Cómo jode para iniciarnos en el sexo con otras personas

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Somos una pareja que queríamos iniciarnos en el sexo con otras personas, tríos e intercambio de parejas, poniendo en practica mis fantasías sexuales, que ella deseaba compartir. Debo confesar que siempre me he excitado mucho cuando he visto a una mujer insinuante, un cruce de piernas tipo Sharon Stone en Instinto Básico, dejando entrever o permitiendo la visión total de su ropa interior, e imaginarme un sexo listo para trabajar. Gloria (mi pareja) disfruta del sexo conmigo, y también lo ha hecho con otras personas antes de mí, pues ya tiene 39 años, e incluso gusta de masturbarse viendo una película pornográfica del Plus cuando está sola, pues vivimos en ciudades algo distantes.

Ella estaba deseosa de complacerme en mis fantasías, aunque le cueste porque es muy tímida y porque, según ella dice, no es una mujer despampanante. Les puedo decir que tiene unos pechos 110, y un sexo que cuidada su depilación no tiene nada que envidiar, y que con sólo pensar en él, y en cómo jode me la pone tiesa. Nos gusta imaginar situaciones comprometidas y nos la comentamos. Hace poco tiempo me dijo Gloria que le gustaría ir a una tienda donde venden artículos sexuales y que yo la acompañara. No sabía que ponerse “para la ocasión” pero optó por una blusa escotada y una falda algo por encima de la rodilla, amplia y ligera. Fuimos. Nos acercamos a una tienda especializada en dichos artículos que hay en el centro de su ciudad. Se fue directamente al dependiente y le pidió lencería para una fiesta sexual. Yo pasé a un reservado dónde un tipo de aspecto cansino dejó su película a mitad.

Al cabo de un rato Gloria me avisó de que ya había comprado todo lo que le había gustado y lo tenia empaquetado. Como era temprano decidimos tomar algo. Durante el recorrido notaba cómo se movían sus formidables tetas y ante mi grata sorpresa, dijo: “Juan, te tengo que enseñar lo que me he comprado te va a encantar y decirte que me he calentado una barbaridad en esa tienda; desearía poder desinhibirme y tener una noche loca de sexo”.

Al menos me sugirió la idea de hacer realidad alguna de mis fantasías, porque la visita al sex-shop la había puesto, como dije, muy cachonda. Hablaba y hablaba sin parar, nerviosa y excitada al mismo tiempo, yo rebuscaba en mi mente qué fantasía podría ser la que quería ofrecerme, porque habíamos descrito muchas, pero la elegida fue una que a todos nos pone muchísimo, y es ver una buena panorámica seguida de sexo. Buscamos un lugar adecuado donde hubiera chicos solos o grupos de ellos pero no parejas, y entramos por separado. Nos sentamos uno frente al otro en mesas separadas. Entonces empiezo a observar a mi pareja. A Gloria sólo se le veían las piernas hasta medio muslo, porque había subido una de ellas a la barra de la mesa, y comprobaba atónito cómo Gloria miraba sensualmente a todas las personas del local contemplando a los hombres con lascivia, hasta percatarme, conforme iban pasando los minutos, cómo se removía en su asiento y de que sus movimientos eran a la vez seguidos también por un hombre cuarentón, quizás mas joven que yo, sentado a mi derecha, en una butaca de la barra, y de espaldas a la entrada a los servicios, y a quién Gloria tenía enfilado.

Él le devolvía la mirada y las sonrisas. Con un movimiento tranquilo y muy lentamente, bajando su mirada al café pero sin dejar de sonreír, se fue levantando poco a poco la falda y abriendo sus piernas le fue enseñando el interior de sus muslos así como sus transparentes bragas blancas. El “inocente” no dejaba de removerse en la butaca sin dejar de mirar aquella extraordinaria visión. Con lo que yo veía tenía mi polla tiesa y le envié un mensaje a su móvil para que me dijera sus intenciones, y me respondió lo siguiente: “Espero ponerlo a mil para que no se me eche para atrás, así que espera un segundo y contempla lo que voy a hacer”. A continuación se levantó del asiento y se dirigió a los aseos seguida por la mirada del “inocente”. Al pasar cerca del hombre le echó una mirada penetrante y llena de malicia. Al poco rato salió llevando en el puño sus braguitas, que se quitó en los lavabos, y al pasar las pone en la barra, junto al vaso de Emilio, que así se llama el inocente.

