El diario de Marta la cachonda, la mas puta y perra
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Lo mío no tiene remedio, mi cuerpo está todo el día en estado cachondo. No se como se podría explicar lo que le ha pasado esta semana a mi piel, pero la tengo erizada en todo momento, es como si estuviera metida en una ducha de agua fría, sin poder salir. Supongo que es porque el polvo del otro día afectó de manera que ayer cuando quedé con Carlitos lo primero que le dije es que quería repetir lo del otro día, pero en otro sitio distinto.
Se quedó un poco parado, no se lo esperaba. Su reacción fue de sorpresa, me dijo que a ver donde se me ocurría, que no era tan fácil. Le estuve contando con un toque de morbo necesario lo que mi primo Alberto y Rosa van haciendo por ahí. Un polvo tras otro, como si fueran a por el record. Seguía más alucinado todavía, su respuesta fue que la noche del sábado entendía que lo hiciéramos en el cuartito de los contadores porque no había otro sitio más asequible, exceptuando el coche, que siempre es una solución.
Lo que él no podía comprender era porque quería hacerlo en otros lugares donde el riesgo a que nos pillaran fuera mayor. Su pregunta fue muy clara: ¿Por qué quieres follar conmigo de esa forma, porque te mueres de ganas por hacerlo ahora o porque te apetece probar nuevas experiencias? Esa pregunta y sobre todo la forma de preguntarlo me puso más cachonda y mi respuesta fue tajante: Quiero las dos cosas.
Le dije que estaba como loca por sentir de nuevo su pollón dentro de mi y que estaba muy impaciente por hacerlo ya. Si tuviéramos un sitio donde poder estar tranquilamente y hacerlo con toda la calma del mundo pues bien, pero como no es el caso, la solución era buscar algún rincón donde meternos a darle.
Me dijo que él tambien estaba deseándolo, así que me dio a elegir. Eso me gustaba más. Lo mío era de capricho. No me lo pensé dos veces y le cogí para dirigirnos directos al Corte Inglés. Su cara era un poema, estaba algo acojonado. Yo no, el morbo de la situación podía a la vergüenza. Una vez allí dentro un cosquilleo recorrió lentamente mi cuerpo, me sentía como si estuviera desnuda allí mismo. Necesitaba follar en ese instante. Cogí algo de ropa, la suficiente como para estar en el probador un ratillo. No había casi gente, pero la caja estaba muy cerca del probador.
Pasamos por al lado de la caja y fuimos al último probador, era más grande que los de las otras tiendas de ropa. Fue pasar el seguro de la puerta y empezar a quitarle la ropa a Carlitos, estaba muy cachonda, llevaba varios días pensando es ese momento. Él no estaba tranquilo y se le notaba. Intenté tranquilizarle pero no se ponía en marcha. Su enorme tranca no funcionaba, aunque él me estaba haciendo de todo con sus manos y mi excitación iba a más. No había forma ponérsela dura, así que probé con la boca.
Funcionó mejor y no tardó mucho en reaccionar, pero en cuanto paraba se le volvía a bajar, no podía ser. Sus nervios no le dejaban y por mucho que se esforzara aquello se quedaba en su sitio sin darme el placer que pensaba que me iba a dar. No quise agobiarle más y paré de tocarle.
Nos vestimos y salimos del probador. Me dijo que lo sentía, pero la culpa era mía, no me tenía que haber precipitado tanto. Seguramente se asustó de lo que le estuve contando de mi primo y pensó que prefería esperar a tener ocasión para echar un buen polvo a estar intentando colarnos por cualquier otro lugar.
Luego nos fuimos a dar una vuelta y se nos pasó el bajón, acabamos pensando qué hacer el fin de semana cuando quedáramos. Como no se nos ocurría nada, ya improvisaríamos. Pero Carlitos me dijo que tenía una idea, no me la quiso decir. Solo me dijo que era una sorpresa que seguro que me iba a encantar. Ya veremos que se le ha ocurrido a este.
Lo increíble es que al igual que el resto de la semana, he estado con la mente en la imagen del sábado pasado follando con Calitos y no me la quito de encima, por eso estoy a todas horas húmeda. Parece que en cualquier momento vaya a tener un orgasmo, de lo excitada que estoy. Sobre todo en el bar, los clientes con sus miraditas a mi escote ya me ponen bastante caliente. Si no fuera porque estoy trabajando les iba a poner el paquete bien durito.
Y aun así hay veces que ya me paso un poco provocando con cualquier movimiento, eso les pone de un cachondo que ni se lo creen. Pues eso, no se lo que me pasa, pero es que tengo el cuerpo con ganas de mucha marcha. Que coño, lo que tengo ganas es de follar como una loca con Carlitos y hacer que ese pollón acabe entrando y saliendo como si nada. Del fin de semana no puede pasar, de eso ya me encargaré. ¿Se os ocurre que puede ser la sorpresa de Carlitos? Me tiene intrigada… y excitada.
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