Dejé que mi hermano me hiciera su puta

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No sabría decir con exactitud porqué dejé que esto pasara. Mi hermano de 17 años y yo una chica de 15 años totalmente inocente de lo que mi hermano me hizo. Todo empezó cuando nos habíamos quedado solos. Papá y mamá habían salido a ver unos tíos y nosotros nos quedamos a hacer la tarea. Eran las 6 de la tarde. Todo marchaba con normalidad hasta que mi hermano fue a visitarme al comedor. Se acercó preguntándome:

– ¿ya terminaste?

– no, aún no.

– apúrate para que veamos una película.

– ¿película?, ¿cual?

– una.

Continúe con mi tarea. Su mirada no se apartaba de mí. Verlo sobre la mesa viéndome, me estaba incomodando.

– ¿no tienes algo que hacer?

– si

– y entonces.

– ¿entonces que?

– porque no te vas a hacer lo que tienes que hacer

– lo estoy asiendo

– hee? Que haces?

– te veo.

– ¿y Porqué?

– porque me gusta. Eres bonita. Me gusta verte.

Su mirada me empezó a intimidar. No sabía que responderle.

– ya te hace falta una novia ¿no?.

– tal vez. ¿Quieres ser mi novia?

– ¡¡como crees!!! Tonto!!!

– ¡¡Vamos!! Me dijo acercándose detrás de mí.

Me tomó de los hombros y me empezó a acariciar mis brazos.

– ¿entonces, si?

– si que? Pregunté

– ¿somos novios?

– noo!!! Y ya párale!!!

Me abrazó

– hueles rico, me dijo.

– suéltame, déjame en paz!!!

– no, déjame abrazarte.

– noo!!!

– Si!!! Contestó tomándome los pechos.

Aun que no era mayor de edad, parecía más grande. Estaba algo desarrollada. Delgada, las cuervas ya se me estaban formando. El trasero estaba tomando forma aunque me faltaba más.

– oyee!!! Nooo!!! Suéltame!!!

– déjate. Tienes una ricas chichis. Me gustaría chupártelas.

– nooo!!! Estás enfermo!!!

Sin poder liberarme, me levantó la blusa desnudando mis pechos. No tenía nada que me cubriera.

– que ricas tetas!!! Dijo excitado.

– nooo!!! Yaaa!!! Párale!!!

Cubrió mis dos senos con sus manos.

– las tienes duritas. Lengüetearía tus puntitas, hermanita.

– noooo!!! Por favor!!! Suéltame!!!

Estaba espantada. Nunca imaginé que pasaría eso.

Lo pellizcaba y no me soltaba. Desabrochó rápidamente mi pantalón y metió su mano derecha cubriendo mi vagina con la palma de su mano.

– Estás húmeda y caliente. Que rico.

– yaaa, enserio!!!! Para!!!

– nooo!!! Déjate, vamos!!! Te va a gustar!!!

– noooo!!! Esto está mal!!!

Tener su mano era incomodo pero la forma en cómo empezó a tocarme me empezó a excitar. Sus dedos se movían en círculo en la parte donde estaba mi clítoris.

– ¿¿que te parece???

– heee noooo!!! Quita tu mano!!!

– siente!!!

Estar sentada inmóvil no me ayudaba mucho. Su brazo izquierdo me cubría el pecho evitando que no me moviera, mientras su mano derecha frotaba mi vagina. Cerré los ojos. Quería llorar. No estaba de acuerdo con lo que estaba pasando. Me fui relajando. Dejé de forcejear. Los dedos de mi hermano me frotaban suavemente mi entrada. Sentía como mis pliegues se humedecían con mis flujos. Sus caricias eran suaves, lentas, ricas. Me comenzaron a excitar. Separé mis piernas de modo que mi panochita se abriera más.

– eso, hermanita, ábrete bien para tu hermanito, me decía al oído.

– para…esto…no está bien, dije.

– no lo niegues. Si lo estás disfrutando.

– pero…no… Aaahhh!!!

¿Que me estaba pasando?, me preguntaba a mi misma. Sus dedos formaban círculos alrededor de mi clítoris. Había conseguido endurecerlo.

– me encantas. Hueles rico. Tu aroma hace que mi verga se endurezca.

– …estás enfermo, le decía con un tono entrecortado de lo excitada que me había puesto.

– no me importa. Me excitas y eso es lo que importa. Me gustaría chuparte toda tu panocha, hermanita. Lengüetearte bien sabroso todo tu lindo cuerpo.

– no digas eso…

– ¿quieres sentir?, preguntaba.

