Mi hijo nos cogió a su hermana y a mi

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Hola a todos, soy nuevamente Isabel. Desgraciadamente el trabajo no me ha dado un tiempo libre para publicar un relato y también porque no había pasado nada nuevo. Ni si quiera el día que cumplí 44. Ya estoy algo grande pero cuido mi cuerpo. Salgo a correr los fines de semana y practico yoga. Mis amigas me preguntan que que hago, porque tengo cuerpo de chica de 24. Pero bueno. Esta vez publicaré algo que tendrá con mis dos hijos, Jorge y Carolina. La semana pasada fui testigo de algo que me cuesta creer todavía. Y es que vi a mi hijo Jorge cogiendo con mi hija Caro. Este fin me tocó trabajar hasta las 4 pm. Por lo general yo esos días aprovecho para ir a comprar lo que hace falta, cosas personales o ir a dar la vuelta con mis compañeros de trabajo. Este sábado preferí darme el día para reponer energía regresando a casa. Ya eran las 4:40 cuando llegué. Mi esposo es el trabajo y mis hijos supuse que estarían en la calle o igual en la casa flojeando más no lo que fui a descubrir. Entré, puse mi bolso en la mesa y me senté en la sala. Necesitaba descansar un minuto los pies antes de subir las escaleras para ir a mi cuarto. Me relajé. Cerré los ojos. Sentí fabuloso ese momento. Escuché una silla arrastrándose. Obvio era uno de mis hijos. Tomé mis tacones y subí descalza. Al llegar al segundo piso caminé al pasillo dónde estaban las recámaras. Pasé por la de Jorge. Al llegar a la de Caro, la escuché reír. Me detuve y me acerqué para poder escuchar mejor. Pegué mi oreja derecha a la puerta.

– y el wey se bajó los pantalones frente a ellas. Claro, yo no vi porque estaba checando que la maestra no entrara.

Creí que estaba hablando por teléfono pero me equivoqué hasta que escuché la voz de Jorge.

– jajaja ¿en serio?

– si, viejas locas

– …¿ y tu ya has visto?

– ¿que?

– lo que ellas estaban viendo.

Mi interés y curiosidad se prendió tan rápido que tuve la necesidad de abrir la puerta muy despacio.

Giré la perilla y abrí lentamente sin hacer ruido. Entre la rendija que se formó entré la puerta y el marco pude ver a los dos. Jorge estaba sentado en la orilla de la cama. Y Caro en la silla de su tocador.

– no, la verdad no. Bueno, una vez en internet, pero obvio, no es lo mismo viéndola en vivo jaja, contestó Caro.

– mmm, ¿quieres ver una?

– ¿eh?

– aja, ¿quieres ver esta?, le preguntó y lo que pude ver es que Jorge se agarraba como si se la estuviera enseñando.

– oye!! Jaja no hagas eso, dijo ella tapándose un poco la cara.

– ¿que?, mira, la tengo dura.

– deja de tocarte, le pedía tratando de quitar la mano de Jorge de su entrepierna, y riendo al mismo tiempo.

– vamos, sólo estamos tu y yo.

– no, ya jaja no se…

– oye, ¡hey!, ¡mírame!, mamá no está, nadie lo sabrá, la intentaba convencer.

– esque…no se…

– ven, dame tu mano, estiraba su brazo para que Caro le diera la mano.

Quería evitar que pasara eso, pero a la vez quería ver pasaría, así que no hice nada y seguí observando. No pensé que Caro fuera a ser tan fácil de convencer. Pero más que preocuparme por mi hija, sentía celos. Podía hacer que se detuvieran pero algo me lo impedía. Caro se paró de la silla y caminó poco a poco directo a él. Jorge tenía puesto un pans negro y una playera roja. Acercó la mano de Carolina a su verga, la cual ya estaba dura. Lo podía ver. La colocó ahí.

– Jaja esta… Dura…

– ¿te gusta?

– no…se jaja

Caro reí de nervios, podía ver en su rostro lo insegura que estaba pero notaba como le gustaba sólo que le daba pena. Mordía su labio inferior como si se estuviera aguantando algo. Soltó la mano de su hermana dejándola que ella tocara a su gusto. Le acariciaba. Lo hacía de arriba a abajo. De su punta hasta su base. Estaba segura que le tocaba los testículos.

– ¿quieres verla?, le preguntó con un tono suave y seductora.

– este…no lo se…, decía y soltaba una risa nerviosa.

Sin esperar a que ella aceptara el muy desquiciado se levantó un poco y se bajó el pantalón y el bóxer dejando salir su verga de un brinco. Su verga salió de un salto. La tenía ya algo parada, le bailaba.

– puta madre, así la tienen, reaccionó Caro al ver la larga verga de Jorge. Sus ojos se agrandaron más como si quisiera guardarse esa imagen a la perfección. Se agarró su miembro Jorge y se la empezó a jalar muy despacio. Caro sólo lo miraba, no sabía que pensaba pero no apartaba su mirada.

– ¿quieres?

– ¿eh?, respondió como si volviera al mundo. La pendeja estaba perdida en él.

– tengo miedo, mamá puede venir.

– tranquila, ella siempre llega tarde, es sábado, seguro fue al cine o de compras con sus amigas.

Se agachó un poco y acercó su mano tocando la verga de Jorge.

– wey está caliente y muy dura.

– ¿pero te gusta?

– …jaja ajá…

Se la frotó muy suavemente. La mano de caro cubría totalmente su verga. No creía que fuera capáz de hacer eso. Y con su hermano.

– eso, así!

– la tengo bien dura, ¿verdad?

– ajá, si.

Había agarrado confianza, la estúpida. Se la jalaba muy cómodamente. Se hincó.

– esta bien larga y dura.

– la tengo bien rica ¿o no?

– jaja pues…si.

– ¿te gustaría probarla?

– ¿probar?

– jaja si, tonta.

– no se…

– vamos! Hazlo! Chúpala, no pasa nada.

– pero y si llegan,

– nadie llega, ven, le dijo tomándola de la cabeza y acercando su cara a su verga.

Caro muy receptiva sólo se aparto el cabello de su rostro peinándoselo para atrás y abrió su boca. Chupo su punta.

– métetela más.

Caro abrió más la boca metiéndose la mitad.

– Aaahhh que rico!! Eso!!!

Se lo sacó y lamió dede la mitad que se había metido hasta su punta.

– sigue, sigue, lo haces bien

– ¿si?

