Descubrí a mi primo masturbandose
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Este sábado 15 de Octubre tuve un fantástico día con mi primo Enrique. Y es que lo descubrí jugando con su polla cuando fui a visitar a mis tíos. Ya que mi plan de este fin de semana era dedicarle el día a mi familia. Y valla que si valió la pena. Después de darme un buen baño y con el bochorno que había decidí ponerme un short muy pegadito de color blanco, una blusa verde, y unas sandalias. Desayuné y arreglé unas cosas en casa. Limpié, sacudí, barrí e hice una poca de tarea. Al llegar la tarde comí con mi mamá y mi hermano.
– ¿qué piensan hacer hoy?, preguntó mamá.
– yo saldré a una fiesta, contestó Jorge.
– ¿y a que hora piensas regresar?
– pues…..no tan tarde, como a las 2.
– mmm bueno, pero llegas. ¿y usted señorita?, se dirigió a mi.
– yo…..no se…pensaba ir a ver a la abuela y a mis tíos.
– bueno. Yo me reuniré con unas amigas de la secundaria. Regreso en la nochecita.
– está bien.
Después de comer, me acosté a ver un poco la tele. No fue mucho. Vi la hora: 4:50. Mis planes de visitar a mis tíos se estaban esfumando, pero no fue así. Me arreglé un poco y salí. A una cuadra de llegar a su casa me encontré a mis tíos con mi abue en el auto.
– ¡¡Dani!!, gritaban.
Volteé y los vi.
– ¡¡Hola!! Yo iba a visitarlos!!, dije.
– ay!! Hija que pena, es que vamos a comprar. Pero se quedó Enrique.
– a bueno. Entonces…los veo en un rato.
– claro, ¿te quedas a cenar?
– …pues si. Si ustedes me invitan jaja.
– claro que si hija, como no. Regresamos como en dos horas, ¿sale?.
– sale, nos vemos.
Seguí mi rumbo. Al llegar toqué.
No abrían. Volví a tocar y nada. Rodeé la casa y entré por atrás. Afortunadamente la puerta de la cocina estaba abierta.
– Enrique, lo llamaba.
Subí las escaleras. Caminé a las recámaras y vi emparejada la puerta del cuarto de Enrique. Caminé a ella y entré empujando lentamente la puerta encontrándome algo inesperado.
– ¿¿que mierda haces??, le pregunté exaltada al ver como se estaba jalando su verga.
Brincó el pobrecito y se intentó tapar pero no pudo muy bien, la tenía bastante parada.
– ¿¿¿que haces aquí???¿como entraste??, preguntó molesto.
– toqué pero no escuchaste. Y ya veo porque.
Vio su entrepierna. Tapaba su miembro con su playera pero se podía ver su bultote. Ver si quiera lo larga que estaba me calentó en segundos. Sentí extraño en mi vagina.
– ¿así de larga se te pone?, le preguntaba mientras caminaba hacia él.
– …si….¿porque?, contestó apenado.
– jeje a ver, le dije
– ¿que?
– si, haber, déjame verla.
– ¿….para que?
– ya!! no empieces!! le contesté quitando sus manos para que me dejara ver su polla.
Al descubrírsela de la playera, salió su tremenda vergota. Le bailaba, estaba bien larga, le medía como 17 cm. Bien paradota que la tenía mi primito. Tragué saliva. Se me antojó tanto que era inevitable no vérsela,incluso saboreármela.
– Dios, la tienes muy larga.
– ¿te gusta?
Lo miré y reí.
– …..ajá, respondí nerviosa sin apartar mis ojos de su entrepierna.
De un momento a otro perdió la pena y se mostró muy seguro ante lo que pasaba. Tomó el control en seguida. Me hinqué frente a él y sin decir nada cubrí su verga con mi mano derecha.
– la tienes caliente
– …oye, ¿que haces?, espera
– ¿que?, ¿apoco no te gusta?. Se la jalaba con mi mano muy suavemente.
Le pulsaba, se le paraba más hasta el punto de tenerla más dura.
