Con el Ginecólogo y algo más…
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Mi esposa y yo tenemos un matrimonio sin muchos contratiempos, ni grandes historias, vivimos en Capital Federal, y no tenemos problemas económicos. Mi mujer me pidió que la lleve al medico porque tenia algunos dolores y de paso, hacerse una revisión de rutina. El hecho de acompañar a mi mujer a su visita a un ginecólogo, me ponía caliente, sabiendo que tendría que desnudarse delante de otro hombre.
En la sala de espera, colgada de mi brazo, mi esposa, Valeria, es una típica argentina descendiente de Italianos, es una bella morena de ojos claros, delgada y alta con muy buenos tetas, y un hermoso culito redondito, que se viste muy formal, tiene 32 años muy bien llevados, gracias al Gym y tiene un carácter muy fuerte, es bastante antigua para el sexo y es difícil hacerla calentar. Viste siempre muy sencillo , pero me excitaba mirando sus tetas que se dejaban entrever abajo del pulóver, por abajo llevada un vaquero ajustado que le marcaba las caderas, su culo y sus hermosas piernas.
Acababa de entrar al consultorio una que estaba re fuerte, y yo me ratoneaba imaginándola desnuda y en la camilla esperando la revisión del medico, le hice un comentario a Andrea sobre ella y el doctor, y ella me respondió, cállate vos, siempre el mismo morboso, yo le hacia algunos mimos y ella me agarraba mas fuerte apretándome el brazo como buscando refugio.
El Medico era un tipo alto muy pinton y unas manos con dedos larguísimos, de unos 38 años aproximadamente, se ve que tenia muchas pacientes gracias a esos dedos, me los imaginaba dentro de la concha de mi mujer, y pensaba que dentro de poco tendría la posibilidad de verla gemir de dolor.
Nos toco el turno, y pasamos adentro del consultorio, yo me senté con vista a un pequeño biombo, y detrás de un divisorio de plástico traslucido, se veía la camilla ginecológica, la habitación tenia una ventana que estaba cerrada y un respiradero en la parte de atrás a la altura de los marcos. Mi esposa estaba nerviosa pero también la note excitada, imaginando lo que le iban a hacer, sus ojos verdes brillaban mas que otras veces y me miraba como con compasión, como si me estuviera a punto de engañarme.
Después de los saludos, y comentarios de siempre, algunas preguntas sobre la salud de mi esposa y los síntomas que podría tener, le dijo que la tendría que revisar y le indico que se desnudara detrás del biombo, yo disimuladamente me corrí para atrás para disfrutar viendo el magnifico cuerpo de mi mujer, que se quito los pantalones y la parte de arriba, y quedo en corpiño y bombacha, la que se le metía por la raya de su culito y me volvía loco, su ropa interior negra con bordes de encaje, no dejaba de calentarme, salió de atrás del biombo, preguntándole al medico si estaba bien así, éste levanto los ojos y quedo mudo viéndola casi en bolas, pero reacciono enseguida y le dijo, que no, que se sacara todo, y mi mujer volvió atrás y se empezó a quitar el corpiño, soltando sus tetas de otro mundo, que ya tenían los pezones duros por los nervios y la calentura, a mi se me empezó a parar viendo sus pezones, se sacó la tanga, agachándose con el culo hacia a mí, mostrándome sus nalgas y largas y formadas piernas, que eran su orgullo con un lunar en el cachete izquierdo del culo, deslizo la tanga por sus piernas y quedo totalmente en pelotas.
Póngase la bata verde, dijo el doctor, y mirándola, vestida solo con una cadenita en su cuello, era una imagen angelical, la cara de Andrea denotaba temor, le dijo que se tranquilizara, que lo que le iba a hacer duele y molesta pero que pasa rápido y mientras menos piense en eso, lo iba a soportar mejor y le pasaría mas rápido. Mi mujer se puso la bata verde y salió de atrás del biombo y se acercó a la camilla, que ya me quedaba un poco fuera del alcance de mi vista, el medico le dijo, que se acueste y ponga los pies en los apoyos, con lo que quedaba completamente expuesta, con su conchita depilada a la vista, pero no la mía, mi mujer juntó las rodillas y se cubrió todo lo que pudo, yo podía verle las piernas por debajo de la bata y sus nalgas que se aplastaban contra la camilla, el canal oscuro de su pelvis y el pliegue de su cola donde empiezan las piernas, lo que me acentuaba la erección.
Mientras el medico, se acercó y buscaba unos guantes finos de goma casi transparentes, se los colocaba, y le agarro las rodillas y se las separó, para empezar a trabajar en su concha. Alcancé a ver la cara de susto de Valeria, al sentirse completamente abierta.
