Buscando trabajo tube la primera gran cogida
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Era tarde cuando decidí ponerme a pensar a cerca de la búsqueda de un nuevo trabajo. El dinero apenas me alcanzaba para pagar mis estudios en la universidad; así que decidí levantarme temprano a la mañana siguiente y tomar el periódico. Algo iba a surgir aunque no supiera qué. Aún vivía en casa de mis padres y escuché a mi madre…
– Eva, levántate es hora de salir a buscar empleo; no era eso lo que dijiste ayer?.
– Si madre ya voy – contesté.
Me arreglé para estar presentable frente a una entrevista, desayuné algo ligero y salí a comprar el periódico y recorrer las calles de la ciudad en busca de un milagro. Caminé recorriendo todos los lugares de los empleos que había marcado, pero ninguno resultó. Solicitaban experiencia de la cual no poseía; título universitario, el cual todavía no tenía, o para quehaceres ordinarios, para los cuales no he nacido. De pronto arribé a una agencia de colocación de empleos y allí me ofrecieron algo simple, de poco tiempo, con lo cual me facilitaba las horas que debía disponer para estudiar y continuar con mi carrera de Lic. en Administración de Empresas y a la vez ganarme un buen dinero. El trabajo en sí consistía en promociones en domicilio, bajo una cartera de clientes muy selectos. Pareciera ser que la agencia de colocación de empleos trabajaba en forma conjunta con una distribuidora de productos importados que estaban llegando a la ciudad. Así que como era algo nuevo en el país seguramente daría resultado, en especial en la clase más pudiente de la sociedad. Luego de la entrevista quedaron en comunicarme a la brevedad si fui aceptada para dicho empleo. Impaciente esperé en casa sin moverme de al lado del teléfono. Hasta que escuché… Rin, rin, rin…
– Hola, si con el Srta. Evangelina Calderón?.
– Sí ella habla, ¿Quién es?.
– Hablo de la compañía de empleos ?Su trabajo S.A?, quería notificarle que ha cumplimentado con el perfil de empleada que estamos buscando.
– Muchas gracias! Fantástico! – respondí exclamando.
– La esperamos mañana a primera hora en la compañía, buenos días!.
– Sí gracias, allí estaré sin falta, buenos días!.
Estaba más que feliz por mi nuevo empleo…
8:30 hs. Ya estaba en la puerta de dicha empresa. Conversé con el encargado de personal, con curriculum vitae en mano, me dio las directivas a seguir y me retiré con mi cartera de clientes bajo el brazo. Caminé por las calles hasta llegar al barrio residencial de la ciudad; un barrio de casas de elevado nivel socio-económico, con lo cual sería muy simple vender los productos del momento ?Libros de colección sobre pinturas y esculturas? que se estaban exponiendo en el museo de la ciudad. Esto permitía al cliente formar parte de una subasta de pinturas y esculturas de artistas renombrados. Con un conocimiento más fehaciente sobre cada obra de arte. Así fue que toqué timbre en una muy pero muy bonita casa. Desde la entrada pude observar una piscina de grandes dimensiones y un excelente parquizado. Me atendió una mujer que apenas pude divisarla desde el portón de rejas de la entrada. La persona encargada de la seguridad de la vivienda ese día estaba en su día libre. Al ver a la mujer me sorprendió el verla con uniforme de quehaceres domésticos, con lo cual me estaba indicando más aún el nivel de dicha gente. Seguidamente me hizo pasar a la vivienda y me presentó a
El dueño de la casa. Ahyyy…qué hombre!!! Bellísimo, se le veía un porte señorial; de muy buen estilo y atlético.
– Sí, Ester ¿Quién es?.
– Una promotora señor – respondió la empleada. – Le presento a don Evaristo Miguens Portillo – expresó con gran gesto de cortesía. Percibí su acento paraguayo.
– Buenos días, es un gusto conocerlo – le dije admirada por tal belleza masculina a pesar de la edad que tenía, mientras le tendía mi mano para saludarlo.
– Buenos día jovencita, ¿En qué puedo ayudarla?.
– Estoy promocionando unos libros artísticos para la próxima subasta de pinturas y esculturas que se celebrará en el museo de Bellas Artes de la ciudad; y por lo visto aquí le gustan las pinturas.
– Sí es verdad, es algo que aprendí de mi ex-esposa. El arte y la belleza era su pasión y hoy día también la mía. A ver muéstreme los libros y hábleme de la subasta, ¿Cuándo se realizará?.