– …no si…pero…
– ¿pero que?. Le pregunté resbalando la lengua por su larga vergota. Lamí desde sus bolas hasta su uretra. Le lengüeteé su punta cubriéndola con mi lengua.
– Aaahhh!!!
– mmm!! está bien rica, primo. Apuesto a que me entra todita por el culo.
Cerraba sus ojos disfrutando de mi lengüita mientras se la olía. Me gustaba su aroma. Sus manos acariciaban mi cara mientras mi nariz exploraba cada centímetro de su pollota. Llegué a su glande y se lo chupé como un dulce. Succioné como si quisiera absorber lo que saliera.
– que rico, dijo con una voz cortada.
Mis labios rosaban su cabeza, disfrutando de su sensible piel. La fui metiendo lentamente haciendo que su punta fuera resbalando mis labios y rosando mi paladar. Sus manos se apoyaron en mi cabeza evitando que me sacara su hermoso miembro del hocico. mamaba con gusto. Disfrutaba mucho lo suave, dura y larga que estaba. La retiré poco a poco dejándola bañada de mi saliva. Le brillaba.
– estás hermosa, me alagó mirando mi rostro. Su mirada se centró en mis labios. Mordió sus labios como si se los saboreara.
– ven acá, me dijo.
Agarró su verga y me la metió más de lo que había entrado llenando toda mi boca. Su miembro había atravesado mi campana llegando a la bajada de mi garganta. Dios, era una sensación muy extraña pero muy rica. Abrí más la boca para que me entrara. Mi saliva escurría por mis labios y su miembro. Lo lubricaba todo por completo. Sentía esa sensación de querer vomitar pero no hice caso y se la seguí mamando con ganas. Me la saqué. Parecía que se había duchado porque estaba desnudo sentado en una toalla. Abrió más sus piernas y se le alargo.
– aso que grande lo tienes, dije un poco sorprendida.
No lo seguí pensando y me la volví a meter tragándome todo ese largote miembro. Me entraba bien rico.
– Aaahhh que rico!!! Sigue, sigue, métetela más, me incitaba muy excitado.
Lo hice sin ningún problema. Su punta tocó mi campana y siguió penetrándome hasta adentrarse por completo. Me estaba atragantando muy feo.
– Dios, que rico mamas!!!
Tener la boca bien abierta hizo que mi saliva me escurriera ensalivando sus testículos. Me estaba ahogando. Su verga me dejaba sin aire y no me soltaba. Sus pesadas y largas manos me sostenían muy fuerte d ela nuca evitando que me pudiera levantar. Cerré los ojos intentando controlarme pero no podía. Mi respiración se empezó a acelerar y mi corazón a palpitar más rápido. Apoyé mis manos en sus muslos e intenté sacármela pero no podía. Inició unos movimientos como si cogiera. Y lo hizo, cogía por mi boca. Me entraba toda. Mis ojos comenzaron a llorar por la falta de oxígeno. Me soltó.
– ala no!! Te pasaste!!! Me quejé dando un gran respiro de alivio. Tragué saliva.
– tranquila, lo siento es que me encantó verte así. Casi me venía por eso te solté.
– …idiota, lo insulté.
– cállate que bien que te gustó. Va, levántate.
Lo hice, quedando paradita frente a él.
– mira que buena estás, me alagaba pasando sus manos por mi cintura y mi ombligo.
Se inclinó a mí y levantó mi blusa oliendo mi estómago.
– mmm que rico hueles.
Me dio un beso en el ombligo y en mi estómago. Su boca cálida resbalaba por mi blanca y suave piel. Pasó sus dos manos atrás y apretó mis nalguitas.
– mmm que ricura de culo.
Reí nerviosamente.
– date la vuelta, me pidió. Y lo hice, giré mi cuerpo dándole la espalda y dejando que mi culo quedara justo frente a su cara.
Sus manos masajeaban mis nalgas. Me las levantaba y las dejaba caer. No me brincaban mucho ya que no tengo un gran culote pero al menos lo tengo parado como a muchos hombres les gusta. Resbaló hacia abajo sus manos acariciando mis blancas y delgadas piernas. Rozó sus labios y su nariz.
– mmmm!!!
