El mejor trío, con mi abuela y mi madre

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Desde que mi padre nos abandonó, hace ya varios años, he vivido solo con mi madre, nuestra posición económica no es mala, por lo que tenemos una casa lo suficientemente grande para que cuando quieran pasen con nosotros algún tiempo cualquier miembro de la familia de mi madre, sobre todo mi abuela materna que es propensa a enfadarse con sus hijas, y como en casa no se la controla tanto, pasa largas temporadas con nosotros. Mi abuela tuvo a mi madre que es la hija mayor siendo muy joven, y tengo que decir que mi abuela para la edad que tiene se mantiene en perfecta lucidez y en forma, a sus 69 años no tiene achaques típicos de esa edad, y sobre todo mantiene conmigo una total comunicación y entendimiento, una abuela que si tiene que fumarse un porro con su nieto, se lo fuma. Cualquiera que la viera nunca diría que tiene la edad que tiene, mantiene una figura atractiva, tiene unos pechos grandes y aunque sus carnes no están tersas, no está gorda, suele vestir bien, dado nuestra posición no se priva de potingues para la piel y de ropa cara. Mi madre es una calcomanía de ella.

Este verano pasado descubrió Internet gracias a mí, y desde ese momento fue una distracción más para ella, le enseñe lo que eran los chats, como usar la webcam y pronto se aficionó a las páginas eróticas, y los chats calientes y de sexo.

Una noche, yo estaba cansado y como yo tengo el ordenador en mi dormitorio ella se vino a él para jugar. Estaba casi dormido sin prestarle atención cuando sentí que ella se levantaba y salía de la habitación sin hacer apenas ruido, vi que se había dejado el ordenador encendido y mi primera intención fue levantarme a apagarlo pensando que se había cansado y se había marchado a dormir, pero cuando me acerqué pude ver que había una ventana abierta con una webcam con un chico joven, más o menos de mi edad, unos 20 años, estaba con el torso descubierto, y la conversación versaba que él quería disfrutar con ella, la conversación me puso cachondo y me di cuenta que mi abuela no tardaría en volver, así que sin más volví a la cama y me hice el dormido para que ella no sospechara.

No tardó en volver a entrar y ahora en vez de vestida con la ropa de calle, traía un camisón que apenas tapaba nada y debajo se podía ver un sujetador y una braguita de encajes que la hacían muy atractiva, se había recogido el pelo en un moño encima de la cabeza, se acercó a mi, para comprobar que yo estaba dormido y volvió a la silla delante del ordenador, por encima del escritorio tengo un gran espejo cosa que me facilitó poder verla a ella sentada de frente, no podía ver la pantalla, pero la veía a ella perfectamente, vi que acomodó la cámara en una posición y como se levantaba el pequeño camisón mostrando su braguita, la pequeña lámpara me dejaba verla perfectamente y a la vez dejaba el resto del dormitorio en penumbra por lo que ella no me veía, supongo que mi polla al igual que la de su acompañante de juego, se habría puesto completamente dura, dejé de verla como mi abuela y la veía como una mujer, y me gustaba lo que estaba viendo.

No tardó en bajarse las tirantas del camisón dejando que este quedara en su vientre, se apartó la braguita y me dejó a la vista una visión de sus vellos, no eran abundantes, pero se podían ver perfectamente negros, con sus dedos se apartó los labios, eran grandes, carnosos y muy oscuros, me estaba pajeando y para mi pensaba cuando le pediría que se quitara el sujetador y me dejara ver sus grandes tetas, pensado y hecho, hábilmente tiró de las tirantas y se bajó el sujetador, dos grandes tetas, con unas aureolas grandes y unos pezones oscuros quedaron a la vista del sujeto, podía verla como se masajeaba las tetas consiguiendo que sus pezones se pusieran duros en unos momentos, podía ver como se chupaba los dedos y se los metía en el coño, era una pasada, yo estaba a punto de correrme cuando ella se levantó de la silla, se giró como miraba a la pantalla no me prestaba atención, yo podía ver sus tetas bailando delante de ella, se bajó la braga y con sus manos abrió sus tremendas nalgas, fue una pasada, desde mi posición no podía ver bien su agujero, pero solo de imaginarme como sería las ganas de correrme volvieron, sobre todo porque la tenía de frente a mi, y podía ver como ella estaba disfrutando metiéndose los dedos en el coño y frotándose el clítoris, la habitación olía a sexo, cuando yo estaba a punto de correrme sentí a mi abuela hablando y se me heló la sangre.