Gloria se sentó procurando que su falda estuviera mas subida que antes, dejando a la vista la casi totalidad de las piernas, y una vez así, y sin pudor, abrió totalmente sus piernas para dejar ver su coño extraordinario. Emilio no daba crédito a lo que veía, ni yo tampoco. Intenté acercarme y comérmela a besos, pero no lo hice. Emilio se revolvía en el asiento y trataba de colocársela bien en sus pantalones. Pero aún no había terminado Gloria de calentarnos, así que recostándose un poco en el asiento y metiendo su mano por la entrepierna empezó a rascarse descaradamente con sus dedos, y a mirar a Emilio lascivamente, invitándole a sentarse junto a ella, lo que no tardó en hacer, quien, no sin nerviosismo, alcanzó a poner su mano por dentro de la falda, que en ese momento estaba ya muy subida. Fue ahora cuando vi a Gloria muy nerviosa, como si las cosas se le hubieran ido de las manos, cerró sus piernas y me miró en busca de ayuda. La mano de Emilio seguía allí, y subía cada vez más, a pesar de todo. Tomé la iniciativa y me acerqué a la mesa, me presenté y senté con ellos, puse mi mano en el otro muslo y se relajó hasta tal punto que nos turnamos, Emilio y yo, para llegar a su vulva y masajearla convenientemente. Sus pezones eran tan expresivos como su mirada, sus labios secos buscaban los nuestros, y comprendí el esfuerzo que había hecho para hacer realidad mi fantasía, que hizo suya maravillosamente, y de la que disfrutó y seguimos disfrutando cada vez que me lo pide, añadiendo sorpresas que desconozco de antemano.

El local no era el lugar idóneo ya para continuar por lo que decidimos ir a su casa, en mi coche, pudiendo comprobar como Gloria en el asiento trasero rasgaba el envoltorio de un profiláctico, sentada encima de Emilio con la falda totalmente subida, sin blusa ni sujetador, las tetas daban saltos al ser frotadas y pasé mi mano por su almeja chorreante, que pronto fue ocupada por el miembro de Emilio. No creí que pudiera soportar una situación así, todo lo más excitarse y tocarse, pero no que mi Gloria follara con otro, pero puedo aseguraros que mi polla daba latidos y rompía mi bragueta. Gloria me miraba buscando la aprobación continuamente, y me solicitaba continuar porque jamás había disfrutado tanto de una situación así.

Al bajar del coche e ir hacia la puerta de la casa descubrí como los tres íbamos sedientos de lujuria. Entramos y Gloria me indicó: “Prepara unas copas mientras me preparo para daros una sorpresa”. Me intrigó su indicación y al mismo tiempo me excito.

No había pasado ni cinco minutos cuando Gloria apareció en la puerta del salón de una forma espectacular. Totalmente desnuda a excepción de un sujetador que solo le empinaba las tetas dejándolas al aire, y con un tanga minúsculo, cuyo hilo de tela en rosa que no le tapaba absolutamente nada, se metía dentro de su raja dejando sus labios alrededor de la braguita. La visión fue tan sorprendente y excitante que nos levantamos desnudos en busca de la almeja. Emilio me cedió el primer puesto, para recuperarse de las dos corridas del coche. Mi pareja sin dilación y con la cara desencajada por la excitación se dirigió hacia mi y se la engulló de un chupetón, mientras con su mano izquierda agarraba a Emilio para masturbarlo. Al poco tiempo se levanto y dándome la espalda reculó hasta dejar la polla tiesa a la entrada de su almeja. Con mano maestra se entreabrió los labios del chocho húmedo y puso el pene en la entrada de este. Poco a poco fue sentándose encima de la picha hasta enterrarla totalmente en el interior de su cuerpo. Me corrí de inmediato.

Al mismo tiempo le decía a Emilio: “Ven y aproxímate que te voy a sacar toda la leche que tienes en los huevos” y se metió totalmente la polla en su boca. Gloria también tuvo su corrida en el coche, pero ella deseaba más. Así mientras le seguía chupando y lamiendo la polla a Emilio me restregaba su coño, para excitarme de nuevo. Pero Emilio no podía mas, entre las corridas y el alcohol. Entonces mirándola le dijo: “Tengo que irme”. Yo me percaté de la desilusión tan grande que tenia mi pareja, pues ella hubiera continuado.

Tras despedir a Emilio y regresar al salón vi como Gloria se estaba restregando su almeja. Se estaba masturbando, con su mano derecha se frotaba el clítoris y se metía dos o tres dedos en su coño. Con voz entrecortada me pidió: “Juan necesito que me folles por el culo”.

Como ya estaba totalmente empalmado, me coloqué un profiláctico, la recliné sobre el sofá dándome la espalda y le eche un poco de vaselina en el ojete y a continuación le puse mi picha entre sus glúteos. Poco a poco se la fui metiendo en su extraordinario culo hasta dejarlo dentro de él. Lentamente fui dándole movimientos de salida y entrada. Gloria me susurraba, gemía, que quería que la follaran por delante y por detrás al mismo tiempo y que el cabrón de Emilio se había ido. Y añadía: “como me gustaría que hubiera algún tío mas para chupársela y después me llenara de su riquísima leche, y que el cabronazo de mi exmarido me viera como me follaban todos menos él”. ¡Ay cómo me gusta joder!. Yo me sonreía mientras le seguía dando por culo. Al final nos corrimos los dos al mismo tiempo y quedamos exhaustos tendidos en el sofá. Mirándola le dije: “Que grandísima puta eres Gloria” A lo que me contestó: “Gracias por iniciarme en tus fantasías, he tenido una noche loca de sexo y me han follado bien pero quiero más”.

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