Sus dedos me generaban cosquillas y escalofríos. Sin pedírmelo, desabroché el botón de mi short y me bajé el cierre. Metí mis pulgares a los laterales de mi prenda y empecé a bajármelo muy lentamente. La cintura del short resbalaba por mi traserito dejando que se fuera asomando mi calzoncito blanco con florecitas. Sentí sus manos sobre las mías y siguió bajándolo hasta los tobillos.
– ala, estás súper buena, alagó mi traserito.
Giré la cara a la izquierda y de reojo bajé la mirada para verlo. Su mirada no se apartaba de mí. Plató sus manos en mis nalgas y me las separó haciendo que mi calzón se me metiera un poco. Se inclinó a mi culo y enterró su cara. Escuché como respiraba en mi culito parado.
– te huele bien rico.
Enterró más su cara hasta levantarme el culo. Sentía su nariz presionando mi ano. Tomó la parte de arriba de mi prendita y la estiró haciendo que la delgada tela que cubre la entrada de mi culo se me metiera entre mis dos nalgas. Parecía como si usara una tanga. Besó mi glúteo derecho. Metí mis manos y acaricié mi ombliguito. Seguí ascendiendo hasta tocar mi sostén y metí mi mano derecha tomando mi pecho izquierdo. Mientras Enrique besaba mis glúteos me empecé a pellizcar muy suavemente la puntita de mi teta hasta endurecerla. Me estaba excitando. Quité mis manos de mis pechos y las bajé dejándolas colgando. Me dio una ligera nalgada haciendo bailar mi glúteo derecho. Lo chupó y lo mordió. Encajarme sus dientes me género escalofríos. Me quitó el calzón bajándolo lentamente dejando al aire mi vagina y mi orificio anal.
– que rica estás, me alagaba.
– tú tócame, hazme lo que quieras.
Dejo caer mi calzón junto con mi short. Me quitó las sandalias, así como mis trapitos. Sus manos subieron rosando sus yemas sobre mis piernas y muslos hasta llegar nuevamente a mi traserito y abriendo sus manos levantándome el culito. Podía sentir que mi anito lo tenía un poco abierto.
– inclínate hacia adelante y ábrete el culo, me ordenó colocando mis manos en mis dos nalgas.
Me las separé inclinándome hacia adelante al mismo tiempo.
– Woow que rico.
Puso sus manos sobre las mías separando más mis glúteos y resbaló toda su lengua sobre mis sensibles pliegues subiendo a mi colita. Sentí la punta de su lengua rosarme muy rico el ano. Estaba tan abiertota a él que pude sentir su lengua meterse ahí lubricándome de saliva mi rabito. Resbaló la yema de uno de sus dedos sobre mi vagina. Acarició mis pliegues.
– estás bien buena. Tienes un culo hermoso y rico.
No dije nada y sólo solté una risa nerviosa.
Al parecer era su pulgar con el que me tocaba. Tocó toda mi vagina. Se aproximó a mi clítoris y me comenzó a frotar en círculos. Al llegar a mi botoncito, la sensación me hizo cerrar los ojos. Sentía muy rico.
– me encanta como se abren tus ricos pliegues. ¿te gusta?
– ….si, contesté con una voz algo apagada.
La excitación que me generaba su dedo no me permitía responder claramente. Lo quitó y se paró agarrándome de la cintura.
– ven, ponte derecha.
Regresé el cuerpo hacia atrás pegando mi espalda en su pecho. Dios, se verga pegaba en mi trasero. Lo levantó resbalándolo sobre la línea que separa mis nalguitas. Me lo untaba. La tenía muy dura y larga. Se apartó dejando caer su miembro y lo metió entre mis muslos.
– mira que larga la tengo. Atraviesa tus muslos, ¿ya viste?
Bajé la mirada a mi vagina y vi como su punta y una parte de su tronco se asomaba saliendo de mis muslos. La tenía arqueada. Como si fuera un plátano con la punta hacia arriba. Se pegó a mi culo presionando fuerte. Su verga me atravesaba. Tomé su punta y la cubrí con la palma de mi mano. Se la empecé a jalar.
