Espiando a mi hermana me provoca la mejor excitacion

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Me llamo Mary, y esta historia es real. Soy una chica normal, estudiante que comparte piso con otras dos chicas, mi hermana y una amiga de toda la vida. El día que ocurrió esto solo estábamos mi hermana, Misse y su novio. Era una tarde lluviosa, yo había salido de compras, y cuando llegara a casa ya estarían. Roberto es un chico muy majo, bastante mono, es alto, delgado y muy simpático, Misse es como yo, bajita y delgada, muy guapa. Entré a casa, pero no había nadie, al final debían de haber salido ellos también. Me fui a ponerme algo más cómodo y seco, así que me puse el pijamita y puse a secar la ropa que llevaba calada.

Después de estar todo el día de aquí para allá estaba cansada. Me tumbe en el sofá y encendí la tele mientras me fumaba, plácidamente y sin prisas, un cigarrillo que me sabe a gloria bendita. Una vez acabado el cigarro, me acomodo en el sofá, y continuo viendo la tele. Al rato, llegaron ellos. Estaban calados, sobre todo él que caballerosamente le había cedido el paraguas a Misse. Después de los pertinentes saludos Roberto se fue a duchar y nos quedamos las dos preparando la cena.

Me apetecía fumar, al asomarme a la ventana de mi cuarto para fumarme el cigarrillo me volví hacia la ventana del baño. Estaba entre abierta y allí estaba él, estaba duchándose con la ventana algo abierta. Veía su bonito culo, era fabuloso, con el agua recorriéndolo de arriba abajo, las piernas eran también bañadas por el agua y tocadas por la misma magia erótica que deslumbraba su trasero, la espalda arqueaba mágicamente y parecía invitar a besarla. No pasó mucho cuando se dio la vuelta y dejó al descubierto un esplendor que comenzaba en sus dulces ojos y poco a poco bajaba… Abajo su cintura, el ombligo que anunciaba la llegada de su miembro semi erecto, cubierto de una mata de pelo. Las manos frotaban insistentemente las caderas, subían y bajaban frenéticamente por el abdomen; De pronto el jabón desapareció de escena. Nunca me había imaginado que verlo así me iba a poner tan caliente, noté como se endurecían mis pezoncitos, unos pezones que pinchaban la tela, como queriendo traspasarla. Tire el cigarro y comencé a tocarme las tetas casi instintivamente mirando como se aclaraba bien el jabón cuando de repente mi hermana me llamó… de golpe me desperté de ese trance en el que había entrado, se acabó todo. Fui hacia la cocina pensando que posiblemente me había excitado tanto porque hacia mucho que no tenía sexo con mi novio, cosa que normalmente resuelvo saliendo a ligar a algún chico guapo que me sirva de desahogo, pero jamás pensé en el novio de mi hermana como un consolador.

Estábamos poniendo la mesa cuando salió del baño. No pensaba que al volver a verlo, aun vestido me iba a poner a cien. Mis pezones reaccionaron a sus preciosos ojos y volvieron a endurecerse. Estoy segura que se me notaban a través de la camiseta del pijama y que el se dio cuenta, pero, claro, no dijo nada. Terminamos de cenar y nos pusimos a ver la tele los tres. No era muy tarde cuando ellos se acostaron, intentando quitarme de la cabeza a mi cuñado me puse a estudiar.

Todo estaba en silencio, cuando oí algo, disimuladamente me asomé al pasillo y vi a Misse saliendo del baño, llevaba una camiseta de tirantes blanca que no llegaba a cubrir el tanguita también blanco, estaba muy sexy, sus medianos pechos marcados en la camiseta, con su esbelta figura, y su culito respingón asomando por el tanga. Vaya, pensé, seguro que se lo están pasando en grande esos dos ahí. Me fui a acostar decidida a consolarme yo misma, cosa que no suelo hacer, pues prefiero follarme a algún panolis y alegrarle la noche o incluso alguna vez a algún novio de mis amigas… Siempre me a dado morbo poner los cuernos a mis amigas.

Me quite el pijama y me puse el tanga más sexy que encontré, y una camiseta blanca, imitaba a mi hermana, quería ser yo quien estuviera en ese cuarto comencé a pensar Roberto mientras me tocaba la rajita, pero… comencé a sentir un morbo que nunca antes había sentido por ver lo que estaba ocurriendo en esa habitación. Me levante silenciosamente y me asome al pasillo oscuro. Nada, todo tranquilo, me acerque a la puerta de su cuarto y la abrí un poco. Tenían la persiana de la ventana medio abierta, por lo que la luz de la calle llegaba iluminaba lo suficiente para distinguir lo que pasaba con gran claridad. Roberto estaba completamente desnudo tumbado en la cama, mientras ella, tan solo con el minúsculo tanga le comía la herramienta, con su mano izquierda cogía sus huevos mientras con la derecha agarraba la polla recorriéndola con la boca. Jamás había visto a dos haciendo el amor en vivo, estaba viendo a mi hermana y a su novio follando me puse cachondísima. No era la primera vez que veía desnuda a mi hermana, pero en esa situación me pareció que estaba increíblemente sexy, tenia los pezones erguidos, y agachada como estaba le veía como el tanga le desaparecía por la rajita. Mi hermana me estaba poniendo cachonda.