– Mané, ¿por qué no vienes aquí y le regalas a tu abuelita tu lechita caliente?

Que decir tiene que tardé un momento en asimilar esas palabras, pero como si mi cuerpo fuera un muelle salté de la cama y quedé ante mi abuela con la polla delante de su cara, ella se tragó literalmente mi polla y comenzó a mamármela como una posesa, podía ver por encima de ella la cara de asombro del tío de la webcam, y como se la estaba machacando sin contemplaciones, mi corrida no tardó en llegar, podía ver por la cam como mi abuela se metía los dedos en el coño, sus gemidos mientras soltaba toda mi leche en su boca que ella se fue tragando con deleite y como siguió chupando mi polla consiguiendo con la ayuda de uno de sus dedos en mi culo que mi polla en poco tiempo volviera a estar dispuesta para una segunda descarga.

Ya le dio igual el tío de la web, me cogió de la mano y me llevó hasta la cama, me tendió y se subió encima de mí, cogió mi polla y se la pasó por su coño estaba completamente mojado y despacio se fue sentando encima soltando un hondo gemido, mi polla quedó enterrado dentro de ella, sus muslos me aprisionaban, podía sentir su peso, y mis manos y mi boca no tardaron en buscar esas grandes tetas que bailaban delante de mi cara, chupé, mordí y lamí sus pezones hasta conseguir que alcanzaran un tamaño sorprendente, estaban duros como piedras, ella gemía, mis manos recorrían todo su cuerpo, había follado con tías de mi edad, pero recorrer el cuerpo de una mujer así era una pasada, la flacidez de su carne era una delicia, el peso de sus tetas en mi cara me gustaba, era como el recuerdo que tenía de infancia, cuando jugaba con las tetas de mi madre, había sentido como mi abuela se había corrido ya varias veces y como me decía que hacía años que no sentía una polla como la mía, se me habían pasado las ganas de correrme y sentía mi polla tremendamente dura dentro de ella, podía sentir como recorría su interior y como me había mojado por completo, sentía un liquido caliente que me llegaba hasta el culo, terminó por dejarse caer a mi lado, cuando quedó sin fuerzas, y me dejó salir de debajo de ella, yo la besaba y jugaba con su lengua, apretaba sus tetas, y con mi mano buscaba su coño, cuando encontraba su clítoris, la sentía como se retorcía, me dijo que estaba demasiado sensible para que pudiera seguir pero que me iba a dejar hacer una cosa que me iba a encantar, me pidió que me levantara de la cama y se colocó a cuatro al filo, me dijo que me acercara y con su mano cogió mi polla por entre sus piernas y se la pasó de nuevo por el coño, podía sentir como mi polla se mojaba con sus jugos que seguían saliendo de él, y con su mano se la acercó a la entrada de su culo, era la primera vez que sentía una sensación así, fue como una descarga que recorrió todo mi cuerpo.

El calor que desprendía el agujero de su culo, fue como detonante agarré con fuerza sus flácidas nalgas y con la ayuda de su mano que guiaba la entrada empujé despacio, fue como meter mi polla en un sitio ardiendo, cuando mi capullo desapareció dentro de su culo, me quedé inmóvil y podía sentir el esfínter de mi abuela apretando mi capullo, me dijo que la sacara y metiera varias veces antes de meterla completa y así lo hice, cada vez era menos la resistencia que ofrecía y cuando la tuve entera el calor era aun más intenso, podía sentir como mis huevos habían llegado hasta su coño, solté un poco sus nalgas y comencé a sacarla y meterla, primero despacio, pero ella me pedía más rapidez, hasta conseguir que sus nalgas resonaran cada vez que la tenía completamente dentro de ella, ya la embestía con fuerza cuando sentí como me descargaba por completo dentro de ella, fue la corrida más larga y más intensa de mi vida, me temblaban las piernas y tuve que sentarme al filo de la cama, dejando que mi abuela con un suspiro de aceptación se tendiera, mi polla para nada había bajado su dureza, el culo de mi abuela había sido un buen afrodisíaco que ni siquiera lo que vi ante mi consiguió que me la bajara.