– está bien largota y caliente.
– si. Seguro que te llena bien rico el culo, y todo, me susurraba.
Mordí mis labios imaginando haciéndome eso. Meterme su larga verga bien paradota llenándome la boca, el culo y mi rajita. Sus dedos bajaron a mi entre pierna por atrás. Los resbalaba por mis pliegues. Los acariciaba muy suave. Estiró su mano hasta cubrir completamente mi vagina haciendo que su dedo medio llegara a mi clítoris.
– ¿que harás?, le pregunté.
No respondió y comenzó a rascarme.
– …Díos
– ¿te gusta?
– …¿mmmm?
– ¿que si te gusta esto?, preguntó nuevamente y a rascarme el clítoris más rápido.
– Aaahhh!!!, solté un gemido dejando caer mi cuerpo hacia adelante.
– ven, tranquila, dijo abrazando mi cintura evitando que cayera.
Sacó su mano de mis piernas y las pasó a adelante frotando mi clítoris con más comodidad.
– rayos!!!
– ¿que pasa?, ¿que sientes?
– …rico
– la tienes un poco cerradita, que rico.
– …ajá…si…Aaahhh!!! Para!!
– ¿porqué?,
– esque…siento que quiero orinar.
– no creo
– hablo en serio
Retiró su mano y se agachó a mi culo. Separó mis nalguitas y resbaló toda su lengua sobre mi hoyo bien abiertote.
– puta madre que sabroso, dijo.
– ¿porqué ahí?
– ¿porqué no?. Estás bien buena y ricota.
Su cara se incrustaba en mi trasero. Me penetraba el ano con su lengua. Se levantó.
– sabes bien.
– ¿si?
– mucho.
Me azotó el culo muy fuerte.
– oye!!!! ¿Que te pasa?
– no seas chillona. Ven.
– ¿ahora que?
Se sentó sobre su sillón de la computadora. Abrió sus piernas.
– ven, dijo estirando su mano para que le dira la mía.
Dios santo, verlo así con la verga bien larga era algo que no podía dejar de ver. Me preguntaba como me entraría eso. Me acerqué a él sin darle la mano y lo monté terminando dándole un beso. Sus manos me abrazaron acariciando mi espalda. Metió su mano derecha a su entrepierna y me frotó su verga en la vagina. Besó mi cuello. Me recosté sobre él. Mi cabeza se apoyó sobre su hombro izquierdo.
– estás hermosa, me alagó.
– …gracias jeje
Lo miré y justo en ese momento metió su miembro en mi vagina. Tragué saliva y le apreté los hombros.
– Aaahhh!!! Que rico!!! Jadeó al metérmela toda.
– Dios!!!. Abracé su cuello y enterré mi cara en su pelo. Sus manos bajaron a mi cintura y empezó a moverlas de arriba a abajo.
– Aaahhh!!! Rayos!!!, jadeé.
Sentía sensacional.
Tan rico sentía que yo misma empecé a llevar los movimientos empezando a brincar.
– …eso…así!!!
– ¿….así?, le pregunté con una voz entrecortada.
– …..si
Su pene me entraba y me salía. Resbalaba por mis pliegues. Me sentía lubricada de mis flujos vaginales, facilitando la penetración y el placer.
– hazlo más rápido!!! Bríncame más!!!
Su voz era como si me suplicara que lo hiciera. Estaba muy excitado.
– ¿así?, le pregunté brincando como loca.
– Aaahhh!!!! Siii!!!! Más!!!! Más rápido!!!! Pedía mirando al techo con los ojos entrecerrados. Parecía como si quisiera venirse. Tomó mi trasero para llevar el ritmo. Mordí mis labios para contener los jadeos. Me acercó más a él jalándome del trasero. Me quité la blusa. Subí sus manos al broche de mi brasier y lo desabrochó. Desnudé mis pechos.
– Dios, que ricos.
