El día que me llenó completamente

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Era la primera vez que una polla se corría en mi culo… Lo que voy a relatar en estas pocas líneas me ocurrió realmente hace mucho tiempo (debería correr el año 1977) y me marcó de forma muy profunda. Desde entonces ha pasado mucho tiempo y muchas pollas por mi culito. Mucha gente se ha corrido dentro de mi alcanzando el máximo placer: Han sido tantos que es imposible acordarme de todos. Lo que si me acuerdo muy bien es la primera vez que recibí mi primer chorro de semen. Ya no era virgen visto que este mi primer amigo me había penetrado ya unas cuantas veces: sin embargo le gustaba mucho, hasta aquella inolvidable tarde, correrse encima de mi y no dentro de mi. Su polla ha sido la primera en absoluto en penetrarme y ha sido también la primera que he chupado: no era de tamaño espectacular sin embargo al ser mi culo todavía muy estrecho cada vez que me la metía me hacia suspirar, jadear y menear mis bonitas nalgas. Entre nosotros había una atracción erótica increíble: solo al verme se le ponía durísima y lo mismo ocurría a mi: Una verdadera locura.

Aquella tarde estaba solo en casa y ya bastante caliente, no podía concentrarme en ninguna tarea al saber que el vendría. Ya sabia de antemano que me fallaría y deseaba hasta la locura ser llenado por su semen. Cuando se corría encima de mi siempre sacaba una cantidad de leche increíble y me obligaba a emplear una buena cantidad de papel higiénico para limpiarme. Aquella vez estaba decidido a recibirla toda en mi culo sin dejar salir ni una gota.

Como esperaba tocaron a la puerta: me fue a abrir con las piernas que me temblaban. En efecto era el y su paquete ya delataba la gana que tenia de encularme: Por lo que me concierne se me puso dura al instante alcanzando el buen tamaño que tengo. No solíamos hablar mucho en estas circunstancias así que después de muy poco ya nos encontramos abrazados con su lengua haciendo de lo suyo dentro de mi boca. Por mi parte mi mano derecha, por encima de sus pantalones, agarraba su polla muy rígida y buscaba desesperadamente la cremallera para liberarla. Nos desligamos un momento y le sugerí que fuimos a una habitación que había al fondo de un pasillo: no sé ni como pudo recorrer los pocos metros que nos separaban del lugar. La enorme gana que tenia de ser enculado por el me hacia flaquear las piernas y casi no podía andar.

Una vez en el lugar elegido conseguí bajarle apresuradamente los pantalones y calzoncillos: su polla, de unos 15 cm, salió de su escondite muy dura y tiesa con el capullo totalmente libre. Sin esperar un segundo más me di la vuelta y me desnudé de cintura por abajo meneando contemporáneamente mi hermoso culo. En la habitación había una mesa a la cual me apoyé firmemente: sin mediar tiempo enseguida mi amante empezó a hurgar entre mis nalgas con su polla. Le aguanté entonces con decisión su sexo y coloqué su capullo en mi (por entonces…) pequeño agujero. Un primer empujón de el provocó la entrada de su capullo entero y de un gemido de mi parte y con otros dos me la introdujo por completo en el culo hasta notar en mis nalgas el contacto de sus pelotas y la mata de pelos negros de su pubis. Me agaché todavía más apoyándome a la mesa formando un ángulo casi recto y separé con ambas manos mis bonitas nalgas para que pudiera penetrarme completamente.

Empezó entonces el verdadero baile: primero despacio y luego cada vez más rápido y más en profundidad, me enculó sacando casi del todo su rabo de mi culo y luego clavándolo de nuevo por completo y hasta el ultimo centímetro. Yo estaba en el paraíso gimiendo y meneando mi culo para sentir más su polla abrirse paso entre mis nalgas. Sabía que aquello no iba a durar mucho: en efecto de repente mi fogoso enculador paró, emitió un gemido de placer y contemporáneamente noté unas poderosas contracciones de su pene, ya totalmente clavado en mi culo, seguidas de un primero, de un segundo y luego de un tercero enorme chorro caliente mientras que yo seguía meneando mi culo: probé en aquello instante una maravillosa sensación de placer, como si todo mi culo se licuara. Ya no sabia ni donde estaba.

Cuando me la sacó me temía que saldría cantidad de semen de mi agujero manchándolo todo: sin embargo no se perdió ni una gota y su polla salió morcillona, totalmente limpia, mojada y brillante. Solo me preguntó si me había gustado y bromeando, me dijo: que a lo mejor, me había dejado embarazado. Nos vestimos sin limpiarnos: al andar para acompañarle a la puerta noté todo su semen muy caliente dentro de mí y como empezaba a salir algo lubricándome el espacio entre mis nalgas y manchándome los calzoncillos.

Cuando me fui al lavabo para limpiarme saqué de mi culo una pequeña cantidad de semen pero durante unas cuantas horas seguí teniendo la placentera sensación de su enorme cantidad de leche caliente dentro de mí. Pocas veces desde entonces he vuelto ha probar estas sensaciones ha pesar que muchas pollas (enormes también…) me hayan llenado a tope.

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