A la vecina no le importa que sea casado

📋 Lecturas: ️7055
⏰ Tiempo estimado de lectura: 12 min.

Hace 4 años que me case con mi mujer apenas ella terminó sus estudios, en ese tiempo yo tenía 32 años y me dedicaba a la ingeniería automotriz, ella era una mujer muy hermosa, atractiva, dulce y hogareña, pese a que tenía su carrera había preferido ser una ama de casa pues en nuestros planes queríamos ser padres apenas nos casáramos.

En si después de la boda nuestra situación con los hijos se volvió complicada, ella no podía quedar embarazada y se quedaba los perdía muy pronto, sus padres decían que quizás era producto de un accidente automovilístico que tuvo en su adolescencia, la realidad es que por más que intentábamos ella no podía quedar embarazada, los médicos decían que cualquier embarazo era de riesgo, así que no se que paso, quizás era mi deseo frustrado de ser padre que me hizo empezar también a encerrarme en mi propia burbuja y alejarme del mundo, específicamente el golpe más fuerte fue cuando ella logro embarazarse y llegó hasta los 6 meses de gestación, según todo estaba perfecto, pero un día durante la madrugada tuvo un aborto espontáneo, fue ahí donde todas mis ganas de intentarlo se fueron desvaneciendo, y la actividad sexual se disminuyó tanto que ya no lo disfrutaba, solo accedía a hacerlo porque ella quería seguir intentando, aunque la realidad es que ese aborto espontáneo me marco mucho pues yo estaba tan emocionado comprando tanto ropa de varón como de mujer y esperaba a mi bebé con emoción para después perder esa pizca de esperanza, no culpo a mi esposa, peor muy en el fondo si lo hacía.

Durante ese período en el que mi esposa prácticamente se obsesionó con la idea de quedar embarazada mientras yo ya había perdido las esperanzas comencé a enfocarme más en mi mismo y mi trabajo, prácticamente me inscribí a un gimnasio y de ahí me iba al trabajo, se volvió mi rutina, la verdad es que no descuide a mi esposa, la seguía amando aunque su obsesión con tener un hijo me lastimaba también.

Todo comenzó un día en el que mi esposa salió con dos amigas suyas a liberar la mente y pasear un poco, ese día yo descansaba, mi mujer no era de muchas amigas por lo general era tímida y reservada, cuando dieron las 4 de la tarde fue que escuche la risa de mi esposa en la puerta y después ella junto a otras dos mujeres entraron a la casa, en ese momento mi mujer no me las presento y la verdad no me importaba mucho el conocerlas, pero mi esposa estaba mucho más risueña de lo normal y al verme solo sonrió mientras sus amigas la animaban.

— Amor, estamos embarazados!— soltó y en ese momento no se cómo me sentí, fue extraño porque volvió la emoción de querer ser padre y a su vez sentí miedo de esperarlo ansioso y perder a ese bebé nuevamente. Pero decidí verlo por el lado bueno, cargue a mi esposa y la llene de besos solo para después darle muchos mismos, sus dos amigas nos miraban con cara de ternura.

A la siguiente semana yo era el único que salía de casa porque mi mujer se portaba como una chica pequeña y chiflada queriendo que la consintiera en todo y la verdad no me quejaba, era lindo verla tan emocionada.

Yo salía directo a comprarle una hamburguesa que era parte de sus antojos cuando escuché una voz gritándome.

— Vecino!

Al voltear vi a una mujer joven, de la misma edad que mi esposa al parecer, con cabello teñido de cobrizo, era guapa si, pero mi esposa tenía mejor cara que ella. Sin embargo esa mujer que estaba vestida con leggins y camisa pegada estilo deportivo dejaba ver muy perfectamente el cuerpo ejercitado y sobretodo dotado que tenía.

— Buenos dias— me límite a responder mientras esperaba que dijera algo más pues la verdad no la conocía según yo.

— Hay, no me diga que no se acuerda de mi— dijo ella con una sonrisa y dándome un golpe muy confiado en el hombro— soy Martha amiga de su mujer, muchas felicidades por la noticia.

En ese momento hice memoria y recordé que si, la vi el día que mi mujer me dio una noticia, esa corta conversación concluyó y ella se fue trotando en otra dirección.

Desde ahí los encuentros con Martha fueron más frecuentes. Curiosamente íbamos a hacer mandados los mismos días.

Otro día me encontraba haciendo brazo en el gimnasio justo cuando escuché su voz otra vez.