Las tomó. Agarró cada pecho con cada mano y chupó mis puntas. Las lamió, lengüeteó y succionó como si me sacara leche. Que rico, eso me excitó mucho más. Jalaba mis ricas puntitas con sus labios y las soltaba haciendo que me brincaran. Se inclinó quedando a la orilla del sillón y me abrazó la cintura para que no me fuera hacia atrás. Enterró su cara en mi cuello y me la metió más adentro. Me levanté tantito pero me sentó con fuerza.
– Aaahhh, Jadeó.
Abracé su cabeza y recosté mi mentón en su frente. Me levantó un poco y me dejé caer dejando que su verga me resbalara lentamente metiéndose en mí.
– Dios!!! Sii!!!, dije.
– vamos, brinca!!!
Estar montada con las rodillas flexionadas me permitió hacer lo que me pedía. Empecé a brincar consiguiendo que su verga me resbalara por dentro, rosando mis paredes vaginales.
– siii!!! Que rico!!!, decía yo mientras saltaba en él.
– Aaahhh!!! Sigue!!!
Agarró mi culo con sus largas manos y tomó el control de mis movimientos aumentando el ritmo.
– así, saltame así!!!
– Aaahhh!!! Rayos!!! Siii!!!
– ¿te gusta que te coja así?, preguntó muy excitado.
– ……si!!!…Aaahhh!!!
– se siente riquísimo cogerte!!!
Acercó sus dedos a mi línea que dividía mi colita y me acarició el ano.
– está un poco abierto, que rico.
– ¿y eso….te gusta?
– mucho, contestó insertando su delgado y largo dedo.
– Aaahhh!!! No hagas eso!!!
– vamos, déjame probarte un poco.
– ¿pero así?
– si, así.
Había metido la mitad. Lo retiró y nuevamente me penetró el hoyo pero con dos dedo estrechando mi orificio.
– aau!!! Me duele!!!
– tranquila, ahorita se te pasa.
Lo abracé fuertemente y me enterró con rudeza sus dedos.
– Aaaaa!!! Grité pegando mi pelvis a su estómago.
Sentía sus largos dedos bien adentro del culo. Los giraba y les daba vuelta haciendo que mi rabo se me abriera más.
– para, para!!! Me lastimas!!!
– cállate, o lo hago más fuerte!!
– no, por favor!!!
Me los retiró lentamente. Sentí un alivio.
– quiero meterla, prima.
– ¿si?
– claro. La tengo bien parada que seguro te llena bien rico.
Retiró su miembro de mi vagina. Dios, sacármela fue una sensación tan rica que fue inevitable no soltar un pequeño jadeo. Miré a mi trasero y vi como se la jalaba.
– la tengo muy húmeda.
Me untó su punta en mi mis pliegues y mi ano semiabierto.
Me separé un poco de él y escupí mi mano derecha y la pasé atrás para jalarle la verga, mezclando mi saliva con mis flujos regados en su hermoso miembro.
– jálamela más
Mi mano resbalaba libremente por su vea. Estaba bien dura y larga, algo a lo que una mujer no se puede resistir. Cuando noté que estaba muy lubricada, coloqué la punta sobre mi hoyo. La agarró y la fue empujando lentamente. Me limpié la mano en el culo y me sostuve de sus hombros mirándolo a los ojos. Me levante un poco al penetrarme poco a poco. Su vega ya había entrado. Sentía como iba adentrando en mi culo rosando mis paredes. Dios el ano se me iba agrandando conforme me estaba entrando. Aún no estaba toda adentro y sentía que estaba al tope.
– está muy larga
– pero te gusta, ¿no?
– mmm, si. Respondí arrugando la cara y mordiendo el lado derecho de mi labio inferior.
– aún no me entra toda, ¿cierto?
– no. Relaja el culo, no lo aprietes.
– es que me arde. Siento como si me cortaras.
Cubrió mis nalgas y me las separo haciendo que se me abriera el ano un poco más y aprovechó para empujarla.
– aaa!!!, me quejé mirando al techo.
Lamió mi cuello.
– tranquila.
La fue retirando lentamente y de sorpresa la metió con fuerza logrando meterla casi toda.
– aaaaaa!!!!, grité enterrando mis uñas en sus hombros
– ssshhh, ssshhh, ssshhhh, intentaba tranquilizarme.