– La semana próxima… – continué dialogando con él sin poder retirar mis ojos de su espectacular figura y de su velludo pecho que invitaba a la lujuria, si no fuera tan recatada por momentos. Bueno, pero me era un hombre mayor.
– Hija ¿A dónde vas? – le preguntó a su hija que se retiraba atravesando la sala.
– A mi habitación, tengo cosas que arreglar y luego estudiaré un poco para los exámenes; ¿Necesitas algo?.
– No, gracias, ve tranquila; conversaré con la joven – le dijo amablemente. – Es mi hija Guadalupe, está muy atareada, se presentan las fechas de exámenes en la facultad, sobre todo por las equivalencias que debe darme comentó. Debes tener su edad… – expresó.
– Si tal vez – contesté bajando la mirada al percatarme de su insistente y escrutadora forma de observarme.
– En realidad eres muy bonita.
Me dijo que lo llamara Evaristo y me invitó con una copa de aperitivo, algo ligero muy típico de su país, y por saber que estaba en horario de trabajo, era la mañana y además no acostumbraba a beber me sirvió poco. La acepté gustosa y nos sentamos en el mismo sillón de dos cuerpos tapizados en pana azul marino. Mientras el hojeaba uno de los libros yo lo observaba, era un hombre muy atractivo.
– Hace calor, no? – dijo desabotonándose un poco la camisa de seda que llevaba y que dejaba entrever sus bellos.
Un rubor se había apoderado de mi a la vez que no me sacaba los ojos de encima al verme cada vez un poco más nerviosa y sonrojada. Jamás podría, ni siquiera pensar que un hombre de su nivel casi se estaría interesando en una joven como yo. Pero yo lo único en lo que pensaba era en poder realizar mi venta. Sirvió un poco más las copas y sentado a mi lado comenzó a tocarme la pierna, como si fuera al descuido… La charla era muy amena y mi agitación se notaba aún más y más… Hasta que se acercó a mi cuello y me susurró sobre las pinturas de los libros en el oído. La situación me estaba acalorando. Por momentos sentía algo de peligro, estábamos solos y a su vez me resultaba agradable. Estaba segura que efectuaría mi primera venta. De pronto su mano rozó uno de mis pechos en búsqueda de otro de los libros produciéndome una mayor agitación y nerviosismo. Su cuerpo estaba casi pegado al mío, hasta que comencé a sentir un calor envolvente. Hasta que de pronto deslizó una de sus manos dentro de mi blusa y recordé sentir las caricias de mi ex novio. Ese recuerdo hizo que me dejara estar… Luego guió mi mano hacia su miembro, lo sentí exaltado y deseoso por salir de su prisión.
– Ohh…, Eva, puedo llamarte así? Mmmm… como me estás poniendo!.
Al mirarlo a los ojos sentí vergüenza, era una persona tan mayor y yo tan inexperta.
– Sí Eva así, sigue así… ahhhh… eres una, una mujer muy mmmmm… – carraspeó y dijo… – muy hermosa!… aaahhh…
– ¿Qué libro le interesa? – preguntaba como siguiendo la conversación y lograr mi objetivo, vender a la vez que retiraba mi mano de su miembro.
– Éste, me interesa y mucho! – se abrió la bragueta del pantalón y sacó su enorme miembro.
– No te parece que es ideal. Cualquier mujer desearía tener uno así en este momento… – me decía mientras pasa una tras otra las páginas de uno de los libros tomando mi mano casi sin dar detalle y llevándola nuevamente a su virilidad.
– Sí Don Evaristo es muuuyyy buenooo… – respondí toda alterada con voz temblorosa y sin saber qué hacer.
De pronto abrió más mi blusa, introdujo su mano y descorrió mi souttiene liberando uno de mis pechos. Apoyado con su brazo sobre mi hombro, sus dedos rozaban mi pezón. Sentía cómo esa sensación comenzaba a humedecerme, mi pezón se crispaba y casi emitía un gemido entrecortado. Me pidió que sostuviera el libro de arte, pensando que le levantaría del sillón pero no; sin más acarició la cara interna de mi pierna y de repente sentí como frotaba su mano en mi húmeda tanga. Estaba por completo descolocada, desconcertada, temblorosa, acalorada, excitada, no sé, sentía tantas cosas… Me reclinó contra el respaldo del sillón mientras me pedía que volteara lentamente las páginas del libro. La agitación y el mareo que sentía parecía incontrolable al sentir cada vez mas presionar mi pezón y friccionar mi vulva. Inmediatamente escuché un comentario:
– Mmmmm… qué rico debe ser, voy a probarlo.