El médico tomo un vaso de agua y le tiro agua en su pubis, y luego se lo secó, – tiene irritado y un principio de hemorroides en su ano, le dijo, – si, me arde le dijo mi mujer, – le pondré una pomada, que tomo y la hizo ponerse en cuatro patas en la camilla, con lo que le levanto la bata descubriendo un culo blanco y redondo como para morirse, le colocó la pomada lentamente, rodeando su agujerito e introduciéndole un poco su dedo a lo que Andrea frunció su cara y elevó la cabeza en gesto de dolor, me arde mas todavía insistió, y el medico estuvo un par de minutos masajeándole el agujerito de su culo, cuando se alivio un poco la hizo ponerse como al principio, se dio vuelta y tomó un aparatito de plástico, fue hasta la camilla y lo coloco delicadamente en la entrada de la vagina y de a poco se lo fue introduciendo en la concha, mi esposa gimió, – le duele mucho preguntó, yo me excité de sobremanera y me corrí para ver mejor, en ese momento el medico me vio, y mirándome fijamente, se dio cuenta de mi estado de nervios, y me pidió si me podía retirar porque, haría mejor su trabajo sin tener la presión del marido de la paciente, pensando en lo que le iba a hacer a mi mujer.
Muy perturbado, tuve que retirarme, y cuando se cerro la puerta, me quede solo en la sala de espera, con una angustia en el pecho y en un estado de incontrolable excitación, me perseguía la imagen de mi mujer dentro de esa bata, y sabiendo que no tenia nada debajo, y encima encerrada con un hombre que la tenía totalmente a voluntad, no sabia que hacer, desde el consultorio sentí mas gemidos de mi esposa, lo que me volvía loco, alcance a sentir la voz del medico pero no pude descifrar sus palabras, así durante un largo rato, trate de escuchar e imaginar lo que le estaba haciendo a mi esposa, seguían los gemidos un poco mas fuertes, y pegue la oreja a la puerta, para sentir mejor, en eso veo a una mucama que sale por una puerta del pasillo de atrás, puerta que seguro daría a un cuarto atrás del consultorio. Me levanté y me fui hasta el cuarto ese, abrí la puerta, entre, me encerré y comprobé que se escuchaba todo lo que pasaba adentro con mi mujer, que ya se había calmado y hablaba con el medico, diciéndole que le ardía el culo, y la pomada le daba mucho calor, el medico le contesto que ya le iba a pasar, yo me pregunté porqué se oía tan bien y me di cuenta que el respiradero que había visto en la parte alta y posterior del consultorio daba a este cuarto, y estaba abierto, por lo que me subí a un tacho que había y mire por el respiradero, la vista era magnifica, me llene de alegría y excitación, el medico trabajaba en la conchita de mi mujer de frente a mi, y en la camilla delante de él podía ver la cara contraída de Vale por la molestia que le producía lo que el medico le hacia dentro de su vagina, aunque me pareció que también lo estaba disfrutando, también podía ver el resto del cuerpo de mi mujer cubierto por la bata solo en la parte de arriba, le podía ver la concha y la mano del medico manipulando el aparato de plástico adentro de ella, le acariciaba la panza con la otra, cuando le sacó el aparato, note un gesto de alivio en la cara de mi esposa, pero también de desazón, como la gata Flora, pensé, si se lo ponen grita y si se lo sacan llora.
– Abrase la bata que le voy a hacer un examen de mamas- le dijo el médico, a mi mujer se le puso la piel de gallina, entonces el médico al ver que no reaccionaba, le abrió los bordes superiores de la bata poniendo sus hermosas tetas al descubierto, y yo, como el médico, podíamos admirar su magnifico cuerpo completamente desnudo, ella ruborizada, trato de cerrar la parte inferior de la bata, tapando su pelvis, pero por la posición de sus piernas con las rodillas levantadas, la bata se deslizaba hacia abajo, y la dejaba expuesta totalmente, tranquila le dijo al ver sus pezones duros, mientras le empezaba a masajear sus tetas, perfectas que le cabían justo en su mano, yo pensaba en como lo estaría disfrutando el maldito, la cara de mi mujer ya denotaba una marcada excitación y empezó a gemir pero de placer me pareció, ya que antes le habían estado trabajando en la concha y el culito. El medico tenia ya un gran bulto entre sus piernas, mientras le masajeaba las tetas con las dos manos, sin los guantes, rozo varias veces el bulto contra el costado de mi esposa, le agarro los pezones y tiro de ellos, observando como volvían a su lugar, mi esposa ya no daba más de calentura según yo lo veía en su cara y se tocaba disimuladamente la entrepierna, el medico al darse cuenta, dejo de masajearle las tetas y le dijo que le iba a hacer un tacto, dándose cuenta de la mojadura en sus labios vaginales que brillaban.