Mi madre completamente en pelotas estaba en el quicio de la puerta, se había propinado una tremenda paja mirándonos, que seguro que con los gemidos nuestros se había despertado, no hubo palabras, ella miraba mi polla que palpitaba, apoyé mis manos en la cama y eché mi cuerpo hacía atrás hasta quedar con mi cabeza en el vientre de mi abuela y mi madre sin decir nada se acercó y montó encima de mí, cogió mi polla con su mano y la guió por sus labios rozando su clítoris, estaba tan mojada como mi abuela, con la única diferencia que mi madre mantenía la piel más tersa, fue una pasada sentir como se iba sentando sobre mi polla y comenzaba a brincar sobre ella, no reprimía sus gemidos que ahora eran muchos más sonoros, creo que estaba tan excitada que le daba igual que fuera su hijo y su madre los que estuviéramos allí, se levantó y tendió en la cama al lado de su madre y tiró de mi hasta conseguir que me montara sobre ella, con sus piernas un poco flexionada me dejó que se la clavara hasta los huevos, esa posición parecía gustarle más a ella.

Mi abuela jugaba con sus tetas y podía sentir como también recorría con sus manos el coño de mi madre cogiéndome los huevos, yo chupaba y mordía sus tetas y mi madre gemía hasta conseguir que se arqueara llegando incluso a levantarme con ella, yo seguía embistiéndola con fuerza, ya que ya se me había pasado el corte de saber quienes eran las dos mujeres que había tenido la suerte de follarme esa noche. El orgasmo de mi madre, que supuse no había sido el primero de la noche la dejó rendida. Pero ahora era yo el que quería probar el culo de mi madre y aunque sentía que la polla me dolía de tanto roce no quería quedarme con las ganas de sentir ese culo. Así que me levanté de la cama y mi abuela con una sonrisa le dijo a su hija que me diera el culo, las dos se pusieron a gata al filo de la cama, me coloqué detrás de ella y volví a metérsela en el coño, había diferencias entre uno y otro, el de mi madre estaba repleto de vellos, chorreaba jugos, me dejó hacer, y sin su ayuda busqué la entrada de su culo, las únicas palabras que salieron de su boca fueron,

– Despacio hijo, despacio, que nunca me han hecho esto.

Pero era demasiado tarde mi polla estaba clavada en su culo hasta los huevos, soltó un tremendo grito e intentó que me saliera, pero cogiéndola por la cintura comencé a sacarla y meterla con rapidez, mi abuela ayudaba apagando sus gritos besándola, hasta conseguir que los gritos se convirtieran en pequeños gemidos, cuando se hubo acostumbrado a mi polla, la saqué y busqué el culo de mi abuela, este estaba lleno de mi corrida anterior y entraba y salía perfectamente, era alucinante, metía mis dedos en el culo de mi madre y me follaba a mi abuela, sacaba la polla del culo de mi abuela y se la metía a mi madre y metía los dedos en el culo de mi abuela, así estuve un buen rato hasta que no pude más y volví a correrme en el culo de mi madre consiguiendo que ella lo hiciera conmigo, no fue como la primera vez, pero esta conseguí que fuera más larga, cuando se la saqué, estaba rendido, me dolía la polla horrores, nos tendimos los tres y yo quedé entre las dos, boca arriba y ellas tendidas casi sobre mi, sentir esos cuerpos sobre el mío, conseguían que mi polla palpitara, pero ahora sabía que había descubierto algo nuevo y sabía con toda seguridad que ya no volvería a dormir solo ninguna noche más. Mi primer trío y había sido con mi abuela y mi madre.

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