Mi primera vez fue algo increíble

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La historia comenzó cuando mi novia me propuso no entrar al curso al que íbamos e irnos a un parque nacional muy grande aquí en México. ¡Sale!… – le conteste – Entonces así lo decidimos y nos fuimos para allá en deportivo negro; yo iba emocionadísimo y eso que no sabia lo que iba a suceder llegamos y buscamos un lugar “oculto” y fue cuando todo empezó primero se paro y camino unos pasos hacia mí, se detuvo y cruzando sus brazos al frente, tomo su blusa desde abajo y se la empezó a levantar, quitándosela y dejándome ver como sus tetas rebotaban por el movimiento.

Libres por fin ya sin ningún aprisionamiento, eran más grandes y voluptuosas de lo que me había imaginado y visto, increíble, vi claramente sus pezones sonrosados, erectos y duros como rocas más blancas en comparación con el resto de su cuerpo ya que nunca les daba el sol. Fue una visión sublime, ahí estaba mi novia Gabriela quitándose la ropa para mi, se me quedo viendo como me las comía con los ojos. ¿Te gustan? – me pregunto – y diciendo eso sus manos agarraron sus enormes y firmes tetas y las estrujaron por la base juntándolas con fuerza. Con la boca abierta de la impresión le conteste que eran más grandes y más bonitas de lo que me las había imaginado. Susurrando me dijo… Te toca… y muy pendiente de lo que estaba por hacer, y sin quitarme la vista de mi bulto, me empecé a bajar el pantalón y dejándolo caer al piso, se mostró mi verga totalmente tiesa apuntándole. La agarre con mi mano derecha y deslice mi piel hacia atrás de manera que su cabeza asomara sin trabas ante la mirada interesada de mi novia Gabriela, se mordió su labio inferior y abrió sus ojos como platos brillándole excitadísima.

Nunca había visto una, me dijo con un tono de emoción y algo quebrado… ¿Y que te parece?… le pregunte.
Realmente muy bien… que bonita la tienes, es grande… – recalco con una expresión picara en sus ojos -…
Gracias -le respondí-… tú sigues. Se me quedo viendo y sin prisa comenzó a bajarse la falda con unos movimientos de cadera ayudada por sus manos, creí observarle un leve brillo en su labio superior al mismo tiempo que nuevamente mordía ligeramente su labio inferior y sin quitarme la vista de encima la dejo caer a sus pies. Contemplando el espectáculo mi verga estaba dura como una roca. ¡Estupendo!… – dije – mientras miraba a mi novia Gabriela que tenia en su cara dibujada la curiosidad y la excitación a partes iguales. Estábamos los dos completamente desnudos, uno frente al otro, sin quitarnos las miradas de encima. Volví a ver su cuerpo, no podía creerlo, tenia a mi novia Gabriela completamente desnuda frente a mí, a mi disposición, nunca me lo hubiera imaginado.

