El jardín de las delicias para follar sin control
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Re menor, Do, Fa, La séptima… Nada, no hay manera. Dicen que la inspiración es algo que tan pronto aparece como desaparece, y la verdad es que jamás había estado tan de acuerdo con esa afirmación. Soy músico y estaba en mi estudio, intentando componer una canción que me había encargado mi discográfica, una canción apasionada, que es lo que la gente pide ahora… Pero yo no sé componer por encargo, a mi las notas, las letras, los acordes, todo, me sale solo, sin seguir un patrón. Sin embargo, de algo hay que vivir, así que hay que ceñirse a lo que pide el mercado. Pero ese día, definitivamente, me faltaba algo, así que decidí salir de las cuatro paredes en las que me sentía totalmente atrapado, y me fui a dar una vuelta.
Caminaba por la ciudad, cabizbajo, y observando algunas situaciones un busca de inspiración. Una parejita de la mano, unos niños jugando en unos columpios y persiguiendo palomas, los coches pasando, vendedores de refrescos en sus casetas y de repente ante mi la puerta de uno de los lugares mas tranquilos, relajantes e inspiradores de la ciudad…el jardín botánico. No era la primera vez que entraba a darme una vuelta, y alguna vez había servido para mi trabajo…De todas formas, me inspirase o no, siempre es agradable dar una vuelta por allí, aspirar los aromas, escuchar a los pájaros que anidan en los árboles, y tener la sensación de estar en medio del campo pese a estar metido en el centro de una gran ciudad.
Iba andando tranquilamente entre troncos, tallos, flores y arbustos cuando vi unos que no recordaba haber visto antes…No es que sea un experto en plantas, de hecho para que negarlo, no tengo ni idea, pero al ir a menudo, mas o menos me daba cuenta de las novedades, y ante mis ojos habían dos arbustos, uno con flores amarillentas y otro con flores violáceas. No es que fueran espectaculares, pero eran bonitas.
– Se llama abrótano, aunque también se le conoce como “perdición de las doncellas”.
Algo asustado me di la vuelta buscando el origen de esa voz, y ante mi vi a una chica pelirroja, delgadita y vestida con un mono verde ligeramente abierto a la altura del pecho, y con alguna mancha de tierra en la cara y las manos. Ella reía al ver mi cara de susto, ya que no yo no esperaba que hubiese nadie a mis espaldas, y disculpándose me dijo que se llamaba Mayte, y que trabajaba desde hace poco en el Jardín. Me explicó que el abrótano era una planta que solía usarse como afrodisíaco ante la falta de apetito sexual, de ahí su sobrenombre de “perdición de las doncellas”.
Me sorprendió que hubiesen puesto plantas de este tipo en el botánico, pero aun me sorprendió mas cuando Mayte me reconoció, y me dijo que alguna vez me había visto tocar en una sala en la que actúo a menudo, y que conocía casi todas mis canciones, interrogándome para cuando iba a sacar un disco serio. Le conté la situación y así empezó una larga conversación que se alargaba conforme pasaban las horas.
De hecho pasaron tantas horas que no recordamos que estábamos en pleno verano, y que por lo tanto los sitios cierran antes y cuando quisimos darnos cuenta, nos habíamos quedado encerrados dentro del jardín! Mayte fue a buscar al guarda de seguridad, pero no lo encontró, así que decidimos ir a una caseta que tienen los empleados en la que se quedan cuando tienen que trabajar por las noches con alguna planta. Era un lugar pequeño, con un colchón hinchable en el suelo para que los empleados se relajasen un poco y tenía un pequeño fregadero, algunas sillas, una puerta que daba a un WC, una nevera de mano con refrescos y unas taquillas donde los empleados dejaban sus cosas.
Me senté en una de las sillas y para mi sorpresa, Mayte se dirigió a una de las taquillas y saco de ella una guitarra. Se sentó enfrente de mí y empezó a tocar una de mis canciones, que muy poca gente conocía ya que realmente aun era poco conocido, y solo los asiduos del local donde actúo podían saber… Y la verdad es que me encantó su voz, era dulce, tibia, y tenía un tono sensual que hacía que algo se alterase en mi interior… apretaba la guitarra contra sus pechos, no demasiado grandes, pero que hacían una curva hermosa, hacia la cual descendía una gota de sudor desde su cuello, producida por la humedad del ambiente, no había que olvidar que estábamos entre plantas… Así que, no sin apuro, me di cuenta que estaba teniendo una erección de las conocidas como inoportunas, ya que yo llevaba un bóxer ancho y un pantalón corto de chándal, así que si no era discreto, se iba a notar mucho, así que como pude, crucé las piernas para intentar disimularlo al máximo.
