El doctor me embarazo ya que mi esposo no podía

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Para comenzar esto quiero aclarar unas cosas, primero, no diré muchos datos que puedan poner en riesgo mi identidad por si es que mi esposo llega a encontrar esto, así mismo los que de serán modificaciones.

Yo me case a los 22 con mi marido con el cual dure años saliendo, el siempre me trató como una reina y recuerdo como en nuestra adolescencia hablábamos sobre nuestros planes a futuro y el como yo siempre deseaba ser madre, desde joven tuve la idea de querer tener una familia tradicional, pese a que era estudiosa mi esposo y yo llegamos a este acuerdo en el que el se haría cargo de todos los gastos y así fue.

Al casarnos intentamos al instante tener hijos, pero después de casi un año de intentarlo yo nunca quedé embarazada, tanto mi esposo y yo nos checamos a ver de dónde venía el problema y resultó que sus espermas no podían entrar en mis óvulos, la verdad no comprendo el porque pero si me hizo sentir muy triste el no poder ser madre, yo amaba a mi esposo y deseaba tener un hijo suyo. Después de mucho insistir decidimos probar con varios métodos hasta que llegamos a la inseminación artificial y pese a que fue costoso tomamos esa opción, se supone que se iba a usar el esperma de mi esposo en este proceso.

Me informe lo suficiente sobre el tema para estar lista porque quería saberlo todo sobre el proceso.

Cuando conseguimos donde realizarlo y cubrimos todos los gastos, desde aquí lo contaré todo en primera persona tal cual lo viví.

En la primera cita en la que debían inspeccionar mi estado y salud reproductiva el médico se porto de una forma un poco extraña, no digo que fue grosero, pero sentía que a la hora de tocar mi cuerpo lo hacía con otras intenciones pero aún así me calle todo con la esperanza de tener un hijo.

Cuando llegó el día en el que sería la primera sesión yo ya estaba más o menos informada, tenía entendido que esto sería rápido y que al principio podía causar un poco de incomodidad, mi esposo me esperaba fuera por reglamentos de higiene; una vez me cambié con la bata y sin la ropa interior el médico me indico acostarme en la camilla y separar las piernas, lo hice, era incómodo y me avergonzaba pero lo hice.

Sentía que algo en la forma que me miraba no era del todo profesional, el era un hombre mayor que yo, no era viejo, y tampoco se veía con mal físico pero si era más mayor; antes de empezar el coloco una especie de cortina que separaba de mi vientre para abajo y no me dejaba ver lo que el hacia, a todo esto yo estaba muy nerviosa. Sentí como sus dedos comenzaron a tocar mis labios inferiores y eso me hacía temblar, solo mi esposo me había visto de ese modo, así pasaron unos minutos en lo que el médico me aclaro que su intención era “prepararme para el procedimiento” es decir quería ponerme húmeda, no lo cuestione.

Yo no dejaba de suspirar pues a qué mujer no le provoca placer ser tocada en ese lugar, ya estaba muy mojada cuando sentí como algo duro estaba en mi entrada, algo en mi mente me hizo recordar las noches en las que me acostaba mi marido, la sensación era la misma, la de un pene a punto de entrar; mi cuerpo se quedó rígido y yo no pude reaccionar, sentí como comenzaba a entrar hasta la mitad y dios era mucho más grande que el de mi esposo.

Yo no quería, quiero aclararlo, en ese momento esto no era consensuado y lo que hizo el médico fue un abuso hacia mi.

Cuando por fin pude reaccionar fue cuando el metió de una sola embestida todo lo que restaba de su verga y comenzó a moverse rápidamente, aunque yo ya estaba mojada y preparada eso dolió. No podía gritar, no me salía la voz y solo salieron lágrimas de mis ojos, me dolía mi vagina pero sobre todo la idea de que estaba engañando a mi esposo pese a que no quería hacerlo.