— No sabía que venía a este gimnasio, que raro— dijo ella con una sonrisa mientras se acercaba a mi — wow! Realmente tiene su cuerpo muy trabajado.

En ese momento sus manos tocaron mis brazos y se dirigieron hacia mi pecho pero me aparte antes de que siguiera tocando más, y ese fue el inicio de sus acercamientos cada vez más evidentes, siempre que iba al gimnasio estaba ella y justo tenía que ponerse frente a mi a hacer pierna o cualquier ejercicio en el que pudiera mostrarme el culo, su culo bien trabajado de redondo.

Me pedía que la llevara a su casa en mi auto y durante el camino me daba cuenta de detalles como el que no tenía sostén y sus tetas iban brincando, poco a poco a propósito comencé a ir por calles malas solo para verlos brincar más. Pero cuando me di cuenta de que yo estaba comenzando a desear a esa mujer me aleje de ella.

[…]

Estaba en mi casa con mi mujer mientras yo le preparaba la comida y ella me platicaba cosas que había hecho en el día.

— Mi madre me dijo que si podía ir a visitarla mañana por la mañana pero no sé si ir

— No crees que el viaje podría estresarte un poco? Recuerda que debes tener cuidado— le dije mientras seguía preparando la comida.

Ella siguió hablando mientras revisaba su teléfono.

— Hay amor, puedes ir a recoger una ropa para nuestro bebé que compro Martha?.

Puse los ojos en blanco y lo pensé, para después aceptar y salir directo a la casa de mi vecina, toque por unos minutos hasta que Elle abrió y dios, estaba vestida sin sostén, con una blusa pegada y unas bragas solo, me miró sin pena alguna y me saludo con un “vecino!” y su enorme sonrisa, la verdad ya no estaba seguro si es que ella era una zorra o era muy tonta.

Le dije a lo que iba y me dejó pasar diciendo que lo iria a buscar, por unos segundos tuve total imagen de su culo en primera plana mientras subía las escaleras, después de unos segundos grito que fuera para ayudarla a buscarlo y subí.

Al llegar la vi empinada buscando en unos cajones, tuve una jodida erección por la vista pero apenas me dio la ropa de bebe me despedí y me marche, pero por alguna razón me detuve antes de salir a la puerta y me quedé parado por 10 minutos reflexionando, ella no bajo en ningún momento y justo cuando estaba decidido a irme lo escuché. Unos gemidos venían de la planta de arriba eran leves pero se escuchaban y una leve voz murmurando cosas.

Subí lentamente a más escaleras y al llegar me encontré con la puerta totalmente abierta y ella en cuatro en dirección a la puerta mientras se tocaba el coño con sus manos.

— Dios cuánto necesito una polla..

Decía ella mientras se masajeaba, podía observar que su coño estaba muy mojado, de un momento a otro saco un vibrador y se lo puso en su vagina y lo activo a máxima potencia mientras yo veía como todo su cuerpo temblaba, y ella comenzó a gemir en voz baja, en cuestión de minutos por la potencia del vibrador fue que vi como se corrió y dios, tenía imagen perfecta de su coño todo empapado y mojado, podía ir ahora y metérsela entera y entraría sin problemas.

En es momento salí de la habitación y me fui de su casa solo para llegar a la mía y ver a mi esposa dormida por tanto esperarme, creo que se me nublo el juicio o quizás era mi verga erecta la que pensó en lugar de mi cabeza, me dirigí a la mesa de noche y saque una caja de condones que nunca use, me coloque uno en ese mismo instante y con la caja en mano salí directo a la casa de mi vecina, yo mismo había dejado la puerta abierta, al llegar ella estaba igual que hace unos momentos, en cuatro dándome la espalda y dejándome ver su coño empapado por sus orgasmos. Simplemente no pensé y me dirigí directo a ella con mi verga parada y sin avisar se la metí toda, dios lo que sentí cuando se la metí fue increíble, se resbaló todita dentro de ella y solo la escuché gritar.

— Ah! Dios!— dijo ella retorciendo se — vecino! Que está haciendo!

Se hizo la sorprendida mientras yo comenzaba a embestirla con fuerza y ella solo gemía como al perra que era.

— Te estoy dando lo que querías perrita — conteste tomándola de los cabellos y jalando los, ella solo se retorcía y gritaba con fuerza pidiéndome más y más, me pedía que se la metiera más duro y eso hice.