– si,

Sacó su lengua y lamía su punta. Lo hacía con delicadeza. Se la volvió a meter.

– eso, que sabroso chupas, decía Jorge acariciándola.

La tomó de los brazos y la paró retirándole el miembro de la boca. Se subió el pantalón y se paró diciéndole:

– ven.

Empujó la silla aún lado y la empujó al tocador.

– espera, ¿que haces?

En ese momento la beso.

– jorge…espera

– detente, para, noo

– ¿ahora que?

– que esto debe parar, siento que estamos pasándonos.

– ya, relájate, no vendrá.

– ya se, ya se, pero esque…

– ¿es que que?

– tengo miedo.

– ¿miedo a que?

– pues…nunca he hecho esto.

– es broma, ¿verdad?

– no, es en serio

– mírame. Sólo relájate y déjamelo a mi.

– jaja ¿ahora ya eres un experto en esto?

– no pero al menos se lo que hago.

– pues…no se. Ya es tarde. Aparte ya pueden llegar.

– hey. Sigamos y si no te parece…me detengo y se acabó. ¿trato?

– mmmm

Carolina estaba indecisa. Nerviosa, temerosa. Es una chica muy linda. Tranquila, miedosa, es toda la parte contraria de Jorge. Jorge es un cabrón. Sólo así lo puedo describir. E cogido con él y no me arrepiento para nada, pero es muy mañoso y eso que estaba haciendo con mi chica es aprovecharse.

– …está bien, contestó aún insegura.

– bien.

Le acariciaba el rostro, sus mejillas, sus labios. Estaban en un momento muy íntimo. Caro sólo lo miraba a los ojos. Temía a que ella me viera, ya que el tocador está frente a la puerta. Caro como decía es una niña muy tierna, linda, tranquila, con sus 18 años que tiene es una chica pura. Bueno ya no tanto. Es bonita, para mi es hermosa. Cada quién tendrá su percepción sobre ella. Unos dirán que es bonita, bella, que se yo, pero fea no es, para nada. Físicamente es de piel blanca, complexión delgada, de estatura mide como 1.65, de cuerpo está bien, traserito parado y pechos medianos. A estas alturas no la he visto desnuda pero imagino que para algunos a de estar buena o rica, como suelen decir. Y no lo digo porque sea mi hija sino porque así piensan los hombres calientes. La besó. Jalaba sus labios, chupaba su labio inferior. Noté como le gustaba, lo disfrutaba. Bajó sus manos a su cintura y la cargó subiéndola al mueble.

– espera, mi trasero aplasta mis pinturas.

Las apartó. Abrió sus piernas y Jorge se acercó metiéndose en ellas clavándole sus labios en ella. Caro lo abrazó. Maldita. Podía sentir los celos comiéndome. Abrazó la cintura de Jorge con sus piernas. Él sólo la besaba, bajó a su cuello. Fue bajando por sus pechos, sus costillas formando un camino hasta llegar a su ombligo. Lo soltó quedando muy abierta. Se recargo sobre el espejo.

– súbete la blusa, dijo Jorge ayudándola al mismo tiempo dejándole sólo el sostén blanco. La muy puta lo hizo sin preocuparse por nada. Se agachó y metió su cara en la entrepiernas de Caro.

– mmm que rico huele.

Ella solo reía y lo miraba. Él sólo presionaba su cara en la parte de la entrepierna. Respiraba el aroma de su vagina. Se levantó.

– ven, quítate el pantalón, le dijo a Caro.

Ella no contestó simplemente accedió a su petición. Se desabrochó y se bajó el cierre. Levantó un poco el culo y el sólo jaló su prenda desnudando su trasero, sus muslos. Se lo jaló hasta las rodillas. Le quitó las sandalias y el pantalón.

– tienes unas lindas piernas, Caro.

– jaja…gracias.

Acarició sus piernas y sus muslos. Se acercó a ellos y los besó. Besó su pantorrilla, su rodilla llegando a sus muslos. Conforme se fue acercando, Jorge detenía las piernas de Caro y abriéndoselas.

– me gusta tu piel. Es suave, blanca, y muy sexy.

– ¿si?, preguntó Caro esperando una aclaración como respuesta sobre el alago de Jorge. Estaba encantada.

Estaba llegando a su zona. Lo poco que veía me permitía observar bien. Aunque la cabeza de Jorge no me dejaba ver la zona intima de mi hija, bastaba con ver sus movimientos. Las manos de él pasaron a sus muslos impidiendo que se cerrarán las piernas de ella. Estaba muy abierta para él. Vi como Jorge acercaba su cara al calzón de Carolina.

– estás bien buena, le dijo.

Ella no decía nada, solamente se mordía los labios. Dio un respiro cuando noté que presionaba su rostro en su calzoncito.

– …Jorge…

– ¿…que pasó?

Caro no sabía que hacer con la cara de su hermano metida en su vagina.

– no bajes tus piernas, le decía él mientras la tocaba ahí con sus dedos. Le presionaba como si quisiera penetrarla con ellos.

Dios, que descarado era. Mi nena sólo apretaba su labio inferior con sus dientes de arriba. Parecía aguantarse de algo. Vi que con el pulgar le acariciaba la vagina y se lo presionaba a la vez a la altura de su clítoris.

– ¿te gusta?, le preguntó a ella.

– …ajá…

Apenitas y podía responder.

– ven quítate esto, dijo él jalándole el calzón hasta desnudar por completo su sexo.

– que rico. Te rasuras bien.

– jaja bueno si, algo, no me gusta tener vellos ahí.

– te vez muy rica, le dijo inclinando su rostro nuevamente.

– mmmm…Dios!

Parecía que había resbalado su lengua sobre ella.

– estás bien rica. Te sabe muy bien.

– ¿ya lo has hecho?

– ¿tú que crees?

– Aaahhh!!! Soltó un jadeo cuando Jorge le volvió a chupar.

Su respiración era un poco agitada. Tenía la boca abierta, su respiración era cortada combinada de pequeños jadeos.

– Dios, que rico!!! Aaahhh!! Jadeaba y reaccionaba ella. Se recargó en el espejo y puso su mano derecha sobre la cabeza de Jorge mientras que con la otra se detenía del mueble para no irse para adelante. No podía creer lo que estaba pasando. Algo tenía que hacer. Y lo hice. Tomé un respiro y entré.

– ¡¡¡que está pasando aquí!!! Les grité. Los celos me ayudaron a aparentar estar furiosa de lo que hacían.