Ya con calma note nuevamente esa vagina que era la culpable de mis más bajos instintos, como sobresalía del centro de sus piernas, su raja maravillosa y la voluptuosidad de sus labios vaginales colgando de ella, largos…
¿Bueno?… y que te parece – me interrumpió de mi embelesada visión -… Realmente que buena estas… – le conteste – me encanta tu sexo, nunca me imagine que lo tuvieras tan bonito, – seguía sin quitarle la vista de su vagina gorda y rasurada – me impresiona, aparte de tus preciosas piernas y tus pies perfectos, tus labios vaginales… – le dije – que largos los tienes y como te cuelgan… ¿Si verdad? – me contesto – yo sabia que algún día impresionarían a alguien, pero nunca me imagine que fueran a ti. Camine hacia ella y rodeándola vi su cintura, sus nalgas adornadas por su espléndida cadera, su espalda, sus hombros apenas cubiertos por su cabellera y nuevamente de frente sus preciosas tetas, quería estirar las manos y tocárselas. Me toca… – me dijo – y quedándome parado, ahora ella fue la que me dio una vuelta completa y sin esperarlo, sentí una nalgada fuerte. Heyyy!!!… le conteste… eso duele. Se me antojo – respondió – tú también estas muy bien mi amor. La excitación era notoria entre los dos, no sabíamos que más hacer, nos mirábamos los dos con la misma insistencia, con la misma sorpresa, el ambiente estaba rodeado de sexo y se estaba apoderando de nosotros. Apuntando hacia mi verga pregunto… No te duele tenerla así… No – le dije – no es dolor… es excitación… y es algo muy confortable. Mi novia Gabriela, de frente, con las manos en la cintura, posando en actitud provocadora, en un plan retador hacia mí y completamente desnuda. Se me quedo mirando con la misma mirada lasciva de hace un rato – y me dijo – Voy a seguir tu consejo José Luis… de que todo lo que quiera hacer… lo voy a hacer…
Camino y en un instante estaba frente a mi y con una sonrisa en los labios me dice… ¿qué te gustaría hacer?
Y antes de que le pudiera contestar, se hinco y mi verga quedo exactamente frente a su cara… ¿Sorprendido José Luis?… – me decía mientras me miraba desde abajo – basta de todas esas moralidades y sentimientos tontos eres hombre y me gustaría disfrutarte tanto como tu lo quieres hacer conmigo… Volteo nuevamente a mi verga completamente hinchada, la miro y con sus manos apoyadas en mis piernas acerco su nariz y la empezó a oler, cerro los ojos, sin tocarla, únicamente aspirando su aroma.

Al verla hincada frente a mí, todavía no lo podía creer, veía su pelo moverse al ritmo de su cabeza, la curvatura de sus nalgas al final de la espalda y al frente la panorámica de sus dos tetas apuntando a mis rodillas… ¡Exquisito!… tenia muchas ganas de olértela… – me dijo, abriendo los ojos y mirándome fijamente – volvió a voltear hacia ella y aspiro de nuevo… acerco mas su nariz y me la toco… sentí un escalofrió en todo mi cuerpo, siguió aspirando el aroma de todo el tronco, su nariz palpaba toda la longitud de mi mástil, se agacho mas y empezó a aspirar las bolsas de mis huevos, como perrita en busca de algo… tienes un olor embriagador… – me dijo – me encantas como hueles… ¿no sabias?… No – le dije – no sabia… Realmente no sabía, nunca me había dado cuenta de eso. Si… desde siempre me a gustado tu olor – me dijo – me excitas… aunque no lo creas y tengas esa cara de sorpresa desde que te conocí me encantas José Luis. Yo no le podía decir que alguna vez también se lo hice porque hubiera creído que era para salir del paso y quedar bien con ella mejor me quede callado, después tendría tiempo para decírselo… seguí observándola en su afán de aspirarme todo mi aroma…
Seguía en ese trabajo tan placentero cuando con sus manos apoyadas todavía sobre mis piernas, hace un esfuerzo y empujando con la izquierda y jalando con la derecha me da la vuelta, me deje hacer, quedando ahora ella tras de mi y mis nalgas frente a su cara, voltee hacia atrás y vi que se les quedaba viendo, al cabo de un momento me empezó a dar lengüetazos por todas partes, al mismo tiempo que me sobaba las piernas de arriba abajo, me las empezó a morder. Coloco sus manos en medio de ellas y tratando de separármelas metió su cara completamente en mis nalgas y jalándome hacia si, empezó a jugar con su lengua en mi ano y mis huevos… no sabia si reír o llorar, mi novia Gabriela me estaba dando la agasajada de mi vida, deje que se terminara de saciar y meneándome la verga con mi mano estuve a punto de terminar, ya no la veía, estaba concentrado únicamente en el disfrute que me estaba proporcionando. No paraba de decirme que estaba muy bueno y que todo mi olor la volvía loca, yo también me estaba volviendo loco, me volvió a voltear y quedando mi verga frente a ella nuevamente, se le quedo viendo un momento, me volteo a ver a los ojos y me dijo… Si así esta tu olor… ahorita voy a ver a que sabes… y terminándolo de decir, se engullo de una sola bocanada mi verga completa, sus labios carnosos rodearon mi glande por completo, mordiéndolo y chupándolo al mismo tiempo, mientras que sus manos sobaban y pellizcaban mis nalgas.