Valeria, ya no intento taparse y se quedo expuesta, el medico, en forma adrede sin los guantes, le empezó a meter un dedo en su vagina, y con la otra le acariciaba el interior de sus muslos, y frotaba su clítoris, con la clara intención de excitarla hasta donde pudiera, la cara de mi esposa era la imagen del placer, su cabeza hacía un vaivén de un lado a otro como buscando un alivio a su calentura, sintiendo ese dedo que entraba y salía repetidas veces y que se retorcía dentro de ella, entonces el medico le introdujo otro o sea los dos a la vez, ella pego un grito tremendo, retorciéndose en la camilla, pellizcándose los pezones, a lo que el medico se le acerco ofreciéndole el bulto, mi esposa le agarro el pantalón, y le empezó a buscar la pija, cuando se la sacó, estallando enfurecida, pudo admirar un tremendo pedazo de carne con una cabeza desproporcionada, mientras seguía sintiendo los dedos dentro de su concha, mi mujer tomó esa enorme verga y la empezó a acariciar, pero el medico la obligo a llevárselo a su boca, como no le entraba, le lamía los costados, y en un esfuerzo pudo abrir su boca, dilatando los labios e introducírselo chupando la cabeza lentamente como si fuera un chupetín, el Dr. empujaba y se lo metía hasta la garganta solo aflojando cuando veía que ya no podía respirar, empezando un mete saca por la boca descomunal, yo estaba que no daba más, la visión de mi hermosa mujer con ese pedazo en la boca, me había hecho acabar, mi mujer siempre se negó a chuparme la pija, aunque logré que algunas veces me lo hiciera, no lo hacia con el gusto y el entusiasmo que estaba poniendo ahora, chupaba, lamía y le pasaba la lengua por la punta como una experta. Una tremenda duda se me cruzó en ese momento dándome cuenta de la vejación que le estaban practicando a Valeria, se me cruzo la idea de ir a protestar y detener ese acto, pero la calentura y mi ganas de mirar pudo más. Mientras tanto, Valeria acabo tambien gracias a los dedos que seguían revolviendo su vagina, Luego el medico saco un dedo de la concha y se lo empezó a meter en el orto, que se empezó a dilatar con los jugos de la vagina, mi esposa pegó un salto al sentirlo, y grito, me ardeeeee, el medico le dijo y te va a doler más, puta.
Así con un dedo en cada agujero tuvo su segundo orgasmo, mientras el medico le llenaba la boca de lechita, que se le escurría por las comisuras de los labios, trágatelo todo, puta, le dijo, te va a hacer bien, le grito el medico, ella haciendo arcadas trago todo lo que pudo y el resto se le derramo por su cuello y sus pechos. Luego de esto el medico la levanto y la sentó, besándola en la boca, revolviendo su lengua dentro de la boca de ella, mi mujer le respondió con un abrazo y un beso de lengua muy caliente. El la acostó nuevamente y empezó a besarle sus pechos y morderle los pezones, mi mujer mientras tanto le masajeaba la pija para que se vuelva a endurecer!!! Quería más pensé.!!!! En eso sonó el teléfono, el se volvió y fue hasta el escritorio atendiendo la llamada, dejando mi mujer gimiendo, sentí que le decía – no te vayas volved, quiero más, mucho más, -Hola dijo el, estoy atendiendo, pero venite que tengo una mina que esta reemputecida y con la pija mía sola no le va a alcanzar, fíjate cuando vengas si el marido esta en la sala de espera, pobre boludo no sabe la cogida que le estoy dando a su mujercita, que esta rebuena, dale te espero-. Regresó al borde de la camilla, mi mujer se había puesto de costado, y se acariciaba su clítoris, entonces él mirándola fijamente, se dio cuenta que estaba para cualquier cosa, – que buen culo tienes, déjame que te lo voy a destrozar le dijo, y así te volverás la mejor puta. Nooo dijo mi mujer, por ahí no, la quiero en mi concha, dijo al ver la enorme pija endurecida nuevamente, en eso entró otro hombre, pensé que era el del teléfono, cuando lo vi casi me caigo, era un negro descomunal y feo, -Hola Jair dijo el medico, ahora probaras una putita insaciable. Se dio vuelta hacia mi esposa y le dijo – Valeria este es Jair un medico residente Africano, que esta terminando su preparación en esta clínica, ella lo miró con los ojos inyectados por el deseo y no dijo nada.