Sin saber a qué se refería; cuando vi que retiró su mano de entre mis piernas y se llevó los dedos a su boca. Lo observé como atónita al ver que se chupaba los dedos con mi flujo. Al notar mi expresión de sorpresa volvió con su mano a mi empapada tanga, embadurnó sus dedos y me los dio a probar. Jamás había sabido lo que era el sabor de mis fluidos. Y aún desconcertada, experimenté.
– ¿Te gusta? ¿Viste qué rico es? Tan dulce…
– Ven, vamos al escritorio allí estaremos más tranquilos y podremos conversar largo y tendido… – me dijo llevándome de la mano con su miembro fuera del pantalón y uno de mis pechos al aire.
La puerta del lugar apenas se cerró. Frente al mueble de escritorio en estilo francés comenzó a acariciarme, yo estaba completamente temblorosa, nerviosa, excitada, ya no sabía cómo me sentía. Él deseoso de mi. Por un instante pensé y realmente la situación me estaba comenzando a gustar. Sería una experiencia distinta para mi.
– Ohh… Eva, cuánto hace que no tenía un momento así! – mientras me estrujaba mis prendas, arrancándome los botones de mi blusa.
Arrastró con sus manos camisa y saco dejando el torso desnudo. Su desesperación fue tal al verme que en medio de caricias comenzó a besarme por completa deteniéndose en cada uno de mis pechos hasta hacerme entrar en un embriagador clima… Mis manos mientras tanto no daban más y abarcaron todo su miembro. Me dejó como Dios me trajo al mundo y él se quitó lo que quedaba de su ropa. Pude observar atractivo hombre ante mis ojos a pesar de sus 51 años. Por momentos parecía mi padre y eso me retraía y en otros momentos sentía deseos. Su boca se prendió de mis pezones y estos se irguieron turgentes ante él. Comenzaba a agitarme, mis ojos se cerraban y un mareo más fuerte se apoderó de mi cabeza a la vez que sus manos me tomaron del cabello y me guiaron hacia abajo… Cuando abrí los ojos vi su verga elevándose ante mi y me dijo;
– Evangelina, vamos nena abre la boca. chúpamelo!.
Abrí la boca en búsqueda de aire y sentí cómo se introducía en mi, grueso, duro y turgente. Tomado de mi cabeza me guiaba acercándome hacia él hasta sentir su pija en la profundidad de mi garganta. Sentí que me ahogaba hasta que comencé a sentir un cosquilleo agradable y deleitoso. Jamás había experimentado algo así con mi novio. Tomé su pija entre mis manos y comencé a frotarla más y más fuerte mientras la lamía y mamaba hasta cansar mi mandíbula. Me sentí muy cansada pero con ganas de disfrutar por más.
– Sí así, más… aaahhh… sí, eres una buena niña – claro para él podría ser hasta su hija.
– ¿Te gusta no, bebé? mmmm… qué rico qué bien chupas… – me decía mientras succionaba su pene.
Sentí correr el primer chorro de su jugo por mi boca y me dijo:
– ¿Te gusta como está saliendo mi lechita a chorritos? Es tuya! Tan rica como tu juguito! Aaahhh.
Luego tomó su corbata y me cubrió los ojos. Dijo que íbamos a jugar como si fuéramos niños. Comenzó a lamerme y succionarme los pechos hasta poner uno a uno mis pezones sonrosados por tanta fricción. A la vez que sus manos se asían con fuerza a mis glúteos abriéndome las nalgas con ellas hasta hacerme estremecer con cada una de sus caricias. Mientras sus dedos entraban más y más en la comisura, un temblor se apoderó de todo mi cuerpo. Con más énfasis acarició mi vulva hasta que pude sentir como se tensaba. Estaba muy húmeda y sentía correr la humedad entre mis piernas. La sentí latir. Sus dedos hurgaron hasta entrar en mi.
– Aaahhh… mmmm… aauuhh… – se oían mis gemidos.
– ¿Te gusta nena? Sí, claro que sí, dame las tetas, mmmm… qué ricas están!. Cómo se paran duritas! – decía mientras succionaba mis pezones a la vez que su dedo entraba y salía restregando mi vagina.