En ese instante le tome la cabeza con mis manos para no caer desfallecido, estaba en la quinta gloria, vi que estaba disfrutando esa mamada tanto como yo, la mordía, la chupaba, la saboreaba por completo… se la tragaba toda una y otra vez, tanto fue su magreo y mi excitación que empecé a notar que se aproximaba mi venida… Espérame tantito – le decía – espérame… que estoy a punto de venirme… mis piernas se me empezaron a tensar… Ella sin hacerme caso, siguió con su mamada, aun más fuerte y rápido… Quieres que me venga en tu boca… – le decía – ¿quieres que lo haga?… Y en ese momento tan glorioso, empecé a aventar chorros de esperma caliente en todo el interior de su boca, ella se los trato de tragar, pero la presión de mi esperma y el meneo de mi verga dentro de su boca hizo que se le resbalara por la comisura de sus labios, rodándosele por su barba y cayendo directamente a sus preciosas tetas, aun así, me siguió chupando y exprimiendo toda la esperma que mi verga le daba, yo seguía sin soltarle la cabeza por temor a caer desfallecido por tanta excitación, me absorbió hasta la ultima gota. Se separo de mí y con los dedos de su mano derecha, limpio el resto de semen que le quedaba en la barba y se lo metió a su boca, volteo a sus pechos y con la misma sonrisa de satisfacción me dijo… Que bárbaro!, cuanto esperma tienes en esa preciosura José Luis… y no me equivoque… sabes delicioso… Estoy completamente ido, nunca me habían hecho un trabajo así… – le dije – donde aprendiste todo esto… En ningún lado, simple y sencillamente se llama instinto… José Luis… – me contesto con una sonrisa picara – además las películas porno que veíamos, son las que me han servido de inspiración.

Ella seguía hincada frente a mi, al hacerle la pregunta se levanto, vi que el resto de semen que le había caído a sus preciosas tetas le empezaba a rodar hacia abajo, estire mi mano para limpiárselo y note por primera vez la suavidad de su piel, tersa y suave. Note un pequeño escalofrió en su piel y cerro sus ojos, al ver su reacción, acerque mi boca a su pecho derecho y empecé a pasarle mi lengua por todo su pedazo de carne, empecé a mamarselas con delirio…me entretuve un momento en su pezón y en su aureola. Efectivamente… suave… muy suave, sentí una de sus manos deslizarse hacia mi nuca, haciendo presión en mi cabeza y ejerciéndola hacia su piel, con mi otra mano empecé a tocarle su pecho izquierdo, apretándoselo, sopesándolo, con mis dedos jugando con su pezón… ella mientras tanto bajo su cabeza y empezó a besarme la oreja, a humedecérmela con su lengua, restregaba su mano en todo mi pelo… ¿Te gusta? Ya no me respondió la pregunta… Que rico José Luis… así… síguele… que bien lo haces… que rico… – me susurraba – Deje su pecho izquierdo y me pase al otro, así lo hice varias veces… puse mis manos en su espalda y empecé a hacer presión hacia mi, pasaba de un pecho al otro, en medio de ellos, debajo de ellos, las grandes y preciosas tetas de mi novia Gabriela eran exquisitas… empezaba a notarlas mojadas y brillantes por mi saliva… mis labios se cerraban sobre sus pezones, los mordía, los succionaba para luego soltárselos, me di cuenta que la presión que ejercía sobre ellos, hacia que mi novia Gabriela se retorciera y suspirara…en ese momento empecé a sentir que ella me restregaba mas fuerte hacia ellos, ya tenia sus dos manos en mi cabeza… Así José Luis… así… fuerte… comételos… son tuyos… nada más tuyos… comételos… Así… así… Y en ese momento soltó un pequeño gemido y empezó a tener un orgasmo increíble… Así… que rico… así… asiiiiii… asiiii… bebe me encanta como lo haces! Note las convulsiones de mi novia Gabriela en mi boca, en la presión ejercida por sus manos y en escalofrió de todo su cuerpo. Me separe de ella y note, las rozaduras ocasionadas por la fricción de mis labios en su piel blanca… en su par de tetas… contrastaba hermosamente, algo completamente excitante… su cara toda desencajada por el orgasmo acaecido y con una sonrisa de satisfacción en toda su cara.