Su polla era grande, por eso me dolía mucho porque no estaba acostumbrada a un tamaño así, la verdad es que no se cuánto le media pero era grande y ancha, continuo por unos minutos metiendo me su verga hasta el fondo, la camilla se balanceaba cada vez mientras yo no dejaba de llorar en este punto mi mente estaba perdida, justo sentí como palpitaba dentro de mi y se pegaba más para meterla hasta el fondo y ahí fue donde me echo toda su leche dentro.

Cuando salió de mi se alejo por unos momentos, seguro para limpiarse y así mientras yo seguía acostada procesando todo, esa no era lo forma en la que yo había investigado que esto se hacía, lo sabía.

El doctor actuó como si no acabará de meterme la verga y me quitó aquella cortina que no me dejaba ver.

“Por hoy termino la sesión, aquí viene la fecha de la próxima” con una sonrisa perversa me entrego la receta, el maldito actuaba como si no tuviera su semen dentro de mi.

No dije ni una palabra y salí de la habitación después de vestirme, mi marido me esperaba afuera sentado y al verme no dudo en levantarse y preguntarme cómo me fue, como me sentía.

“Bien amor” fue lo único que conteste mientras sentía el semen del doctor caer por mis piernas debajo de mi pantalón.

Seguramente piensan que lo denuncie o metí un reporte, la verdad no lo hice, no sabía que hacer, por un lado me sentía asqueada y pensaba que había traicionado a mi marido por dejar que ese hombre me hiciera eso, tenía miedo de hablar al respecto.

Posiblemente sientan lástima por mi, una pobre mujer que fue víctima de un degenerado, pero al verdad es que a partir de lo que viene ya no soy más la víctima.

Llegó la fecha de la siguiente sesión y yo fui a la cita nuevamente, mi esposo me esperaba fuera otra vez.

Al entrar el doctor parecía sorprendido de verme y la verdad yo también estaba sorprendida por volver a ir, otra vez me cambié y me recosté en la camilla abriendo las piernas.

“Cómo se sintió después de la última sesión?” Esa pregunta iba con un tono de burla, me límite a decir un “bien doctor” y parece que eso fue todo lo que el necesitaba escuchar.

Esta vez no me preparo, creo que ese hombre tenía fetiches con el sexo duro o algo por el estilo, porque está vez nisiquiera se limito a tocarme con sus dedos para hacer que me mojara.

Sentí su verga en mi entrada y en un segundo me la metió toda, se imaginaran el grito que ahoge por el dolor, realmente empecé a dar patadas por el dolor y a llorar en silencio.

“Shh tranquila” fue lo que dijo para después meterme su verga muy violentamente, era doloroso sentir como me la metía y sacaba yo estando seca, nunca me había dolido así haciéndolo con mi esposo. Entraba y salía con un poco de esfuerzo porque yo no estaba húmeda y por el dolor mi vagina lo apretaba muy fuerte parece que eso le gustaba, otra vez al cabo de unos minutos su verga comenzó a palpitar y soltó su semen dentro otra vez, cuando el se corrió, yo ya me había puesto húmeda.

Salió de mi y tuvo el descaro de limpiar la punta de su pene con mis labios vaginales, me quitó la cortina después de guardarse la verga y yo en la camilla pude ver cómo había una sabana para evitar que manchara la camilla, en ella había pequeñas gotitas de sangre porque me lastimó, eran pequeñas, pero ahí estaban.

Me levanté adolorida de la camilla y aún llorando.

“Te va a doler mucho, te recomiendo no tener relaciones con tu marido por un tiempo” dijo el médico mientras yo me cambiaba, cuando iba a salir antes de abrir la puerta me entrego el papel con la otra cita, lo mire con odio al sentir como pegaba su verga en mis nalgas a través de la ropa, pero la realidad era que me había gustado ser tratada como una puta.

Volví a ir a la próxima reunión, ahí aún me dolía mi vagina por como me había cogido la última vez y tal como dijo, no tuve intimidad con mi marido. Otra vez aquel doctor me cogió muy fuerte y me lastimó mucho más, me hizo llorar, pero el me hizo descubrir que me gustaba sentir ese dolor.

No solo me gustaba el dolor, me gustaba ser abusada, por eso siempre que volvía a ir fingía no saber lo que me hacía aunque ambos sabíamos que yo sí sabía.