– ¡¡mamá!!, Gritó Caro bajándose del mueble rápidamente y tapándose.

– puta madre, dijo Jorge cuando entré.

– ¿que le estabas haciendo a mi hija, imbécil?, le pregunté tomándolo del pelo sin jalonearlo fuerte.

– espera, espera!!

– ¿y tu?, ¿que tienes en la cabeza?, le pregunté a Caro en voz alta.

Estaba aterrada. Estaba a punto de llorar. No sabía que hacer la pobre.

– ¡¡Contesta!!, le grité.

– mamá, perdón, es que…

– es que nada!! Mocosa estúpida!!

– ¿y tu?, ¿tienes algo que decirme?, le pregunté a Jorge mirándolo muy seria.

El idiota sólo me miraba. No estaba espantado. El problema no iba a hacer tanto para Carolina, sino entre el y yo.

– ¿que quieres que te diga?. ¿que se me antojó cogérmela?, si ella también quiso.

– eres un cabrón, le dije decepcionada. Lo solté dándole un jalón.

– tú ven para acá!!, dije tomándola del cabello. La agarré de las greñas y la agite.

– mamá no!!! Por favor!!

– …eres una maldita puta!! La aventé al suelo.

Empezó a llorar. Jorge intento levantarla pero no lo dejé.

– tú no te muevas!!!, le advertí gritando y apuntándolo con el índice.

– tranquila, ¿no crees que te estás pasando?, me decía él.

Estaba furiosa. La verdad, tenía tiempo de no ponerme así. Caro se paró y se quedó parada cubriéndose su vagina con la blusa. Estaba temblando de miedo. Jorge sólo me miraba.

– ven, le dije a Caro estirando la mano para que me diera la suya.

Tenía la mirada abajo. Estiró su mano.

– ven, siéntate, le dije.

Tomó asiento en la silla de su tocador. Me hinqué frente a ella.

– hey, mírame.

Miraba el suelo.

– oye, voltea, le pedí tomándola de mandíbula.

Su rostro parecía estar pálido.

– ¿estás espantada?

– …si.

– pero si cuando estabas con tu hermano te sentías muy segura.

Me miraba.

– ¿te gustó?, le pregunté.

– ¿que?

– ¿te gustó lo que hacía tu hermano contigo?

– mmmm un poco.

– ¿un poco?

Era una maldita mentirosa, si lo estaba disfrutando. Mi enojo aumentaba más.

– ¿quieres seguir?, le pregunté hipócritamente.

Miré atrás. Jorge me miraba y me negaba con la cabeza. Entre él y yo ya existía algo. (Si es la primera vez que leen un relato mío, los invito a leer los otros en mi perfil). Me daba a entender que no siguiera. Tal vez no quería que su hermana supiera lo que nosotros hemos estado haciendo. No me importó. Así que continúe, o como muchos otros dirían, la seguí cagando.

– ¿seguir?, preguntó confundida.

– si, ven. Le dije tomándola del cabello.

– me lastimas!!!

– arrodíllate, arrodíllate, le dije enojada.

– ¿mamá que haces?, me preguntó Jorge.

La acerqué a la entrepierna de Jorge.

– ¿quieres seguir, no?. Pues órale!! Chúpale la verga!!

Empezó a llorar Caro. Estaba espantada pero yo no.

– mamá perdóname, yo no quería, me decía Caro llorando.

– pues ahora te aguantas!!! ¿que esperas?

– oye, tranquilízate, me calmaba mi hijo pero lo ignoré.

– órale, órale, órale. Chúpasela!!! Le dije a Caro embarrando su cara en la verga de Jorge. Sus lágrimas lubricaban su miembro.

– …mamá…, decía Caro derramando lágrimas.

– abre la boca, abre la boca, le dije tomándola del mentón.

– mamá ya déjala, me decía agarrando mi brazo derecho tratando de detenerme.

– ¿para que dejarla?, mírala, le gusta tu verga. Si te la chupó con ganas, contesté sosteniéndola del cabello.

Caro solo me miraba.

– vamos mi nena, abre tu boquita y métete la verga de Jorge, le dije al mismo tiempo frotando el miembro de mi hijo.

– …no mamá, no. Por favor!! Perdóname!!

– si no lo haces, le diré a su papá lo que estaban haciendo.

– noo, noo, mamita!! Por favor!!, me suplicaba.

– hey!! Hey!! Tranquila!!, la calmaba acariciándole la mejilla. – mírame. Solo obedece.

– oye, ¿que te pasa?, no la obligues. Además, fue culpa mía, la defendía Jorge. – No. Fue de ambos. Hazlo, le ordené a Caro.

Tragó saliva y abrió su boca. Al ver que no estaba muy decidida le metí la verga.

– ya viste que fácil es, le dije acariciándola.

– Aaahhh!! Jadeó Jorge.

– ¿te gusta mi amor?, le pregunté a Jorge.

– …si. Aaahhh!!!

Vi como la verga de Jorge entraba y salía de la boquita de Caro. La chupaba muy suave. Se la metía y se la sacaba.

– eso nena, sigue, sigue. Cómetela, corazón, le decía a Caro peinándola con mis dedos.

Se la sacó, tragó saliva. Ver la verga de mi hijo se me antojó mucho. La tenía bien parada. Le bailaba. La tenía mojada de la saliva de Caro, se veía tan rica. Temía a que mi hija me viera siendo una enferma pero no me importó, asi que me recogí el cabello y me la metí a la boca.

– Aaahhh!! Mamá!!!

– ¿mamá que haces?, preguntó Caro confundida y sacada de onda.

Puse mi mano izquierda en su hombro derecho para que no se fuera.

Jorge me acariciaba y me a la vez me empujaba la cabeza para que me entrara más su ricote pene. La sentía bien adentro. Su punta chocaba con mi campana y me llegaba a la garganta. La saliva se me salía. Me la saqué. Tome un respiro. ella sólo se me quedaba viendo.

– ¿que tienes?, le pregunté.

Miré su boca y la acaricié con mi pulgar.