Una vez terminó su canción, Mayte se sentó a mi lado, y me preguntó si me había gustado. Yo sinceramente le dije que si, y mirándome de forma pícara, que ya veía que mucho mas de lo que esperaba… y dicho esto empezó a acariciarme el paquete, no sin cierta sorpresa por mi parte, aunque me estaba gustando así que no puse ningún tipo de resistencia, y dejé que empezara a besarme apasionadamente en la boca. Ella seguía acariciándome mientras mi mano bajaba la cremallera del mono, dejando ver un pequeño top en el cual unos pequeños pezones luchaban por liberarse. La excitación iba en aumento y con nuestras respiraciones entrecortadas, decidimos echarnos en el colchón hinchable, yo sujetándola por las piernas y ella abrazada a mi cuello, rozando nuestros sexos y sintiendo la aceleración de nuestros corazones.
Ya tumbados, le quité el mono a Mayte, así como el top, dejándole únicamente con un pequeño tanga de hilo, multicolor, y ante mi se encontraba una hermosa mujer de piel blanca y rosada, que me ayudaba a quitarme la camiseta mientras sacaba mi miembro del pantalón y lo acariciaba con suaves pero fuertes caricias…yo notaba como su mano me cada vez apretaba y aceleraba mas, conforme yo devoraba esos pechos, rodeando con mi lengua la aureola, besando, mordiendo los pezones que se alzaban totalmente erectos. Aquello me sabía a gloria, y mientras lo hacía, dejaba escurrir mi mano dentro del tanguita, notando ya una enorme humedad que me invitaba a dar un paso más.
Mayte estaba excitadísima, y tras besarnos apasionadamente de nuevo, me tumbó sobre el colchón y, con una sonrisa traviesa y una mirada aun mas traviesa, me quitó lentamente los pantalones y el bóxer, quedando totalmente desnudo frente a ella, o mejor dicho, debajo de ella. En un rápido movimiento, puso sus rodillas junto a mi cabeza, dejando solo entre su rajita y mi cara el fino tanga… no era lista ni nada, ella quería dar, pero también recibir. Así que separe el tanga y pude ver ante mi un precioso coñito, pequeño y estrecho, cubierto por una suave matita de vello rojizo, que apenas ocultaba la rajita rosada y húmeda, que no parecía dispuesta a esperar demasiado para esperar su premio. Por supuesto no quería hacerle esperar, así que agarrando el culito, suave y durito, acerqué esa maravilla a mi boca para saborear su dulzura.
Conforme yo empezaba a lamer su coñito, noté en mi miembro una oleada de calor Mayte estaba sujetando la punta con su boca, y tras echarme una rápida mirada y sonreír, se introdujo uno a uno los 18 cm. que tengo entre las piernas. Lo metía, lo sacaba, y de vez en cuando me daba suaves besitos desde la punta hasta los huevos, hinchados, y que metía también en su boca caliente…yo no podía sentir mas placer, así que aceleraba mi trabajo, separando con los dedos los labios de Mayte y metiendo mi lengua dentro de su ser, a la vez que con la barbilla estimulaba su clítoris, posición que alternaba dándole a este suaves besitos y mordiscos. Nuestros cuerpos vibraban de lo calientes que estábamos, y nos sentíamos a punto de llegar al clímax, pero aun quedaba fiesta antes de llegar a eso.
Nos tomamos una pequeña pausa abrazando nuestros cuerpos desnudos y besándonos, tomando fuerzas para lo que iba a venir a continuación… Poco a poco los besos iban subiendo de tono, y volviendo a tumbarme, Mayte se situó sobre mí, introduciéndose mi pene de golpe, pillándome por sorpresa al notar todo el calor de su rajita tan bruscamente… comenzó a cabalgar despacio al principio, para ir acelerando poco a poco. El solo hecho de ver saltar sus tetitas frente a mi cara ya me encendía cada vez más, así que la acerque hacia mi para besar su boca, su cuello y esos preciosos pezones que tanto me gustaban, mientras ella resbalaba sobre mi miembro que cada vez golpeaba con mas fuerza en su interior. Notaba como mis huevos rebotaban en su culito, cada vez más fuerte debido a las embestidas cada vez más rápidas.
La cosa estaba ya a punto de caramelo, y ya casi llegando al final, Mayte se saco mi miembro de su interior, y volvió a colocarse en 69…quería que acabásemos así, cosa que no tardamos en hacer mucho. Cogió mi polla y se la metió hasta el fondo de su garganta, haciendo un masaje con sus labios que presionaban mi circulación y aceleraban la explosión que tuvo lugar entre sus maravillosos pechitos que tan loco me habían vuelto, mientras que ella termino mientras yo le devoraba su ya mojadísima rajita, en medio de un gemido de placer que inundo toda la habitación. Así terminamos rendidos el uno junto al otro, abrazados, hasta que nos dormimos profundamente.
Estuvimos durmiendo hasta que el ruido de la gente que entraba en el jardín nos alertó, vistiéndonos y tras un largo y apasionado beso, invitándole a mi estudio para que me ayudase a componer, ya que esa noche me había inspirado… Hasta el punto que tras otras tantas sesiones de inspiración, Mayte se unió al grupo como voz femenina. Por cierto, olvido deciros que el grupo ha cambiado de nombre, ahora nos llamamos…Abrótano.
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