¿Dónde vamos?
Total que no tuve más remedio que llevarla de copas a un pub que había cerca del hotel y que estaba muy concurrido. Al entrar al pub habían muchos compañeros y conocidos de profesión y gente hospedada del hotel, y le dije:
-¿Qué crees que pensaran ellos al verte conmigo Marta?
-Tú y yo somos amigos, Paco.
Riendo le dije:
-Pero ellos no lo saben y seguro que pensarán que esta noche vamos a echar un buen polvo- y solté: – Al menos por mi parte, estoy a salvo porque lo único que pueden decir de mí es que voy con una mujer muy bella.
Cortada por lo que le dije se quedó callada. Esperando nuestras copas Marta me dijo:
-Ya que creen que somos amantes, vamos a reírnos un rato y disfrutar del momento.
Empezó a tontear de broma y a jugar conmigo. Me agarró de la cintura y al sentarnos dejó su mano sobre mi muslo, dando a entender que entre nosotros había una relación o un rollo. Yo que también quería seguir con el juego no me corté un pelo y acercando mi boca a la suya le di un beso con lengua.
Marta estupefacta me dijo:
-No habíamos quedado en estas cosas Paco, me dijo medio riendo.
Muerto de la risa, le susurré al oído:
-Solo te seguía la corriente y tu juego Marta.
Como ya había traspasado la barrera del respeto continué con mi lengua jugando con la suya y recorriendo su esbelto cuello, por otra parte mis manos masajeaban sus piernas por debajo de la mesa a lo que Marta me dijo despacio:
-No sigas, por favor.
Al oir eso intenté parar pero al ver el canalillo de su escote me calenté todavía más ya que observé sus pezones erectos fruto de su excitación…
Entre las copas y lo cachondos que nos estábamos poniéndonos, Marta pasó la frontera entre nosotros y directamente al verme tan empalmado, se derramó parte de su copa por la camisa y me dijo:
¡He de ir al baño a limpiarme, me acompañas paco!
Marta sin dejar de mirarme y sonriendo, se levantó de la silla y fue directo al baño con un movimiento de cadera y trasero muy sensual. Tenía un culo de campeonato y pensé que imbécil fue mi amigo al dejarla.
Ya dentro del baño la agarré por la cintura y le dije:
¡No pensarás escaparte de mis garras!
Marta se rió y me dijo:
¿A qué esperas para follarme?, no te gusto.
Me vuelves loco Marta desde siempre y te deseo mucho, quiero hacerte mía. Me comentó que era una mujer ardiente y quería demostrármelo. Con mis dedos por dentro de su falda acaricié su culo mientras presionaba mi mano contra su vulva. El gemido de placer que salió de su garganta fue el aliciente que necesitaba para perder la cabeza con aquella hembra de infarto.
-Marta esta noche voy a follarte por todos tus agujeros.
Sus ojos brillaron al sentir mi polla entre sus nalgas mientras nos desnudábamos apresuradamente. Al cerrar la puerta del baño con pestillo, la arrinconé contra la pared y de pie, empecé a comerle la boca mientras mis manos recorrían con picardía sus enormes pechos y su exuberante culazo, estaba totalmente entregada y por eso sin darle tiempo a que se arrepintiera me la follé sin más salvajemente.
-¡Me encanta!
Después de un rato de empotrarla contra la pared, se agachó y arrodillándose a mis pies, llevó sus manos a mi bragueta. Mi pene reaccionó al instante y se irguió al máximo.
Al ver mi erección, con su lengua recorrió los bordes de mi glande rosado, usó su otra mano para sobarme los testículos y dejar que me corriera en sus pechos y cara.
¡Necesitaba esto!
Después de limpiarnos un poquito, salimos del baño disimuladamente y nos dirigimos al hotel a seguir con nuestra aventura. Ya en el hotel directamente subimos a mi habitación y sin parar de besarnos nos fuímos directamente a la cama. Una vez tumbados Marta se abrió de piernas y comencé a lamerle su vagina totalmente depilada mientras ella chillaba como una perra en celo.
-¡Te gusta que te lo chupe!
-¡Sí!- no pares de chuparme mi coño.
Su sexo estaba encharcado y decidí penetrarla y con cada acometida de mi pene, su flujo salía disparado de su coño manchando todo lo que pillaba a su paso.
Durante unos instantes, la ex de mi amigo Luis me perteneció y disfrutamos como posesos. Durante todo el fin de semana follamos de todas las maneras y formas, y entre reunión y reunión teníamos nuestros encuentros furtivos.
La verdad es que lo siento por mi amigo Luis, pero su mujer es un zorrón…
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