Comencé a darle nalgadas hasta dejar su culo rojo mientras ella me llamaba papi y me decía que la golpeara más seguro ella sintió que mi verga comenzó a palpitar porque me iba a venir y me detuvo.

— Quítate el condón! Quiero sentir tu leche dentro de mi.

— Eres una perra enserio

Aún así ella sola hizo que me detuviera y me quitó ella el condón para que se la metiera pelón y lo hice.

— Dios si! Lléname de tu leche papi yo también quiero embarazarme de ti!

Gritaba como una zorra mientras su cuerpo comenzaba a temblar en señal de que su orgasmo estaba cercas y wow, di una última embestida solo para soltar mi chorro de semen en su coño mientras ella tenía otro orgasmo, me quedé recuperando la energía mientras la veía temblar como loca, de un segundo al otro la maldita me tiro sobre la cama y se puso encima de mi, tomo mi verga y se la volvió a meter.

Comenzó a montarme como loca mientras me decía que le soltara otro chorro dentro, que ella también se quería preñar, enserio estaba actuando como una puta y eso me gustaba, yo le di una cachetada y ella gustosa la acepto, ese día me vine dos veces dentro de ella y después simplemente me fuí.

Al día siguiente desperté con un mensaje a mi correo por parte de ella, era una foto sus tetas mientras decía que me extrañaba y me invitaba a repetir lo de anoche, la verdad me sentía un poco culpable así que la deje en visto, pero ella comenzó a bombardear me con fotos que yo intenté ignorar.

Estaba llendo al gym nuevamente, estaba estacionado en un parque reflexionando sobre todo justo cuando ella se puso en mi ventana.

— Porque no me contestaste los mensajes?— pregunto un poco sería, me respondí que eso era un error y que no volvería a pasar — y si le cuento todo a tu esposa?

— Eres una zorra.

Ella río y sin pedirme permiso se metió al auto y me miró sonriendo.

— Sabes tengo la fantasía de que algún día se meta un ladrón a la casa y me coja sin mi consentimiento— después de decirme eso me acaricio la verga por encima del pantalón y se marchó a los minutos.

Eso prácticamente fue una invitación.

Que como tonto yo acepte.

Esa misma noche cuando mi esposa dormía, yo fui directo a casa de Martha quién estaba dándose una ducha con la puerta abierta, seguro me estaba esperando, simplemente la observé salir del baño y irse a su recámara a limpiarse, en ningún momento se vistió o algo parecido, solo estaba desnuda. Lo cierto es que yo tenía mucho coraje guardado en ese momento y recordar sus palabras “ser cogida sin consentimiento” me dio una idea de como desquitar ese coraje.

Cuando me estaba dando la espalda yo entré a su habitación y la tomé por el pelo solo para lanzarla a la cama con fuerza, ella soltó un grito de sorpresa al sentir el tirón de cabellos y al verme pude ver una chispa de emoción en sus ojos, pero aún así la maldita actuó como si no me conociera.

— Quien eres! Que haces en mi casa!?— ahí vi que esa zorra enserio estaba metida en su papel.

Así que yo me metería en el mío, sin decir nada me saque mi verga ya erecta y sin siquiera prepararla a ella o esperar a que se moje se la clave entera escuchándola gritar. Grito de dolor porque sentí sus uñas encajarse en mi espalda y también como comenzaba a golpearme con sus manos.

— Que zorra, no era lo que querías?— dije mientras me movía bruscamente viendo como pequeñas gotas de sangre caían en las sábanas, estaba siendo brusco.

—Dios duele! Maldito— por un momento pensé que enserio la estaba haciendo sufrir hasta que susurro en mi oído que la lastimara todo lo que pudiera, la maldita lo disfrutaba.

Entonces me desconoci por completo y comencé a poderme con fuerza lastimando más su vagina mientras empezaba a morder con fuerza sus senos, ella gritaba y gritaba pero sabía que a la maldita le gustaba, después comencé a darle cachetadas hasta dejarle la cara roja de tantas que le di.

Forcé su trasero para cogérmela por detrás y aunque fue difícil porque no estaba preparado al final se la metí toda y me la cogí tal cual ella quería.

Ahí fue cuando conocí lo mucho que disfrutaba portarme así en la cama, esa zorrita parecía que era mi alma gemela y dios, vaya que hubieron más veces en las que disfrutamos de un buen polvo.

Compartir en tu redes !!
Eduardo M.
Eduardo M.
Artículos: 1