Se pegó a mi espalda, y como la silla no tenía respaldo en la parte de abajo pude sentir su duro miembro. Estaba excitado. La tenía bien parada.

– imagínate como entraría en tu linda boca todo esto.

– no, que asco. No.

– ahorita dices eso porque no lo has hecho. Pero de seguro has de tener ganas de meterte una en la boca.

– ya, cállate!!

– siento mi mano húmeda. Estás mojadita. Que rico.

– saca tu mano, por favor!!

Tras no hacerme caso empezó a rascarme la vagina.

– …para…no…sigas, le pedía excitada.

No lo podía creer, a pesar de que me negaba a que me siguiera tocando lo empezaba a disfrutar. Nadie me había hecho eso, ni siquiera lo había intentado con mi novio.

– voy a cogerte bien sabroso, hermosa, me decía al oído descaradamente.

– Aaahhh!!! Para ¿si?

– no, preciosa, no lo haré. Mírate, te vez muy linda con las piernas abiertas.

– es que….no…

Su boca invadía mi cuello. Tener sus labios sobre mí era una sensación que me hacía ceder por completo a él.

– que bien hueles. Apuesto a que hueles más rico ahí abajo, me decía.

– ¿porque dices eso?

– porque estás buenísima de todos lados. Me gustaría probarte tu linda rajita. Comértela con la lengua.

Tragaba saliva. Sus palabras me excitaban más.

– estamos mal, déjame, le decía con un tono de voz suave.

– vamos, dime que quieres que te la chupe, me decía.

Sus manos me generaban un rico placer.

– no lo se…

– claro que si sabes, solo que necesitan quien te lo haga.

– Aaahhh!!! No…no se…enserio.

– solo dilo. Solo di que quieres que lo haga.

– esta…bien. Hazlo. Le respondí con mi voz entrecortada.

– ven, párate, me dijo sacando su mano de mi pantalón.

Quedé frente a él.

Su mirada vagaba de mis pies a mi cara.

– me encantas, dijo.

Solo reí y pegó sus labios sobre los míos. – estoy algo confundida. Aún no creo todo esto.

– confía en mí, solo deja que pasen las cosas.

– ¿debería?

– claro. Súbete a la mesa, me ordenó.

– me tomó de la cintura y me ayudó a subir. Al tener el pantalón desabrochado me recosté sobre la mesa y retiró el pantalón desnudando mis piernas.

– ¡Dios, que linda!

Mordí mis labios. Se agachó y acercó su cara a mi calzón.

– que rica hueles. Muero por chuparte todo.

– ¿todo?

Tomó mi calzón de la parte de enfrente y la dobló dejándole ver mi vagina.

– mmm…ven.

Se inclinó y lamió mis pliegues húmedos.

– Aaahhh!!! Dios!!!

Sentir su lengua en esa parte me hizo retorcer mi cuerpo.

Su lengua empezó a juguetear mi clítoris. Formaba círculos. Lengüeteaba rápido y lento. Se sentía tan rico.

– sigue!!! Si!!!

– ¿te gusta que te la chupe?

– sii!!! Aaahhh!!! No te detengas!!!

– la tienes bien rica.

– ajá!!! Me siento rara!!

– tranquila, contrólate.

No sabía como hacerlo. Solo sabía que me había excitado mucho.

En ese instante colocó la punta de uno de sus dedos sobre mi ano y empezó a frotármelo.

– Aaahhh!!!!

Abrí más las piernas.

Justo cuando lo hice empujó su dedo hasta introducirlo en mi trasero.

– Aaahhh!!! ¿que haces? Pregunté.

– ¿que parece?

– no lo hagas!!!

– te gustará, relájate.

Apretaba mi ano con su delgado dedo dentro de mí.

Planté mi mano sobre su cabeza evitando que se retirara. Mi excitación me hacía ceder. Y lo hice. Nunca imagine que a mi edad llegaría a hacer algo así. Y mucho menos con mi hermano.

Dejé caer mis piernas exponiendo mi vagina. Retiro su dedo y lo resbalo sobre mi rajita húmeda bañada de su saliva. Separó mis pliegues y resbaló su suave lengua sobre mi vagina.

– Aaahhh!!! Hazlo de nuevo, le pedía.

– que sabrosa sabes.

– si, ¡chúpamela otra vez!

– ¿te gustó?

– si!!! Hazlo!! Aprovecha!!!

Acercó su lengua y con su punta empezó a lengüetearme el clítoris.

– ¡Dios!!! Sii!!!! Aaahhh!!!!