En ese momento Jorge me arrebató a Caro dándole un beso en la boca. Ella no dijo nada, sólo lo tomó del cuello sin apartarlo. Los miraba solamente. Resbalé mi mano izquierda sobre la espalda de mi hija. La pasé por su espina dorsal. Me paré y me hinqué detrás de ella. Tomé su cintura y pegué su culo desnudo a mi pelvis. Abracé su estómago. Mis dedos acariciaban sus lindas costillas y su ombligo. Bajé a su pelvis y bajé muy lentamente hasta llegar a sus pliegues. Volteé a verlos y aún seguían besándose. Bien decía Jorge. Su vagina no tenía vellos. Acerqué mis dedos y empecé a rascarle justo en su clítoris. Vi que se movió un poco. Se separó de su hermano y giró su cabeza a la izquierda para voltear a verme.

– mamá…¿que…estás…haciendo?

– tranquila, nena. Sólo déjate, te va a gustar, le dije en su oído.

– ven, dijo Jorge tomándola de la cabeza. Metió su verga a su boca.

– eso, preciosa, chúpala, succiona, le pedía.

Masturbaba a Caro con delicadeza. Nunca había tocado una vagina que no fuera la mía. Tal vez la falta de sexo me incitó a tocarla. Aumenté el ritmo, le empecé a frotar más rápido.

– Aaahhh!!! Mamá!!!, Jadeó mi nena.

– ssshhh, ssshhh, tranquila, bebé, la calmaba.

Movía sus caderas, las levantaba, las movía en círculo. Se levantó de la cama mi hijo y se paró a mi lado izquierdo. No podía ignorar lo que me estaba pidiendo.

– ven acá, dije metiéndome su rica verga a la boca. Me la metí de un gran bocado.

– eso, mamita, que rico chupas.

– mmm si, está bien rica. Métemela toda, corazón.

Tomó mi cabeza con sus dos manos y me la empujó hasta lograr que me entrara hasta adentro.

– que linda te vez. Abre la boca, ábrela más. Y lo hice. Me cogía por la boca. Metía y sacaba, metía y sacaba. Mi saliva salía. Dentro de mi boca se formó un charco de saliva y sonaba cada vez que me penetraba.

– eso, trágatela.

De tanto que me la metía que mis ojos estaban llorosos. Sentía que iba a vomitar. Al meterme toda su vergota era la sensación de tan rica, que era inevitable dejar de mamársela.

– mamá…espera…no sigas…

Retiré mi mano de su entrepierna y metí los dedos a en hocico.

– pruébalos, corazón.

– …no, mamá!!, dijo sacudiendo su cabeza.

La agarré del cabello y la jalé haciendo su cabeza hacia atrás.

– chúpalos, le ordené.

Abrió su boquita y le metí casi toda la mano.

– eso, mi amor, prueba tu rico sabor, le dije.

Jorge se paró atrás de mí y me besó el cuello. Sentí cosquillas.

– me encanta tu aroma, mamá.

– jaja lo se.

– ven quítate tu blusa, dijo, empezando a desabrochar mis botones. Aparté mi mano de la boca de Caro para que Jorge me quitara la blusa. Me paré. Me desabroché mi pantalón y me lo quité. Me senté en la orilla de la cama quedando frente a Caro. Me incliné a ella y le chupé los labios. La besé, le metí la lengua. Me aparte y le dije:

– súbete a la cama.

Se paró y me obedeció.

– acuéstate boca abajo, le pedí.

Jorge se acercó a mi y pegó su verga a mi culo. Puso sus manos sobre mi cintura.

– tiempo de no tocarte. Mira que ricas tetas tienes. Dan ganas de chupártelas.

Bajó las copas y desnudo mis pechos. Los tomó y me pellizcó las puntas. Me las frotó, me manoseo las tetas.

– que ricas chichis, mamá.

– Carito, ven, mi vida, la llamaba estirando mi mano.

Se acercó sin bajar de la cama.

– ven, tócame, le pedí.

Puse sus manos en mis pechos.

– apriétalos, tócame.

Lo hizo. Jorge se agachó bajándome el calzón. Me agarró el culo y me lo abrió.

– mira que rico culo, mamá.

Separó bien mis nalgas y enterró su cara en mi culo.

– mmm que rico, dije.

Al tener a Caro frente a mí aproveché y le puse la mano en la vagina. La empecé a masturbar.

– Aaahhh!!!

– Jorge, que rico!!! Sigue, mi vida, sigue!!

Que rico me lamía el culo. Me resbalaba su lengua en el ano.

– vuelve a acostarte, le dije a Caro.

Lo hizo quedando boca arriba. Me subí quedando arriba de ella. Jorge se levantó y nos miró. Bese el cuello de mi nena y fui bajando. Le desabroché el sostén y le chupé los pechos. Le lamí las puntas, se las jalé muy suave con los labios. Los tenía duritos. Bajé a su estomago y besé su ombliguito. Estaba yo hincada sobre la cama por lo que Jorge tenía mi culo totalmente abierto.

– que rico trasero. Pasó su mano. Resbaló su pulgar por mi ano y mi vagina.

– ahora regreso, dijo Jorge

– ¿a dónde vas?

– ahorita regreso.

Mi boca la bajé a la vagina de Caro y empecé a jugar con sus pliegues.

– mmmm Aaahhh!!

– …tranquila, mi amor, le dije a Caro.

– …mamá!!!

– ssshh, ssshhh,

– Aaahhh!!! Jadeaba. Se retorcía. Quería cerrar su piernas pero no la dejé. Le lamí su rica vagina.

– llegué, dijo Jorge al entrar.

– …Jorge!!! Aaahhh!!!, gemía mi linda niña

Jorge cubrió mi culo con sus manos y acercó su cara.

– te huele bien rico el culo, mamá.

– mmm ¿te gusta?

– tu sabes que si, estás bien buenota.

Resbaló su lengua en mi ano.

– mmm que rico está.

– sigue, hazlo otra vez. Chúpame!!

– Aaahhh!!! Mamá para!!!

– estiré mis manos a sus pechos y le jalé muy suave sus puntas con los dedos.

-Aaahhh!!!.

– chúpame, mi vida. Méteme tu lengua, le pedía a Jorge muy excitada.

Estiré mi mano tocando mi culo y me metí mi dedo de en medio en el hoyo. Lo saqué y lo acerqué a la cara de Caro.

– no, mamá, ¿que haces?, que asco!!

– hazlo!! Hazlo!! Le exigí.

– no!! Quita tu mano!!

Al ver que no lo hacía. Le pellizqué el pezón izquierdo

– aaaaa!!! Mamá!!! Noo!!! Me duele!!!

Al quejarse aproveché y le metí los dedos a la boca.

– chúpalos, mi vida!! Pruébalos!!

