El turno de mi cuñada

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Continuando con mis aventuras exhibicionistas, hoy toca el turno de mi riquísima cuñada, que en aquel tiempo era soltera.

Mi esposa y yo trabajamos juntos en un negocio familiar, un local ubicado en el centro de nuestra ciudad, en ocasiones cuando hay demasiada carga de trabajo, solicitamos la ayuda de amigos o amigas, familiares o hasta vecinos, en algunas ocasiones mi cuñada estaba disponible y mas de una vez tuve la oportunidad de mostrarle lo que había debajo de mis pantalones XD.

Les contaré lo que sucedió la primera vez que se ofreció a ayudarnos y como fueron desenvolviéndose las cosas a través del tiempo.

Para empezar asignaré un nombre ficticio ami cuñada pues no puedo revelarlo por obvias razones, le llamaremos Yolanda o su sobrenombre Yola, ella es dos años mayor que mi esposa, y para ese tiempo ella tenia 21, una bonita cara y un cuerpo delicioso, pues acostumbraba ejercitarse en el gym.

Debido a la carga de trabajo que había esa semana por las fiestas decembrinas, buscamos ayuda y  finalmente fué mi esposa quien le pidió a su hermana que nos ayudara, llegamos a un trato sobre el sueldo, y por la alta demanda de trabajo, saldría de trabajar hasta cerrar el negocio que casi a la media noche, razón por la cual ya no le era posible irse a su casa ni le era conveniente pagar un taxi, así que se quedaría con nosotros.

Al ser solo dos sin hijos, solo contamos con una habitación habilitada como dormitorio y la otra habitación la usábamos como bodega para guardar mercancía, en esa habitación había una cama individual, pero cuando la usamos como bodega la cama individual fue a parar a nuestra habitación mientras veíamos a quien regalarla o venderla.

La mejor opción desde mi punto de vista y mi esposa es que yo durmiera en el sofá, así que me estaba preparando para ir al sofá, pero mi cuñada dijo que como iba a ser eso posible, que ella se quedaría en el sofá, mi esposa y yo insistimos que ella era invitada y no podíamos hacer eso, mi cuñada vio la cama individual y dijo pues que se quede contigo y yo en la cama individual, que estaba muy cerca de la cama nuestra, los dos nos miramos, mi esposa dijo ¿Segura? ¿no te incomoda? mi cuñada dijo que no, yo insistí en irme al sofá; pero finalmente mi cuñada ganó y me quedé en la habitación junto a mi esposa.

Mi esposa del lado que colindaba con la cama de mi cuñada y yo al otro lado, pero pasando unas horas mi esposa me despertó y me dijo que la luz de la ventana no la dejaba dormir y que cambiáramos de lugar, aunque estaba molesto accedí para que ya pudiera seguir durmiendo pues estaba cansado del día de trabajo, me cambié y vi que la cama de Yola estaba a escasos cincuenta o menos centímetros de nuestra cama.

Pasaron cosas por mi cabeza pero decidí quitarlas pues ahí estaba mi esposa junto a mi.

Pero el sueño se me había ido y no dejaba de pensar en mi cuñada, el calor estaba insoportable así que me desnudé y me tapé solo con la sábana, recordé la experiencia con las amiguitas de mi mujer y comencé a excitarme, recordando sus rostros, miré a mi cuñada, y pensé ¿si hago lo mismo? ¿finjo dormir y me destapo para que me vea?

La excitación pudo mas que el sentido del peligro y lo hice, ya estaba excitado me destape y la luz de la ventana alumbraba exactamente mi sexo hasta el rostro, me tapé la cara y por una pequeña rendija de la sabana la observaba.

Pasaron algún tiempo y empecé a dormitar, hasta que escuché ruido en la cama de Yola y abrí los ojos y la rendija de la sábana para ver que pasaba, ella se estaba acomodando por que al parecer la luz de la ventana tampoco la dejaba dormir, se sentó en su cama mirando a la ventana y trato inútilmente de poner una de sus ropas en la ventana pero no pudo sujetarla con nada, así que volteó a buscar por todos lados con que sujetarla, cuando su vista llego a nuestra cama, no pudo contener la sorpresa y se quedó congelada, sin moverse mientras miraba mi sexo, miró mi rostro, pero viendo que estaba cubierto concluyó que yo no la veía, miro a mi mujer y ella me estaba dando la espalda, de modo que tampoco la veía.

Sacó su celular y apuntó a mi sexo, para tomar una foto pero no se activó el flash, vio el resultado de la toma y al parecer no pudo fotografiar nada pues hizo una mueca y se contento con contemplar un poco más mi sexo que latía y se excitaba cada vez mas  cuando veía su mirada de lujuria. Se acarició sus pechos y se volvió a acostar cubriéndose con su sábana

Escuchaba unos pequeños gemiditos, y veía su cadera moverse, obviamente estaba caliente, masturbándose por la maravillosa vista que había tenido.

Esa fue la primera pero no la ultima vez y lo mejor que esta historia termina con final super feliz.

Si les agradó comenten y recuerden llevar la cuenta de cuantas chicas les he mostrado mis atributos esto muestra que a las mujeres también les gusta ver pero se hacen de la boca chiquita.

Que rico es exhibirse

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