Nos quedamos viendo por unos instantes, le vi nuevamente todo su cuerpo, me regreso su mirada al mío, me acerque a ella y quedando los dos de frente, empecé a acercar mis labios a los suyos, antes de tocárselos me detuvo y mirándome directo a los ojos me dijo… Te quiero mucho… me encanta lo que estamos haciendo… gracias José Luis… Y en ese momento nos unimos en un grandioso beso, nos comíamos mutuamente, nuestras lenguas se entrelazaban, nuestros labios se buscaban entre sí… nos mirábamos directamente a los ojos, viendo la complicidad mutua, nuestras manos tocaban nuestros cuerpos, las espaldas, las nalgas, nuestras cabezas, nuestros pechos, los suyos haciendo presión contra el mío, le tocaba sus piernas, sus nalgas, sus caderas… Así estuvimos por largo tiempo, nos fuimos acercando a l césped sin separar nuestros labios y nos dejamos caer a lo que seria nuestro disfrute máximo, nuestro lugar de iniciación, donde nos entregaríamos a esa pasión que nos comía por dentro… a esa pasión prohibida, a esa pasión maravillosa… Ya los dos acostados en la césped nuestras manos seguían tocándonos por todos lados, nuestros labios seguían unidos como si fueran uno, mi verga hinchada nuevamente desde hace un largo rato, era manoseada incontrolablemente por las manos temblorosas de mi novia Gabriela… mis huevos, mis nalgas… yo aún no quería tocar su sexo, quería disfrutarlo solamente a el, estaba esperando el momento justo para hacerlo… y llegó… Separándome momentáneamente de ella, la deje recostada boca arriba en la césped y colocándome hincado en medio de sus piernas empecé a disfrutar el panorama que me daba, el panorama que me regalaba. Noto claramente mis intenciones… nos comunicábamos únicamente con la mirada, acerco sus manos a su vagina y con sus dedos comenzó a separar sus labios, despacio, sin prisa… regalándome toda su intimidad. Su vagina era grandiosa, sus labios externos eran muy grandes, voluptuosos, prominentes, estaba completamente húmeda, al irlos separando pequeños hilos de flujo se separaban unos de otros… y ahí estaba su clítoris, igual de prominente que todo lo demás, sus labios interiores, empezaron a separársele de los exteriores y siguieron abriéndose como si fueran pétalos de rosa, la visión era magnifica, mi novia Gabriela tiene la vagina mas grande que he visto en toda mi vida, rosita, completamente carnosa, jugosa… ¿Te gusta?… – me pregunto – ¿Así la querías ver?… mírala… mírala todo el tiempo que quieras… disfrútala… nadie la ha visto nunca… de nadie ha sido… eso ya lo sabias ¿verdad?… Ahora es tuya… te la regalo… haz lo que quieras hacer con ella… En ese momento lleno de lujuria y excitación abalance mi cara hacia ella, no espere ni un instante mas, las palabras de mi novia Gabriela me habían puesto como un loco, al tocar mis labios y mi lengua toda su vagina, mi novia Gabriela dio un grito ahogado…
Levante mi vista y tenia arqueada la espalda y su cabeza inclinada hacia atrás, se sobaba con desenfreno su par de tetas, moviéndose descontroladamente y empujando su vientre hacia mis labios, mi cabeza ya sostenida por sus manos y sus muslos la tenían completamente apresada, me era difícil moverme y aun respirar.
Tan grande es su vagina que sus labios vaginales llegaban a la mitad de mis mejillas, chupaba sus labios vaginales tratando de pasármelos, los mordía, tener esos pedazos de carne en mi boca era increíble, suaves…mi nariz pegaba a su clítoris… su olor, ese olor que también a mi me traía loco, por fin lo tenia a mi merced… su sabor también era increíble, trataba de tragar todo lo que ella me daba, todos los flujos que me regalaba, cada embestida que le daba con mi lengua, con mis dientes era un quejido ahogado con el que ella me respondía.