Me miraba y lo hacía. Lamía mis dedos.

Se sentó Jorge junto a Caro y se jalaba suavemente la verga. Le retiré la mano de la boca y me incliné hacia ella besando sus tetas. Lengüeteé sus puntas. Sus pechos estaban muy ricos. Sus montañitas estaban duras.

Jorge se paró de la cama y caminó hacia atrás de mí. Puso su mano por mi espalda hasta llegar a mi traserito. Se detuvo y sin mencionar lo que haría, me penetró el ano con algo largo. Me retiré de los pechos de Caro y miré hacia Jorge.

– ¿que me metiste?

– tu largo dildo, ¿te acuerdas cuando te lo metí?

Tener ese objeto de goma en forma de verga se sentía muy rico en mi culo. Me lo metía y lo sacaba.

Se inclinó hacia mi quedando frente a mi muy pegada.

– no mamá!! Esto es…asqueroso!!!

– no, claro que no, le contesté.

La sostuve de la cintura y ella sólo recargó sus manos sobre mis hombros.

– mmmm que rico, dije al sentir el dildo muy dentro de mi.

– ¿te gusta mamita?, ¿te gusta como te lo meto por el rabo?.

– si, me encanta y me excita, contesté.

– ¿te gusta que empuje la mierda?

– mmm si!! me gusta, pero tú sabes que soy limpia.

– que tal y esta vez no, dijo haciéndome dudar.

Movía el dildo. Me lo retiró y me lo metió fuertemente haciendo que me entrara por completo.

– que rico, mamita. Tienes el culo bien profundo.

Lo retiró y vi el objeto de goma.

– ten, chúpalo, prueba tu culo sucio, mamá

– dámelo le dije.

Estaba muy húmedo de la lubricación de mi ano.

Agarré a Caro del cuello y le unté el dildo.

– abre la boca, le dije a mi Carito, resbalando el dildo en sus labios.

– no, guacala!! Dijo, sacudiendo su cara.

Al ver que no lo hacía, bajé mi mano a su vagina y le di leves golpes. Le agarré los pliegues y s elos apreté.

– aaauuu!!! Nooo!!! Mamá!!!

Se lo metí.

– eso, corazón, chúpalo, sabe rico, ¿verdad?

– mmm no!! Que asco!!

– lámelo, órale!! Chúpale!!

La agarré de las greñas para que no se moviera.

– vamos, estúpida!! ándale, chúpale!!

Metía y sacaba el dildo de su boquita.

Sus lagrimas resbalaban por sus mejillas y sus labios.

– no llores!! Le grité dándole unas suaves cachetadas.

El dildo estaba escurriendo de saliva. Lo metí a mi boca. Lo chupé metiéndomelo todo.

– tranquila, tú solo relájate, le dijo Jorge a Caro.

– …ajá.

– estás hermosa, le dijo besándola y tocándola.

Se paró frente a ella.

– recuéstate, le ordenó subiéndose a la cama al mismo tiempo.

Caro se acostó, puso su cabeza sobre la almohada. Jorge se hincó y fue acercándose a ella. Le besó los muslos, resbaló su lengua sobre su vagina, le besó la pelvis, el ombligo, el estomago. Fue subiendo a sus pechos. Acarició sus puntas con sus labios. Lamía la punta de sus pechos. A caro le gustaba, lo podía ver. Parecía que ya no le importaba que los estuviera viendo. Miraba como ella lo acariciaba del rostro. Sus besos subieron a su cuello. Le resbaló la lengua por todo su cuello.

– que rica sabes, Caro. Estás bien rica.

Mientras la Jorge probaba el sabor de su cuello, Caro bajó su mano derecha a su verga y la tomó. La empezó a jalar, a masturbar.

– la tienes muy dura. Está caliente y larga.

– ¿te gusta, mi verga?

– mmm si.

– ¿quieres que te coja?, le preguntó agarrando su pene y frotándolo en la vagina de mi nena.

Me excitaba verlos. Mientras ellos se tocaban, yo me penetraba la vagina con el dildo y el ano con los dedos. Sentía tan rico. Me los metía hasta el fondo. Al saber que no me mancharía de mierda me los metí más. Sentía que el culo se me abría más. Me ardía pero a la vez me encantaba.

– abrázame, le ordenó Jorge.

Lo hizo. Rodeó el cuello de Jorge con sus brazos. Soltó su verga y ambas manos las pasó a la espalda de Jorge, quedando muy pegada a él.

– estás hermosa.

La miraba. Agarró su miembro y lo resbaló sobre sus pliegues. Le abría la vagina con la punta.

– mmmm…, reaccionaba Caro como si le gustara.

– abre más tus piernas, le pidió.

Al hacerlo, Jorge presionó penetrándola por completo.

– Aaahhh!!! Sii!!! Jadeó Caro.

– ¿te gusta?

– mmm…si!!!

Flexionó sus piernas y las abrió.

– que rica te vez.

– ¿si?, le preguntó con una cara que reflejaba mucha excitación.

Los músculos de los glúteos de Jorge se le marcaban cada vez que la penetraba.

– que rico!! Aaahhh!!! Jorge!!!, jadeaba mi nena. Lo abrazaba fuertemente.

– que rico te entra!!! Se siente bien sabroso cogerte!!! Me excita mucho tu cuerpo!!

– Aaahhh!!! No pares!! Sigue!! Sigue!!

La empezó a penetrar con más rapidez. Mi Caro estaba muy caliente. Disfrutaba mucho como se la cogía su hermano.

– Dios!!! Aaahhh!!! Sii!!! Jorge!!! Mmmmm!!!

– sii!! Que rico!!! Aaahhh!!!, jadeaba Jorge.

Los gemidos de ambos me excitaban muchísimo. Me frotaba la vagina muy fuerte con desesperación. Sentía que iba a explotar.

– siento..muy rico!!! Aaahhh!!! Sii!!! Que rico!!!

– a mamá ya no le importa mucho lo que hacemos, ¿ya viste?, comentaba Jorge.

– …ajá…Aaahhh!!!

El placer que invadía mi cuerpo no me permitía abrir por completo los ojos. Se me cerraban los ojos. El sofá de mi hija era tan cómodo que disfrutaba cada segundo.

– ven, súbete, le dijo.

Le retiró el pene y se recostó. Caro se hizo aún lado subiéndose sobre él. Al quedar montada, él empezó a manosear su culo. La nalgueaba.