Tragué un poco de saliva sofocando el dolor. Podía sentir el ano más abierto. Me ardía, sentía como se me estuviera rasgando. Estuve así por unos minutos hasta relajarme y soportar el ardor. Empezó a empujar y a retirar su verga suavemente.
– ¿te sigue doliendo?
– ya no tanto.
– ¿te gusta así?
– si, sigue.
Al notar que no podía moverse mucho decidí comenzar a brincar.
– eso, así, dijo. Le gustaba.
La verga de mi primo me llenaba el culo. Subí y dejé caer mi colita dejando que me entrara toda. Que rico sentía. No era placer como se siente por la vagina pero la sensación era rara y rica.
– hazlo más rápido, me pidió.
Aumenté el ritmo. Ya no me dolía. Mi culo estaba muy dilatado.
– eso!!! Aaahhh!!! Que rico te entra!!!
Me gustaba verlo como lo disfrutaba.
– ¿te gusta mi culo?
– si. Está bien ricote.
Levanté mi culo dejando salir su vergota. Dios, cuando me lo sacó vi que tenía un poco de excremento embarrado.
– puta madre, me manchaste de mierda.
– perdón!! Es que me la metiste tanto que…
– descuida, me gusta. Siempre y cuando seas tú
– ¿no te molestó?
– no. Al contrario me excitó más.
Metió su verga nuevamente. La enterró con fuerza hasta el fondo.
– Aaahhh que rico!!!, jadeé.
– si, que rico. Vamos!!! Mánchame de tu mierda!!!
– no digas eso!!! Que asco!!!
– ¿porque no?, me encantas mucho.
Brincaba en su verga. Podía sentirla bien hasta adentro.
– me gusta que me la metas toda!!! Sigue!!!
– sii!!! A mi más!!! Vamos!!! Brinca más rápido!!!, me exigió dándome una fuerte nalgada.
– siii!!! Que rico!!! Me vendré!!!
– si??? Ya???
– sii!!! Es que…estás bien ricota!!!
– hazlo!!! Vente!!!
– siiii!!! Ya casi!!! Sólo brinca más rápido!!
Lo hice. Salté como una puta loca.
– eso!!! Así!!! Que rico!!! Que rico!!!
– ¿ya casi?
– sii!! Ya casi!!! Dios!!! Ya!!! Ya!!! Sii!!!
Sus palabras me excitaban mucho haciendo que brincara con desesperación hasta conseguir que me bañara de su asqueroso semen.
– Aaahhh!!!! Siii!!!! Que rico!!!! Que rico!!!!
Dios, podía sentir su semen dentro de mí. Expulsó una gran cantidad. Su vergota pulsaba.
– ¿ya acabaste?, le pregunté.
– si, ya, contestó exhausto.
– no creí que me gustaría hacerlo así, dije.
Me la sacó. Vi que aún la tenía bien paradota. Le bailaba de un lado a otro.
– quiero que expulses mi semen de tu rabote.
– ¿que?
– si, quiero ver que salga mi semen de tu sucio culo.
– ¿y como?
– sólo expulsa como si cagaras.
Me daba un poco de pena pero lo hice. Pujé como si estuviera cagando pero no me salía nada. Abrió mi culo. Pujé con fuerza y por accidente se me salió un pedo.
– mmm que rico, dijo.
– que asco.
– no, es rico eso. Y más de una chica tan rica como tú.
– ya cállate, asqueroso!!!
Lo hice de nuevo soltando otro asqueroso pedo. Al tirármelo pude sentir que algo me salía. Me metí el dedo al ano y saqué un poco de semen con mierda.
– guacala que asco, dije haciendo gestos y mirando el dedo.
– ten, límpiate, dijo dándome un trapo. Vamos!! Sigue!!
– ¿sigo?
– si, sigue tirándote pedos, maldita puerca.
– oye!! No me hables así!!!
– yo te habló como quiera, dijo azotándome el culo.
– ya!!!
– cállate!!! Dijo metiéndome dos de sus dedos en el ano.
– Aaahhh!! No, espera!! No lo hagas!!
