Sorpresas que te depara la vida (IV)
📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.
En el anterior relato, me quede en que Mónica y Georgina, me estaban invitando a entrar con ellas en el jacuzzi, la cual cosa acepte, desde luego. Además ya era hora de bajar el calentón que me había entrado después de ver a Marta. En ese momento, Georgina hizo el comentario de que menuda zorrita estaba hecha mi amiga, que los había acaparado a todos, y que me tendrían ahí, hasta que hubiera dejado a las dos satisfechas, lo cual por sus miradas, no creía que fuera tarea fácil.
Me metí dentro del jacuzzi, y las dos se abalanzaron sobre mi, una por cada lado. No había tenido tiempo ni de acomodarme, cuando Mónica me estaba pegando un morreo, y ambas, con sus manos, me estaban cogiendo la polla y los huevos. Inmediatamente, y con la polla otra vez a tope, cogí a Georgina, y la senté encima de ella, entrando de cuajo en su coñito. Dio un pequeño grito de placer, y enseguida se iba moviendo con sapiencia, follando, mientras al mismo tiempo devoraba los duros pezones de Mónica, la cual me los tenía totalmente ofrecidos. Georgina se fue a dar la vuelta, pero, se la saque de dentro, me levanté, me salí del jacuzzi,, y les propuse irnos a la gran cama de matrimonio de esa habitación, lo cual aceptaron enseguida.
Me tumbe boca arriba, y Georgina y yo nos dispusimos a seguir con el polvo que habíamos iniciado en el agua. Yo estaba mas excitado que nunca, ella estaba sentada encima de mí, moviéndose, y mientras Mónica le estaba comiendo la boca y ambas sobándose las tetas. Al cabo de unos minutos, me incorporé, la puse a 4 patas, y me puse a follarla violentamente por detrás. Menudas putas estaban hechas. Mónica se puso al lado suyo en la misma posición, ofreciéndome su culo, se la saque de dentro a Georgina y me dispuse a penetrar el ojete de Mónica. Me entró con mucha facilidad. Y mientras yo iba bombeando ese precioso culo, la misma, iba comiéndose el coño de Georgina. Así estuvimos un rato, cuando me decidí a cambiar de agujero, y la penetre por el coño, follándomela ya con toda la violencia posible, cosa que hizo que en poco rato, y debido también la los lametones que le estaba dando a Georgina, entre gemidos, gritos y sudores, nos corriéramos los 3 casi a la vez. Yo llenándole el coño a Mónica de leche, ella chorreando y Georgina lo mismo debido a la comida que le había hecho Mónica. Terminamos los 3 rendidos encima de la cama.
Estuvimos una media hora charlando, besándonos, tocándonos, hasta que decidimos ir a ver que sucedía por ahí. La verdad es que yo no sabía si podría aguantar mucho mas, ya que estaba hecho polvo, de todos modos, suponía que dejándome llevar por el momento, no me costaría nada excitarme de nuevo.
Miramos las habitaciones, y no había nadie. Estarían abajo, pensamos. Y así fue; estaban todos fuera, en el jardín y en la piscina. Me acerque a Marta, que estaba sola tumbada en una hamaca, descansando supongo, después de tal sesión de sexo. Le dije que nunca me habría imaginado que pudiera llegar a ser tal zorra, pero que me encantaba. Ella no me contesto, simplemente, se acostó encima de mí, en la hamaca que yo estaba, y con una sonrisa maliciosa, me preguntó como lo estaba pasando, a lo cual no respondí, la levante ligeramente, poniendo sus tetas encima de mi boca para comérselas. Le lamí sus pezones, mordí, hasta que ella, caliente de nuevo como una perra, me cogió la polla con la mano y la introdujo dentro de su coño. Me la follé en todas las posiciones posibles, obviando lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor (estaban follando todos en parejas y tríos). Esta vez, no quise correrme dentro de su coño, sino en su culo, por lo cual, cuando estaba ya casi a punto, se la metí dentro, bombeando su culo con muchísima violencia, y corriéndome casi en el acto. Estábamos ya después de eso, muertos los dos. Los demás también, y poco a poco, nos fuimos yendo hacia nuestras habitaciones, aunque pienso que Marta y yo, fuimos los únicos que nos acostamos tal y como habíamos venido, juntos, los demás, nadie se acostó con su pareja.