– tienes un hermoso culo.

– jaja ¿si?,

– si, con razón se me para luego luego cuando te lo veo.

– maldito pervertido. ¿o sea que me ves todo el tiempo?

– si, ven, le dijo tomándola de la cara y acercándola a la suya.

Se besaron. Caro estaba recostada en el pecho de él con el culo parado. Se le veía todo. Estaba toda abiertota, y la verga de mi hijo estaba todavía muy parada.

– voltéate. Quiero chuparte ahí.

– ¿a dónde?, le preguntó Caro mordiendo su labio inferior.

– sólo voltéate y acerca tu culo a mi cara.

– ¿como?, se preguntó confundida.

– tú solo hazme caso, le dijo apartándola de él.

Se levantó y giró su cuerpo dándole la espalda. Se sentó en su estomago.

– ven, acércate más, le decía.

Caro no estaba muy convencida pero lo hizo. Avanzó echándose para atrás. Me paré y me subí a la cama. Me senté en los muslos de Jorge y besé el cuello de Caro.

– …mamá, espera…

– ¿a que me espero, hermosa?.

La miré. Mis ojos veían sus ojos, su nariz, sus labios. Es una chica muy linda. Sus rasgos faciales son definidos y finos. Su cabello lacio cubría su rostro. Tomé la verga y la empecé a jalar. Escupí mi mano y me humedecí el ano. Me metí al mismo tiempo los dedos. Que rico se sentía.

– Ay!! Que rico!!, dije al meterme su ricota verga en el culo. La tenía bien metida. Estaba bien dura.

– que rico, mamá!!.

– siéntate en su cara, le ordené a Caro.

– ¿en su cara?,

– hazlo. Le va a gustar.

Tomé se cintura y la empujé de modo que su culo llegara a la cara de Jorge.

– Dios!! Estás bien ricota!!

Bajé mi mano derecha a su entrepierna. Resbalé la palma de mi mano sobre su pliegues y seguí metiéndola hasta tocar su ano.

– ¿que sientes?, le pregunté.

– raro, siento raro.

Acaricié su agujerito. Lo tenía un poco abierto. Le metí mi dedo más largo.

– mamá!!! Espera!!!, me decía deteniéndome agarrando mi brazo.

– tranquila, mi vida. Tranquila.

Le metí solamente la mitad pero no me iba a conformar con eso, así que me incliné un poco y se lo metí más.

– aaaauuu!!! Mamá!!!

– que rico, ¿verdad?

Le penetré bien hasta adentro. Le rascaba por dentro. Untaba mi dedo por dentro.

– estás limpiecita, mi vida.

– ¿si?

Se lo saqué.

– ¿sentiste rico?

– …si.

Miré mi mano, mis dedos. Estaban húmedos. Miré el que le había metido. Lo acerqué a mi cara y lo olí. Olía rico, me excitó. Chupé la punta de mi dedo.

– mamá no hagas eso, decía Caro haciendo gestos.

– pruébalo.

– no que asco, dijo.

– ven, le dije tomándola del mentón. Puse el dedo sobre su boca. La unté en sus labios esperando a que abriera la boca.

– no mamá. Es muy sucio eso.

– vamos, abre la boquita.

La abrió y le metí el dedo húmedo.

Me miraba.

– chúpalo, succión, le pedí.

Lo hizo. No imaginé que fuera a hacerlo tan rápido.

Se lo retiré y me lo chupé.

Mientras hacíamos todo eso brincaba en la verga de Jorge. Me entraba y me salía.

Me paré sacándomela y me recosté viendo el culo de Caro.

– siéntate, mi amor, le dije a Caro.

Agarré su culo y separé sus glúteos. Su sucio culo se abrió. Vi como Jorge resbaló su lengua en su hoyo.

– mmmm que rico sabe.

– chúpalo, lenguetealo. Hazlo como me lo haces a mi.

Le abrí más el culo y me incliné para chuparle. Al tener el ano más abierto le metí la lengua.

– Aaahhh!!! No!!!

– cállate, le dije.

Me aparté y Jorge hizo lo mismo. Le chupó y lamió su hoyo.

Me levanté y la tomé del bazo derecho. La jalé tirándola de la cama.

Caminé a su tocador y extendí el brazo derecho tirando sus cosas. Afortunadamente nada se rompió ya que tiene un tapete.

– ven acá, súbete, le ordené que se subiera a su tocador.

Subió su culo. Se sentó.

– ponte como estabas cuando llegué.

– ven, mi amor. Quiero que sigas, le dije a Jorge.

Se hincó mi chico y le abrió las piernas.

Caro sólo se recargó en el espejo y apoyó sus muslos en los hombros de su hermano.

– Aaahhh!!, soltó un jadeo sosteniendo la cabeza de Jorge al mismo tiempo.

Me acerqué a ver y vi como lamía su clítoris. Lo lengüeteaba con rapidez.

– ¿que pasa, mi amor?, ¿quieres venirte?, sientes rico, le decía descaradamente.

– Aaahhh!!!, jadeaba. Se le cerraban los ojos de lo excitada que estaba.

Miré abajo y vi como Jorge le metía la lengua en la vagina y en el ano. Le gustaba al sucio. Le metía la lengüita en su sucio ano. Le metió el índice hasta adentro. Lo sacó y lo volvió a meter junto con su otro dedo más largo. No dejaba de chuparle. Se paró y le resbaló la verga en sus pliegues. Acariciaba su clítoris con su punta. Caro no dejaba de verlo. Colocó su punta en su entrada y lo empujó lentamente. Caro sólo dio un fuerte respiró y cerró sus ojos.

– Dios!!! Aaahhh!!!, gimió.

– que rico te entra.

– sii!!

Se inclinó a él y lo abrazó. Hizo lo mismo y comenzó a penetrarla.

– asi, que rico!!! Dijo Caro sin importarle lo yo dijera, pensé.

– claro que si, preciosa.

Me gustaba verlos. Me acerqué y pegué mis pechos a la espalda de Jorge.

– espero que no prefieras estar más tiempo con ella que conmigo, le susurre en el oído izquierdo.

– Aaahhh!!! Sii!!! Más!!! Más rápido!!!

– ¿así?, le pregunto Jorge penetrándola con fuerza y bruscamente.

– Aaahhh!!! Así!!! Sigue!!! Dios, que rico!!! Métela!!! Métela toda!!!

– veo que te gustar ser bien puta, mi vida, le dije a Caro acariciando su cabeza.