Me los enterró lo más que pudo.
– cállate, si bien que te gusta!!
Los retiró cubiertos de semen y excremento.
– límpiate, dije. Lo hizo.
– ya basta!!! Ya van a venir mis tios!!!
– espera!!
– no ya!!
– ven, vamos al baño, dijo tomándome de la mano.
– ¿para que?
– tu hazme caso.
Caminamos al baño y me pegó a la pared. Mis pechos presionaban el muro. Se pegó a mí y metió su vergota en mi ano.
– no!! Ya no!!
– sólo la última!!
– noo!! Ya en serio!!!
– espérate!!!
– Aaahhh!!! Ya no!!! Aaahhh!!!, me la enterraba.
– ¿te sigue gustando?
– no se… Aparte quiero hacer del baño.
– ¿que quieres hacer?
– quiero orinar.
– hazlo!!!
– ¿que?
– si, orínate mientras te la meto, te va a gustar.
– noo!! Como crees!!! Estás loco!!
– vamos!! Hazlo!! Estamos en el baño, pensarán que es agua.
– …no!!! No se!!!
– si quieres!!! Órale!!!
Cubrió mi vagina con su mano derecha y empezó a rasarme el clítoris.
– Aaahhh!!!
– ¿te gusta?
– ……sii!!! Aaahhh!!! De…tente!!!
– no, no lo haré hasta que lo hagas!!!
– por favor!! Aaahhh!!!
Apoyé las manos en la pared. No quité sus manos porque lo disfrutaba.
– vamos!! ¿que esperas?
– ….Aaahhh!!! Está…..bien!!!
Me gustaba como me dominaba y que me obligara a hacer cosas que no había yo hecho antes. De la nda empecé a mear poco a poco. Bañé su mano.
– eso, que rico!!! Vamos, moja mi mano.
Frotó toda mi vagina mientras orinaba. Mis meados escurrían por mis muslos, mis rodillas. Parecía una cascada de orina.
– ¿que sientes?, me preguntó excitado.
– …rico. No se…pero me gusta.
– sigue, tú sigue!!
Creí que había terminado ahí pero no fue así. Y mucho menos creí lo en lo que haría después de que terminara de mear.
– ¿que tan sucia eres?
– ¿no lo sé?…¿porque?
Sin mencionar nada, metió sus dedos orinados a mi boca.
– noo!!! ¿que haces??
– chúpalos!!! Estúpida puerca!!!
Sacudí mi boca evitando que me metiera todos los dedos pero no pude lograrlo. Tomó mi mandíbula con su mano izquierda y me abrió la boca.
– ¿a que te saben?
Lo miré.
– ¿mmm?, contesta!!!
– ácidos, raro. ¿porqué lo hiciste?
– porque quise.
No le dije nada más.
Me sacó su verga.
– mira como la tengo. Manchada de tu puta mierda. Pinche asquerosa.
Salí un poco enojada y confundida del baño azotando la puerta. Lo dejé en el baño, me limpié con la toalla el culo y me vestí. Salí de su cuarto y bajé. Justo cuando iba de salida se abrió lo puerta.
– ya llegamos, dijo mi tia.
A buena hora llegaban, cuando estaba por largarme.
– ¿y Enrique, hija?
– aaa…..está en el baño.
– ¿ya te vas?
– no….es que….iba a hacer una llamada para avisar que me quedaría.
– hija, pues ocupa el teléfono. Por ahí invita a mi hermana (mi mamá), diles que se vengan a cenar.
– ….ajá, sip.
Cuando estábamos en la cena. Enrique no dejaba de mirarme. Acabé lo más pronto posible y fingi una llamada. Salí al patio. Me senté en unas sillas que había ahí. Miré el cielo por unos minutos y en eso me sorprendió Enrique abrazando mi cuello por detrás y dándome un beso en la mejilla izquierda.
– oye, perdóname. Creo…que no debí forzarte.
Solo lo miré.
– pero lo hiciste.
– lo siento.
Estaba enojada, triste, rara. Nunca había hecho eso que hice.
– no volveré a forzarte.
– …..está bien, contesté y le devolví el beso.
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