Entre primos no es pecado… la “última” vez

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Tengo una prima con la que siempre jugábamos a darnos besos cuando chicos, cada año que pasaba los besos eran más ricos y calientes.

Siempre tuvo un culo grande y durito y bastante desarrollados los pechos, los besos fueron incluyendo las manos. Confieso que en mis años de colegio muchas de las pajas que me hacía iban en honor a ella. Siempre que la encontraba sola, trataba de comérmela a besos y tocarla entera, en lo posible por debajo de la ropa. Crecimos y no sé por qué nunca más me pescó. Yo jamás dejé de fantasear con su culo, de vez en cuando le mando mensajes comprometedores, pero me ignora.

Nos encontramos en una comida familiar, cada vez que le veía me embobaba con su culo, esa noche no fue la excepción y cada vez que pude le daba un agarrón, ella me miraba feo. En un rincón le pregunté qué había pasado, por qué no me pescaba si nos divertíamos y ahora grandes la podíamos pasar mejor. Ella contestó que era cosa de cabros chicos, que ahora no tenía sentido seguir con esos juegos y que no se repetiría más.

Su casa estaba a unos 20 minutos caminando, les dijo a mis tíos que se quería ir, pero a ellos no les pareció la idea de que caminara sola y me ofrecí a encaminarla. La noche estaba tibia y conversamos sobre la vida, no tocamos el tema de estar juntos. Llegamos y yo tenía pensado no quedarme, así que pasé al baño, cuando salí ella indiferente, sentada en el living había prendido la tele, la abracé por detrás, le dije al oído que estaba muy rica, se limitó a decir ?nunca más?, así que le contesté que estaba bien, que me iría, pero que necesitaba el último beso, me miró seria y consintió, sólo un beso y no volveríamos a travesear. Le tome la cara y nos besamos

Ella respondió a mi beso muy pasionalmente, fue un beso largo y caliente, le tomé la cintura y la apreté fuerte hacia a mí, me abrazó y mis manos casi en forma inconsciente bajaron a su culo y lo acariciaban lentamente. Se detuvo, tomo aire, me miró a los ojos y volvió a besarme, mis manos ya no eras tiernas, sino que agarraban esa cola con fuerza, además escabullían por dentro del pantalón y calzón tomando sus nalgas.

Comenzó a besarme el cuello y a sacarme la chaqueta, mientras mis manos la seguían acariciando, comenzamos a cercanos a la mesa, botamos una silla, la tomé y senté en el comedor. Ahora yo le lamía el cuello, le quitaba su chaqueta y sacaba su polera, quedó en un lindo sostén blanco, con encajes que traslucían sus rosados pezones, seguí besándola, yo estaba muy caliente, y ella cada vez que lamía desde la base del cuello hasta su oreja, soltaba un pequeño gemido. Comenzó a tocarme el paquete encima del pantalón, mientras yo, la tomaba del pelo con una mano y con la otra desabroché su sostén, le comencé a besar los hombros y retirar las tiras, le tiré el pelo, y cuando llevo su cabeza atrás le lamía los pechos. Ella desesperada sólo podía tomarme los hombros. Yo le mordía un pezón, una mano en el pelo y la otra desabrochándole el pantalón. Sus gemidos se intensificaban desde que comencé a lamerle los pezones. Ya con su pantalón desabrochado, se enderezó y estaba vez, ella me bajó los pantalones, vio mi pene duro y lo acarició por sobre el bóxer, yo no paraba de jugar con sus tetas, acariciándolos con mis manos y boca. Me enderecé, dejé que ella ahora sea quién me lamiera el cuello, mientras sus manos se entretenían tocando el pene y corriéndome una paja, tocaba mis testículos y pasaba su mano por todo el miembro hasta el glande. Me agarraba el poto con fuerza y sus tetas chocaban en mi pecho. Le quité todo el pantalón y calzones, mis manos en sus muslos y mi lengua recorriendo sus piernas, de afuera hacia adentro, casi llegando a su vagina, pero aún sin tocarla, noté como esto la desesperaba. Puso sus manos en mi cabeza y me acariciaba el pelo, yo esta vez llegué con mi lengua a sus labios, que estaban mojados y los lamia de arriba abajo, cuando llegué a su clítoris soltó unos quejidos, su clítoris estaba duro y su vagina muy mojada, no dejaba de gemir y se inclinó hacia atrás, abrió sus piernas para facilitarme la tarea. Le pregunté si le gustaba, solo gimió y me dijo que siguiera, seguí lamiendo más rápido y fuerte en su clítoris, mientras metía dos dedos por su vagina, cada vez más rápido, su respiración era muy agitada. Se tocaba las tetas y gemía más fuerte. Desesperada solo decía monosílabos, hasta que se le escapó un grito largo seguido de un suspiro. Tomó mi cabeza, para que no siguiera y me dio un beso caliente, me miró para ver cómo estaba mi miembro, yo estaba muy caliente y el pene muy parado, el glande rojo y palpitaba. Comenzó a pajearme, bajó de la mesa y de rodillas se lo metió en su boca, sentía su saliva tibia y espesa, cerré los ojos y no me aguanté de gemir, su lengua me rodeaba el glande, de pronto sentía los dientes rosándome. Sentí que me mordió y me quejé, me pidió disculpas y me acarició con las manos. Le tomé sus tetas, jugué con sus pezones, las junté y comencé a pasarle el pene entre medio, me preguntó si me gustaba, y al responderle que sí, ella afirmo sus pechos, así yo lo pasaba cada vez más rápido, ella trataba de besarlo cada vez que subía hacia su boca, eso me excitó aún más, sentía que iba a terminar así que lo metí en su boca y ella me lo chupaba, muy lento, lo lamía y volvía a chuparlo. Le dije que estaba a punto de irme, lo sacó de su boca y me corrió una paja hasta que saltó semen, la leche espesa cayó en sus tetas, ella golpeaba mi glande con sus pezones, mientras los pechos se mojaban.

Nos paramos, ella fue al baño para limpiarse, mientras yo limpiaba el piso donde cayó semen. Nos vestimos, nos dimos un abrazo, un beso y nos despedimos.

Volví a la comida en donde estaban sus papás (mis tíos), primos, familia, etc.

Yo estaba feliz por el exquisito momento, pero preguntándome si realmente fue la última vez? afortunadamente, no (en otra oportunidad les cuento)

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