La idiota ni siquiera me hacia mucho caso. Estaba tan caliente, que Solo me miraba. Me aparté y tomé el dildo que había dejado en el sofá.

– quiero jugar un poco con ella, quítate, le dije a Jorge apartándolo de ella.

Se alejó y me puse en su lugar. Chupé y lamí el dildo para lubricarlo y se lo metí en el culo muy despacito. Use mi mano izquierda para masturbarla. Frotaba su clítoris.

– mmmm!!! Aaahhh!!, soltó un jadeo.

– ¿que nena?, ¿te gusta?

– …si..mucho.

Su tono era cansado.

Le empujé fuertemente el dildo hasta adentro. Lo tenía todo metido en su sucio culo.

– mamá, sácalo!!!

– ¿porque mi amor? Yo se que te gusta.

– …por favor.

No le hice caso y se lo metí más. Lo tenía tan adentro que se lo empujé con los dedos.

Jorge se paró atrás de mi y se agachó.

Me levantó el culo y me lo lamió. Me lamió el ano.

– mmmm que rico!!! Sigue!! Lo haces bien rico!! Méteme la lengua!!

El dildo resbalaba saliendo del culo de Caro.

– Dios, siento como si estuviera haciendo del baño.

– que rico, mi vida. ¿que sientes aparte de eso?

– me gusta.

Justo cuando el dildo resbaló de su ano se le salió un pedo a la puerca.

– perdón!!

– mmm tranquila, me gustó.

El dildo estaba muy lubricado de su culo. Lo chupé.

– Dios mío mamá, no hagas eso.

Me lo saqué de la boca y la besé. Metí mi lengua.

– no mamá, que asco!!.

Me aparté.

– abre la boca y chupa, le dije metiéndole el dildo a su linda boca.

– eso, chúpalo.

Se lo saqué y le escupí la boca.

– Aaahhh, solté un ligero jadeo. Jorge me chupaba muy rico el culo. Puse mi mano sobre su cabeza y la presioné en mi culo.

– chúpame, corazón. Ándale chúpale el culo a tu mamita linda!!

– ¿te tirarás otro pedo? ¿mmm?, le pregunté acariciándole el ano bien abiertote.

– …no lo sé..me contestó con tono de voz apagado.

Le metí dos dedos en el rabo.

– bésame, ven, le pedí amablemente.

No la vi con ganas así que yo la besé. Le metí más fuerte los dedos hasta el fondo. Le rasque por dentro. Estaba muy profundo su culo.

– que sabroso lo tienes.

Se lo saqué y me chupé los dedos.

– mmm saben ricos.

– flexiona las piernas, me ordenó Jorge agarrándome del culo. Lo obedecí. Cuando lo hice empezó a lengüetearme el clítoris. Dios, sentí maravilloso.

– Aaahhh!!! Que rico!!!

– ¿te gusta, mamita?

– ay si!! Me encanta!! Sigue!!

Siguió y lengüeteó más rápido.

– Dios!!! Puta madre que rico!!! Dije.

Miré a Caro.

– tócate, mastúrbate, mi amor. Quiero ver como lo haces.

Bajó lentamente su mano a su vagina. Al ponerla ahí comenzó a acariciarse. Mordió sus labios conteniendo el jadeo. Le gustaba. Lo diafrutaba aunque con un poco de pena.

– tocate así, cariño, le puse la mano y le froté con rapides el clítoris.

– Aaahhh!!! …mamá, es…pera!!! Rayos!!!

– Vamos mami!! Si bien que te gusta, le dije.

– Dios, creo…Aaahhh!!!

– ¿que nena?

– creo…que me vendré

– espera, aguántate un poco.

– no puedo….Aaahhh!!!

Se detuvo Jorge y se paró. Me untó su miembro en mis húmedos pliegues y me lo metió.

– que rico!!! Sii!!!

Pegó su pecho a mi espalda. Subí mi mano izquierda a mi hombro y la acerqué al rostro de Jorge. Lo Acaricié. Me levantó el culo y comenzó a cogerme muy rico.

– Aaahhh!! Que rico!!

– eso papito, métela!!! Métela toda!!! Aaahhh!!!

– así, mami?? Así te gusta???, me preguntaba excitado penetrándome muy fuerte.

– Aaahhh!!! Siii!!! Así!!!! No te detengas!!!.

La tenía bien dura y larga. Me llenaba bien rico. Coloqué mi pulgar derecho en el clítoris de Caro y la empecé a masajear muy suavemente. Su respiración se cortaba. Se retorcía, sus caderas se columpiaban de atrás hacia adelante, lo disfrutaba. Le comencé a rascar. Gemía mi nena. Arrugaba su cara como si quisiera llorar. Bajó su manita y la puso sobre la mía.

– Aaahhh!!! Me quiero venir!!

– no mamita, no lo harás, sólo eyacularas pero eso no es venirse de verdad, le dije riendo y burlándome de ella. La pendeja no sabía que era venirse y tener un rico orgasmo.

– Aaahhh!!! Vamos, mi amor!! Házmelo más rápido!!!, gemí y le ordenaba a Jorge.

– si mamita, claro que si!!!

Tomó mi cintura y empezó a meterlo con desesperación. Dios, sentía extraordinariamente riquísimo.

– así!!! Sii!! Sigue!! Más rápido!!! Más!!!

– me gusta como disfrutas mi verga.

– sii!! Me gusta mucho!! Dios!!! Sii!!! Más rápido mi amor!!! Cógeme más rápido!!!

– Aaahhh!!! Siento que me vendré, mamá!!!

– que rico!!! Vente!!! Eyacula mi vagina!!! Hazlo!!!

Sus ganas de coger me mataban. Yo ya no aguantaba mucho. Iba a soltar ese rico orgasmo, y lo hice. Explote como nunca.

– Aaahhh!!! Rayos!!! Sii!! Sii!! Díos santo!!!..jadeé como una puta loca. Mis ojos se me cerraban, el placer me comía por completo. Expulsé un chorro que hizo que me temblaran las piernas. Perdía el equilibrio. Parecía como si me fuera a desmayar. Mis manos se apartaron de la vagina de Caro y me concentre en mi cuerpo. Me agarré de la orilla del tocador para no hincarme. Sus brazos me sostuvieron.

– me encantó que tuvieras un orgasmo, mamita, te viste tan linda jadeando.

– sentí bien rico, le dije cansada.

