En el cine con el padre de mi amigo
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Se llamaba César y tenía 18 años. Su amigo Carlos y su padre le invitaron a una tarde de cine. Se conocían desde hacía cuatro meses y eran casi vecinos. La entrada era para mayores de 18 años porque tenía algunas escenas subidas de tono que los chicos no comprendían. Se ubicaron en la parte de arriba del cine, donde era un poco más oscuro y, al mismo tiempo, tenían mejor visión del entorno: Carlos a la derecha de su padre y César a la izquierda.
La película llevaba ya 10 minutos cuando un hombre y varias personas más se sentaron en los asientos que estaban junto a César. El hombre era maduro y fornido, y su pierna estrechaba un poco la del chico, quien notó su peso y corpulencia. El brazo del hombre ocupaba todo el espacio a su lado y su mano casi caía justo sobre su pierna izquierda, lo que le resultó un poco incómodo. César miró al padre de su amigo, pero este miraba a la pantalla inmutable.
Cesar, a su edad, tenía un cuerpo en forma, bien torneado y de piel blanca, y era un chico muy atractivo, aunque un poco ingenuo. Veía la película entretenido cuando en la pantalla se veía a una pareja manteniendo relaciones sexuales dentro de un coche, lo que despertó su curiosidad y su lívido. Esperaba verle la entrepierna a la chica en el momento en que aquella mano la tocara. Por primera vez, sintió escalofríos emocionales y, al mirar, vio que los dedos de la mano del hombre a su lado rascaban su muslo. Lo miró, pero el tipo parecía entretenido en la película.
—Ya César tenía dos centros de atención: la pantalla y la mano del hombre en su muslo. Además, vio cómo el hombre se metía la otra mano entre la bragueta y sacaba su gran verga empalmada. No le importaba dónde estaba ni el chico impresionado que la veía por primera vez y lo miraba de soslayo, impresionado, sin decir ni hacer nada.
César ya no sabía dónde mirar, alterado emocionalmente. Vio a la mujer estremecerse al sentir la mano del hombre entre sus piernas y, a la vez, notó cómo los dedos del hombre a su lado se acercaban a los suyos. Se dio cuenta de inmediato de que el padre de su amigo se había percatado, pero le vio acomodarse para que su hijo no se enterase. Inmediatamente después, sintió la mano del hombre tocarle el pequeño paquete y apretárselo un poco, haciéndolo doblarse por el efecto. Mientras tanto, el hombre se masturbaba con la otra mano.
El hombre continuó moviendo la mano y César, sin saber qué hacer, se estremecía de emociones encontradas y, a la vez, con sus nervios y sus miedos dentro de él, se encontraban en lucha. Miró al padre de su amigo y, al ver lo que le hacía el otro hombre, este se apretó el bulto entre las piernas, disfrutando del momento.Cesar tomó de la mano al otro hombre, pero no pudo evitar que le abriera la bragueta y le tocara el pene en pleno.
Las emociones de César se dispararon entre cosquilleos y excitaciones. Apenas pudo mirar a la pantalla y ver que la mujer, también emocionada, tocaba a su acompañante. No mostraban las partes íntimas, pero se adivinaban.
Cesar sintió por un momento que estaba en la posición de ella y apretó la mano de aquel hombre, que le tocaba los testículos y el ano con los dedos. En ese momento, sintió la mano del padre de su amigo sobre su otro muslo, pero no sabía qué hacer ni se resistía. Le gustaba que ese señor, el padre de su amigo, aprobara lo que sucedía y, entre esas dos manos, le manosearon sin que él pudiera hacer nada más.
Cesar colocó sus manos sobre las de ellos y el hombre de su izquierda le susurró que fueran al baño y le daría un regalito.
El hombre se puso de pie y fue primero, y César, luego, dijo que iba al baño. El padre de su amigo le miró sonriente.
Al llegar, César vio una puerta entreabierta al fondo y, al instante, el hombre le hizo una seña. El chico se acercó, ajustó un poco la puerta, el tipo le bajó el pantalón y empezó a chuparle el pene y besarle las nalgas y los muslos. César disfrutaba con la sensación de que lo tocara así hasta que el tipo se bajó los pantalones y casi le obligó a mamarle la verga. Cesar sintió por primera vez una verga en su boca y, poco a poco, fue disfrutando del morbo y el gusto de chuparla. Tras un par de minutos, ya disfrutaba del placer de saborearla, haciendo que aquel tipo cerrara los ojos de gusto y se retorciera excitado.
Al rato, César se percató de que había entrado el padre de su amigo en el baño y, desde un orinal, empezó a ver cómo le chupaba la verga aquel hombre. El padre de su amigo empezó a masturbarse y le mostró su verga templada al chico, quien chupaba y lamió con lujuria. El tipo luego hizo que el joven se pusiera de pie y, haciéndolo apoyar en la pared del baño, lo penetró despacio por el culo. Dado el tamaño y grosor de su verga, tardó un poco en penetrarle, pero luego lo hizo completamente, logrando que César la disfrutara dentro hasta que él mismo comenzara a bombear su nalga contra el vientre del tipo, despacio y con placer.
El padre de su amigo no se aguantó y se acercó a ellos. César le chupó la polla mientras el otro le llenaba el culo al chico. El padre de su amigo le dijo que tal cual era la putita que esperaba. Acto seguido, mientras la follaba, el tipo le dio la vuelta a la cabeza y lo besó en la boca. Intentó rechazarlo, pero la lengua de aquel hombre la obligó a abrirse y terminó correspondiéndole. Por sí mismo, le agarró la verga al padre de su amigo y lo masturbó mientras era penetrado y besado por el tipo. Después, volvió a chuparle el miembro al padre de su amigo hasta que llenó su boca con la leche y la tragó hasta la última gota. Al mismo tiempo, el otro hombre se corrió dentro del culo del chico.
Los tres se arreglaron y salieron del baño, pero antes de entrar en la sala, el padre de su amigo le besó en la boca mientras le apretaba el culo y le dijo que era un secreto entre ellos. César le respondió que bueno y fueron a terminar de ver la película como si nada.
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