Hacer eso me estaba volviendo loca. Lo hacía tan rico. Me la chupaba muy rico. Tan rico que dejaría que lo hiciera las veces que él deseara.

– no puedo creer que te estoy disfrutando mucho.

– sii!!! Yo igual!! Aaahhh!! Sigue!!!

– ven, hermosa, dijo jalándome hacia él.

Bajé de la mesa quedando parada.

– estás bien rica, me alagaba mirando mi cuerpo semi denudo.

Su mirada vagaba todo mi cuerpo.

Me acerqué pegándome a su cuerpo y tomé sus manos para ponerlas sobre mis tetas.

– ¿te gusta tocármelas?, le pregunté excitada.

– si, las tienes bien ricas. Puedo sentir como tus puntas están bien duras.

– siempre que salgo de bañarme se me endurecen así.

– te las quiero probar. Me dan ganas de chuparte las puntas, hermosa.

– si, hazlo. Levántame la blusa y métetelas a la boca.

Lo incitaba. Quería que me las chupara.

Tomó la orilla de mi blusa y me la subió de tal manera que fue desnudando mi estomago.

– que linda estás. Tienes un abdomen plano y sexy.

– ya, sigue.

Me las desnudo por completo. Mis chichis estaban frente a sus ojos.

Se acercó y resbaló su lengua sobre mis puntas.

– si!!! Así!!! Chupa!!! Succiónamelas!!!

Me gustaba que se metiera más mis tetas a su boca. Sentía su lengua. Me lamía tan rico. Las liberó y me dió un beso.

– ¿que mas quieres hacerme?, pregunté.

– no te imaginas.

Me tomó de la cintura y me giró, de modo que quedé dándole la espalda.

– me encantas, me decía al oído.

Simplemente reí. Sus manos me acariciaban los brazos, mi cintura, masajeo mi culo.

– que sabrosa estás, en verdad que tengo mucha suerte de que seas mi hermana.

Giré la cabeza hacia la derecha y vi como se agachó. Separó mis nalgas y olió mi trasero.

– que rica hueles.

Sin responder algo. Vi que nuevamente se acercó y sentí su suave lengua sobre mi ano.

– Aaahhh!!! Espera…

– me encantas, dijo.

Me levantó el culo y me empezó a chupar muy rico la entrada de mi trasero.

– sigue, no te detengas, se siente rico.

Me chupaba muy rico. La sensación de tener su lengua en mi sucio culo me excitaba demasiado.

– quiero que me cojas. Métemela, ¿si?

– ¿en verdad que quieres?

– si, estoy muy caliente.

– eso me gusta, sigue así.

Me frotaba el clítoris. Quería venirme, no aguantaba. Todo me estaba enloqueciendo. Se paró y me preguntó:

– ¿quieres que te meta mi verga?

– si, hazlo. Métemela por donde quieras.

Me dio un leve azote en el culo.

– que rico. Dije como respuesta de su golpe.

– la tengo bien dura. Me has excitado mucho.

– ven, vamos a mi cuarto, le dije tomándolo de la mano.

Al llegar me acosté sobre la cama y abrí mis piernas dejándole ver mi vagina bien abierta para que me penetrara cuando quisiera.

– que linda te vez así.

– ven, acércate.

Se empezó a desabrochar el cinturón y el pantalón. Se lo quitó y vi como su verga la tenía bien parada. Se le marcaba el bóxer. Dios, la tenía gruesa y larga. Me estaba excitando más. Se inclinó hacia mí. Y acostó sobre mi pecho pero sin caer por completo sobre mí.

– que esperas, métemela, aprovecha que estoy muy excitada.

Bajó su mano y sacó su tremenda verga.

La pegó en mi vagina.

– la tienes muy dura, le decía.

– ¿te gusta?

– cógeme. Vamos, lléname con tu miembro.

Sin responder, sentí como su punta resbalaba sobre mis pliegues. Lubricaba su verga.

– ya, métemela. Hazme tuya.

Sin pensarlo más me la metió suavemente.

– Aaahhh!!! Dios!!!!, solté un leve jadeo.

– que rico, preciosa.

– siii!!! Sigue, métemela toda!!!

Tener su verga dentro de mí, se sentía de maravilla.

Me abrí por completo para que se acomodara y me pudiera meterla más.

Me la empezó a empujar, llevando un ritmo suave y profundo.

– siii!!! Aaahhh!!!! Que rico!!! Sigue!!!! Házmelo más rápido!!!! Le pedía con los ojos cerrados.

No lo creía, mi hermano me estaba cogiendo.

