Crónica de mi autofelación o selfsuck
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La siguiente es parte de mi autobiografía erótica, morbosa, cachonda, caliente, bizarra, lasciva y sexual, por lo cual me haré llamar Maurizio. Actualmente tengo 25 años, soy alto, rubio y de ojos verdes. Vivo en el centro de la ciudad de Medellín, Colombia.
Tengo un cuerpo atlético y esbelto, y aunque mi chimbo y mis huevos no son muy grandes, pues aquél sólo llega a los 16 cm., sí soy muy activo sexualmente, follando cuanto puedo con chicas y con chicos, aunque me atraen mucho más éstos, siempre que sean muy guapos, de piel blanca y esbeltos, y siempre que acrediten el atributo de contar con un chimbo de al menos unos 16 cm., es decir, la longitud del mío, y que siendo curvos, sean también levantados en estado de erección.
Mi lascivia es tan intensa, que soy indudablemente un completo sexoadicto, que de no poder follar cuanto quisiera, tengo que matarme a pajas, viendo vídeos porno de chicos y de chicas, viendo fotografías de chimbos, tetas, pezones y coños; y leyendo relatos de incesto entre hermanos y hermanas, de distinto y mismo sexo.
Hacia el año 1989, contando con once (11) años de edad, me empecé a masturbar; la primera vez que lo hice, aunque conseguí mi primer orgasmo, no eyaculé en absoluto, y en cambio mi glande y la parte interna de mi prepucio, se cubrieron de unas manchas color violeta. En adelante me seguí masturbando cada vez con mayor frecuencia.
Desde mi primera infancia, me imaginaba a mí mismo chupando glandes, y tal era mi fijación erótica con tan erógena y sensible parte de los chimbos, que llegué a soñar cómo mi glande se desprendía de mi polla, intentando yo volverla a colocar sobre mi chimbo, como si se tratara de un accesorio.
Tras alrededor de un (1) año de haber descubierto el placer que uno mismo se puede brindar a través de la masturbación, intenté, con cierto éxito, alcanzar con mis labios y mi lengua, parte de mi glande. La forma en que lo hice consistía en sentarme en una banqueta, e inclinarme y agacharme hasta alcanzar mi glande, al cual le aplicaba un poco de salsa de tomate, la cual sorbía al autofelarme.
Pero unos meses o años después, con el fin de poder chupar algo más de mi chimbo, procedí a practicarme la autofelación acostándome en la cama, llevando mis piernas hacia la cabeza, de modo que en efecto alcanzaba una mayor parte de mi chimbo, pero la incomodidad, lo mismo que cierto dolor por tan abrupta práctica, neutralizaban el gozo y el placer que buscaba, muy a pesar de llegar a correrme plenamente dentro de mi boca, pero sin llegar a disfrutarlo suficientemente.
Hacia el año 2010, en razón de que por el bajísimo consumo de grasas y harinas, y por mi muy alto consumo de cannabis, perdí la barriga que había adquirido al final de mi adolescencia, pude llegar a autofelarme de manera considerable, alcanzando con mis labios, la práctica totalidad de mi glande, chupándolo con avidez, y pasando mi golosa lengua con total premura por la muy sensible parte inferior de aquél, por el frenillo y por el ojete. Los banquetes de chimbo que me dí, eran animados por la aplicación de una bomba de vacío sobre mi chimbo, bombeando a tope por un buen rato, consiguiendo que mi verga se dilatara al extremo, procediendo, al retirar la bomba, a chuparme el chimbo, excitándome a tope.
Estas nuevas faenas de autofelación, las estuve animando viendo vídeos porno de sexo oral entre mis jovencitos actores porno favoritos, tales como David Garret, Andrew Shut, Billy Dexter, Dominik Trojan, Julien Breeze, Cameron Jackson, Adam Anchuleta, Jack Harrer, Kevin Warhol, André Boleyn, Kris Evans, Jim Kerouac, Vadim Farrell, Sean Davis, entre algunos otros, especialmente Johnny Rapid. Mientras me chupaba mi propio chimbo, también veía vídeos de selfsuck, y leía relatos de incesto entre parejas de hermanos y hermanas, de distinto e igual sexo. La extrema excitación de mis faenas autofelativas las incrementé sumamente, llegando al paroxismo, al acompañarlas fumando cannabis e ingiriendo píldoras de viagra, consiguiendo mantener enhiesto y endurecido mi sobreestimulado chimbo, que respondía surtiendo la más que abundante producción hecha por mis repletos y contraídos huevos, del viscoso y delicioso précum, que yo ávidamente sorbía, saboreaba y bebía, lubricando con él mis erectos y pronunciados pezones, a los cuales también aplicaba la manguera de la bomba de vacío, consiguiendo dilatarlos, procediendo a lamerlos con mi lengua, lo mismo que frotándolos y pellizcándolos con mis dedos, con un cepillo de dientes, con el metálico y caliente rodillo de un encendedor, atravesándolos con una aguja, lamiéndolos con mi lengua, y hasta aplicándoles la electricidad del cable telefónico, la cual también aplicaba en el ojete de mi sensible glande. Las frotaciones que le brindo a mis pezones la combino a su vez con la aplicación de dulces, a fin de ponerlos pringosos, y también les aplico pinzas de ropa, les aplico fécula de maíz, glicerina, cremas mentoladas, jengibre, crema dental y glicerina, lo mismo que hielo, y agua helada y caliente. Otra de las prácticas con que vengo estimulando mi chimbo y mi glande, consiste en penetrar el conducto urinario con un termómetro, produciéndome una altísima excitación. Una más de mis bizarras y morbosas prácticas, ha consistido en penetrar con mi pezón izquierdo, duro y erecto, el ojete de mi glande, excitándolos ambos a tope.
Toda la anterior sobreexcitación y sobreestimulación que le vengo brindando a mi chimbo, la he practicado aplazando la eyaculación todo lo que puedo, con el fin de prolongar el placer y la excitación hasta por más de un par de horas, consiguiendo que mis orgasmos sean sumamente excitantes, llegando al extremo de lanzar hasta unos diez (10) chorros de espesa leche, lanzándolos hasta una distancia de más de un (1) metro.
Pero como sexoadicto, y excesivamente morboso, caliente, cachondo, lascivo, bizarro, de modo que practico no pocas parafilias, manteniendo varios fetiches que me calientan a tope (tales como el los pies, el semen, los glandes, los pezones y las tetillas, y para colmo, como exhibicionista que soy, me dispuse a practicar la autofelación ante mi webcam, en un portal de sexo en Internet, lo mismo que por Skype, exhibiéndome ante un buen número de cachondos y voyeristas cibernautas, para su mayor deleite.
Los banquetes que tengo el lujo y el excepcional, cachondo, caliente, lascivo, morboso, enfermizo y bizarro privilegio de darme chupando y lamiendo mi propio glande, vienen siendo fabulosos. Tomo mi chimbo con mi mano derecha, y lo froto fuertemente contra mis labios y mi lengua, la cual también paso con avidez sobre mi glande, alcanzando el frenillo y la parte inferior del muy sensible glande, consiguiendo dilatarlo y excitarlo a tope.
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