El negro al ver a mi esposa desnuda y ansiosa de ser cogida, se empezó a desnudar y se puso parado al lado de la camilla en la parte de adelante, al alcance de la cabeza de mi esposa, cuando se bajo el slip apareció un miembro monstruoso, largo y con la cabeza más clara, que inmediatamente busco la boca de Andrea, que la empezó a chupar de costado hasta introducírsela en la boca, pudo porque todavía no estaba endurecida del todo, pero empezó a hincharse y la boca de ella se inflo como un globo mientras el negro, la empujaba y la sacaba repetidamente, el medico mientras estaba introduciéndole su pija en la vagina, que a pesar de lo mojada que estaba, no alcanzaba a dilatarse, y ella gemía por el dolor, yo estaba extasiado viendo a mi mujer con 2 pijas en su cuerpo, la concha empezó a tragarse la enorme pija del medico de apoco, y el la metía hasta la mitad y la sacaba, y así fue introduciéndola mas adentro, en eso mi mujer que se había sacado la pija del negro de la boca y la estaba masajeando entre sus tetas, dijo, por favor, metemela toda, quiero que me llegue hasta el fondo, con mi marido nunca me llega. Entonces el medicó se la metió toda de una, Valeria soltó un grito de dolor, y gemía sin parar, gritaba más, más, a lo que el medico la taladraba y le metía la pija entera hasta el abdomen, pensé, y bombeaba a una velocidad increíble, mientras le decía al negro – viste, como son estas minitas, muy conchetitas ellas, pero cuando le tocas sus puntos débiles y ven una pija que les gusta, no hay con que conformarlas. El negro mientras la manoseaba y refregaba su negra pija por todo su cuerpo, su cara, y su hermoso pelo. A la vez el medico le rompía la concha, le empezó a meter un dedo en el culito, y mi mujer se estiraba cada vez que el enorme dedo avanzaba un poco mas adentro suyo. De repente el medico dijo, te voy a llenar la concha, y empezó a acabar, ni se tomo el trabajo de hacerlo afuera, y le dijo – mejor si te dejo embarazada, así te tengo de clienta y te puedo coger un montón de veces más- En tanto ella sentía la leche caliente dentro suyo, y se arqueaba y gozaba como enloquecida y obnubilada con las caricias del negro buscaba algo más, el medico le saco la pija y la hizo levantarse y bajarse de la camilla, mientras estaba parada, la manoseaban entre los dos, pellizcando sus tetas, y amasando su culo, el negro se acostó boca arriba en la camilla y su pija ya endurecida se elevaba como un obelisco, el medico le dijo -Valeria subite y cabálgalo, a lo que mi mujer obedeció, se subió arriba del negro, y se coloco encima de la enorme pija, casi se tuvo que parar para colocarla en su entrada y aunque ya tenia la concha dilatada, tuvo que abrirse mas para dejar entrar la pija del negro mas gruesa y mas larga, de a poco y muy lentamente fue entrando y cada centímetro que se introducía, le provocaba un espasmo de dolor y placer a la vez, sacudiendo su cabeza y su cara se contraía por las sensaciones recibidas, empezaron los dos a meterla y sacarla cabalgando mi mujer recaliente, pero siempre gimiendo y gritando cada vez que se la metía hasta que llego hasta lo mas profundo porque a pesar de que todavía no le entraba toda, sobraban unos centímetros de pija afuera, rebotaba su cuerpo para arriba como si ya tocara fondo, se ve que le llegaba y lastimaba, porque vi un hilillo de sangre que le salía de la concha. Ella se sacudía en brutales orgasmos, y a la vez le caían lagrimas del dolor.
El medico mientras le trabajaba en el culo, espero un rato que Vale se cansara de cabalgar y la puso en 4 patas y siempre con la pija del negro enterrada, le acerco su descomunal verga en la entradita de su culo, ya un poco lubricado por el dedo anteriormente, empujó de a poco introduciéndose trabajosamente. NOOOOOO…!!! grito, Valeria, no lo hice nunca por ahí, seguro putita, por que te crees que lo invite a Jair, si con una sola pija no te alcanza. NOOO…. seguía gritando Andrea, para mi esto era demasiado, yo nunca se lo había podido hacer por el culo, e iba a entrar en el consultorio y parar este atropello, pero acabe otra vez en ese momento y seguí observando sin intervenir.