Trate de separarme un poco pero me fue difícil hacerlo, luche un poco y por fin pude darme vuelta y quedar ahora encima de ella, con mis manos le tome sus nalgas y hundí nuevamente mi cara en su vagina, al sentir mi forcejeo se dio cuenta de la nueva postura y al tener mi verga sobre su cara, inmediatamente se la trago, comenzamos un excelente 69, nos empezamos a tragar como desesperados, alce mi vista y vi sus preciosos pies, estire mi manos y los atraje hacia mi, se los apretaba, se los acariciaba, mientras le seguía mamando completamente su vagina, únicamente se oían los chapoteos de nuestras bocas con nuestros sexos, nuestra respiración rápida y nuestros jadeos al mismo tiempo, empezamos a hacer nuestros movimientos mas rápidos y los dos terminamos al mismo tiempo, en una explosión de orgasmos por parte de ella y una venida sensacional por parte mía. Nos tiramos al piso acolchado por las hojas de los árboles, abrazados nos besamos apasionadamente un largo rato, mientras nuestras manos exploraban cada centímetro de nuestros cuerpos.
En forma inevitable mi verga caliente busco la vagina húmeda hirviente de Gaby, que no opuso ninguna resistencia, lentamente penetre su vagina virgen. Ninguno de los dos tenia experiencia pero la naturaleza es sabia y las películas porno ayudaron.

Gaby gemía y daba grititos en su mezcla de dolor y placer, mientras mi verga entraba y salía de su vagina húmeda empapada de jugos sin ninguna dificultad. Gaby tuvo su enésimo orgasmo, fue espectacular, se le arqueo el cuerpo y temblaba como loca, yo ya no me aguante mas y cuando sentí que acababa la saque y se la metí de un solo empujón por el ano quería venirme dentro de ella, y los chorros de esperma calientita no se hicieron esperar, al sacársela resbalaron sobre el culo y su vagina húmeda. Mojo sus dedos en la esperma que tenia sobre el cuerpo y se batió toda, dijo que era cachondo y delicioso. Esa tarde perdimos juntos nuestra virginidad, fue hermoso e inolvidable. Cogimos y disfrutamos el uno del otro sin limites.

Así fue el inicio de nuestra relación, después un sin fin de experiencias sexuales fuimos descubriendo cada día. Con el tiempo probamos de todo, por el culo, por la boca, parados, sentados, acostados y de todas las formas posibles. A partir de ese día nos entregaríamos en todo sin remordimientos de ningún tipo, durante muchos meses lo hicimos todos los días, muchas veces al día, la virginidad de todo el cuerpo de mi novia Gabriela, de todo, se me fue cediendo poco a poco, hasta sus preciosos pies entraron a nuestros juegos sexuales, no teníamos prisa, lo disfrutamos a placer pleno, el tiempo que estuvimos solos fue inolvidable, con el paso del tiempo nos fuimos enamorando con grandes momentos de sexo. Nadie quien nos conoce, puede suponer que llevamos una vida de amantes “normal” y cuando vamos por las calles, nos vamos fijando en todo el mundo y vamos viendo que pueden existir muchos como nosotros y que nadie se atreve a confesarlo. El tiempo ha pasado y ahora tenemos una vida hecha, ahora vivimos felices, y cada vez que tenemos la oportunidad de coger, lo hacemos con mucho gusto y con muchas horas de sexo sublimé.

Esa es mí historia si te gusta y quieres compartir algo conmigo escríbeme:

José Luis Ortega R.

[email protected]

México D.F.

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