El maravilloso reencuentro con mi amigo

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Gracias a las redes sociales me reencontré con un amigo. Estudiamos juntos en la escuela primaria, nos llevamos bien, a la hora del recreo compartimos los alimentos que llevábamos de casa.

Vivimos en la misma ciudad, pero su familia se mudó a otra colonia lejana y fue cuando perdimos comunicación porque ambos no teníamos celular. Lo extrañaba, porque además éramos vecinos y por las tardes jugábamos y hasta en algunas ocasiones hicimos juntos la tarea.

Actualmente estoy en la Preparatoria y andaba curioseando en mi red social cuando de pronto vi su nombre. Salté de gusto, mi amigo otra vez podría verlo, platicar nuestras cosas. Inmediatamente le mandé solicitud de amistad y me respondió. Me dijo que también me había andado buscando, pero no me localizó porque no aparezco con mi nombre si no que, con el alias de mi mascota favorita, además como él trabaja tampoco le era fácil ir hasta mi colonia.

Intercambiamos el número de teléfono y desde ese día no paramos de conversar. Nos mandamos fotos, videos, memes y hasta algunos tips para hacer la tarea o presentar los exámenes, porque Luis, así se llama mi amigo, también estudia la Preparatoria.

Nos pusimos de acuerdo para vernos en mi casa un fin de semana. Se tendría que quedar porque para regresar de noche podría ser peligroso, además hasta cierta hora hay transporte público. A pesar de que soy mayor de edad, pedí permiso a mis padres, quienes aceptaron con gusto porque además conocen a Luis.

Llegó el día esperado, era un viernes soleado. Mamá recibió una llamada. Al colgar me dijo que era papá y por cuestiones de trabajo tendría que viajar a un destino de playa y la había invitado para que en su tiempo libre disfrutaran en pareja. Mi madre estaba muy apenada porque no quería dejarme solo con mi invitado porque ella también deseaba cocinar unos platillos típicos.

Le dije que era una buena oportunidad para que fuera a esa zona de playa que hacía tiempo quería visitar, que me las arreglaría con mi amigo, además de que él entendería, lo más seguro es que nos la pasaremos bien. Hizo las maletas y papá pasó a recogerla y se fueron.

Cerca del medio día llegó mi amigo Luis, me dijo que se iba a volver a bañar para ponerse cómodo y fue cuando se dio cuenta que había olvidado su bóxer y el pijama en su casa. Le dije que no se preocupara, le daría de mi ropa y que se adelantara al baño. Cuando ingresé al cuarto de baño llevando una toalla y la ropa, él no había corrido totalmente la cortina del área de la regadera y fue cuando lo vi: se carga una herramienta bastante grande, se veía de buen tamaño a pesar que estaba en su estado normal.

A excepción de mi padre cuando íbamos de pesca y se cambiaba delante de mí, nunca había visto a otro hombre desnudo y menos que me gustara alguien del sexo opuesto, aunque sí sabía distinguir cuando alguien era guapo. La verdad es que me entretuve viendo la verga, tiene el pelo púbico recortado. No sé por qué, pero me excité y sentí el deseo de tomarla con mis manos y llevarla a mi boca.

Me sacó de mi letargo cuando me dio las gracias por la ropa y me invitó a bañarnos juntos. Aún procesaba la información cuando mi amigo me jaló hacia él, reaccioné cuando el agua fría comenzó a caer sobre mí rostro, lejos de molestarme me agradó que haya tomado la iniciativa. Me encantan las mujeres, pero este día estaba experimentando algo distinto.

Como me quedé de espaldas, me empezó a pasar la esponja con jabón. Recorrió desde mis hombros hasta mis pies, regresó y lo hizo con mis nalgas, las talló con detenimiento, las disfrutó, además uno de sus dedos recorrió el botoncito de mi ano. La verdad es que experimenté algo rico. Así como estaba de espaldas a él me enjabonó la parte frontal, bajó por mi estómago hasta llegar a mi pene, al ponerme jabón también me lo masturbaba.

Yo estaba que reventaba de placer, le avisé que estaba por eyacular, me volteó para que quedáramos de frente y se puso de rodillas para besar mi pene, besó desde la punta hasta los huevos y después se lo metió a la boca, me dio una mamada bien rica que hizo que terminara en su boca, se tragó hasta la última gota.

Nos pusimos de pie, nos besamos mientras masajeaba mis nalgas e intentaba meterme uno de sus dedos. Finalmente, mi ano cedió y comenzó un mete y saca, después ya fueron dos dedos, sentía que me transportaba al paraíso. Me pidió que se la mamara, lo hice con mucho gusto.

Me puso de frente a la pared, me abrió las piernas y me volvió a dar otra rica mamada del culito y también comenzó a meter poco a poco su enorme verga. Cuando la cabecita inició a abrir mi ano di un gemido de placer y de aprobación para que me la terminara de meter. Sentí como me iba perforando hasta que sus huevos quedaron de fuera. Una cosa es que se los platique y otra el haber disfrutado de tremenda verga que llenó de leche los intestinos.

Después de esta primera vez, hemos repetido muchas más, es tanta nuestra pasión y nuestro amor que Luis llega cualquier día de la semana a casa para que hagamos el amor. También he ido a su casa, donde hemos disfrutado a lo lindo.

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