La pija del medico se iba introduciendo trabajosamente en el culo de mi esposa, dilatando su esfínter, ella no dejaba de gritar, y también observe, que le había roto el culo, porque salía sangre, pero el medico ni le importo y siguió empujando hasta meterla toda adentro, y sus bolas golpeaban las nalgas de mi mujer, le amasaba las tetas que se bamboleaban por el movimiento continuo, y le pellizcaban los pezones y se turnaban para estrujárselos, el negro además desde abajo se los chupaba y mordía fieramente, bombeaban ambos por los dos lados, estuvieron así un largo rato en el vaivén del mete y saca y mi mujer ya no gritaba, solo gemía de placer, su cabeza se sacudía con las embestidas y su cabello danzaba de un lado a otro al ritmo de la cogida, totalmente llena con las 2 tremendas pijas metidas en sus hoyos tuvo varios orgasmos seguidos, cosa que nunca le había podido hacer yo, entretanto el negro también acabó dentro de mi esposa, que ya llena de leche, se escurrió bastante afuera como un río de leche entre sus piernas, – Si te embarazo yo, tu marido si que te va a matar-, dijo, el negro, le saco la pija despacio y le obligo a ella a chuparsela y limpiarle toda la leche, y se la termino de limpiar en su pelo, mientras le seguía estrujando las tetas, que parecía que tenia una fijación, ya que dijo, que eran las mejores tetitas que había visto.
El medico, mientras tanto, seguía perforando su culo y cuando acabo dentro de ella, le lleno los intestinos con otra dosis de semen, que se le mezclaba con el hilo de sangre que le salía del ahora enorme hoyo, – me arde gritaba mi mujer, a lo que el medico, se la saco y limpio con la lengua el agujero del culo de mi mujer que había quedado dilatado como un hoyo de golf, El negro que hacia rato estaba obsesionado con meterla en el culo de mi esposa, aprovecho, y se acomodo detrás de ella, le apoyo la cabezota en su entrada, y le ensartó el pedazo de carne hasta la base, de un solo golpe, sacándole a mi mujer un aullido sobrehumano, que se desmayo del dolor, el negro siguió su penetración y sus embestidas hasta acabar también adentro de su orto, el medico le dijo, -sos una bestia negro, con semejante pedazo la mataste -, mirando a Valeria que estaba sin conocimiento, entonces le puso un frasco en la nariz y la hizo reaccionar, la puso boca abajo, tenia el culo abierto como un pozo de petróleo, del cual manaba abundante leche y algo de sangre, lo limpio con desinfectante, y le puso una pomada, pero no se cerraba, la abrazaron y besaron entre los dos la masajearon un poco para animarla, y le dijo – bueno Valeria, sos una puta de las mejores, como la pasaste, bien, no? vestite, y enséñale a tu marido como tiene que hacer para excitarte.
Mi mujer se bajo de la camilla y con la cara completamente desencajada, se dirigió al biombo donde había dejado su ropa, -deja la bombacha para mí y el corpiño para Jair dijo el medico, sin esas prendas se empezó a vestir, le dolía todo el cuerpo, su concha y su culo habían quedado completamente abiertos y dilatados. Tus músculos tardaran un tiempo en volver a su estado normal, dijo el medico, así que trata de no coger por 4 o 5 días por lo menos.
El medico y el negro se vistieron y el le dijo, volved dentro de una semana, para llevarte los análisis, y vemos ese culito a ver como sigue, y de paso te damos otra cogida como ésta, – Bueno dijo mi esposa, dándole un largo. beso de lengua, mientras ella estaba terminando de vestirse, yo me baje del tacho, me arregle la bragueta y el pantalón manchado con mi semen, y volví rápido a la sala de espera, en eso sale el medico adelante de mi mujer y me dice, – querido amigo, su esposa esta rebién, parece una adolescente tardía, pero tiene que volver semanalmente para que sigamos la evolución del tratamiento y además tiene que evitar las relaciones sexuales por lo menos hasta la próxima semana, que la revisaré nuevamente. – hijo de puta pensé yo, buena hembra te has tirado, y además la quieres para ti y tu amigo solamente. Mi esposa me abrazo y me beso, y yo sentí el gusto y el olor a semen y pijas de su boca, pensé en echarle en cara lo que había sucedido, pero dude, y lo deje para después cuando estuviéramos en casa, ella caminaba con dificultad, yo le pregunte si le había dolido, y ella dijo que estaba toda dolorida y no podía cerrar las piernas, – es por el tratamiento contra las hemorroides dijo ella, – si asentí, yo, total ella no sabia que yo, lo había visto todo. Pero después mientras íbamos en el auto, pensé que si le decía algo, me iba a perder la próxima sesión dentro de una semana.
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