Cada vez me sentía más excitada. Comenzaba a sentir espasmos cuando empecé a corcovear mi cuerpo en un abrir más amplio de piernas, apoyada en el escritorio.
– Aaaiiihhh… aauummaahh… – gemía a mas no poder.
De pronto tomó una de mis manos y la llevó hacia mi vulva cubierta por toda mi espesura pilosa embadurnada por mis jugos, hizo que me metiera el dedo. Mis dedos jugaron en ella como si estuviesen tejiendo o hilando los pelos de mi vulva y entrando y saliendo como nunca antes lo habían hecho. Sentí un gran placer… Luego me arrojó sobre el escritorio me abrió las piernas colocándolas sobre el mueble y comencé a sentir algo mojado, movedizo y caliente. Sentí cosquillas por momentos hasta que lo escuché decir:
– Qué rica conchita! ¿Te gusta que te la chupe? Sentirme como entro y salgo. Te voy a coger toda con mi lengua.
Allí me percaté de lo que era. Jamás había experimentado esas cosas, sentí temblar todo mi cuerpo excitado como nunca antes estuve, y eso también me asustó y a su vez tenía ganas incontenibles de que siguiera cogiéndome así.
– Aaahhh sí así… mmm… ajajaaa… mmaahh… – gemía y jadea sin parar.
Desesperada lo tomé de la cabeza y hundí su rostro en mi concha ardiendo y clamando por más. Mis actitudes no eran mías, parecía poseída por un demonio, y eso me asustaba.
– Aaahhh… Don Evaristooo… aahh… ooohhh… mmm…
– Sí nena soy todo tuyo, mmm… qué rica conchita jugosa y sabrosa toda par mi!… Aaahhhmmm… muach, muach, muach – se lo escuchaba chupar y gemir mientras me cogía.
Enseguida escuché;
– Aaahhh… mmmm… Eva quiero más… sí levanta las piernas así, más, más arriba! – me decía al sentir el placer que le ocasionaba.
Elevé más mis piernas y sentí como corría con su lengua mis jugos hasta llegar a mi ano. Mientras me lamía y me chupaba el culo con sus dedos jugaba con mi clítoris. Lo sacudía, pellizcaba tanto que en un estremecimiento sentí un orgasmo descomunal. Luego me dio suaves golpecitos sintiendo los labios de su vulva ponerse nuevamente turgentes para luego succionar mi clítoris al punto tal de hacerme explotar en otro orgasmo.
– Aaaauuhhhmmm… aaaahhh… mmm…
Ya no sabía quién era ni dónde me encontraba, solamente sentía un gran placer como jamás lo había vivido. Evaristo se acercó del costado del escritorio sacudió su verga en mi rostro y me penetró por la boca.
– Chúpamela toda que te quiero coger bien!. Vamos Eva… quiero sentir como tu vagina devora mi verga.
Volvió a chuparme y a pesar que me encontraba lubricada salivó mi concha para poder penetrarme sin problemas ya que tenía un considerable miembro y el haberlo conocido me atemorizaba con el solo hecho de saber si podría dañarme. Abrió con sus dedos los labios de mi vulva y metió su enorme pene varicoso y morado en mi concha quien lo esperaba palpitante de ardor.
– ¿Sentiste una pija así alguna vez Eva? ¿Eh? ¿Te gusta?.
– Aaahhh… mmm… ooohhh… aaahhh – gemía y jadeaba yo. Sin poder responder.
– Aaahhh… Eva me estás volviendo loco! ¿Quieres más, no? Estás insaciable! Sentirme dentro mmmmm… cómo me devoras la pija!.
En el silencio del lugar se oían nuestros gemidos y el golpetear de sus testículos contra mi cuerpo. En medio de un constante río de exquisitos jugos; me reincorporé bajé del escritorio y mamé su verga con todas mis fuerzas. Estaba por completo enloquecida. Me tomó de los brazos se tiró al suelo y me montó en cuclillas sobre él. Sentí como su grueso y duro pene entraba en mi interior, hasta que comencé como por instinto a hacer movimientos de subir y bajar metiéndome ese exquisito largo palo en la concha sin parar hasta que mis contracciones fueron cada vez más fuertes y profundas. Estaba desenfrenada y nada existía en mi alrededor. Estaba irreconocible:
– Aaahhh… brbrbr… aaahhh – fue el gemido de un brutal orgasmo.