Sonó la puerta de la habitación, era César y me dijo si queríamos ir con él y con Maria José a navegar un rato. Eran ya las 13:00 horas del sábado. El resto de parejas y amigos de ellos se habían ido, a excepción de Anna, la otra hermana de César. Desperté a Marta y le pregunté, lo cual, y dando un bote de la cama, acepto de buen grado.
Nos dimos una ducha, nos pusimos los bañadores y una camiseta, y bajamos abajo, donde Cesar, Maria José y Anna, nos estaban esperando ya. Estábamos cerca del puerto deportivo donde tenían amarrado el barco. Era un pequeño yate de unos 13-14 metros. Acondicionamos todo, y nos pusimos en marcha hacia alta mar. Hacía un día estupendo. El sol relucía, y había una temperatura digna del mes de agosto. No se el rumbo que tomamos, pero al cabo de poco rato, estábamos surcando mar adentro. Cesar y yo, aun estábamos en short y camiseta, pero ellas, estaban en solo con el tanga del bikini, a excepción de Anna, que estaba tomando el sol de espaldas sin el tanga ni nada. Serían las 15:00 cuando Cesar paró los motores. Anclamos y nos dispusimos a comer. Marta y yo estábamos muy hambrientos, ya que con las prisas, no desayunamos ni nada. La comida fue muy animada, y por supuesto, llena de picaresca por los 5 que estábamos ahí.
Después de la comida, me decidí a darme un baño, ya que no quería perderme la ocasión de darme un baño en alta mar. Así que despojándome de la ropa que llevaba encima, me metí en el agua. Era una gozada. Ahí estuve unos minutos, hasta que subí. Marta dijo que se iba dentro a echarse una siesta. Cesar y Maria José también. Así que nos quedamos Anna y yo en cubierta. Tumbados al sol, y tomando un whisky, nos pusimos a comentar lo sucedido la noche anterior. Y en medio de la conversación me comentó que ella se quedó con ganas de probar mi polla, ya que Mónica le comento la follada que le había hecho. Dicho esto, me puse de rodillas, totalmente empalmado, con la polla a escasos centímetros de su cara. Me la empezó a comer lentamente. Yo no dejaba de observarla, ni de pellizcar sus rosados pezones. Así nos fuimos enredando, hasta terminar los dos en una frenética y sonora follada, lo cual hizo que a los de dentro les llamara la atención y salieran. – No perdéis el tiempo eh, nos dijeron, pero claro, ni siquiera contestamos. Pasaron pocos minutos, y al dirigir mi mirada para adelante, hice parar a Anna, para que observara la escena. Cesar estaba tumbado boca arriba, follándose por el coño a Marta, y Maria José con un dildo, le estaba follando el culo. ¡¡¡Menudos gritos soltaba!!!. Aunque eso si, tampoco quisimos Anna y yo que nos distrajera demasiado eso, y proseguimos con lo nuestro. En pocos minutos, nos estábamos corriendo los dos a la vez. Me vacié dentro de ella, quedando exhaustos los dos encima del colchón de cubierta.
Dormitamos un poco, cuando unas voces nos despertaron. Cesar estaba siendo enculado por su mujer, mientras Marta estaba ofreciendo el coño a la boca del tio. Eso me excito muchísimo, dirigiéndome hacia ellos. Maria José paró, le saco de dentro el dildo, y con voz autoritaria me dijo: ahora te toca a ti. Quiero follarte a ti también, me dijo. El dildo era enorme, y sabía que me dolería, pero debido a la excitación accedí a ello. En poco tiempo, estaba yo a 4 patas y con el culo untado de crema. Me metió el dildo lentamente al principio, pero de golpe, me lo introdujo con violencia, empezando a bombear a saco mi ojete. En esos momentos, no pude aguantar mis gritos de dolor, cuando por indicación de Marta, Cesar me metió la polla en la boca. No se ni cuanto tiempo estuvimos así, pero de golpe y yo ya totalmente ofrecido al matrimonio, él se soltó dentro de mi boca una cantidad tremenda de leche caliente. Terminé roto. Me dormí por completo, y no me despertaron hasta llegar a puerto.
Ya vestidos, dejamos atrás el barco, y cogimos el coche de Cesar para ir hacia el chalet.
Continuara…
sexo-adicto ( [email protected] )
Tendencia ahora