Follando con un viejo luego de conocerlo en la playa
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Hola a todos, lo primero les voy a contar mi relato, porque estoy segura de que les encantara. Antes de nada, me presentaré. Me llamo Natalia, y vivo en Venezuela. Soy alta, tengo el pelo largo, ondulado y oscuro. La piel es mas bien tostada, y tengo los ojos verdes. Es una mezcla interesante porque mi madre es árabe y mi padre es estadounidense. Mi cuerpo es bastante curvoso, tengo unos pechos promitentes aunque muy bien puestos, están erguidos, los pezones son grandes, y aunque soy delgada, mi culo es bastante grande, lo que hace que muchos hombres me miren con descaro.
Les voy a contar algo que me paso cosa de hace unas semanas. Yo tengo 19 años y desde hacia uno me habia iniciado en el sexo descubriendo que era algo que me encantaba. Aquel día, hacia mucho calor, asi que decidí ir a la playa, pero no era un día cualquiera era un día en el que estaba bastante cachonda. En la playa, coloque todos mis bártulos. Habia mucha gente, asi que me puse al lado de una pareja de unos 60 años aproximadamente, no sé por que pero el hombre me causo muy buena impresión. El era bastante apuesto, aunque estaba ya muy mayor pero conservaba aun mucho atractivo. Su mujer en cambio tenia cara de amargada y de no darle a su marido todo el sexo que necesitaba.
Yo suelo ir a la playa con bikini pero ese día, me habia llevado un tanga, el caso es que allí estaba, delante de la pareja, con mis exuberantes pechos al descubierto, y mi parte trasera cubierta por un diminuto tanga de color carne, con unos lacitos a los lados. Me habia dejado parte de mi pubis sin depilar y algunos pelos estaban visibles para cualquiera que mirara. Muchos hombres se quedaron mirándome, incluso los que iban acompañados, se decían cosas, llegando incluso a señalar. El hombre de al lado tambien se habia quedado mirando, su mujer estaba tomando el sol y no se daba cuenta, me miraba tan fijamente (estábamos a menos de dos metros) que casi me turbaba, se quedo clavado en mis tetas, entonces yo le seguí el juego, me puse a mirarle tambien. Saque el bronceador y empecé a esparcir la crema blanquecina por mis pezones, amasando bien mis redondos pechos, mientras no le quitaba la vista de encima.
Fue una suerte y una coincidencia que su mujer se levanto para ir a dar un paseo por la orilla, en ese momento el hombre se acerco, y me pregunto como me llamaba. Le dije: “Natalia” y el sin quitarme la vista de las tetas me dijo: “Vaya eres una preciosidad Natalia, ¿Dime que edad tienes?”. “Tengo 19” conteste. Entonces el me dijo que estaba muy desarrollada para tener esa edad, que tenia el cuerpo de una verdadera mujer. La verdad es que yo estaba excitada con todo esto, y el tenia el bulto duro, se notaba a través de su bañador. Entonces el me dijo que si le daba el celular, que podíamos quedar para tomar una copa. Yo le dije que estaría encantada de poder acompañarlo, asi que le di mi numero, y el se tuvo que volver a su sitio porque a lo lejos se veía que venia su mujer. A todo esto, cuando ella se acerco, le dijo:
– Adolfo, venga vamonos.
Me miro a mi y dijo:
– Ay que ver como vienen algunas a la playa. ¡Menuda vergüenza!.
Eso me cabreo bastante pero en el fondo me sentí muy bien porque de repente se me habia ocurrido la manera perfecta de vengarme de ella.
Al día siguiente Adolfo me llamo, se le notaba muy nervioso, quería quedar conmigo a como diera lugar. Quedamos en vernos en la puerta de una cafetería donde el me recogería con su coche. Para esa ocasión me puse una faldita muy corta, blanca, con un tanga debajo. Por encima me puse una camiseta de tirantes negra sin sujetador, con mucho escote. Era un escándalo.
El me recogió en su coche, y fuimos a un lugar mas apartado de caracas. Allí me dijo que me deseaba mucho, que nunca habia deseado a nadie como a mi, que mi cuerpo le volvía loco, le excitaba muchísimo. Yo lo sabia. estábamos en el coche, y me acerque a su pantalón, quitándole el cinturón y después los botones. Saque su pene, era enorme, y lo tenia muy duro. Me encanto porque comencé a darle lametazos mientras el gemía de placer, me encantaba tener su polla en mi boca, seguro que ninguna chica de 19 años se la habia chupado nunca. Tenia el glande rojo y tierno, y yo chupaba, chupaba… estaba empezando a sentir mucho placer pero no pensaba dejar que se corriera aun. Tenia que terminar mi venganza. De repente deje de chupar, y el me dijo:
– No pares, me voy a correr…
– No, no quiero seguir aquí, quiero ir a tu casa – le dije yo.
– A mi casa? – dijo el.
– Si, a tu casa – conteste
El no sabia que hacer pero estaba tan deseoso de follarme que me llevo a su casa puesto que no estaba su mujer. allí, en su habitación de matrimonio, habia un camisón muy cortito que era de ella, le dije:
– Vaya me gusta. ¿Quieres que me lo ponga?.
– Si – dijo el.
Me lo puse, aunque me quedaba muy ajustado puesto que mi pecho era mucho más grande. Adolfo, al verme asi, me tiro encima de la cama, y me levanto el camisón. Bajo el tanga y empezó a chupar mi clítoris, fue increíble. que bien lo hacia… estaba muy mojada, y el estaba muy excitado, se bajo el pantalón y empezó a embestirme como si de una bestia se tratara. Yo sentía su polla salir y entrar, era la polla más grande que me habían metido en mi vida, Adolfo sabia llevarme el ritmo, se notaba que era un hombre con experiencia.
El al poco rato se corrió, y estuvimos descansando unos minutos. Yo le volví a chupar la polla y esta en seguida se recupero. Entonces Alfonso, me dio la vuelta, me agarro de la cintura, me puso a cuatro patas, y empezó a embestirme de nuevo… los tirantes del camisón se bajaron, dejaron al descubierto mis pechos, a la vez que Adolfo los agarraba, mientras me cabalgaba. Yo gemía como una puta.
– Aaahhh, siii, ooohhh, mmmm…
Quería volverle loco… Adolfo saco su polla de mi vagina y la metió en mi húmedo ano, sin compasión. Algo tan grande me dolió, pero enseguida me empezó a dar mucho placer:
– Aaahhh, mmmm…, sigue asi
Adolfo ya no podía mas, se iba a correr… de repente alguien abre la puerta del dormitorio; es la mujer de Adolfo, “Lo esta viendo follar con aquella chica de la playa… con su camisón puesto”. Yo la veo aunque Adolfo aun no se habia dado cuenta… sigo gimiendo mientras la miro:
– Aaahhh, sigue, me vas a destrozar el culo… mmmm.
Adolfo se corre, y de repente ve a su mujer. Su polla seguia echando leche pero Adolfo estaba blanco… su mujer estaba muy enfadada aunque se habia quedado paralizada ante tal espectáculo…
– No es lo que parece… – dijo el.
– ¡Adolfo! – dijo ella
Yo mientras tanto me iba vistiendo, aunque le dije antes de irme:
– Has estado estupendo campeón.
Espero que les haya gustado mi relato.
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