Roberto la levantó, la acostó en la cama con el culito mirando el techo y le apartó la cinta del tanga. Comenzó a besarle la parte interna de sus muslos hasta llegar a la hendidura entre sus redondos glúteos. Allí encontró el preciado orificio, pedía ser acariciado. Lo tocó con la punta de sus dedos y Misse se estremeció, pero cuando lo rozó con su lengua no pudo evitar lanzar un grito de gozo. Entonces lo lamió, lo humedeció y lo penetró ligeramente con la punta de su lengua, me gustaría que ese culo fuera el mío, los gemiditos de placer de mi hermana delataban que eso le volvía loca. Ella se tocaba las tetas y pellizcaba los pezones, creo que nunca se los había visto tan duros. Él le tocaba la vagina pero siempre por encima del tanga que debía de estar ya chorreando, como el mío.

Yo me tocaba las tetas, tenia miedo de sobarme el coñito por si daba algún gemido o grito y ellos se daban cuenta de que estaba espiándolos y acabara todo fatal.

Empezaba lo bueno… el se ponía un condón y le pasaba la punta de la polla por el culito, yendo cada vez mas abajo, hacia la entrada de su coñito. Le corrió el tanga y empezó a empujar, la polla desaparecía poco a poco dentro de mi hermana, suavemente la cabalgaba, yo veía ese fantástico espectáculo desde detrás. Hubiera dado lo que fuera por ver la cara de mi hermana. Los huevos botaban sobre su coño, se la estaba metiendo hasta el fondo, y ella respondía con suaves gemiditos. Estuvieron así un buen rato. Roberto se tumbó en la cama con la polla tiesa, y ella se puso sobre el con las piernas abiertas y se quito el tanga. Veía a mi hermana de pie sobre la cama totalmente desnuda, tenia el coñito chorreando, podía ver sus fluidos bajando por sus muslos. El le acariciaba las piernas hasta donde llegaba pidiendo más. Se agachó un poco sobre la cara de él que comenzó a lamer su rajita, duró poco, ella se arrodillo sobre su cintura dejando la polla acariciando la entrada de su coñito. La cogió con la mano y después de restregarla con su clítoris volvió a metersela, esta vez era ella quien cabalgaba. El la tenia cogida por el culo, frotando con un dedito la entrada del culito.

Ya no aguantaba mas, me encantaría entrar ahí, y meterme entre los dos, nunca he pensado en hacer un trío, y jamás en follar con otra mujer, y menos mi hermana pero en ese momento lo habría hecho. Lamentablemente tenia que conformarme con meterme un dedo por mi coño ardiente. Solo se oían jadeos de placer. Misse se tumbó sobre el pecho de Roberto, cosa que él aprovechó para lamer sus pezones y besarle la boca mientras ella con una mano seguía sobandose el clítoris.

– Aaahhh! Mmmm… Aaaahhhh!

Misse empezaba a correrse, clavaba las uñas en las sabanas mientras gemía y gemía. Cuando ella acabó se levanto y fue a por polla. Se la comenzó a chupar con fuerza mientras le masturbaba a la vez. El la cogió y la tumbó boca arriba y se puso sobre ella, iban a terminar con un 69. Le comía la rajita, le abría bien las piernas y le metía la lengua por el agujerito, le cogía el clítoris entre sus labios y ella se volvía a poner como loca.

No veía lo que ella hacia pero me lo suponía, le estaba haciendo una mamada de miedo. Ella volvió a correrse una vez más, así que él se tumbo a su lado mientras ella acababa lo que había empezado. El comenzó a relajarse mas y más dejando trabajar a su novia, que seguía haciéndole una fabulosa paja, restregando su polla por las tetas y metiendosela en la boca de vez en cuando. De repente estalló y empezó a salir semen disparado hacia mi hermana, que lo recibió por la cara, el cuello y el pecho.

Yo me fui a mi cuarto deprisa, me tumbé en la cama y comencé a pajearme. Primero con cierta suavidad, pasaba los dedos por debajo la tela del tanga, me acariciaba la raja, el clítoris. Me quité el tanga y vi toda la hermosura de mi coñito. Abrí las piernas y mi mano se empezó a mover con más rapidez, movía el culito en círculos, mi mano desaparecía apretada por las piernas. Me di la vuelta. Boca abajo en la cama, meto dos dedos de mi mano izquierda en mi vagina, y con la derecha pellizco mi clítoris. Froto mis tetas contra el colchón, es tan agradable. Sé que me voy a correr. Me aflojo, comienza el delicioso vaivén de las caderas, mi mano izquierda empuja todo lo que puede, pienso en la polla de Roberto toda dentro de mí. Paro un momento, quiero que dure más.

Boca arriba de nuevo, acaricio mis pezones, froto mis pechos, uufff…, que sensibles, me acuerdo de los de mi hermana, en sus coñito bien abierto, pienso en tocarlo… que caliente!. Noto mis dedos ardiendo dentro de mí, mojada, algo viscosa. Estoy enorme, me pellizco toda, deliro, meto y saco, si, así, ay, me muero, me voy ya, toma, ay como me corro, si…

Al día siguiente se marcharon antes que yo me levantase, nunca me dijeron nada, no se si sabían que estaba mirándolos o si me oyeron cuando termine de correrme. Creo que no será la última vez que los espíe.

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