Se alejó de mi Jorge y se pasó a adelante quedando frente a Caro.

– ven, agárrate fuerte, le dijo cargándola.

Se sentó en el sofá. Caro quedó montada en él. Agarró su larga y húmeda verga y la untó en los pliegues de mi nena. Y en menos de un segundo se la metió toda bien adentro haciendo que sus testículos tocaran sus pliegues y sus glúteos.

– Aaahhh!!! Soltó un ligero gemido la estúpida y le abrazó la cabeza pegándola en sus pechos.

– eso, corazón, que rico te entra.

– la tengo…muy adentro..Aaahhh!!!

– eso, brinca, salta en mi verga!! haz que me venga!!!

– mmmmm. No!!!

– vamos, ¿porque no?

– …Aaahhh…no lo sé!!!

Me recosté en la cama y abrí toda y empecé a masturbarme. Jugaba con mi clítoris y me penetraba el ano con el dildo. Me lo metía hasta adentro. Dios, era muy excitante hacer eso.

Las manos de Jorge tomaron su cinturita y empezó a bajarla y a subirla de modo que le entrara y le saliera la verga de la vagina a mi Caro. Les gustaba mucho. Sus rostros se perdían con tanto placer.

Caro subió la mirada, viendo el techo mientras Jorge enterró su cara en su cuello.

– que rico!!! Que rico!!! Siii!!! Aaahhh!!! Jadeaba Caro.

– eso, así, bríncame más!!! Lo haces rico!!! Sigue!!!

Me paré y caminé a la silla del tocador. Quería verlos de cerca. Las manos de Jorge abrían y cerraban el culo de Caro. Acercó sus dedos al centro llegado a su rabito bien abiertote. Le rozó sus dedos y le metió el dedo de en medio. Se la cogía a su gusto. Se lo sacó y lo olió.

– mmmm que rico te huele, dijo Jorge.

– Dios, ¿porque haces eso?, preguntaba Caro con gesto de desagrado.

– tienes un culo hermoso como no olértelo. Aparte estás bien rica.

Lo lamió y se lo volvió a meter. Le sacaba y le metía el dedo mientras se la seguía cogiendo. Me paré de la silla y me agaché frente a ellos. Retiré el dedo y me lo metí a la boca probando el sabor de su culo. Ver el culo bien abierto de Caro me calentó mucho. Planté mi boca y se lo empecé a chupar. Le lamía con ganas. Le metí la lengua en el hoyo bien abierto.

– Dios, mamá!!! Aaahhh!!!

– que linda colita tienes.

– quiero que gires tu cuerpo. Recuéstate sobre mi, le pidió Jorge.

Se paró tantito y se volteó. Sus pies estaban en la orilla del sofá y sus manos sosteniéndose de los cojines. Jorge untó su verga en su vagina y se la metió muy despacito haciendo gemir a Caro.

– Dios!! Así se siente más rico.

– ¿te gusta, hermosa?

– si!!

– dios!!! Sii!!

Se la cogía muy rico. Se la metía toda, bien hasta adentro. Tomó su cintura y la levantó tantito y aumentó el ritmo.

– siii!!! Aaahhh!!! Jorge!!!

– ¿que, mi amor?

– Aaahhh!!! No… Nada!!!

Me acerqué a Jorge preguntándole:

– ¿te gusta tu hermana?

– Aaahhh!!! Si!!!

– Dios!!! Siento raro!!

– ¿que sientes?

– rico, muy rico pero raro!!! Es muy placentero!!!

– quieres mas duro??

– sii!!! Más rápido!!!

– así???le preguntó metiéndola más rápido y con fuerza.

– Aaahhh!!! Siiii!!! Así!!! Dios!!! No pares!!! Sigue!!! Métela así!!!

– eso!!! Tócate!!! Vamos!!! Mastúrbate!!!

– Aaahhh!!! Más!!! Más por favor!!! Pedía con desesperación. Estaba muy excitada, le encantaba.

– quiero venirme!!! Que rico!!!

– Aaahhh!!! Rayos!!! Rayos!!! Sii!!! Que rico!!! Aaahhh!!! No puedo!!!! Siento que…!!! Aaahhh!!! Dios mioooo!!!!!

Esa última palabra la hizo soltar un delicioso orgasmo como el mío. Se le salió la verga y expulso un tremendo chorro como si orinara. Se retorcía, y jadeaba como loca. Por fin se vino la nena. Jorge le froto con rapidez la vagina y le salía sus pequeños chorros. Se veía tan linda bien abiertota. Se escuchaba cansada.

– Dios ya son las 8:30.

– ya llegará!!, gritó Jorge.

– ven, le dije a Caro jalándola del brazo. Escucha bien, no vas a decir anda de eso, ¿de acuerdo?.

– …ajá, dijo un poco confundida y desorientada. La pendeja no tenía ni idea de lo que había hecho.

– mamá ya déjala en paz.

– tu cállate y vístete!!, le grité.

– ey!! Cámbiate tú también, le ordené a Caro

Tome mi ropa y me fui a mi cuarto. Me cambié rápidamente. Salí y fui a la sala a revisar por si llegaba.

– ya terminé, dijo Jorge bajando las escaleras.

Caminé a él y lo tomé del brazo sentándolo en el sillón de la sala.

– ¿de das cuenta de lo que paso?, le pregunté enojada.

– si, ya sé.

– si ella dice voy a tener problemas con tu papá. Y no se que va a decir.

– tranquilízate, no creo que diga nada.

– tu que sabes.

– yo hablaré con ella.

– si, yo también. No creas que esto es fácil.

Y no. No era fácil. Luego de hacer dramas, llego mi esposo como 20 minutos después. Cenamos, y ahí fue el problema. Caro aún estaba rara. Quizás lo que vio ella fue mucho.

– ¿que te pasa, hija?, le preguntó su papá.

Yo sentía que me moría. No me había sentido así tan nerviosa. Tome un trago de agua. Jorge sólo la miraba.

– …no, nada, jeje.

– es que te veo callada, bueno si eres un poco reservada pero no tanto, siempre tienes algo que decir.

– en serio, no tengo nada. Bueno si…es que hoy…

Estaba inventando algo, se le notaba.

– hoy no entregué una tarea, y fui la única.

– mmm pues apúrate, no quiero materias reprobadas.

– jaja no, como crees.

Terminamos la cena y pues ya luego platique con mi hija acerca de lo que pasó. No lo pienso poner porque fue larga la charla.

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