Para este punto el estuvo alargando mucho este tiempo para seguir cogiéndome, me sacaba cita tras cita, hasta que por fin después de dos meses desde que el había comenzado a venirse en mi vagina, me enteré que estaba embarazada, se lo dije al médico, que estaba embarazada, no le iba a exigir que se hiciera cargo o algo por el estiló pero tenía que saberlo.

Se lo dije después de que terminó de cogerme bruscamente como siempre, me espere hasta que volviera a dejar su leche dentro de mi y el solo me dió su número de WhatsApp y dijo que me llamaría para nuestra última “cita”.

No se porque, se que soy una puta por esperar tan ansiosamente está cita, mi esposo ya sabía que estaba embarazada y el estaba contento por esta noticia así que ya no podía decirle que iba a ir a una sesión. Después de casi un mes el doctor me habló, me dijo que nos veríamos para mí última sesión y yo acepte, pero ya no era en el consultorio, el me cito en un motel. Cómo toda una puta tuve que esperar a que mi esposo estuviera trabajando para poder ir a mi “cita” y ahí lo vi.

Con muchas ansias y miedo llegué al motel y subí hasta la habitación en la que nos veríamos, me sentía tan sucia y puta por estar haciendo esto de forma consciente, pero ese hombre me enseñó el placer de ser tratada como un objeto, después de unos minutos el llegó y me trató como si fuéramos paciente y doctor, me pidió que me quitará la ropa y eso hice, me acosté en la cama con las piernas abiertas, lo vi sacarse su verga que tantas veces me había metido mientras yo no lo veía; la puso contra mi vagina y sin dudar me la metió tan bruscamente y no dejo de meterla y sacarla, me tomo del cuello ahorcando me mientras yo lloraba y le decía que parara, pero claro que no quería que parara, me ardía y dolía pero en ese dolor estaba el placer.

El me cogió con su verga hasta venirse y me saco sangre como si fuera una virgen, me puso en cuatro y me siguió cogiendo mientras me jalaba del pelo haciéndome encorvarme toda, el me trataba como la puta que era y me gustaba.

Yo nunca antes había tenido sexo anal, porque tenía miedo que fuera muy doloroso, pero antes de ir al motel me limpie perfectamente mi ano por si el quería usarlo y así fue.

Mientras me tenía de perrito apunto su verga a mi ano y le escupió, comenzó a hacer fuerza para meterlo y yo al nunca haber tenido sexo anal claramente grite de dolor y llore como nunca, el hizo mucho esfuerzo hasta que por fin después de un rato logro meterme la toda y comenzó a moverse como un animal, yo lloraba y gritaba mientras el me decía que era lo que me merecía por ser una puta infiel, dijo que me merecía ser tratada mal.

El acto continuo y el me daba nalgadas, me daba cachetadas, golpeaba mis senos, y me gustaba, aunque lloraba me gustaba mucho ser denigrada así.

Se vino dentro de mi vagina, de mi ano, de mi boca, y me dejó ahí tirada toda adolorida, simplemente se marchó y nunca más volví a saber de el, tampoco lo volví a buscar.

Hoy mi hijo cumple 2 años, constantemente escucho comentarios de la familia de mi esposo haciendo chistes sobre que el niño es muy güero y tiene ojos de color, pero mi esposo siempre argumenta que se parece a mis abuelos, aunque yo sé que esas cualidades son de su verdadero padre.

Por culpa de ese doctor yo deje de sentir placer al cojer con mi esposo, mi esposo es muy vainilla, muy dulce y yo descubrí que me gusta ser tratada como una zorra, que me gusta ser tratada como un objeto sexual.

Ese es mi mas oscuro secreto, fue la única vez que engañe a mi marido y aunque aveces me llega la idea a la mente de salir y provocar a un algún hombre para que me meta su verga tan duro, no lo hago, porque si me arrepiento de haberle hecho eso a mi esposo.

Pero ya no siento placer con el, ya no es lo mismo, enserio merezco vivir sin volver a sentir placer?

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