Amelia y su fantasía en la combi

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El siguiente relato es una fantasía que quiere tener una chica mexicana del grupo. Espero les guste `porque hay más.

Amelia es una chica chaparra mide apenas 1,44 metros, senos medianos, unas grandes caderas de tez blanca, cabello corto y una sonrisa muy pícara. Rubén, su novio, mide 1.70 metros delgado y moreno. Y le encanta la cola de Amelia. Llevan ya varios años de relación y se entienden muy bien en la cama.

Amelia siempre ha tenido una fantasía que es el tema del relato de hoy. Desde hace un tiempo ha querido hacerlo en una combi, eso la excita mucho poder lograrlo en ese tipo de vehículo.

Cerca de la casa de Amelia hay un estacionamiento de vehículos que usualmente los dejan en la noche y al día siguiente sale a trabajar. Amelia ha visto que dejan una combi de color verde claro y es como de los años sesentas o setentas, pero está muy bien mantenida. Ha visto que la conduce un señor gordo y al parecer vive a más de 10 cuadras porque siempre coge taxi cuando la deja por las noches. Don Alberto es un viejo afable y muy amigo de Amelia, se saludan muy bien cuando se ven.

Una noche después de tener sexo con Rubén, Amelia le dijo: Sabes, siempre he tenido una fantasía.

  • Y cuál es si se puede saber
  • Claro. Siempre he querido hacerlo en una combi. Así como la que dejan en el estacionamiento de don Alberto.
  • ¿y tú crees que podemos ir allá?
  • Tocaría preguntarle a don Alberto. No decirle exactamente que vamos a hacer, sino que si nos deja subir una o dos horas a esa combi que siempre hemos querido subirnos a una.
  • Yo no soy muy amigo de ese señor. Te tocaría a ti ir a eso.
  • Pera me visto y voy a comprar unos panes y de paso le digo jejejeje

Amelia se vistió y salió de su casa rumbo al estacionamiento, paso y se fijó que estuviera don Alberto, fue a la panadería y compro unos panes y de regreso entro al depósito.

  • Hola don Alberto, ¿cómo está?
  • Hola Amalita como estás. Yo estoy bien como lo puede ver trabajando. Y lleva pan pal desayuno.
  • Si don Alberto, le provoca uno, compre suficiente.
  • Si invita hasta pecado, sería no recibirlo.

Metió la mano a la bolsa y saco un pan y empezó a comérselo.

  • oiga don Alberto, desde hace días quería preguntarle una cosa.
  • que será Amelita
  • yo he visto que dejan una combi verdecita acá todas las noches.
  • ahh si esa es de Manuel que vive en el otro barrio. Como a 20 minutos de acá.
  • oiga don Alberto con mi pareja siempre nos hemos querido subir a una combi. Porque ya esos carros poco se ven. Será que usted nos deja subir.
  • Claro Amelita, perame busco las llaves y si quiere dígale a su novio que venga y se suben, el tiempo que quieran.
  • Yo tengo que estar pendiente de los carros que llegan, entonces cuando se vayan me dejan las llaves sobre la mesa de la oficinita.

Amelia recibió las llaves con mucha emoción.

  • Hay don Alberto, le voy a dejar todo el pan por hacerme el favor de dejarme subir a la combi.
  • hay Amelita no es necesario, a mí no se me quita nada con dejarlos subir.
  • insisto en dejarle todo el pan.
  • Bueno Amelita muchas gracias, pero no tenía que hacerlo.

Amelia salió corriendo hasta la casa, buscar a Rubén.

  • Ya tengo las llaves de la combi caminé.
  • y como hiciste las robaste.
  • no don Alberto me las dio vístase y camine. Rubén se vistió rápidamente y siguió a Amelia al depósito. Esperaron que don Alberto se ocupara con un carro que llego y rápidamente se subieron a la combi.

Por dentro tenía varias sillas originales tapizadas con material a cuadros como en los años setentas. Las butacas eran de tres personas y un pasillo que llegaba hasta la parte trasera del vehículo.

  • Guauuu qué padre está esta combi dijo Amelia así me la imaginaba.

Rubén miró la combi por todos lados, era muy bonita. Luego se miraron y le dice Amelia: a lo que vinimos jajajaja no perdamos tiempo.

Rubén se agachó un poco y beso apasionadamente a Amelia, Ella solo se dejó llevar por el momento y correspondió a ese beso con mucha pasión. Sus lenguas se cruzaban sintiendo en lo más profundo de su ser esos movimientos que parecían una danza. Rubén tenía abrazada a Amelia y ella lo apretaba contra su cuerpo casi sintiendo palpitar su corazón. Las manos de Rubén bajaron acariciándole ese gran culo que tenía Amelia. Pasaba sus manos una y otra vez deleitándose con cada pasada. Amelia bajo también sus brazos y busco el paquete de Rubén.

Lo froto sobre el pantalón e inmediatamente noto que empezaba a agrandarse. Sin perder tiempo bajo la cremallera y lo saco, era una verga morena llena de venas, Amelia no podía esperar a mamarlo, así que se arrodilló y paso su lengua por la cabeza de esa verga negra que tanto la hace feliz, paso muy despacio su lengua disfrutando el manjar que tenía al frente. Ven siéntate para poder disfrutar más de esa ricura. Rubén se sentó en la banca central de la combi, las luces del sitio permitían ver con claridad a este par de amantes que estaban cumpliendo su fantasía de hacerlo en una combi.

