Como yogur natural, mmm… me escurría por el culo
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Mi nombre es Uriel, de 23 años. Mi aventura ocurrió cuando trabajaba en un minisuper. Mi turno era a las 7 de la mañana donde trabajaba en el pequeño almacén de inventario del minisuper. Trabajaba yo sólo con mi compañero Juan, quien es mayor que yo y debo confesar que me fascina su cuerpo; es velludo, bien musculoso, con buen paquete y de tez clara. Yo tengo mejor cuerpo que el pues voy al gimnasio diario. Suelo vestirme con ropa demasiado ajustada pues tengo el cuerpo para lucirla.
Una mañana me levanté tarde para el trabajo, me dolía la cabeza pero aún así me levanté con prisa… Me puse lo primero que encontré y salí corriendo a tomar el autobús. Cuando estaba arriba noté que la gente me miraba extraño y me hacía sentir incómodo y no sabía por qué. Me bajé del autobús para tomar un atajo en unos callejones que daban con el minisuper y me detuve en una entrada con grandes espejos, pude descubrir porque la gente me miraba. Como me salí de mi departamento con prisa me puse lo que encontré a la mano del guardarropa: una playera azul que resaltaba mis brazos y mis pectorales y unos pantalones blancos bastante traslúcidos que usualmente suelo usar con una pequeña tanga tipo hilo dental del mismo color para que no se note. Pero esta vez olvidé ponerme esta diminuta prenda pues la había usado hace algunos días y en su lugar traía un slip muy pequeño con estampado a cuadros azules que se me notaba a simple vista. Era horrible eso, y lo peor era que desde que salí llevaba el slip bien metido entre las nalgas y como se nota todo era bien vergonzoso.
Corrí con mas razón al minisuper y bajé al almacén. Ahí estaba Juan, puntual y bien macho como siempre. Estaba checando unas listas de precios y me puso a cargar unas cajas pesadas. Me daba pena estar así frente a él pero por más que trataba de sacarme del culo el slip era muy difícil por lo ajustado del pantalón.
Entonces seguí así esperando no lo notara, pero le pareció excitante a mi parecer. Mientras me agachaba para recoger las cajas hasta llevarlas a su lugar no me quitaba la vista de encima, me miraba con deseo y se acariciaba su paquete, que estaba creciendo dentro de sus pantalones con rapidez. Juan no pudo más y me preguntó:
– ¿Es cómoda la tanga que traes puesta?.
Me avergoncé mucho y mi cara enrojeció por lo que no contesté y seguí con lo mío.
– Se te ve muy bien, no sueles usarlas.
A lo que le conteste que no era tanga si no un slip que traía incrustadísimo en el culo. El se acercó a mí descaradamente:
– Me gusta que uses calzoncillos de marica. – y metió sus manos dentro de mi playera.
Me acarició y no me contuve, me di la vuelta, lo besé y lo desvestí por completo. El no traía ropa interior por lo que cuando baje sus pantalones su enorme pija saltó casi golpeando mi cara. Me quedé atónito pues medía como veinte centímetros. Me acerqué y comencé a mamársela. Su miembro olía fuerte, un olor a sudor de macho que me volvía loco. Lo hice duro y rápido, Juan presionaba mi cabeza hacia él y sentía que me ahogaba. De pronto me aventó de espaldas a unos costales, me quitó la playera besando mi musculosa espalda y me bajó con dificultad los pantalones. Después hizo lo mismo con el slip que cuando lo liberó de entre mis nalgas estaba húmedo con el sudor de mi culo. Juan comenzó a chuparme el culo, sentí su lengua muy dentro, yo gemí de placer pues cada vez que la metía me culo se hacía más ancho aunque seguía angosto. Sin que yo viera puso si enorme pija en la entrada del culo y sin lubricar ni nada me penetró de un golpe.
Solté un grito de dolor y excitación pues lastimaba bastante pero yo estaba excitado. La empezó a mover como todo un macho, bien brusco y yo sentía que me destrozaba el culo. Me decía puta cuando gemía y lo hizo cada vez más rudo y de repente me soltó. Comenzó a mamar mi pija que no era tan grande como la suya pero tenía su atractivo (17 cm). La mamó fuertemente por lo que al minuto provocó que me bajara toda la leche la cual se tragó como si se tratara de un trago de malteada. Me recargó en unas tarimas y siguió cogiéndose mi pequeño culo por buen rato. Cada vez sentía mas adormecido el culo pero estaba muy excitado. De repente sentí su verga como acero y bien gruesa; empezó a bajarle toda la leche. Me la escupió toda dentó de mi culo que ya estaba todo rojo e irritado. Tardó bastante en eyacular y fue bastante, sentí como si me hubieran arrojado todo un vaso de yogur natural, frío y pegajoso al culo. De repente tocaron la puerta principal, él se vistió rápido y se fue a atender. Yo también me vestí rápido y salí pero tuve la sensación pegajosa de su leche en el culo y en mi calzón. Llegando a casa me lo quité y tenía un olor a macho muy penetrante.
Desde ese entonces él dice que soy su puto o su puta y yo trato de provocarlo para que me folle sobre las tarimas.
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