Luego se reincorporó y me colocó en cuatro patas, hasta que pude tomarme del asiento del sillón con mis manos. Me encontraba toda pegajosa, sudorosa y oliente a fluidos internos. De rodillas me lamía toda llevando mis jugos vaginales hacia la puertita secreta. Eso me excitó doblemente. Su lengua parecía haber cobrado vida propia mientras serpenteaba entre mi concha y el culo. El olor, la dulzura y la textura de sus fluidos en mi cuerpo me enloquecía!… Lo sentía excitado, palpitante en busca de mas placer.
– Después de esto bebé vas a pedirme más! – lo escuché decirme mientras me contorneaba y arqueaba temblorosa, sintiendo espontáneas contracciones debido a la gran excitación.
– Aajajaja… mmmm… – gemía yo en medio del incontrolable desenfreno como sin saber que estaba ocurriendo; simplemente experimentaba placer.
Mientras mi vagina y mi ano latían de excitación sentí como se apoderaba con su mano de mi clítoris. El espasmo fue tan fuerte que me arqueé en medio de un gemido.
– Sentirmeee…! – expresó al tiempo que sentí algo duro y largo meterse en mi culo.
Excitada como estaba no sabía qué ocurría hasta que me dijo:
– Ssshhh… ya está es mi dedo.
Sentí una molestia fea y extraña y de pronto comenzó a lamer el dedo que entraba y salía de mi agujero hasta que la molestia desapareció. Fue tanta la fricción en mi culo y en el clítoris que me arqueé nuevamente en un orgasmo intenso. Me era extraño y comenzaba a ser placentero. Cuando me vio más excitada todavía se detuvo por un instante. Pensé que se había retirado del lugar. Yo con mis piernas abiertas como una perra creí que todo había terminado hasta que se paró tras de mi y comencé a sentir unas cosquillas suaves, no sabía lo que era pero me provocaban risa. Comenzó a jugar con la pluma del extremo de una lapicera fuente ( algo poco común, pero no en este caso). Hasta que estuve riendo relajada y sentí como algo duro y fuerte me tomó por sorpresa embistiéndome. El dolor me dejó sin emitir casi sonido alguno.
– Eva, tranquila… ya pasa relajate y sentirme, estoy dentro tuyo, estoy conociendo tu culito mmm… me devora todo entero! Aaahhh! Si nena, abrirte más, vamos arquéate que te meto toda mi verga adentro.
Lo sentí subirse sobre mí como un animal, parecía como un pulpo apoderándose de mi culo, de mi clítoris, de mis tetas y de mi boca. Se fregó un largo rato en mi culo y con sus dedos frotó intensamente mi clítoris hasta que comencé a emitir todo tipo de gemidos. Me había excitado sobremanera, al punto tal que mi culo se contraía constantemente provocándome un intenso y profundo orgasmo.
– Aaahhh… mmmm… ooohhh…
Jamás antes sentí que podría tener un orgasmo de esa profundidad, intensidad y duración, que me hiciera acabar así. Me dejó en extremo cansada y casi sin aire. Él bramaba soltando todo tipo de sonidos y palabras:
– Ooohhh aaahh!… Te desvirgué nena! Ahora eres mía!.
Y sentí cómo inundó mi culo con su leche. Estaba cansada, agotada de experimentar tanto placer por tanta
excitación. Se retiró de mi, me abrazó, me lamió el culo como si quisiera calmarlo, y me levantó en brazos para recostarme cómodamente sobre el suelo. Se arrodilló sobre mi pecho y exclamó:
– Eva querida mira que linda y rica la dejaste, anda pruébala!
Acercó su verga embadurnada de todo tipo de líquidos y jugó en mi rostro abriéndome la boca. La si fuera una estocada saboreé su verga hasta limpiarla y él cerró ese encuentro íntimo con un profundo beso en mi boca. Sentí cómo nuestras lenguas se cruzaban y a partir de ese momento fui suya para siempre. Pues con él comencé a vivir la primera de muchas otras tantas extraordinarias experiencias sexuales.
El tiempo quiso que abandonara mis estudios, mi casa y me vaya con él. Vivimos varios años en Paraguay gozando de una holgada situación económica y donde, tal vez por el clima tropical y sus relaciones sociales dimos rienda suelta a nuestros instintos. A pesar de sus años hoy día continúa siendo un excelente amante. Yo con mis 28 años descubro nuevas facetas de la sexualidad. Y compartimos fantasías electrónicas con quienes quieran estimularnos. Espero me cuentes tu vida sexual o fantasías…
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