– ¿te gusta? Me preguntó con una voz excitada.

– sii!!! Me encanta!!! Sigue, no pares!!!

Cubría su espalda con mis manos. Lo abrazaba. Mis piernas rodearon su cintura. Que rica posición.

– eso así!!!! Dios!!!! Siiii!!!! Sigue!!! Sigue!!! Haz que me venga!!!! Le pedía.

Había aumentado la velocidad de su penetración. Me enloqueció.

– eso preciosa, que rico coges.

– siii!!!! Aaahhh!!!! No pares, por favor!!! Sigue!!!! Que rico!!! Tu verga me encanta!!! – que bueno, porque te cogeré más veces.

– si, las veces que tú quieras.

Rasguñaba su espalda. Arañaba su pelo.

– Papá y mamá ya llegarán, decía él.

– no, espera.

– ya, nos pueden ver.

– no, no te detengas, sigue. Coges muy rico.

– ¿te gusta?

– sii!!! Aaahhh!!!! Sigue!!! Cógeme!!! Métemela más!!!

– se siente súper bien, me decía.

– si, házmelo hasta venirte.

– no, como crees.

– anda!!! Lléname de tu rico semen!!! Aaahhh!!!

– me gustaría, Aaahhh!!!! Pero…. No lo sé!!!

– tu sólo hazlo!!! Vamos!!! Aprovecha!!! Dios!!!! Cógeme más rápido!!!

Su ritmo me gustaba pero quería que me cogiera como si deberás me tuviera ganas. Sus movimientos empezaron a acelerar.

– siii!!!! Que rico!!!! Aaahhh!!!! Jadeaba yo.

Me abrí más. Quería que me penetrara más. Que me llegara hasta el fondo.

– Dios!!! Que buena estás!!!

– ¿te gusta esto? Le preguntaba jadeando para excitarlo más.

– me encanta!! Aaahhh!!! Siii!!! Que rico te la meto!!!

– siii!!! Métemela más!!! Que llegue hasta dentro!!! Házmelo con fuerza!!!

Lo abrazaba muy fuerte, rasguñaba su espalda y encogía los dedos de mis pies.

Me excitaba todo. No estaba bien lo que estábamos haciendo pero no me importo tanto como lo que me estaba haciendo.

– siii!!! Me vengo!!! Ya casi!!! Aaahhh!!!

– siii!!! Hazlo!!! Vamos!!! Lo incitaba.

Acerqué mi mano a mi vagina para frotarme el clítoris.

– eso!!! Tocante!!!

– Aaahhh!!!! Siiii!!! Siento riquísimo!!!

– Dios!!!! Siii!!!! Yaaa!!!

– eso, mi vida!!! Vente!!! Hazlo!!!

Estaba a punto de expulsar su espeso semen dentro de mí. Froté con rapidez mi lindo clítoris. También quería correrme.

Sus manos cubrieron mi cintura, se apartó de mí y siguió penetrándome con más rapidez.

– rayos!!!! Que rico!!!! Sigue!!! Jadeaba y le exigía que me cogiera más.

– Dios!!! Si Papá y mamá vieran esto, seguro se infartarían, me decía.

– no, no lo harán. Bueno…no si terminas antes de que lleguen, contesté.

– descuida, ya casi…

– si!!! Me gusta como coges!!!

– verte bien abierta me excita demasiado!!! Creo que me vendré ya!!!

– sii!!! Vamos!!! Déjame sentir tu rico semen!!!

– siii!!!! Aquí voy!!! Me decía cogiéndome con desesperación.

– Dios!!! Sigue así mi amor!!! Lo haces bien rico!!! Cógeme!!! Cógete a tu hermanita!!!

– siii!!! Aaahhh!!!! Que sabroso!!! Siiii!!!!

– siento caliente!!!! Tu semen está caliente!!! Ven abrázame!!!

– que rico!!! Jamás pensé hacerte esto!!!

– yo tampoco creí que esto me fascinara tanto!!!

Miraba su rostro al tenerlo a cinco centímetros del mío. Ambos estábamos agotados, contentos. Lo besé y le pregunté:

– ¿y ahora que va a pasar?

– que quieres que pase.

– que me cojas las veces que quieres sin importar lo que esté yo haciendo.

– ¿en verdad?

– si

– ¿si te niegas o te enojas?

– tendrás que convencerme.

– de acuerdo.

Y eso es todo. Después de haber tenido sexo con él, dejé que se aprovechara de mí las veces que deseaba. Recuerdo que cogimos en la cocina, en su cuarto, en la sala. Me volví una completa puta para él.

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