Amelia lo metía todo en su boca y esperaba un momento para sentir como palpitaba esa verga en su boca, subía y bajaba lentamente, haciendo siempre una pausa cuando lo tenía todo dentro de la boca, le llegaba casi hasta su garganta. Se lo saco y le paso la lengua de arriba abajo y por todos los lados. Buscando sus huevos que también chupo con muchísimo placer. Mientras con la mano lo masturbaba.

No cabía Amelia de la dicha de poder cumplir su fantasía.

  • yo también quiero chupar, le dijo Rubén.
  • espera . . . Déjame un poquito más que tú sabes que me encanta por horas mamarlo.
  • no seas así, déjame disfrutar a mí también.
  • Está bien. Pero yo quiero después seguir.

Amelia se incorporó y Rubén saco sus t e tas para lamerlas, estaban duritas, por lo general Amelia no usa brasier, así que era muy rápido acceder a sus tetas. Con un par de lamidas, la c u quita de Amelia empezó a responder a esos estímulos lujuriosos. Rápidamente se humedeció. Rubén continuó chupando sus t e tas y noto como sus pezones se ponían más duros y parados. Era un verdadero placer para Rubén hundirse en ese par de tetas, a acariciarlas, lamerlas y chuparlas. Amelia solo gemía de placer mientras que Rubén continuaba con su boca haciendo delicias, su verga cada vez más parada rozaba el vestido de Amelia. Cuando sintió esa tranca en sus piernas Amelia la busco con la mano y la acariciaba.

  • Yo quiero mamarlo más. Me voy a quitar el vestido para que hagamos un 69.
  • ok ok yo también me quitaré la ropa.
  • a ver cómo nos ubicamos para poder hacerlo. Pensaron un momento y Amelia dijo acuéstate como estabas y yo me pongo por encima.

Rubén se recostó nuevamente en la banca, dejando un pequeño espacio entre la cabeza y la carrocería de la combi para que Amelia pudiera acomodar sus piernas hay. Amelia solo se dejó el cachetero porque sabía que a Rubén le encanta quitárselos con los dientes. Se acomodaron y Amelia lamió esa verga con mucho placer y empezó a chuparlo con frenesí. Rubén mientras tanto acariciaba las piernas de Amelia porque sabía que esa sensación le producía escalofríos a Amelia y lo excitaba.

Poco a poco fue subiendo y acaricio sobre el interior su panochita, que estaba húmeda y se notaba en su interior, Rubén chupo esos jugos vaginales y solo se escuchaban gemidos de los dos. Corrió el cachetero y pudo ver la conchita al natural con bellos porque así le gusta a él y Amelia le da gusto en no rasurarse.

Metió su lengua buscando el clítoris que estaba durito paso varias veces su lengua acariciándolo y Amelia retorciéndose de placer.

Jugo un momento con la lengua dentro de esa cuquita rica. Luego halo con los dientes el calzón y se lo quito. Los dos se tranzaron en deleitarse mutuamente, lamiendo y chupando sus sexos. Hasta que ya no pudieron as dela emoción y dijo Amelia, ya métemelo todo, lo quiero todo en mi cuquita.

Amelia se giró y con la mano dirigió la verga que había acabado de sacar de su boca a su c u quita y de una sola embestida la metió hasta el fondo. Sus movimientos eran rápidos, satisfaciendo las paredes calientes y húmedas de su c u quita. Rubén sentía cada subida y bajada y trataba de no gemir muy duro porque sabía que estaban en un lugar público.

  • Qué rico amor, ¿te está divirtiendo?
  • Divirtiendo es lo mínimo. Esto es muy putamente ricoooo
  • cambiemos que quiero nalguearte. Putita rica.
  • Claro que sí, pero déjame mamarlo un poquito vale.
  • es todo tuyo. Divierte con él y métetelo donde quieras.
  • ufffff en mi boca, en mi c u quita y más tarde en mi culito si quieres.
  • claro que quiero.
  • Amelia se recostó y Rubén le paso la verga por la cuquita sin introducirlo varias veces, eso ponía Amelia muy muy caliente.
  • ya métemelo todo cabrán.

Y Rubén, de una sola embestida lo metió hasta que los huevos sonaron contra el culito de Amelia. Así, con todo adentro latió su cosita y dejo a Rubén medio muerto de placer. Rubén empezó a nalguear a Amelia, le daba tan duro que sus nalgas se ponían coloradas y eso le encantaba. Duraron otro tiempo, hay con embestidas que subían de velocidad y los gemidos también.

Ya quiero que me des por el culo. Métemelo en el culito y termina hay

Rubén hizo la última embestida y lo saco. Amelia se puso en cuatro y Rubén se lo puso en la entrada de su rojito culo producto de las nalgadas. Amelia pasó si mano por debajo y lo puso justo en la puerta, lentamente se lo fue metiendo, despacio y gimiendo. Cuando ya estuvo todo dentro apretó con fuerza sus piernas y esa sensación fue lo máximo para Rubén, luego empezó a bombear lentamente y Amelia corría su culito buscando que la penetrara todo todo.

La tomo del cabello y la nalgueaba con fuerza era tanta la pasión de ambos que en solo unos momentos Amelia sintió como una ráfaga de leche caliente entraba por su culito y jadeaba del placer. Se quedaron un momento así hasta que la verga se puso flácida y se salió de la cuquita de Amelia. Se sentaron uno frente al otro jadeantes, uuufff qué rico amor fue la cogida más espectacular que he tenido en mucho tiempo.

¿Cómo les pareció la fantasía de Amelia?

¿Amelia contara una experiencia real?

Espero sus comentarios

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Carlosrelatos
Carlosrelatos
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