El mirón de la playa nudista

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Era un sábado de agosto que llegamos a la playa. Era mas o menos las 11, pero hacia mucho calor. Nos dirigimos a la parte nudista ya que tanto a mí como a mi marido nos gusta estar allí. Al llegar a esa parte de la playa, miramos un poco donde ponernos. No había mucha gente, unas parejas, un par de mujeres solas y unos hombres solos. Bueno, nosotros nos dirigimos a la parte más cercana al bosque, justo allí no había nadie. Mi marido montó el campo mientras que yo estaba mirando un poco a mí alrededor, cerca a unos 10 metros de nosotros había una hombre de unos 50 años tomando el sol. Cuando mi marido terminó montar las sillas y la sombrilla, me preguntó si me ayudaría con la crema. Me quedé de pie mirando el mar y de reojo el hombre que estaba tomando sol, mientras que mi marido me untaba crema primero los hombros, la espalda bajando suavemente a mi culo y las piernas. Abrí un poco las piernas para que el llegara mejor, en este momento vi como el hombre que antes estaba tumbado tomando sol, ahora el se inclinó un poco y me miró y me dio una sonrisa.

Cuando mi marido terminó le dije que yo podría hacer el resto, así que el dijo que vale y que el iba a bañarse. Comencé a untar crema por las tetas bajando al estómago, subiendo a mis pechos de nuevo. Miré de reojo como el hombre estaba mirando así que dí un buen masaje a los pechos dejando los pezones salir por medio de los dedos. Me incliné para untar crema en mis piernas, y levanté una pierna y lo coloqué en la silla dejando el hombre ver mi coño. A reojo veía como el me miraba, así que al terminar me di la vuelta y me incliné del todo para meter la crema en la bolsa dejando el hombre verme por detrás. Solo quería jugar, ni pensaba en otra cosa, así que me senté con una cerveza esperando a mi marido. Cuando el llegó me tumbé en la tumbona con las piernas apuntado a los arbustos, y ya no pensaba en aquel hombre. A un rato sentía como mi marido pasaba su mano por mis piernas, subiendo a mis pechos y de nuevo bajando a mis piernas. Hmmmmm, que rico, abrí los ojos, miré un poco alrededor para ver si alguien nos estaba mirando. No había nadie cerca, además estaba con las piernas a los arbustos, así que abrí un poco mis piernas para que mi marido podría tocarme mejor.

Sentía como el sol calentaba y como el morbo subía… Quería más, así que me levanté la espalda del tumbón un poco, abrí las piernas y dejé el coño en todo su esplendor. Mi marido comenzó a masturbarme poco a poco, sentía como me estaba mojando. Cerré los ojos y gemía en mi interior. Al abrir los ojos de nuevo sonreía a mi marido y miraba a los arbustos y me dí cuenta que detrás de unos arbustos alguien nos estaba espiando. Sin pensar mi reacción era cerrar las piernas y decir a mi marido que hay alguien allí. ¿Donde? dijo él. Allí. Bueno, dijo mi marido, relájate el solo está mirando,… déjale que disfrute. Pensé un poco, me relajé y cerré los ojos y abrí las piernas. Mi marido comenzó de nuevo y esta vez esta un poco nerviosa pero me dí cuenta que el morbo de saber que alguien me miraba hacía que estuviera muy mojada y con ganas de correrme. Abrí los ojos y miraba donde había visto aquel hombre, y no la veía. Miré un poco alrededor donde el había estado y me dí cuenta que el estaba mas cerca a unos 10 metros. Era aquel hombre que antes mi miraba cuando unté la crema.

Estaba caliente así que abrí las piernas un poco más. Sentía como el morbo me estaba llevando a un orgasmo enorme. De repente el hombre se acercaba más mirándome con su polla muy dura. Verlo así me puso un poco nerviosa, pero creo que el morbo no me dejó cerrar las piernas,… quería correrme mirando esa polla grande de aquel hombre. Por un momento cerré los ojos y al abrirlos, el hombre estaba solo a unos 3 metros de nosotros. Me miraba a la vez que hacía una paja. Hmmm, verlo así con esa polla, mi marido metiendo los dedos en mi coño,… Todo eso hizo que comencé a correrme. Corrí, y corrí, y por el placer hasta meaba. Cuando terminé de correr, miré a mi marido y al hombre los dos me sonreían. Dije a mi marido que ahora le tocaba a el. No sentamos en las toallas y comencé a masturbarle mirando como el hombre estaba con la polla a punto de reventar. De repente el hombre venía a nuestro lado, y sin preguntar se sentó a mi lado. Estaba en medio de dos pollas duras, el hombre seguía con su paja mirando como yo pasaba mi mano por la polla de mi marido que estaba dura. Mi marido me dijo que si quería lo podría masturbar a el también. Sin pensar alargué mi mano y cogí su polla. Estaba con una polla en cada mano masturbándolas. Como estaba la polla de aquel hombre, grande, dura. Mientras que les hacia la paja sentí como mi marido pasaba su mano por mi espalda, y de repente sentí como el hombre también lo hacia. Que placer sentir dos pollas duras y las manos pasando arriba a bajo. El hombre pasó de la espalda a mis pechos, mientras que mi marido bajó a mis piernas. Las abrí un poco y mi marido pasaba sus dedos por el clítoris. El hombre al dar cuenta de eso bajó a mí entre pierna. Me puse nerviosa, pero cerré los ojos y dejé que me tocara. Mi marido me tocaba los pechos y el hombre pasaba sus dedos por el clítoris. Sentía que estaba cerca de correrme de nuevo.

Abrí los ojos y miraba a los dos, y dije que me iba a correr. El hombre metió 2 dedos en mi coño y en este momento sentía como el orgasmo invadía mi cuerpo y solté todo. Me corría meando, la meada salió como un chorro y en este momento sentía como la polla del hombre palpadeaba y el comenzó a correrse. Mi marido al verlo dijo que ahora me corro. No lo podía creer,… estaba corriendo mientras le estaba haciendo una paja a un desconocido que en este momento se corría. Cuando terminaron de correrse, pasaba mis manos suavemente por las pollas, el hombre me dijo gracias, se levantó y se fue. Mi marido me preguntó si había corrido bien. Le dije que si, pero necesitaba más. Bueno, lo que pasó lo contaré otro día.

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